¿Cómo podíamos haber dejado pasar tanto tiempo desde nuestro último viaje a Lisboa? La cercanía muchas veces no ayuda a la hora de visitar lugares turísticos. Parece que lo más lejano es siempre más interesante hasta que la realidad te golpea con la mano abierta. Miradores, azulejos, museos, castillos, fado… la capital portuguesa nos demostró que el interés no se mide en kilómetros de distancia. Si tú también tienes pendiente una visita, echa un vistazo a las cosas que ver y que hacer en Lisboa en tres días para que dejes de posponerlo.
Saltando en la Praça do Comércio, lo primero que ver en Lisboa
Más de una vez hemos comentado eso de que podemos dejar Europa para cuando seamos más mayores… Después de tres días en Lisboa nos quedó claro que mejor estar un poco en forma para visitar la ciudad. Los elevadores y funiculares ayudan, pero las colinas no dejan de ser cuestas y los kilómetros se van acumulando en las piernas. No dejes para mañana lo que puedas visitar hoy. Y, si tienes tiempo, date una vuelta por nuestras 60 cosas que ver y que hacer en Lisboa.
¿Te vienes?
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Un par de recomendaciones antes de comenzar: comprueba el día de cierre de los museos y monumentos –no todos son el lunes y encontrarte la puerta cerrada puede estropearte el día– y hazte con una Lisboa Card. Además de la entrada a muchos museos y miradores, está incluido el transporte urbano en la ciudad –con elevadores, funiculares, tranvías…–. Aquí puedes comprar tu Lisboa Card.
- Lisboa en 3 días: el primer día
- La Praça do Comércio: el centro más centro de Lisboa
- El castillo de San Jorge: historia y vistas
- Más miradores: mirador da Graça y Portas do Sol
- Una vuelta por Alfama: el barrio más famoso de Lisboa
- Una parada gastronómica en O Regueirão
- La Sé: la imprescindible visita a la catedral de Lisboa
- Un mirador más: el Jardín de São Pedro de Alcântara
- La iglesia de São Roque: barroco en estado puro
- El convento do Carmo: “recuerdo” del gran terremoto
- El mejor mirador de Lisboa: el del elevador de Santa Justa
- Y los mejores pastéis de nata de Lisboa: los de Manteigairia
- Una introducción al fado en Fado in Chiado
- Cena en Chiado y final de un largo día
- Lisboa en 3 días: el segundo día
- El monasterio de los Jerónimos: la visita imprescindible de Lisboa
- Unos pastéis de Belém antes de seguir
- La torre de Belém (solo por fuera si hay mucha cola)
- El mapache de Bordalo II
- Si tienes tiempo (y no has entrado en la torre), uno de los museos de Belém
- Parada gastronómica en Solar dos Nunes
- LX Factory: paraíso hipster
- La Pilar 7 Bridge Experience: súbete a un pilar del puente 25 de abril
- Vuelta a la Praça do Comércio: la subida al Arco de la Rua Augusta
- La Praça do Rossio y la Praça da Figueira
- Una bifana en Café Beira Gare y unos pastéis de nata en Nata Fina
- Fado en Mouraría
- Lisboa en 3 días: el tercer día
- Mapa con todo lo que hay que ver en Lisboa en 3 días
- Dónde dormir en Lisboa
- Cómo llegar del aeropuerto al centro
Lisboa en 3 días: el primer día
Dividimos la ciudad en zonas y, el primer día –como será el de la llegada– te sugerimos que te quedes en el centro de Lisboa. Antes de que digas nada, sí, es un programa apretado… cuando te pones a enumerar las cosas que ver y hacer en Lisboa te das cuenta de que tres días son justos y de que hay que moverse –ya he dicho que no hay que dejar la visita para la tercera edad–.
La Praça do Comércio: el centro más centro de Lisboa
La de la Praça do Comércio es una de las imágenes más reconocibles de Lisboa, con sus imponentes fachadas de color amarillo, la estatua del Rey José I y el arco del triunfo. Los lisboetas lo conocen como Terreiro do Paço y así es como se llama la estación de metro que lleva hasta ella.
No dejes de fijarte en las farolas de la Praça do Comércio
¿Sabías que…?
