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12 rincones de Roma, para quien lo ha visto todo en la Ciudad Eterna

Somos de la opinión de que no importa cuántas veces hayas viajado a Roma, hay que volver. ¿Acaso te vas a cansar de visitar sus mil y una iglesias o de pasear por el Trastevere? La Ciudad Eterna también es eterna para repetir, da igual cuántas veces hayas entrado en el Panteón, querrás volver a entrar una más. Pero, más allá de las repeticiones, siempre habrá rincones de Roma que no conozcas. Nosotros hemos estado unas cuantas veces en la capital italiana, una durante casi un mes seguido, y cada vez descubrimos más y más.

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Saltando frente al Coliseo de Roma

¿Cómo es posible que una estatua de Miguel Ángel pase desapercibida? O un juego de perspectiva en uno de sus palacios, una puerta mágica, un pasadizo de la época romana… No creas que nuestros rincones de Roma desconocidos son “discretos”. En cualquier otro lugar del mundo serían motivo para viajar hasta allí, pero en Roma quedan ocultos por otras tantas joyas.

Si acabas de encontrar una oferta de vuelos, pero estás pensando que ya lo has visto todo… Sigue leyendo, seguro que con esta docena de rincones de Roma poco conocidos vas a convencerte de que siempre hay que volver.

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Nuestros rincones de Roma poco conocidos están en el centro de la ciudad, si te apetece descubrir más, echa un vistazo a nuestro artículo Roma alternativa y secreta, donde también hablamos de los barrios de moda. Y no dejes de leer nuestros recorridos: Roma en 2 días, Roma en 3 días y Roma en 4 días para completar tu viaje.

1. Un Cristo de Miguel Ángel

Tal vez hayas visitado la Basílica de Santa María sopra Minerva, aunque lo más seguro es que no haya entrado nunca en tu recorrido. No te vamos a engañar, en nuestro listado de iglesias imprescindibles de Roma está entre las suplentes. Pero, como decíamos antes, en cualquier otra ciudad del mundo sería la estrella.

Rincones de Roma Cristo Miguel Angel Santa Maria Minerva
El Cristo de Miguel Ángel en la Basílica de Santa María sopra Minerva

En el caso de que hayas entrado, seguro que te han impresionado su arquitectura neogótica, su tamaño, los mármoles… Ahora bien, ¿sabías que el Cristo Redentor a la izquierda del altar mayor es obra de Miguel Ángel? Ahí es nada. Lo dicho, una estatua de Miguel Ángel que pocos han visto y, de los que la han visto, pocos sabían que era suya.

2. La tumba del cardenal Cinzio Aldobrandini

Una escultura de Miguel Ángel poco conocida puede pasar, dos ya sería delito por muy en Roma que estemos. Así que estamos casi seguros de que te acercarás a la iglesia de San Pietro in Vincoli para admirar el famoso Moisés que iba a formar parte del monumento funerario del Papa Julio II. Hasta aquí todo bien, a pesar de que Moisés tenga cuernos… algo común en el Renacimiento por la similitud en hebreo entre “rayo” y “cuerno” y el hecho de que era mucho más fácil esculpir un cuerno que un rayo de luz.

Rincones de Roma Tumba Cinzio Aldobrandini San Pietro Vincoli
La Muerte en la tumba del cardenal Cinzio Aldobrandini

Pero no es de esta tumba de la que queremos hablarte. Sigue caminando por la iglesia, no entres, tomes la foto y salgas. La tumba del cardenal Cinzio Aldobrandini te va a llamar la atención. Y es que su protagonista no es otra que la mismísima Muerte: un esqueleto con alas sujetando una guadaña con la mano izquierda y un reloj de arena con la derecha. Espectacular obra de Francesco Carlo Bizzaccheri en mármoles de varios colores.

