Hacer una selección de los mejores castillos del Loira es prácticamente imposible. Son más de 80 los castillos visitables en la zona del valle del Loira. No hay un listado exhaustivo de todos pero, según algunas fuentes, ¿sabes cuántos castillos hay en total en el valle del Loira? ¡Unos 3.000! Con esta premisa, es complicado elegir. Todos los castillos –bueno, en realidad palacios, que la palabra francesa château en este caso se traduce así– son diferentes y todos se esfuerzan por ofrecer una experiencia única con exposiciones, decoración, espectáculos de luces y sonido en verano, etc.
En nuestra primera ruta en coche por los castillos del valle del Loira ya visitamos algunos de los más famosos. Y en nuestro segundo viaje por la región, hemos conocido otros de los que nos faltaban… Todavía quedan muchísimos pero, tras los dos viajes, aquí está nuestro listado de castillos del Loira imprescindibles. Pero, como todos los que visitamos nos gustaron, también te hablamos de los demás. ¡Ahora te toca a ti elegir!
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Recuerda leer nuestros consejos para viajar a Francia antes de empezar a planear tu viaje de castillos. Y, como también hay que descansar a la altura: Hoteles con encanto en el Valle del Loira.
Nuestros 8 castillos del Loira imprescindibles
Nuestro listado de castillos del Loira imprescindibles, según nuestra humilde opinión, incluye algunos de los más conocidos y emblemáticos de la región –sí, no somos tan originales– y los que a nosotros nos impresionaron más. No deberías perderte ninguno de ellos en tu viaje por el valle del Loira.
El castillo de Chenonceau: probablemente el más famoso e imprescindible de los castillos del Loira
La imagen del château de Chenonceau, con su gran galería elevada en los arcos del puente sobre el río Cher, es de cuento de hadas. No en vano es uno de los castillos del valle del Loira más visitados y más famosos, junto con el de Chambord.
Es conocido como “Château des dames”, el castillo de las damas, porque gran parte de los protagonistas de su historia fueron mujeres ilustres. Lo construyó Thomas Bohier, rico banquero en los tiempos de Francisco I. Pero fue su mujer, Katherine Briçonnet, quien supervisó la mayoría de los trabajos. El puente con sus famosos arcos fue añadido por Diana de Poitiers, la guapísima, por lo visto, amante de Enrique II. Tras la muerte de éste, Catalina de Médici obligó a Diana a irse y completó la construcción del castillo, celebrando en la Grande Gallerie fiestas que han pasado a la historia.
Lo más impresionante de la visita es esa Grande Gallerie elevada sobre el río Cher, con su suelo de damero. De sede de grandes fiestas con Catalina de Médici y Madame Dupin a un hospital militar en la I Guerra Mundial. Pero no es lo único interesante de la visita. El palacio está lleno de obras de arte: cuadros de maestros del Renacimiento italiano, de Rubens, de Tintoretto, de Murillo, de Van Dyck o de Ribera.
Y luego están los jardines a la francesa… Resérvate por lo menos tres horas para la visita.
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Es imprescindible admirar la imagen del castillo de Chenonceau sobre el río Cher desde la otra orilla del río. Se puede llegar en coche y tomar un corto camino que lleva a la vista. También se puede hacer kayak o navegar en barco para ver el castillo desde el mismo río y pasar bajo su puente.
Más información en su nuestro artículo sobre el castillo de Chenonceau.
El castillo de Chambord: el mayor de los castillos del valle del Loira
El château de Chambord fue el primero que visitamos y, desde el momento en que nos topamos con él, tuvimos claro que quien lo construyó había conseguido su objetivo: impresionarte y dejarte totalmente abrumado. Con sus 440 estancias, 365 chimeneas y 84 escaleras, es el mayor de los castillos de valle del Loira. Se alza, además, en solitario en el centro de un parque inmenso de 5.500 hectáreas –¿cuántos campos de fútbol serán?–, rodeado una muralla de 32 km.