El nombre de Terreiro do Paço se debe a que el suelo de la plaza era de tierra hasta finales del siglo XIX. Eso fue lo que nos dijeron en el Lisboa Story Centre, aunque no lo hemos podido confirmar en ningún otro sitio. De hecho, también puede ser porque en la plaza se encontraba el Palacio Real hasta que el terremoto de Lisboa de 1755 lo destruyó. Terreiro do Paço se traduce al español como terrazas del palacio.
El castillo de San Jorge: historia y vistas
Elegir entre los mejores miradores de Lisboa es una misión imposible, pero las vistas desde las murallas del castillo de San Jorge están, sin duda, en el podio. La antigua fortaleza musulmana se convirtió en castillo cristiano tras la Reconquista y en sede del palacio real con la elección de Lisboa como capital del Reino de Portugal en 1255. Echa un vistazo a nuestro artículo El castillo de San Jorge de Lisboa: el guardián de la capital portuguesa para convencerte de subir.
Una de las vistas de Lisboa desde las murallas del castillo de San Jorge
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Es fácil llegar hasta el castillo utilizando los elevadores Baixa, primero, y Castello, después, desde la Praça do Comércio. Que no se diga que no te ayudamos a atajar y a andar menos.
Más miradores: mirador da Graça y Portas do Sol
Ya que estamos en lo alto de una colina, seguimos el paseo por otros dos miradores: el mirador da Graça y Portas do Sol. El primero, situado en el Largo da Graça, está al norte del castillo, fuera del barrio de Alfama. El segundo, de nuevo en Alfama, en el Largo Portas do Sol, comparte protagonismo con el mirador de Santa Luzia, al otro lado del parque. No tendrás que esperar mucho para ver pasar el tranvía 28 a tu espalda mientras admiras la ciudad.
La vista de Lisboa desde el mirador de Portas do Sol
Una vuelta por Alfama: el barrio más famoso de Lisboa
A los lados de la colina sobre la que se asienta el castillo de San Jorge fueron construyendo sus casas los vecinos del burgo. En la zona alta de Alfama, vivían durante la dominación árabe las familias ricas, mientras que en Alfama do Mar vivían las clases más modestas. Durante la Edad Media, cristianos, judíos y musulmanes convivieron en el barrio.
Fachada de azulejos en Alfama
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Los aficionados a la literatura que hayan leído Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi tienen una cita con la Rua Saudade, donde vivía Pereira en la novela.
Alfama es considerado el barrio más antiguo de Lisboa, en él se encuentran la catedral, el castillo de San Jorge, el panteón, varios miradores e iglesias… Pero, por ahora, solo te sugerimos que pasees por sus callejuelas medievales sin rumbo, dejando que la ciudad te guíe y te deslumbre con sus blancas fachadas. A pesar de haberse degradado hasta convertirse en una de las zonas más peligrosas de la ciudad a finales del siglo XX, Alfama es, hoy en día, una zona segura y muy turística que no puede faltar en un viaje a Lisboa. También puedes recorrer el barrio de Alfama con un tour.
Una parada gastronómica en O Regueirão
Caminar sí, pero tampoco se trata de hacer penitencia. El barrio de Alfama está lleno de restaurantes en los que recuperar fuerzas antes de seguir visitando los lugares turísticos de Lisboa. Nosotros probamos O Regueirão con comida tradicional, ambiente local y buenos precios. Una pequeña casa de comidas que ha resistido los embates del turismo masivo y las franquicias.
Seguiremos incluyendo restaurantes a lo largo de la ruta… pero si te ha entrado hambre, echa un vistazo a nuestro artículo: Dónde comer en Lisboa: restaurantes, pastelerías y más…
La Sé: la imprescindible visita a la catedral de Lisboa
No hay tiempo para sobremesa… la catedral de Lisboa te espera. Sorprende pensar que estamos frente al edificio más antiguo de la ciudad. Desde el inicio de sus obras a mediados del siglo XII son muchos los terremotos que ha resistido con mayor o menor fortuna.
La fachada de la Sé con el tranvía 28
¿Sabías que…?
