Como ya nos pasó con Irlanda, en nuestra ruta de cuatro días por Aragón y Navarra también encontramos paisajes que no cabían en una sola foto. Paisajes de esos que te hacen girar sobre ti mismo para poder apreciarlos por completo, para darte cuenta de que tu campo visual –a pesar de ser amplio– no es lo bastante grande para abarcar todo lo que se pone frente a tus ojos. Si no podemos abarcarlo con una mirada… ¿cómo íbamos a hacerlo con una foto normal? Necesitábamos algo más, volvíamos a necesitar una foto panorámica.
No sólo la naturaleza, también los castillos o los pueblos medievales nos obligaron a girar la cabeza para abarcarlos por completo. Y ya que girábamos la cabeza… qué menos que girar también la cámara –en este caso del móvil que es la que sabe hacer estas cosas– para recordarlo.
Calienta el cuello, porque vas a tener que ir de un lado a otro como si estuvieras viendo un partido de tenis…
Naturaleza panorámica en Aragón
Nuestra ruta por Aragón y Navarra comenzó con Naturaleza, la que rodea el pueblo zaragozano de Uncastillo. Después de subir al Puy Moné nos fuimos a descubrir esta maravilla de tonos verdes y aguas cristalinas que es el Pozo Pigalo. Ya no era momento de darse un chapuzón de verdad –el verano ya había acabado– pero sí de dárselo fotográfico tratando de abarcar todo el pozo y los matices de color de sus aguas.
Un claustro panorámico en el monasterio de la Oliva
¿Cuántas veces te has quedado con las ganas de «guardar» un claustro en una fotografía? De conseguir que, en una imagen, se pudiera apreciar ese minucioso trabajo de escultura y esas formas tan perfectas y simétricas. Nosotros no nos quedamos con las ganas en el monasterio de la Oliva, Navarra.
Las Bardenas Reales son panorámicas
No hay duda de que el paisaje que más pedía una fotografía panorámica en nuestra ruta fue el de las Bardenas Reales: una extensión inabarcable de tierra que cambiaba de color bajo un cielo de un azul intenso. No nos extraña que sea el escenario para rodar muchos anuncios ni que los dothraki hayan decidido mudarse allí en la sexta temporada de Juego de Tronos.
Comenzamos con la vista de la pista de tierra que lleva desde el centro de visitantes hasta la entrada a la base militar. Sí, el centro del parque es una base del ejército –ya contamos más curiosidades en el artículo dedicado a las Bardenas Reales–. Como si fuera necesario hacer un pequeño tramo fuera del asfalto para ir olvidando el «mundo conocido» antes de darnos de lleno con las arenas del mar de los dothraki.
Pero no todo en las Bardenas Blancas es un desierto, también hay pequeñas lagunas que reflejan el cielo –eso sí, están en la zona militar y no es posible acercarse demasiado–.
Cuando ya has sido capaz de convencerte de que sigues en la Tierra y que no has cruzado ninguna puerta extraña que te haya transportado a Marte, es el momento de comenzar a andar. Nosotros hicimos un pequeño trekking hasta la cima de una de las formaciones, el Rallón…
… desde donde disfrutamos de una puesta de sol que, evidentemente, no cabía en una foto.
Si los colores de la arena de las Bardenas Reales parecen cosa de magia, cuando se juntan con los de la puesta de sol el resultado consigue enamorar más aún, si cabe.
El embalse de Yesa, la vida y la muerte
La vista del embalse de Yesa desde el monasterio de San Salvador de Leyre es una imagen de colores intensos, de agua –aunque luego, al acercarnos, vimos que no había tanta–, de vida marcada también por la autopista que va trazando curvas como una serpiente por su orilla.
Pero también es una imagen de muerte. La del pueblo de Escó abandonado a su orilla, con sus casas medio derruidas por el tiempo.
Castillos navarros que no caben en una foto
El Palacio Real de Olite es inmenso: salas, plantas, torres… una construcción que parece de cuento –como sacada de una historieta del capitán Trueno– que te obliga a girar el cuello, no sólo de lado a lado, sino también de arriba a abajo. Un poco de ejercicio para las cervicales, además de para las piernas.
El castillo de Javier no se queda atrás en cuanto a parecer de cuento. ¿Qué dibujaría cualquier niño si le pidieran que dibujara un castillo? Éste, sin duda.
Un pueblo que no cabe en una foto: Uncastillo
Desde lo alto del cerro, desde la torre de su castillo, el pueblo de Uncastillo tampoco quiere ser menos y también exige que se la cámara se mueva para mostrarse por completo en una fotografía panorámica. La Edad Media en una imagen, el plano que los constructores veían, pero tenían que dibujar para poder enseñar a otro.
Imágenes que no dejaron de sorprendernos en nuestra ruta por Aragón y Navarra, porque los detalles atraen, pero los grandes paisajes hacen que nos perdamos en la inmensidad.
Si te ha gustado nuestros panoramas, no te pierdas los siguientes artículos:
- Uncastillo, la Edad Media en Zaragoza
- Monasterios de Navarra, San Salvador de Leyre y la Oliva
- Pueblos abandonados de Zaragoza: Escó y Ruesta
- Las Bardenas Reales, el valle de la muerte español
- Sos del Rey Católico, una visita llena de curiosidades
- Ruta en coche por los castillos de Navarra
- Panoramas de Aragón y Navarra