3. La Salita dei Borgia

Muy cerca de la iglesia de San Pietro in Vincoli, camino de Via Cavour, hay una escalinata que acaba, o empieza, en un túnel bajo un edificio. En ese edificio se supone que estaban los apartamentos de los Borgia –la familia de Gandía que llegó al papado de Roma en dos ocasiones–. Las malas lenguas cuentan que quien vivía en realidad sobre la escalinata de los Borgia era Vannozza Cattanei. Una noble de Mantua que fue la amante de Rodrigo Lenzol Borgia, cuando ya era el Papa Alejandro IV. Cesare Borgia, que inspiró a Maquiavelo para “El Príncipe”, y la famosa Lucrecia Borgia fueron dos de sus hijos.

Rincones de Roma Salita Borgia
Via Cavour desde lo alto de la Salita dei Borgia

Después de bajar por las escaleras, date la vuelta para admirar la fachada del edificio con el balcón y elementos arquitectónicos medievales, renacentistas y del siglo XVI.

4. El claustro de Bramante

Bramante es una institución en Roma, aunque tampoco es que sus obras estén en los recorridos clásicos. Desde el famoso Tempietto di Bramante, en el Gianicolo, hasta la igualmente popular escalera de Bramante en los Museos Vaticanos –ojo, que la más conocida, la de salida de los museos, es obra de Giuseppe Momo, aunque inspirada en la de Bramante–.

Rincones de Roma Claustro Bramante Santa Maria Paz
El claustro de Bramante en Santa Maria della Pace

Si las obras “famosas” de Bramante no se llevan toda la atención que merecen, imagina lo poco que se visita una menos conocida: el claustro de Santa Maria della Pace. De nuevo, una iglesia suplente en nuestro listado… no decimos más. El claustro fue el primer edificio completado por Bramante en Roma –luego se ocuparía de los primeros diseños de la Basílica de San Pedro– y se considera una obra maestra de la arquitectura del Renacimiento italiano. Fíjate en la simpleza de las líneas, la perfección de los arcos, la alternancia de columnas grandes y pequeñas en la planta superior… Un motivo más para visitarlo: se utiliza como espacio para exposiciones temporales. Doble combo de arte perfecto.

5. El passetto del biscione

Todo el mundo conoce los grandes edificios de época romana que han llegado a nuestros días en Roma: el Coliseo, el Panteón, Castel Sant’Angelo… pero ¿y un pequeño pasadizo que conectaba el Teatro de Pompeyo con el exterior? Ya estamos hilando muy fino, más aún cuando, hasta la década de 2010, el passetto del biscione se encontraba en un estado de abandono tal que lo desterraba de cualquier recorrido turístico.

Rincones de Roma Passetto del Biscione
El rehabilitado passetto dei biscione

Sobre el lugar que ocupaba el Teatro de Pompeyo, la familia Orsini levantó su palacio en el siglo XV, pero mantuvo el pasadizo, en el que colocó un edículo de la Virgen de la Misericordia. Hoy, rehabilitado, ha recuperado la imagen de la Virgen –aunque la que colocaron los Orsini se conserva en la iglesia de San Carlo ai Catenari– y los frescos romanos-Renacentistas que lo decoraban.

6. El Largo dei Librai

No nos alejamos mucho del antiguo Teatro de Pompeyo y seguimos con pequeños rincones desconocidos de Roma. En este caso, una de las plazas más pequeñas de la ciudad, de esas que no aparecen en los listados de plazas de Roma imprescindibles. De hecho, ni recibe el nombre de plaza, sino de Largo dei Librai. A cambio, no te encontrarás con turistas, ni siquiera con los despistados. La “plaza” está cerrada por tres de sus lados y, además de ella misma, el motivo principal para llegar hasta allí es la iglesia de Santa Barbara dei Librai de los siglos X-XI.

Rincones de Roma Largo dei Librari
Largo dei Librai con la iglesia de Santa Barbara dei Librai

¿Sabías que…?


