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La abadía de Lagrasse: el poder abacial en el territorio Cátaro

En nuestra ruta en coche por Carcasona y los castillos cátaros también tuvieron su protagonismo las abadías. Entre ellas, la abadía de Lagrasse, una de las más interesantes. Te contamos todo sobre su visita, incluyendo horarios y precios, qué ver y cómo llegar desde Carcasona.

A una distancia de menos de 40 kilómetros de Carcasona, se alza una de las abadías cátaras más grandes y mejor conservadas de la región: la abadía de Lagrasse. Tan grande, sus dominios llegaban hasta Zaragoza, y tan poderosa, más de 1.200 años de historia, que incluso rivalizó con la corona francesa.

Francia Abadia Lagrasse Salto

Antes o después de visitar Carcasona, querrás pasar por el lugar que logró la sumisión de la ciudad al rey en la cruzada contra los albigenses. Fue Benoît d’Alignan, uno de los 59 abades de Lagrasse a lo largo de su historia, el que medió entre ambos bandos enfrentados.

Qué ver en Lagrasse, más allá de la abadía

Si no fuera por su abadía, también tendrías que visitar el pequeño pueblo de Lagrasse. Hablamos de uno de los pueblos medievales con encanto cerca de Carcasona y uno de los pueblos más bonitos de Francia.

Francia Pais Cataro Lagrasse Calle

Desde sus calles estrechas con mansiones medievales hasta la plaza de la Halle –que todavía conserva la cubierta original del mercado–, pasando por los restos de las murallas que lo rodeaban o la iglesia de San Miguel, es una joya muy especial. Nosotros, además, lo visitamos en la tranquilidad de las primeras horas de la tarde de un martes de mayo, prácticamente sin más turistas, lo cual le añadió un toque extra. Un “entrante” perfecto para lo que llegaría al otro lado del puente viejo, el Pont Vieux.

¿Sabías que…?


El pueblo de Lagrasse se fundó en la orilla izquierda del río Orbieu, donde se encuentra la abadía. Pero, alrededor del siglo XIII, se “mudó” de orilla a la derecha. Un pueblo la mar de “movido”.

Francia Lagrasse Pont Vieux

La abadía de Lagrasse: la abadía de Santa María del Orbieu

¿Quién querría enemistarse con una abadía fundada por el emperador Carlomagno, en el año 779, y cuya iglesia abacial, según una leyenda –la leyenda de Filomena, en un manuscrito del siglo XII– fue consagrada por el mismísimo Cristo? Con estas premisas, no es de extrañar la riqueza que alcanzó la abadía de Lagrasse gracias a las donaciones por parte de la nobleza. Incluso los condes de Barcelona hicieron donaciones a la abadía. Desde el bajo Languedoc hasta Zaragoza, 6 abadías, 25 prioratos, 67 iglesias y 91 plazas llegaron a depender de la abadía de Lagrasse.

Su fundación se corresponde con la expulsión musulmana de la región por parte de Carlomagno. El emperador llegó a establecer una treintena de monasterios en la zona para “volverla a cristianizar”.

Francia Abadia Lagrasse Escalera

Tras la Revolución Francesa, la abadía de Lagrasse se dividió en dos partes, que se vendieron por separado en 1796. Mientras una acabó en manos del estado, la otra recuperó su carácter religioso en 2004 con la llegada de los canónigos regulares de la Madre de Dios. Por eso, cuando llegues, te encontrarás con dos carteles y dos entradas. Eso fue lo que encontramos nosotros y lo que nos generó la primera duda: ¿cuál visitar? Las dos partes son visitables, aunque la parte de los canónigos –religiosos– es bastante más grande.

La propiedad pública de la abadía de Lagrasse

La parte pública, propiedad del estado francés, de la abadía de Lagrasse se ha convertido en museo. En sus dos plantas se pueden admirar el inmenso dormitorio comunal de 500 m2, las capillas del abad Auger de Gogenx y de Sant-Bartolomé, la sala de homenaje, la torre prerrománica, la sacristía…

Francia Pays Catare Abadia Lagrasse Estatal Dormitorio

Pero la joya de la corona es el depósito lapidario, la sala del maestro de Cabestany. Aquí se conservan piezas originales y moldes de esculturas del maestro: un artista románico del siglo XII que esculpió el portal de la abadía –no lo busques, fue destruido– y del que no se conoce la identidad. A lo largo de nuestra ruta en coche por Carcasona y los castillos cátaros nos habíamos encontrado, y nos volveríamos a encontrar, con bastantes obras suyas.