Fue el rey Alfonso Henriques quien mandó construir la catedral en 1147. Para darle importancia, se hizo con las reliquias de San Vicente, patrón de Lisboa, que reposaban en Zaragoza. Llegaron a la ciudad en una barcaza protegida por dos cuervos… que verás en el escudo de Lisboa y por todas partes en la ciudad, desde farolas hasta dibujadas en el suelo con los adoquines.
La barca protegida por cuervos hecha con adoquines en la plaza Marqués de Pombal
Las colinas de la ciudad le dieron su forma y su disposición, con un claustro irregular justo detrás del ábside. Y las reformas y restauraciones su aspecto actual que mezcla prácticamente todos los estilos arquitectónicos.
Un mirador más: el Jardín de São Pedro de Alcântara
De vuelta a la Praça do Comércio, montamos en el metro camino de Restauradores –hay que sacarle partido a la Lisboa Card–. Desde ahí, subimos a un mirador más de la ciudad: el Jardín de São Pedro de Alcântara, el primero al oeste del centro de Lisboa. La plaza Restauradores y la Avenida da Liberdade se abren a nuestros pies… o deberían, porque nosotros encontramos el parque cerrado por obras.
La iglesia de São Roque: barroco en estado puro
No te dejes engañar por la fachada sobria de la iglesia de São Roque, ya hemos mencionado los problemas que ha tenido la ciudad con los terremotos. El interior es un golpe para los sentidos: barroco en vena. Desde los recargados altares de las capillas laterales hasta el trampantojo del techo, todo reclamaba un rato de nuestro tiempo en la iglesia. Y, por supuesto, azulejos, estos con tonos amarillos, naranjas y verdes además de los clásicos azules.
El interior barroco de la iglesia de São Roque con su trampantojo en el techo
También hay un museo junto a la iglesia… pero tanto tiempo reclamó cada detalle que el museo se quedó sin él. Otra vez será.
El convento do Carmo: “recuerdo” del gran terremoto
Las ruinas del convento do Carmo recuerdan, una vez más, el gran terremoto de Lisboa de 1755. Así quedó el edificio tras el sismo y así se ha mantenido hasta hoy. Visitar las ruinas –que fueron la delicia de los pintores románticos de principios del siglo XX– es, además, entrar en el Museu Arqueológico do Carmo y descubrir restos prerromanos y romanos, pero también precolombinos o egipcios.
La estructura derruida del convento do Carmo
El museo funcionó, originalmente, como un depósito para preservar todo lo que se iba descubriendo o comprando. Así que puedes encontrar casi cualquier cosa de casi cualquier época, de hecho, también hay arte contemporáneo.
El mejor mirador de Lisboa: el del elevador de Santa Justa
Decía antes que era difícil elegir el mejor mirador de Lisboa… pero, puede que el del elevador de Santa Justa, con la panorámica completa desde su azotea, lo sea. Lo que es, sin duda, es el mirador más famoso, por su silueta de hierro que recuerda a la torre Eiffel. Aunque no hay registro que pruebe que tuvieran nada que ver en su construcción ni Gustave Eiffel ni sus ayudantes.
La vista de Lisboa desde la plataforma del elevador de Santa Justa
Avisamos de que la cantidad de turistas que hay en la ciudad hace que subir en él equivalga a esperar una larga cola. Por eso hemos organizado el recorrido de forma que subimos por otro lado y llegamos justo para subir a su azotea y disfrutar de una vista de 360º.
Y los mejores pastéis de nata de Lisboa: los de Manteigairia
Los pastéis de nata son una institución en Portugal. La fama en Lisboa se la llevan los pastéis de Belém, pero no hace falta llegar hasta allí para chuparse los dedos. De hecho, según nuestra cata a ciegas de tres de los más reputados, los mejores pastéis de nata de Lisboa son los de Manteigairia. ¿Te vas a quedar con la duda?
Una introducción al fado en Fado in Chiado
El fado es la música popular de Lisboa. La que se cantaba –y todavía se canta– en las tabernas populares. Voz, viola –guitarra española– y guitarra portuguesa para transmitir todos los sentimientos. Nosotros teníamos la impresión de que el fado era siempre triste, coto privado de la saudade portuguesa. En el espectáculo, Fado in Chiado descubrimos que no: la alegría no está reñida con el fado. Te contamos todo sobre nuestra experiencia en el artículo Fado en Lisboa.