Así de grandioso lo quiso el mismísimo Francisco I, que participó directamente en los proyectos de su construcción. Construcción que empezó en 1519 y acabó en 1537 convirtiendo el château en uno de los mayores logros del Renacimiento francés. Sus simetrías y la decoración de sus torres, agujas, ventanas, linternas y chimeneas están claramente inspiradas en el Renacimiento italiano. Hay rumores –no confirmados– de que su gran escalera de doble hélice habría sido diseñada por Leonardo Da Vinci, amigo personal de Francisco I.
En la primera planta, la más interesante, se visitan los apartamentos de Francisco I y, en la torre norte, los de Luis XIV. Desde la grande terraza hay una vista estupenda sobre el parque y el castillo, con sus bóvedas, cúpulas y torretas.
¿Sabías que…?
A pesar de haber sido uno de los proyectos más caros y ambiciosos de Francisco I, el monarca sólo pasó en el castillo de Chambord cuarenta y dos días durante todo su reinado. Por lo visto, le parecía que había demasiadas corrientes de aire…
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Chambord.
El castillo real de Blois: el castillos de todas las épocas
Desde el patio del château royal de Blois ya te das cuenta de que este castillo, otro de los más célebres del valle del Loira, es diferente. Y lo es por la heterogeneidad de sus estilos, que hace que no sea un castillo “clásico” del Renacimiento francés. Lo habitaron siete reyes diferentes nada menos y tiene cuatro secciones de cuatro estilos muy bien marcados que los soberanos le imprimieron en diferentes épocas. La gótica –del siglo XIII–, la gótica flamígera –de finales del siglo XV–, la renacentista temprana –del siglo XVI– y la clásica –de principios del siglo XVII–.
El salón de los Estados Generales, del siglo XIII, y la escalinata en espiral renacentista escondida tras una torre poligonal en la que se abren balcones llenos de esculturas –entre ellas muchas salamandras, símbolo de Francisco I– son dos de sus joyas.
También hay que dar la vuelta al castillo desde fuera para ver cómo se yergue sobre la roca en lo alto de la ciudad. Y, en verano, no hay que perderse su espectáculo de luz y sonido. Puedes reservar tu entrada al espectáculo nocturno en el castillo de Blois desde aquí.
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Puedes hacerte con un pase para visitar más castillos y ahorrar en las entradas. Se llama Pass’Châteaux, tienes más información en la página oficial de turismo de Blois – Chambord (en francés). Puedes comprarlo en los castillos de Blois, Chambord, Cheverny y Chaumont-sur-Loire.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Blois.
El castillo de Azay-le-Rideau: la imagen ideal de un château del valle del Loira
[…]“el castillo de Azay, diamante tallado, engarzado por el Indre, y montado sobre pilotes cubiertos de flores.” Así describe Honoré de Balzac –en El lirio en el valle– el castillo de Azay-le-Rideau, uno de los más fotogénicos del valle del Loira. Con sus torretas, su techo de pizarra, su foso y las flores de su jardín –tulipanes en primavera– es la imagen ideal de un château del Loira. Más aún tras la restauración que le ha devuelto su esplendor.
Se levantó en el siglo XVI sobre una isla natural del río Indre, un afluente del Loira, y por aquí también pasó el rey Francisco I, como queda claro en la decoración de la gran escalinata de estilo renacentista italiano, con sus salamandras.
Es el único castillo del valle del Loira propiedad de Monumentos Nacionales franceses –el Centre des Monuments Nationaux– que cuida muchísimo su decoración. Tanto de la parte del siglo XIX –cuando vivió aquí el marqués de Biencourt– como de la renacentista, recreada con muebles de la época.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Azay-le-Rideau.
El castillo real de Amboise: ¿lugar de entierro de Leonardo?
El rey Carlos VIII, nacido y criado en Amboise, transformó el viejo castillo de la ciudad en un palacio fastuoso. En el que convirtió en el castillo real de Amboise se rodeó de grandes poetas y artistas. Hoy sólo queda una quinta parte del complejo del castillo que se levantaba en el siglo XVI, pero, aún así, la visita tiene muchísimo interés.
