Has decidido ir de vacaciones a Gran Canaria y vas a alquilar un coche. Ahora toca buscar a dónde ir con él. Vale, a las playas, eso lo tienes claro. Pero, ¿hay pueblos con encanto en Gran Canaria? La pregunta se responde sola: si hemos escrito un artículo con 10 pueblos de Gran Canaria, será porque hay…
Prepárate, hay pueblecitos costeros y de interior, en el norte y en el sur, pintorescos, pesqueros, coloniales… Vamos, que le vas a hacer más kilómetros al coche que los del baúl de la Piquer –ufff, se me notan los años con estas referencias tan modernas–. Si lo de conducir no es tu mayor afición, también hay pueblos en la lista cerca de Las Palmas de Gran Canaria. No vas a tener excusa.
Ya hemos dicho que la isla te va a sorprender. Después de ver los gigantescos hoteles del sur o la moderna capital, ¿a que no te esperabas estos pueblos de Gran Canaria?
Saltaconmiconsejo
Visitar los pueblos es una obligación, pero no la única en nuestro listado de cosas que hacer y que ver en Gran Canaria. Echa también un vistazo a las mejores excursiones desde Las Palmas de Gran Canaria.
Tejeda: el pueblo con más encanto en el interior de Gran Canaria
Empezamos nuestro recorrido por los pueblos de Gran Canaria por el centro geográfico de la isla. Nos vamos a Tejeda, uno de los pueblos más bonitos de España. Lo primero que nos enamoró de Tejeda fue la postal de sus casitas encaladas subiendo por el risco y rodeadas del verde de la vegetación. Solo por esa imagen ya merece la pena arrancar el coche y llegar hasta allí, pero cuando pongas un pie en el pueblo todavía te gustará más.
Desde el mirador de la plaza del ayuntamiento tendrás la mejor vista del Roque Bentayga. Mejor, en el sentido de que será la más cercana y frontal, aunque a nosotros nos gusta más desde la calle Dr. Domingo Hernández Guerra. Desde ahí, además del roque, también se ven las casitas blancas. Y, ya que estás en esa calle, hazte un regalo goloso en la Dulcería Nublo y la Heladería LaLexe –nos las recomendaron mucho, pero lo que hicimos fue comer en La Casa de la Almendra, muy buena elección–.
Caminando por las callejuelas del casco histórico, no te pierdas la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro. Tras esa fachada blanca –no podía ser de otro color– con sus dos torres, encontramos una iglesia de tres naves de lo más elegante y, por supuesto, blanca.
A unos diez minutos en coche –Google Maps te indicará– está la Cruz de Tejeda. Encontrarás un crucero –la cruz–, un Parador –decorado por Néstor Martín Fernández de Latorre– y unos cuantos miradores por la carretera.
Artenara: miradores, casas-cueva y Patrimonio UNESCO
Artenara también es un pueblo asomado a un barranco, en este caso el Barranco Grande –aunque todos los lugares de la isla tienen más de un nombre–. Hasta allí fuimos por dos motivos: el Centro de Interpretación del Paisaje Cultural de Risco Caído y Montañas Sagradas y las casas-cueva. Si estás pensando que es demasiado cultural para tu gusto, encontrarás un tercer motivo junto a la estatua de Don Miguel de Unamuno en su mirador: el paisaje del barranco, esa “tempestad petrificada” de la que hablaba el escritor.
En el Centro de Interpretación del Paisaje Cultural de Risco Caído y Montañas Sagradas hay una réplica de la cueva de Risco Caído –cerrada al público por motivos de conservación, como la de Altamira–. La ventaja de la réplica es que puedes ver el movimiento del sol a lo largo del año en unos minutos de proyección. Además de la réplica, encontramos información de todas las montañas sagradas de Gran Canaria, en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
En Artenara, además de construir sobre la ladera del risco, también la excavaron para hacer casas. Bueno, casas y hasta una ermita, la de la cuevita –no hay que ser original en el nombre cuando ya se es en la forma–. Pásate por el Museo Etnográfico Casas Cuevas de Artenara –entrada gratis–, para saber más de su construcción y de cómo se vivía y vive en ellas.
Puerto de Mogán: uno de los pueblos costeros más bonitos de Gran Canaria
Del interior, nos vamos a la costa sur de Gran Canaria a Puerto de Mogán. Nada más bajar del coche, no pudimos evitar acordarnos de Aiguadolç, el puerto deportivo de Sitges en plena costa del Garraf. Aquí también las paredes son blancas, también hay plantas y flores por todas partes y también se han peatonalizado todas las calles. Es más, también se han transformado en apartamentos las casitas de los pescadores y han aparecido restaurantes para dar servicio a todos los turistas que se acercan.