El espectáculo de Fado in Chiado
No esperes un ambiente de taberna, es un teatro, pero sí el arte de los músicos y cantantes. Una forma perfecta de acercarse a la música lisboeta por excelencia, aunque echamos de menos algo de información sobre su historia y evolución. Aquí puedes ver los precios y horarios del espectáculo y reservar.
Cena en Chiado y final de un largo día
El espectáculo fado se puede completar con una cena, pero nosotros preferimos pasear por el barrio de Chiado y dejarnos guiar por recomendaciones de conocidos. Cenamos en Super Mário, un restaurante de barrio con comida muy básica a precios económicos que se nos quedó un poco corto. Justo al otro lado de la calle, también nos habían hablado de la Parreirinha do Duque, pero la encontramos cerrada. Otra sugerencia que teníamos para comer en Chiado era la Taberna da Rua das Flores, pero no había tantas ocasiones para comer.
Lisboa en 3 días: el segundo día
El barrio de Belém, como imprescindible que visitar en Lisboa, nos espera en el segundo día de nuestro paso por la capital portuguesa. Aquí te lo desglosamos, pero echa un vistazo a nuestro artículo Qué ver en Belém, el barrio de los descubrimientos con todo lo que puedes encontrar. La tarde nos devuelve al centro, quedan todavía lugares que ver allí.
El monasterio de los Jerónimos: la visita imprescindible de Lisboa
El monasterio de los Jerónimos es, en dura pugna con el Palacio da Pena de Sintra, el lugar turístico más visitado de Portugal. Está claro que no podía quedar fuera del listado de lugares que ver en Lisboa. Eso sí, un consejo: madruga. Lo mejor que puedes hacer es llegar a su puerta antes de que abran para poder disfrutar de su claustro manuelino con un poco de tranquilidad.
El claustro manuelino del monasterio de los Jerónimos en Belém
En el interior de la iglesia, las tumbas de Vasco de Gama y Camões nos dieron las bienvenida bajo los arcos del techo… y eso fue solo el principio. La sacristía tiene un billete aparte, pero merece la pena entrar para admirar los muebles, los cuadros y, sobre todo, la columna central en forma de palmera que soporta el techo. Nosotros, además, nos encontramos con una pareja a la que conocimos en nuestro barco a la ¡Antártida! Qué pequeño es el mundo. Te lo contamos todo en nuestro artículo El monasterio de los Jerónimos de Lisboa: manuelino en estado puro.
La columna-palmera de la sacristía
¿Qué te parece llegar hasta el barrio de Belém navegando por el Tajo? Pues puedes hacerlo: reserva tu paseo en barco más tour por Belém, con el monasterio de los Jerónimos. No podrás llegar a primera hora, pero harás la visita con un guía en español. Y si lo de la navegación no es lo tuyo, quédate solo con la visita guiada por el barrio de Belém.
Unos pastéis de Belém antes de seguir
Ya hemos dicho que los de Belém son los más conocidos pero, para nuestro gusto, no los mejores. Ojo, que no lo sean no significa que no merezca la pena esperar la cola frente a la archifamosa pastelería para hacerse con unos pastéis de Belém. Detrás del mostrador hay una sala en la que poder comerlos con calma… si es que no está ya llena.
La torre de Belém (solo por fuera si hay mucha cola)
De la cola de los pastéis de Belém a la de la torre. Vaya por delante que, aunque el interior y las vistas desde lo alto de la torre de Belém son interesantes, la cantidad de cosas que ver en Lisboa hace que no merezca la pena perder tiempo en la cola para entrar –y conste que nosotros entramos–.
La torre de Belém desde la plataforma de entrada
Desde la torre de Belém se vigilaba a los barcos piratas, y españoles, que trataban de atacar la ciudad y se controlaba la llegada de mercancías. Después de admirar su silueta junto al Tajo, acércate a buscar el rinoceronte que sujeta una de las garitas de la torre.
No dejes de saludar a la rosa de los vientos junto al pabellón de los descubridores –cruzar la Avenida da Índia y las vías del tren no es tan sencillo–.