Sólo por la vista sobre el Loira y la ciudad vieja de Amboise desde la terraza ya merecería la pena entrar en el castillo. Pero, además, están las estancias del rey, góticas y, en parte, renacentistas, y, sobre todo, la chapelle de St-Hubert, de finales del siglo XV, una joya del gótico flamígero. Tras su portal, decorado con preciosas esculturas, se encuentra la supuesta tumba de Leonardo da Vinci.
El evento más conocido que tuvo lugar aquí fue la matanza de los hugonotes de 1560, cuando 1.200 de estos protestantes fueron ejecutados y sus cuerpos se colgaron de la fachada del castillo.
¿Sabías que…?
En Amboise tuvo lugar la que probablemente haya sido la muerte más ridícula de un rey: Carlos VIII, “el cabezudo” murió de un golpe en la cabeza en el dintel de una puerta del castillo de Amboise. En este artículo tienes algún detalle más si te interesa.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Amboise.
Los jardines del castillo de Villandry: los jardines más famosos del Loira
En el caso del château de Villandry, más que el castillo en sí, que también merece una visita por dentro, la joya son sus jardines en terrazas.
El castillo y los jardines originales fueron construidos a principios del siglo XVI por Jean le Breton, secretario de Estado de Francisco I, ministro de finanzas y embajador de Italia. De hecho, los jardines renacentistas italianos fueron justamente los que le inspiraron.
Los jardines actuales fueron rediseñados a principios del siglo XX y son de los más bonitos de Francia. Seis jardines, 6 Ha en total, llenos de flores –entre abril y octubre– de todo tipo, setos ornamentales, fuentes… Un sueño para los románticos. Y hasta hay un huerto, pero no un huerto cualquiera: el Jardin des Simples, donde las hortalizas están ordenadas por colores.
Las mejores vistas del jardín se tienen desde lo alto del torreón medieval del castillo y desde el mirador del belvedere.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Villandry.
Los jardines y el castillo de Chaumont-sur-Loire: jardines de diseño y arte contemporáneo en el valle del Loira
Los segundos jardines más famosos del valle del Loira son los del Domaine de Chaumont-sur-Loire, aunque su estilo es totalmente diferente. Una parte está salpicada de esculturas contemporáneas, y otra es la que, de abril a octubre, acoge el Festival International des Jardins. Paisajistas de renombre de todo el mundo realizan sus pequeños jardines, verdaderas obras de arte.
En este caso, el castillo y sus muchas dependencias, incluyendo las enormes caballerizas, tampoco tienen desperdicio. Estancias medievales, renacentistas, muebles del siglo XIX, obras de arte contemporáneo… un popurrí de lo más interesante. La sala más impresionante es la del Consejo, con sus ocho tapices del siglo XVI y sus azulejos de mayólica del siglo XVII provenientes de un palacio de Palermo.
¿Sabías que…?
El castillo de Chaumont-sur-Loire es al que Catalina de Médici obligó a irse a Diana de Poitiers tras la muerte de Enrique II, para quedarse con Chenonceau.
Más detalles en nuestro artículo El castillo de Chaumont-sur-Loire: jardines y arte contemporáneo y en su página oficial.
El castillo de Cheverny: el de Tintín
Las líneas perfectas, simétricas y clásicas del castillo de Cheverny inspiraron a Hergé –aunque le quitara las dos torres laterales– para diseñar el castillo de Moulinsart, hogar del mejor amigo de Tintín: el Capitán Haddock.
Desde luego, esto le ha ayudado mucho para tener su fama. De hecho, hay una exposición dedicada a Tintín en un edificio anexo: Les Secrets de Moulissart. Aún así, el castillo merece una visita por muchas más razones. Una de ellas es su decoración, de las que mejor se han conservado en el valle del Loira, ya que la familia Hurault, su dueña, ha vivido aquí durante generaciones, prácticamente de forma continuada desde el siglo XVII. Sus estancias están llenas de obras de arte de grandísimo valor, armas antiguas y curiosidades como muñecos de la época de Napoleón III. Es famoso también por sus perreras –en el gran parque que acoge el castillo–, con un centenar de perros de caza, que vimos pasar calor en verano.