Sí, es turístico, pero es que es uno de los pueblos más bonitos de Gran Canaria sin ninguna duda. Ya te avisamos de que te va a costar salir de sus calles y no es porque te vayas a perder –son perfectamente rectas y perpendiculares–, es porque querrás hacer mil fotos de cada rincón.
Teror: el pueblo de la patrona de Gran Canaria… y del chorizo
Teror se mostró con nosotros de lo más tímido. Decidió cubrirse con una nube baja que apagaba los colores de sus casas y le daba un aire tristón. Si creía que así se iba a quedar fuera de nuestra lista de pueblos con encanto de Gran Canaria estaba muy equivocado.
Lo único que consiguió fue que nos entraran ganas de volver para disfrutar de los colores de las paredes de sus casas –ocres, verdes, rosas, rojos, azules…– y de poder entrar en la Basílica de Nuestra Señora del Pino, la patrona de la isla, –los lunes por la mañana está cerrada, tenlo en cuenta–. Incluso con esa fea puesta en escena nos trasladamos, por un momento, a las coloridas callejuelas del casco histórico de Cartagena de Indias o a las de los barrios de Vegueta y Triana en Las Palmas de Gran Canaria.
Y sí, no hay mejor lugar para probar y comprar el famoso chorizo que aquí. Por algo es el chorizo de Teror.
Agüimes: una gran iglesia y un precioso casco histórico
¿Cuántas estatuas puede haber en un pueblecito de Gran Canaria? Muchísimas, y la prueba es Agüimes. Desde un dromedario hasta un burro, pasando por una pareja de enamorados, soldados norteafricanos, disfraces de carnaval… ¿Cómo es que hay tantas? Porque forman parte del proyecto “Agüimes, un museo al aire libre”.
Que las estatuas que irás encontrando por el casco histórico no acaparen toda tu atención. Algunas de las casonas de Agüimes conservan la arquitectura tradicional de la Gran Canaria colonial. Fíjate bien, suelen tener una cruz sobre el gran portón de entrada que da acceso a un patio rodeado por un edificio en forma de U. En una de ellas, en la calle El Progreso, 25, está el taller y tienda de Mimi La Gata. Podrás ver una casa tradicional de la isla y, tal vez, encuentres un regalo que llevar de vuelta a casa.
Saca un momento para visitar la parroquia de San Sebastián y preguntarte qué hace aquí una iglesia tan grande.
Arucas: otro pueblo para visitar cerca de Las Palmas de Gran Canaria
Nos permitimos una pequeña licencia, Arucas cuenta con casi 40.000 habitantes y es más una ciudad que un pueblo, lo sabemos, pero como no hay tantas ciudades en Gran Canaria, hemos preferido incluirla aquí.
Arucas no tiene catedral, aunque te lo parezca. Ese gigantesco templo es “solo” la iglesia matriz de San Juan Bautista, a pesar de que la llamen “catedral de Arucas”. El tamaño, las torres, la portada, la piedra de Arucas le otorgan esa presencia desde fuera. Y sí, por dentro, también parece una catedral, con su altura, sus vidrieras y sus obras de arte como el Cristo yacente de Manolo Ramos González. Vamos, visita obligada y llamativa como un faro gris oscuro entre las casitas blancas de Arucas. Por cierto, a pesar de su aspecto, la iglesia se comenzó a edificar en 1917 y no se terminó hasta 1977: es neogótica.
¿Sabías que…?
Las canteras de piedra de donde salió la de la iglesia de Arucas están en Arucas. Y sí, son las mismas que las que se usaron en la Catedral de Canarias, en la cercana Las Palmas de Gran Canaria.
Otro punto que no te puedes perder en Arucas es su parque municipal. Un enorme e histórico parque que combina el estilo francés, con el paisajístico y con un paseo central de pavimento alicantino. Date una vuelta mirando los carteles para reconocer los árboles, del archipiélago y de otras partes del mundo. El parque era el jardín de la casa de la familia Gourié de mediados del siglo XIX, aunque los orígenes de esta zona verde “domesticada” se remontan a la época de la Conquista.
Agaete: de la costa al valle
Puede que Agaete sea el pueblo más grande que visitamos en Gran Canaria. Y no es que los demás sean particularmente pequeños, es que hay motivos para llegar a todas las “esquinas” de Agaete: desde la costa hasta el valle.