El Monumento a los Descubrimientos desde el Tajo
El mapache de Bordalo II
El arte urbano también tiene su hueco en Lisboa. Bordalo II cuenta con varias intervenciones en la ciudad, una de ellas en el barrio de Belém. Se trata de un mapache creado con material reciclado.
El mapache de Bordalo II
Si tienes tiempo (y no has entrado en la torre), uno de los museos de Belém
Si has madrugado lo bastante para entrar a primera hora al monasterio de los Jerónimos y no has hecho la cola para la torre de Belém, podrás aprovechar lo que queda de mañana –puedes comer un poco más tarde, recuerda esos pastéis– para visitar alguno de los museos del barrio.
Carruaje de los Océanos de Clemente XI
Nosotros visitamos el de los carruajes –museu nacional dos coches en portugués– y nos encantó pasear junto a carrozas con siglos de antigüedad. Si prefieres otros, tienes donde elegir, desde el nuevo MAAT –Museu de Arte, Arquitetura e Tecnologia– hasta el arqueológico pasando por el de la marina o de arte popular. Todos ellos incluidos en la Lisboa Card –un motivo más para hacerte con una si te gustan los museos–.
Parada gastronómica en Solar dos Nunes
Llega el momento de comer, que la mañana ha sido ajetreada. Nosotros lo hicimos en Solar dos Nunes. Un restaurante tradicional recomendado en la Guía Michelín –aunque sin estrella–. Tenemos que decir que la comida fue deliciosa pero que el servicio andaba algo despistado… tanto, que dejamos de pedir postre porque nos parecía que íbamos a perder más tiempo esperando que en la cola de la torre de Belém.
LX Factory: paraíso hipster
Los hipsters también tienen su rincón en Lisboa, se llama LX Factory. Se trata de una antigua fábrica convertida en mercadillo y espacio cultural –hay bares, restaurantes y hasta un albergue–. Bordalo II también ha dejado su huella con una gigantesca abeja hecha, por supuesto, con materiales reciclados.
La abeja de Bordalo II en el LXFactory
No dejes pasar la ocasión de entrar en la librería Ler Devagar. Nosotros entramos y nos encontramos rodeados de libros que cubrían las paredes de tres pisos de altura. Una curiosidad, aunque no compres.
La Pilar 7 Bridge Experience: súbete a un pilar del puente 25 de abril
Seguimos con lo más moderno. Después del LX Factory nos fuimos a visitar uno de los miradores más nuevos de la ciudad. Nada menos que en un pilar, concretamente el 7, del puente 25 de abril, uno de los símbolos más conocidos de Lisboa. No solo se sube para descubrir una nueva vista –que tenemos que decir que, aunque curiosa, es menos bonita que las que se disfrutan desde los miradores del centro– también para vivir una experiencia de realidad aumentada y una inmersión en la obra de ingeniería que es el puente. Si tienes la Lisboa Card, aprovecha, es gratis.
¿Sabías que…?
Si el puente 25 de abril te resulta conocido… es porque es una “copia” del Golden Gate de San Francisco. Eso sí, aquí no hay niebla.
El puente 25 de abril, la copia lisboeta del Golden Gate
Vuelta a la Praça do Comércio: la subida al Arco de la Rua Augusta
De mirador a mirador en Lisboa y tiro porque me toca… El Arco de la Rua Augusta lleva ahí desde mucho antes de que estuviera el puente 25 de abril –se terminó de construir en 1875–. Pero no ha sido hasta hace relativamente poco que se ha abierto como mirador. Uno de excepción en pleno centro de la ciudad, una forma distinta de disfrutar de la Praça do Comércio. Como el anterior, está incluido en la Lisboa Card.
La Praça do Comércio desde el mirador del Arco de Rua Augusta
La Praça do Rossio y la Praça da Figueira
La Praça do Comércio es la imagen de Lisboa, pero no es la única plaza imponente de la ciudad. Las del Rossio, con la antigua estación de tren y la estatua de Don Pedro IV, y la de la Figueira, con la estatua ecuestre del rey João I, también saltan a la vista desde los miradores. No íbamos a dejar pasar la ocasión de pisarlas. Desde arriba todo es más bonito, pero a ras de suelo es como mejor se conoce. Además, al atardecer se van llenando de gente y de vida. ¿Te lo vas a perder?
