El “país cátaro”, en el sur de Francia, es mucho más que Carcasona con su ciudad amurallada. Castillos, torres, pueblos, abadías y paisajes en los antiguos territorios de la herejía cátara nos esperaban. Son tantos los “lugares cátaros” que es imposible verlos todos en un viaje. Nosotros nos decidimos por esta ruta en coche por Carcasona y los castillos cátaros, además de abadías y pueblos –el “país cátaro”– de una semana de duración.
Es hablar de los cátaros y crear una sensación de misterio, de secretismo, incluso de misticismo, sólo comparable a la mención a los caballeros del Temple –ya lo comprobamos visitando los pueblos templarios en el sur de Francia–. La herejía cátara, la cruzada contra esa herejía, los pequeños –y no tan pequeños– señores feudales que la apoyaban, sus castillos, sus territorios, la Inquisición, las hogueras, los asedios… nos trasladan, sólo con pensarlo, a una Edad Media mucho más real que la de caballeros y princesas, a una en la que la vida era dura y las creencias podían llegar a acabar con tu vida porque molestaran a alguien poderoso… Hum, puede que la vida no haya cambiado tanto en estos últimos siglos en algunas partes del mundo. Aunque, como hoy en día, no fueron sólo las creencias las que provocaron la cruzada, sino la búsqueda de poder y la anexión de territorios.
Prepara tu espíritu para descubrir batallas y asedios que diezmaron pueblos, pero también tu cuerpo para las caminatas hasta lo alto de los cerros para visitar los castillos. Mens sana in corpore sano en el “país cátaro”.
Quiénes fueron los cátaros
Los cátaros aparecen en el sur de Francia durante el siglo XII. Son los seguidores de una nueva doctrina cristiana: el catarismo. Para esta nueva religión, el mundo, tal y como lo conocemos, es obra del diablo, de manera que es corruptible. Por otro lado, existe un mundo invisible, obra de Dios, donde las criaturas son eternas. Con estos principios, atacan la Iglesia católica romana por su corrupción y sus riquezas.
El Papa Inocencio III decide entonces lanzar una cruzada contra los albigenses –el nombre se debe a la gran cantidad de cátaros que viven en la ciudad de Albi–, la primera cruzada en tierra cristiana. El hecho de que el territorio de los cátaros sea rico e independiente de Francia, convence a los señores del norte y al propio rey de Francia para formar parte de la cruzada con la intención de anexionar el territorio más que de devolver la “fe verdadera”.
Durante más de veinte años, los señores cátaros son derrotados en sus castillos mientras las abadías católicas van ganando poder. Con las caídas de los castillos de Montsegur y Quéribus acaba la guerra. De terminar definitivamente con el catarismo se encarga la Inquisición, creada ex profeso justamente para acabar con la herejía cátara. Finalmente, el rey de Francia toma posesión de los territorios de los señores cátaros.
Dónde se encuentra el “país cátaro”: Carcasona y los castillos cátaros en el sur de Francia
El “territorio cátaro” –o “país cátaro”, el nombre marketiniano que se le ha dado– se extiende por la actual región de Languedoc-Roussillon-Midi-Pyrénées, en el sur de Francia. Hablamos de una zona extensa –lo suficiente como para interesar al rey de Francia– en la que hoy es posible visitar muchos lugares relacionados con la herejía. Existe un “pasaporte cátaro” que ofrece descuentos en las entradas de veinte de estos lugares conforme se van visitando. Todos menos uno de estos veinte sitios se encuentran en el departamento de Aude, cuya capital es Carcasona.
Mapa de nuestra “ruta cátara” en coche por Carcasona y los castillos cátaros
En este mapa indicamos todos los los sitios por los que hemos pasado nosotros –indicados con nuestro logo–, los demás que forman parte del “pasaporte cátaro” –en verde– y otros lugares de interés ligados a los cátaros en los alrededores que no tuvimos tiempo de visitar en esta ocasión –en azul–.
Cómo llegar a Carcasona y a los castillos cátaros desde España
Nuestro viaje comenzó en Madrid, concretamente en Atocha. Aprovechamos la posibilidad de ir en tren directo con Renfe-SNCF hasta Narbona para disfrutar del paisaje a través de la ventanilla. Los viajes en tren tienen un algo especial, una duración que te da tiempo a prepararte para lo que estás a punto de vivir. Es un medio de transporte más “viajero”, que te enseña que te estás moviendo, que los kilómetros van pasando y los paisajes cambiando. En unas cinco horas y media estábamos en el departamento de Aude, en el sur de Francia.
Cada día hay un tren directo desde Madrid hasta Marsella –con parada en Narbona– y cuatro más en los que hay que hacer algún cambio de tren. Todos pasan por Barcelona. Es posible llegar hasta Carcasona en tren, cambiando en Narbona, pero nosotros optamos por alquilar un coche en Narbona y así poder visitar más sitios cátaros. Si también planeas alquilar, mira nuestros consejos para alquilar un coche y que de verdad te salga más barato.
Nuestra ruta en coche por el País Cátaro día a día
Primer día
Después de llegar en tren a Narbona no hicimos mucho más que dar una pequeña vuelta por la ciudad y disfrutar de una bonita puesta de sol sobre el canal de la Robine.
Noche en Narbona en el hotel La Residence.
Segundo día
Visitamos la ciudad de Narbona, desde sus restos romanos –atentos a las galerías subterráneas– hasta la catedral gótica de los Santos Justo Pastor –los Santos niños de Alcalá de Henares–, sin olvidar el palacio de los arzobispos y el mercado de la ciudad, donde comimos. Si quieres saber más, mira qué ver en Narbona en un día.