Francia Abadia Lagrasse Maestro Cabestany

No te separes del mapa que te darán en la taquilla junto con tu entrada, la división de la abadía es un poco confusa y puedes acabar por visitar la mitad sin darte cuenta.

La parte religiosa de la abadía de Lagrasse

La parte religiosa de la abadía de Lagrasse es, como dije, más grande. Es aquí donde están todos los espacios abiertos: el patio de honor, el claustro y el jardín monástico. El jardín, recuperado en 2005, es una mezcla de jardín medieval y renacentista, con olivos, vides y huertos.

Francia Pays Catare Abadia Lagrasse Canonigos Claustro

Si te estás preguntando dónde está esa iglesia abacial consagrada por Cristo… la respuesta no podía ser otra que en la parte religiosa. No te cortes y empuja la puerta con fuerza, si no, te quedarás fuera sin ver su interior. Bóvedas, arcos, blasones –de la aldea, de la abadía y de algunos de sus abades–… Aunque no vimos la huella de Cristo por ningún lado. No te pierdas el exterior del ábside con el arco lombardo que nos recordó las iglesias románicas de la Vall de Boí.

Francia Pays Catare Abadia Lagrasse Canonigos Altar Iglesia Abacial

La demostración de la arbitrariedad de la división es que mientras la iglesia está en la parte religiosa, la sacristía está en la parte estatal. Con esto, vuelvo a recomendarte que no te separes del mapa –también dan uno en esta zona de la abadía– si no quieres perderte nada.

Los estilos arquitectónicos de la abadía de Lagrasse

Durante más de mil años los monjes ocuparon la abadía de Lagrasse y, a tenor de sus posesiones, está claro que no andaban escasos de dinero para ampliarla y construir nuevos edificios. Así que no te extrañe encontrar el crucero sur –la zona exterior del ábside de la iglesia abacial– del siglo XI junto con el claustro del siglo XVIII, o la sacristía del siglo XVI junto al dormitorio del siglo XIII.

Francia Abadia Lagrasse Absidiolas

Información práctica para visitar la abadía de Lagrasse

Como decía, la abadía de Lagrasse está divida en dos partes: una propiedad del estado y otra propiedad de los canónigos. Cada una tiene su propia página web oficial con más información: parte estatal y parte de los canónigos.

Cómo llegar: La abadía de Lagrasse se encuentra en el pueblo de Lagrasse, a prácticamente medio camino de Carcasona y Narbona. La distancia entre Narbona o Carcasona y Lagrasse es de unos 35-40 kilómetros, lo que supone alrededor de 40 minutos en coche desde cualquiera de las dos.

Francia Lagrasse Plaza Halle Cubierta Mercado

Horarios: La parte estatal abre todos los días, excepto de mediados de diciembre a mediados de enero, de las 10.00 a las 17.00 o las 18.00 según la época del año –la taquilla cierra una hora antes–. La parte de los canónigos abre todos los días excepto jueves de abril a noviembre y sábados, domingos y festivos el resto del año, de 15.15 a 18.00 –la taquilla cierra a las 17.15–.

Precio: 4 € la entrada a cada una de las partes. Hay descuentos para jóvenes y grupos.

Francia Abadia Lagrasse Balconada

No te encontrarás con fray Guillermo de Baskerville o Bernardo Gui… pero, cuando visites Lagrasse, no podrás evitar recordar esa otra abadía benedictina de El nombre de la rosa.

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Comentarios

  • 2 enero, 2018 a las 11:54

    Visitamos la abadía sin saber su gran importancia, aunque intuyéndolo por su grandeza. El paraje donde está es precioso con el río entre pueblo y abadía. Parece un escenario de película. Nosotros visitamos la parte de los monjes. Hacen visitas guiadas. El claustro y el huerto son espectaculares.
    El pueblo merece la pena. Tiene un encanto especial y pertenece a la red de pueblos más bellos de Francia.

    Responder
    • 8 enero, 2018 a las 13:58

      Hola Mª José y bienvenida al blog 🙂
      Como dices, nada más llegar y ver el tamaño que tiene, uno se da cuenta de que debió ser francamente importante (como fue). Para la próxima vez que paséis por allí, no dejéis de ver la parte del Estado, que también es una pasada.
      ¡Un saludo!

      Responder