Una bifana en Café Beira Gare y unos pastéis de nata en Nata Fina
¿Por qué nos acercamos hasta la Praça do Rossio a esa hora? Porque, además, llegaba el momento de cargar baterías otra vez. Muy cerca, en el Café Beira Gare, nos dijeron que se preparaban las mejores bifanas de Lisboa… y teníamos que probarlas. La verdad es que no probamos otras porque éstas nos encantaron y pasamos un par de veces para confirmar la primera impresión. Y ¿qué es una bifana? Un bocadillo de carne de cerdo a la plancha. Parece una cosa simple, pero también lo son los bocadillos de calamares.
Como sabemos que es imposible cansarse de los pastéis de nata, tenemos una recomendación más para disfrutar de ellos: Nata Fina. Un café pastelería bastante discreto pero con unos pasteles de chuparse los dedos. En nuestra cata, justo entre los de Manteigairia y los de Belém.
Fado en Mouraría
Después del primer contacto en Fado in Chiado, puedes darte un paseo por el barrio de Mouraría. A este otro lado del castillo de San Jorge se quedaron los moros –de ahí el nombre del barrio–. Aquí fue donde “nació” el fado y donde todavía hoy es posible encontrar a cantaoras y cantaores en sus tabernas. Nosotros no sabíamos qué taberna elegir, así que paseamos por el barrio por la mañana siguiendo la ruta del fado –con retratos de fadistas famosos–.
Retrato de Amalia Rodrigues en la ruta del fado
Lisboa en 3 días: el tercer día
El tercer día en la ciudad viene con dos opciones. Si te has enamorado hasta las trancas de la ciudad y crees que nunca más podrás separarte de ella, tenemos todavía más cosas que ver y que hacer en Lisboa para ti. Si crees que ya ha sido suficiente y quieres darle una oportunidad a los alrededores, también estás de enhorabuena.
Primera opción: una excursión a Sintra y Cascais
Si quieres tomar un poco de distancia de la capital, nuestra recomendación, sin duda, es hacer una escapada a Sintra y a Cascais. Te sabrá a poco, nosotros estuvimos cuatro días en la villa marinera y aristocrática… pero por algo se empieza. Te contamos todo lo que ver en Cascais y alrededores para que te hagas una idea. Si crees que va a ser imposible ver todo –si no tienes coche la cosa se complica– puedes contratar un tour guiado en español que te dé una primera impresión.
La fachada principal del Palacio da Pena en Sintra
Saltaconmiconsejo
Un consejo: si vas a visitar los alrededores de Lisboa, es mejor hacerlo en el día intermedio. Así podrás aprovecharlo al máximo sin preocuparte por la hora a la que tendrás que estar en el aeropuerto para despegar de vuelta.
Segunda opción: más museos, iglesias y el tranvía 28
¿Lisboa te ha atrapado? Tranquilo, nos pasa a casi todos. Nosotros nos agarramos a sus adoquines con uñas y dientes.
Un museo más: el de los azulejos
Portugal es sinónimo de azulejos y, aunque no es aquí donde están las fábricas con más historia, en Lisboa hay un museo dedicado a ellos. Después de quedarnos con la boca abierta en muchas iglesias y por muchas calles, llegó el momento de aprender algo más de esta tradición tan portuguesa. En la última planta del museo de los azulejos hay una representación de la ciudad antes del terremoto de 1755, ponte a contar monasterios y conventos, ¡increíble!
La Sala de Don Manuel en el museo de los azulejos de Lisboa
Rincón Saltaconmigo
Cerca del museo de los azulejos hay una obra más de Bordalo II. Está en su antiguo taller y es un mono.
Si, en lugar de admirarlos, has acabado cansado de azulejos, la otra opción que te damos es el museo de arte antiguo. Nuestra elección fueron azulejos, azulejos y azulejos… así que no te podemos dar muchos detalles de este último.
El panteón
Los hombres y mujeres ilustres de Portugal también tienen cabida en tu recorrido por Lisboa. Hablamos de la visita al panteón. Desde políticos y militares, hasta fadistas –aquí está enterrada Amalia Rodrigues– o futbolistas –Eusébio da Silva–. Un edificio imponente en el que también hay exposiciones. Camina hasta el centro y colócate debajo de la cúpula.
