No podemos decir que parece que fuera ayer. Han pasado muchas cosas desde que salimos de casa hace, justamente hoy, seis meses. Ni nosotros mismos contábamos con «aguantar» tanto. Como ya decía en nuestra declaración de intenciones: El hecho de que nuestro sueño sea viajar sin prisas […] no significa que el cambio no sea duro. De hecho ni siquiera nos habíamos lanzado a contratar el seguro de viaje con IATI por un año completo, nos dimos seis meses para probar… Y hemos superado la prueba con éxito, más que con éxito con nota. Seis meses llenos de momentos inolvidables –casi todos buenos– y una sensación de libertad que no se puede explicar con palabras.
Hemos pasado por seis países: Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela y Colombia. En todos teníamos previsto estar menos tiempo del que al final hemos estado y eso sólo ha tenido una causa: lo bien que nos hemos encontrado y lo fenomenal que nos han tratado en todos. La nota «negativa» de este retraso es que hemos tenido que desistir de llevar nuestro #LatTrip Centroamérica arriba hasta México. Como siempre decimos, viajamos sin prisa, sin fecha de vuelta –en realidad, sin billete de vuelta–, pero eso no significa que no haya unas metas que queramos cumplir con unas fechas más o menos rígidas. Tampoco nos planteamos estar viajando indefinidamente… En algún momento habrá que volver a casa, aunque no necesariamente a la rutina, cuando se prueba la libertad es difícil pensar en volver a hacer lo mismo día tras día.
Pero, por ahora no pensamos en ese futuro, sólo en seguir disfrutando del presente y de experiencias como recorrer Buenos Aires sin prisas, ser entrevistados en la rádio, meterse bajo las cataratas de Iguazú, viajar en el tiempo en las misiones jesuíticas, asistir a un concierto de samba en Río de Janeiro y sentir cómo lo vive la gente, descubrir que la segunda barrera de coral más grande del mundo está a 200 metros de nuestro hotel en Maragogi, dibujar edificios maravillosos, encontrar un pueblo con cuatro playas entre las mejores de Brasil, navegar por el río Amazonas o dormir dentro de la selva, forzarse hasta el límite para subir un tepuy, temblar frente a la catarata más alta del mundo, toparse con anacondas y caimanes, dar con playas de cuento en el Caribe, trasladarse a la época colonial, volar en parapente, empaparse de la cultura del café… o tener un mal día.
¿Qué más no deparará el #LatTrip?
Estamos seguros de que serán muchas cosas y contamos con que vosotros queráis compartirlas con nosotros como hasta ahora. Sigue habiendo espacio en nuestras mochilas para todos los que quieran acompañarnos.