Empezando por la costa, hacemos una parada en la playa de las Nieves donde, hasta 2005, se asomaba el dedo de Dios –una columna de roca sobre un roque que sale del agua en vertical–. Aunque ya no haya dedo, sigue habiendo montañas que caen verticales al mar. Junto a la playa está Puerto de la Nieves, con su ermita, que también merece una visita.
Rincón Salta Conmigo
Trata de que tu visita a Agaete sea a última hora para disfrutar, después de recorrer el pueblo y alrededores, de una de las mejores puestas de sol de Gran Canaria desde el faro de Punta Sardina.
Atardecer desde el faro de Punta Sardina de Agaete
Seguimos por un yacimiento arqueológico anterior a la conquista, el Parque Arqueológico Maipés de Agaete, y por el casco urbano del pueblo de Agaete propiamente dicho, con la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y callejuelas de casas blancas. Y llegamos al valle para visitar la Bodega los Berrazales y la Finca la Laja y el restaurante Casa Romántica.
Gáldar: otro de los pueblos del norte de Gran Canaria
Una licencia más, que no se nos enfaden los casi 25.000 habitantes de Gáldar por llamarlo pueblo. Como con Arucas, era la única manera de incluirla en el listado.
¿Recuerdas que hemos dicho que Teror estuvo tímido y se cubrió de nubes y bruma? Pues Gáldar decidió que se quería lucir con los turistas y nos recibió con un sol radiante y un límpido cielo azul. Así, los colores de las fachadas de sus edificios coloniales –como en Teror– lucían su mejor cara. Rojos, amarillos y azules vívidos y luminosos, como si quisiera ganar al otro pueblo del norte de Gran Canaria. Aquí también hay una iglesia, la parroquia de Santiago Apóstol. El templo es el final del Camino de Santiago de Gran Canaria, que también hay uno en la isla.
Pero, más allá de las casas coloniales, a Gáldar se va por la historia. Una historia anterior a la llegada de los castellanos. Hablamos de uno de los yacimientos arqueológicos más famosos de Gran Canaria: el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada. En pleno centro del pueblo se encontró un yacimiento con más de cincuenta casas y cuevas de los siglos VI al XVI. La joya de la corona es, obviamente, la Cueva Pintada, descubierta a mediados del siglo XIX y decorada con motivos geométricos. En este caso, sí que podrás asomarte a la cueva original para ver sus pinturas.
¿Sabías que…?
Las cuevas excavadas en la roca por los aborígenes canarios en Gáldar han llevado a que el pueblo se haya hermanado con Matera en Italia, famoso también por sus casas cueva.
Tufia: un pueblo costero de postal
Es difícil decidirse, ¿es Tufia una playa con unas cuantas casitas de pescadores o es un pueblecito costero? Sea como sea, es una imagen de postal con un bonito contraste de colores. Porque, ¿qué hay más llamativo que unas casitas blancas junto a una playa de arena negra? Poca cosa. Menos aún si le añadimos el azul del mar –un oscuro azul marino cuando fuimos nosotros–, el ocre rojizo del risco desnudo sobre el que se asientan las casas y el azul del cielo.
Una de esas fotos de Gran Canaria que no deberías dejar de hacer. Está muy cerca de Las Palmas de Gran Canaria, aunque el GPS puede liarte un poco.
Ojos de Garza: más pueblos pesqueros, ¡que no pare!
En este caso no hay duda, el pueblo Ojos de Garza es uno y la playa de Ojos de Garza es otra. Y es a la playa a la que te recomendamos ir. Si decíamos que el GPS te puede liar para llegar a Tufia, para llegar a la playa de Ojos de Garza ni te imaginas lo que te puede hacer… Prácticamente nos metió –bueno, nos metía, que todo tiene un límite y decidimos no hacerle caso– por medio de una base militar. Y, no contento con eso, después nos lanzaba por una pista de tierra junto al mar…
Es prácticamente imposible llegar en coche a la playa, sobre todo si no eres local o si le tienes algo de cariño a la fianza del alquiler de coche. Tendrás que caminar –nosotros dejamos el coche cerca del aparcamiento del aeropuerto–, pero te aseguramos que merece la pena. Intenta visitar la playa de Ojos de Garza con la marea alta, es entonces cuando el agua del Atlántico rompe contra las paredes blancas de las casitas de pescadores y se mete por las callejuelas. Recuerdos de Paraty, en Brasil.
De interior, de costa, coloniales, con vistas, con historia… que no se diga que no tienes pueblos en Gran Canaria para elegir.
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