El nombre de la “plaza”, dei Librai, de los libreros, se debe al hecho de que aquí se instaló la primera imprenta de Roma. Posteriormente, con la creación del gremio de impresores, Santa Bárbara fue tomada como patrona por su cercanía.

7. La galería del Palacio Spada

Otro arquitecto del que, tal vez, no hayas oído hablar: Francesco Borromini. Ojo, que lo mismo no lo has oído, pero seguro que has visto sus obras, desde la iglesia de Santa Inés en Agonía, en la Piazza Navona, hasta el Oratorio de San Felipe Neri o San Carlo alle Quattro Fontane. Pero, en lugar de sus edificios religiosos, te vamos a hablar de un palacio, el Palacio Spada, construido para la familia Spada en el siglo XVI. Bueno, concretamente de una galería: la galería del Palacio Spada.

Rincones de Roma Galeria Palacio Spada
¿Cuánto dirías que mide la galería del Palacio Spada de Borromini?

¿Sabías que…?


Borromini también diseñó una escalera helicoidal como la de Bramante, aunque de una sola hélice, para el Palacio Barberini. En el mismo palacio hay otra escalera cuadrangular de Bernini.

Gracias a un juego de perspectiva, Borromini fue capaz de convencer –y todavía convence a quien se acerca– de que su galería mide unos 40 metros de longitud. ¿Por qué convencer? Pues porque, en realidad, son nueve metros. ¿Cómo lo consiguió? Estrechando los arcos, subiendo el suelo y bajando la bóveda de forma progresiva hacia el fondo. El toque final es la escultura que se ve al fondo de la galería, en el jardín, que mide 60 centímetros. Puedes acercarte a verla sin pagar la entrada del actual museo de arte, la Galleria Spada.

8. El reloj de agua de los jardines de Villa Borghese

A poco que tengas algo de tiempo libre en tu viaje a Roma, vas a pasear por los jardines de Villa Borghese. Hablamos de un parque público de 80 hectáreas y más de un siglo de historia conocido como el Pincio por los romanos. Allí, entre estatuas, miradores, árboles y fuentes, está el reloj de agua en cuestión. Además de los clásicos relojes en las torres de iglesias y edificios civiles, seguro que has visto relojes de sol, pero… ¿de agua?

Rincones de Roma Reloj Agua Villa Borghese
El hidro-cronómetro del Pincio

El del Pincio no es un reloj de agua o clepsidra al uso. Las clepsidras ya existían desde el Antiguo Egipto, para medir el tiempo según se vaciaba el agua de una vasija graduada, y se usaban principalmente por la noche. Pero el que nos ocupa no es una clepsidra como decíamos, es un invento del fraile dominico Giovan Battista Embriaco y es un hidro-cronómetro que mide el paso del tiempo según el flujo del agua. Lleva en su ubicación desde 1867, año en que el fraile presentó su invento a la Exposición Universal de París. Es posible ver su mecanismo gracias a los cristales que cubren su “cuerpo”.

9. La Escalera Santa

Imagina la cantidad de edificios religiosos que atesora la Ciudad Eterna para que una joya como la Escalera Santa sea una desconocida para el gran público. ¿La Escalera Santa? Sí, hablamos nada más y nada menos que de la escalera que había en el palacio de Poncio Pilatos, por la que subió Jesucristo para ser juzgado antes de su crucifixión. Y sí –otra vez–, está en Roma. Como curiosidad, hay un tramo de escaleras “no santas” anexo que te permite llegar a la parte superior caminando, porque los escalones de la Escalera Santa, además de estar habitualmente cubiertos, solo se pueden tocar con las rodillas.