Por la tarde arrancamos el coche y condujimos hasta Lagrasse para visitar el pueblo medieval y la abadía –las dos partes: la estatal y la de los hermanos benedictinos–. Si quieres saber más de la visita, aquí tienes nuestro artículo: La abadía de Lagrasse: el poder abacial en el territorio cátaro. Después, pasamos por los castillos de Villerouge-Termènes y Termes, recorriendo unas pequeñas carreteras increíbles con paisajes sobrecogedores.
La cena fue en un lugar especial: un buffet libre de primera calidad, Les Grands Buffets en Narbona.
Noche en Narbona en el hotel La Residence.
Tercer día
Dejamos Narbona para comenzar nuestra ruta en coche por Carcasona, los castillos cátaros y las abadías del “país cátaro” y nos dirigimos a la abadía de Fontfroide. Nuestra primera caminata del viaje consistió en subir hasta la cruz de hierro que “protege” Fontfroide desde lo alto de un cerro para disfrutar de la vista de la abadía desde arriba.
Después, recorrimos el interior de la abadía acompañados de unas tablets que, gracias a tecnología Bluetooh, nos fueron explicando los secretos del lugar según íbamos caminando por sus salas y patios.
La tarde, tras comer en el restaurante de la abadía, la Table de Fontfroide, nos condujo hasta Duilhac-Sous-Peyrepertuse para visitar su fortaleza: el castillo de Peyrepertuse. Esa fue la segunda caminata del viaje: llegar hasta la cima.
Entusiasmados con nuestro primer castillo cátaro, fuimos a por el segundo: el castillo de Quéribus, que habíamos visto desde el de Peyrepertuse, en Cucugnan.
Noche en Duilhac-sous-Peyrepertuse.
Cuarto día
Seguíamos con ganas de castillos cátaros y la mañana del cuarto día fuimos al castillo de Puilaurens. Hasta allí llegamos por una estrecha carretera de montaña que no estaba prevista –cosas del GPS– pero que nos encantó, más por el paisaje que por la conducción… Nosotros nos tuvimos que esforzar, estando allí, para encontrar la ermita de Saint Antoine colgada en el precipicio, ¿la verás tú en la foto?
Tras la comida en Lapradelle-Puilaurens, en el restaurante Le Catharome, abandonamos los castillos para empezar con misterios más recientes. Nos fuimos a Rennes-le-Château a visitar los dominios del abad Saunière. La historia de este abad provocó que, en 1965, se prohibieran las excavaciones en el pueblo… todo el mundo buscaba su tesoro.
Antes de ir al hotel pasamos por la ciudad de Alet-les-Baines para visitar los restos de su abadía benedictina.
Noche en Couiza en el Hotel Château Des Ducs de Joyeuse.
Quinto día
Pasábamos de abadías a castillos cátaros sin parar en nuestra ruta en coche por el “país cátaro”, y el quinto día comenzó con la visita a la abadía de Saint-Hilaire, donde nos hablaron del primer vino espumoso del mundo, el Blanquette de Limoux, que se produjo en la abadía antes que el Champagne.
Después de comer en Limoux, en el restaurante Tantine et Tonton, llegaba el plato fuerte de nuestro viaje por esta zona del Languedoc-Roussillon-Midi-Pyrénées: Carcasona –Carcassonne, en francés–.
Paseamos por la tarde y por la noche por la ciudad amurallada y nos enamoramos de sus calles, de sus edificios, de su castillo, de sus torres… Aprovechamos la terraza de nuestro hotel, el Tribe Carcassonne, para no dejar una luz sin fotografiar sobre la ciudad: el amanecer, media mañana, la tarde, el atardecer, la hora azul y la noche.
Te contamos todo sobre la ciudadela medieval en nuestro artículo 10 cosas que hacer y que ver en Carcasona, Francia… y algún consejo.
Sexto día
Seguimos paseando por la ciudad medieval de Carcasona casi en soledad –aprovechando que las visitas guiadas no comienzan hasta las 9.30– y después nos fuimos a Lastours con sus cuatro castillos-torres.
De vuelta a Narbona, paramos en la ciudad de Caunes-Minervois para visitar su catedral y su cantera de mármol. De ahí salió la piedra que decora la basílica de Saint-Nazaire de Carcasona. Una ciudad en la que las calles tienen adoquines de mármol.
Noche en Narbona en el hotel La Residence.
Séptimo día
Tren de vuelta a Madrid.
Seguro de viaje para Francia
Una ruta en coche por Carcasona y alrededores requiere unos cuantos días. A más días de viaje, más posibilidad de que pase algo –y no queremos ser gafes–. Una cosita a tener en cuenta: la sanidad francesa no es gratuita. ¿Qué significa eso? Pues que con la tarjeta sanitaria europea, tendrás que pagar una parte de la atención. Nuestro consejo: contrata un seguro de viaje internacional. Con la más mínima visita médica gastarás mucho más y, con la tarjeta sanitaria europea, no tienes cubiertos el resto de posibles problemas. Si contratas con IATI, tendrás un 5% de descuento por ser lector de SaltaConmigo.
Dormir en Carcasona y alrededores: hoteles
En el desglose por días hemos indicado los lugares en los que fuimos durmiendo a lo largo de nuestra por Carcasona y los castillos Cátaros, pero, si quieres más detalles, hemos preparado un artículo específico: Hoteles en Carcasona y alrededores, donde dormir en el País Cátaro.
Castillos, misterios, abadías, historias, pueblos medievales, herejías… el País Cátaro nos conquistó de principio a fin.