¿Sabías que…?
Si en Clos-Lucé fue donde Leonardo mantuvo La Gioconda hasta su muerte, parece que en la Orangerie del castillo de Cheverny, el invernadero anexo que ahora hospeda una cafetería, fue donde se conservó, junto con otras obras de arte, durante la Segunda Guerra Mundial.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Cheverny.
Otros tres castillos del Loira que merece la pena visitar
Éstos son, a nuestro juicio, los mejores castillos del valle del Loira que visitamos, los que creemos imprescindibles por alguna de sus características: valor histórico, belleza de su arquitectura, el entorno, etc. Pero todos los castillos que hemos visitado nos han conquistado por una u otra razón. Así que aquí van algunos más, por si te sobra tiempo en el valle del Loira. Los dos últimos, menos conocidos, tienen el valor añadido de que podrás visitarlos casi en solitario incluso en temporada alta.
El castillo de Clos-Lucé, el castillo de Leonardo da Vinci
En Amboise, además del castillo real, hay otro castillo: el de Clos-Lucé. En este caso, más que por el château en sí, se visita por un personaje que vivió aquí. Y no uno cualquiera: el mismísimo Leonardo da Vinci. Cuando ya tenía la venerable –para la época– edad de 64 años, Francisco I le invitó a vivir aquí. Lo había nombrado “primer pintor, ingeniero y arquitecto del rey” y en Clos-Lucé el genio italiano siguió proyectando y realizando sus artilugios y obras de arte.
En la que fue su casa se pueden visitar su estudio y el dormitorio en el que murió. Y tanto en la casa como en los jardines, de 7 Ha, hay grandes maquetas de sus inventos.
¿Sabías que…?
En el castillo de Clos-Lucé fue donde Leonardo conservó La Gioconda, hasta su muerte. Parece que Francisco I la compró, aunque no se sabe si fue antes o después de la muerte del artista.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Clos-Lucé.
El castillo de Meung-sur-Loire: el castillo de las dos caras y de increíbles subterráneos
El château de Meung-sur-Loire, a las puertas de Orleans, debe su esplendor a que fue la residencia de los obispos de Orleans hasta la Revolución Francesa. Con sus más de 130 estancias, es el segundo castillo más grande del valle del Loira tras Chambord. Cruzaron su umbral personajes de la talla del rey Francisco I, Luis I, Juana de Arco o el poeta François Villon –éste famoso en Francia– que fue prisionero en sus mazmorras.
Tiene muchas salas interesantes aunque el cuarto de baño de los obispos, la enorme buhardilla y, sobre todo, los inquietantes subterráneos con su túnel, son únicos.
Una curiosidad: es llamado el castillo de las dos caras porque sus dos fachadas, una medieval y la otra clásica, son completamente diferentes.
Más información en nuestro artículo sobre el castillo de Meung-sur-Loire.
El castillo de Montpoupon: el castillo que sigue habitado
A 20 minutos en coche al sur del castillo de Chenonceau, se encuentra un castillo mucho menos conocido pero que también nos conquistó. Se trata del château de Montpoupon, un castillo nacido en la Edad Media –en el siglo XIII–, reformado en el Renacimiento –siglo XV– y habitado desde la Revolución Francesa por la misma familia: la Motte Saint-Pierre, que todavía viven en un ala del castillo –por ello no es posible visitar todas sus estancias–.
Del primer castillo medieval sólo queda una torre, el resto de la estructura es renacentista y la mayoría de muebles son del siglo XIX. Todas sus estancias son interesantes, aunque nos gustaron particularmente las cocinas y las caballerizas con su increíble colección sobre el caballo y la montería. Los pañuelos de Hermes diseñados para el castillo y las acuarelas de las antiguas reuniones de caza son increíbles.
Te lo contamos todo con detalle en nuestro artículo: El castillo de Montpoupon, la tranquilidad en el Valle del Loira. Y puedes encontrar más información en la página oficial del castillo de Montpoupon.
Tenemos ganas de volver y seguir visitando más castillos del Loira, ¡esto es adictivo!
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