Rincones de Roma Escalera Santa
La imponente Escalera Santa

Bueno, está en Roma o se cree que está en Roma, que con estas cosas nunca se sabe. La historia cuenta que fue Santa Elena, la madre del emperador Constantino –el que declaró el cristianismo religión oficial del Imperio Romano–, la que ordenó su traslado desde Jerusalén. Santa Elena tiene también el honor de ser la descubridora del Lignum Crucis, la Cruz de Cristo, hoy repartida en tantas astillas y trozos por medio mundo que podría hacerse un barco entero…

10. La Galería Alberto Sordi

Si los milaneses tienen la Galleria Vittorio Emanuele –una de los lugares que ver en Milán–, en Roma no se quedaron atrás y construyeron la Galleria Colonna. Vale que fue más de medio siglo después –se inauguró en 1922, aunque el proyecto se aprobó en 1911–, pero igual de fastuosa. Su cercanía al Palazzo Chigi, sede del gobierno italiano, hace que puedas encontrarte con algún político caminando por sus dos calles cubiertas con cristaleras llenas de tiendas de lujo y cafés.

Rincones de Roma Galeria Alberto Sordi
La Galleria Alberto Sordi desde el vértice de la V que forman sus dos calles

El nombre original, Galleria Colonna, dio paso al actual, Galleria Alberto Sordi, en el año 2003. En ese año, coincidiendo con una importante renovación del centro comercial, falleció el actor italiano.

11. La Porta Magica o Alchemica

En el siglo XVII el marqués de Pietraforte, Massimiliano Palombara, tenía un palacio en la Piazza Vittorio Emanuele II, muy cerca de la estación de Roma-Termini –que, obviamente, no estaba por aquél entonces–. Era el Palacio Palombara y casi nada ha llegado a nuestros días. Casi nada, excepto una puerta muy especial que recuerda la afición del marqués por la alquimia. Una decorada con símbolos alquímicos y con una cuantas leyendas sobre desaparecidos y transmutaciones de plomo a oro.

Rincones de Roma Porta Magica Alchemica
La Porta Alchemica con las estatuas de Bes

Hablamos de la Porta Magica o Alchemica y, aunque se conserva, hay que decir que no está en su ubicación original. Además, de tan protegida que está con una valla, pasa completamente desapercibida a no ser que la busques. A finales del siglo XIX se le añadieron un par de estatuas del dios egipcio Bes encontradas en unas excavaciones en los jardines del Palacio del Quirinal –la residencia del presidente de la República Italiana–.

12. La vista del Coliseo desde la Colina del Oppio

Antes de que pienses que vaya rincón de Roma poco conocido es el Coliseo, déjanos explicarte que no se trata del propio Anfiteatro Flavio sino de un lugar perfecto para admirarlo y llevarte una foto de recuerdo. Antes o después de visitar el Coliseo, acércate a la colina del Oppio y tendrás una vista privilegiada del icono de Roma por excelencia.

Rincones de Roma Colina Oppio Coliseo
La vista del Coliseo desde la Via della Domus Aurea

Rincón Salta Conmigo


Estamos seguros de que lo visitarás –compra tu entrada al Coliseo con visita guiada, uno de los tours en Roma imprescindibles–, pero tal vez no te des cuenta de que sobre uno de los vomitorios hay un mapa. Es un mapa ideal de la Jerusalén de la época de Jesucristo pintado a finales del siglo XVII.

Sube por la Via della Domus Aurea y ve girando cada pocos pasos, la imagen del Coliseo enmarcado por la vegetación no tiene desperdicio.

Mapa con los rincones de Roma poco conocidos

No nos hemos movido mucho del centro de la ciudad en nuestra búsqueda de lugares desconocidos de Roma, pero eso no significa que no esté bien tenerlos colocados en un mapa. Aquí tienes el mapa con nuestros 12 rincones de Roma poco conocidos, ahora te toca a ti organizar tu ruta –echa un vistazo a nuestros consejos para viajar en transporte público en Roma para ayudarte–.

Estos son solo unos pocos, hay muchos más rincones de Roma poco conocidos. Siempre hay algo que descubrir en la Ciudad Eterna, entre repetición y repetición.

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