También se puede subir a la cúpula y mirar hacia abajo
Lo que nos pareció es que está muy “lleno”. No es que haya muchas tumbas, pero no queda mucho sitio para los próximos ilustres de Portugal…
La iglesia de San Vicente de Fora y sus claustros y sacristía
Más azulejos, es la guerra. A la iglesia de San Vicente de Fora se va a ver azul sobre blanco –los azulejos clásicos–. La sacristía, los claustros –sí, también hay azulejos en los claustros–, hasta hay una exposición con las fábulas de La Fontaine en… ¡correcto!, ¡azulejos!
Todo en el complejo nos encantó, pero, si hay que elegir, no te deberías perder la sacristía, con la decoración en mármol de sus paredes, ni el Panteón de la casa de Bragança –la tumba del Rey Don Carlos y del infante Don Luis Felipe es sobrecogedora–.
El 28 hasta el cementerio de los placeres
Uno no viaja a Lisboa si no monta en el tranvía 28, así que, ¡vamos arriba! Como sucede con todos los autobuses, líneas de metro y elevadores, el tranvía también está incluido en la Lisboa Card. Lo malo es que todo el mundo querrá subir también y, seguramente, esté lleno y tengas que ir apretujado y de pie. Pobres los lisboetas que tengan que usarlo para ir al trabajo… el turismo les ha estropeado el día desde primera hora.
El popular tranvía de la línea 28 de Lisboa
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El tranvía 28 es un imán para los turistas por las vistas, pero también para los carteristas por los turistas. Atento a lo que lleves encima cuando viajes en él porque algunos son unos artistas y los hurtos no los cubre ningún seguro de viaje.
La parada final del tranvía es el cementerio de los placeres –Cemitério dos Prazeres en portugués–. Sin llegar al nivel de otros cementerios monumentales europeos, sí que nos gustó por su recogimiento y porque, y esto en Lisboa es importante, no había turistas.
Una de las tumbas del Cemitério dos Prazeres
Si quieres saber más sobre su recorrido, sus paradas y los lugares turísticos por los que pasa, echa un vistazo a nuestro artículo: El tranvía 28, Lisboa sobre raíles.
La Avenida da Liberdade, la estatua del Marqués de Pombal y las vistas desde el Parque Eduardo VII
No es de lo más visitado de Lisboa, aunque él sea el “culpable” de que la ciudad sea como es. El marqués de Pombal se encargó de la reordenación y reconstrucción de la ciudad después del terremoto de 1755. Casi como para que pueda seguir disfrutando de su obra, su gigantesca estatua se alza en lo alto de la Avenida da Liberdade desde donde puede controlar prácticamente toda la ciudad.
La estatua del Marqués de Pombal en su plaza
Nosotros llegamos hasta allí no para presentarle nuestros respetos y darle las gracias al marqués, sino porque estábamos alojados en la zona. De hecho, en el hotel Marqués de Pombal.
Mapa con todo lo que hay que ver en Lisboa en 3 días
Como siempre, si nuestra organización no te encaja, te ponemos en un mapa todos los lugares turísticos de Lisboa para que puedas organizar la visita a tu gusto.
Dónde dormir en Lisboa
Como decía, nuestro hotel estaba en lo alto de la Avenida da Liberdade, junto a la Praça Marqués de Pombal. Aunque puede parecer un poco alejado del centro, el hotel Marqués de Pombal está perfectamente comunicado –hay muchos autobuses en la Avenida da Liberdade y una parada de metro en la puerta– y está bien alejarse un poco del barullo turístico y disfrutar de la tranquilidad por la noche.
Nuestra habitación en el hotel Marqués de Pombal
Un hotel moderno, con una habitación muy espaciosa y unas camas enormes. Nuestra habitación estaba decorada con una imagen de una puerta manuelina que nos pareció que era la del convento de los Jerónimos… pero hay muchas de ese estilo en la ciudad para estar seguros. Además, un punto importante a su favor es un desayuno más que interesante, porque las colinas de Lisboa no se suben solas. Echa un vistazo aquí a los precios y disponibilidad y, si lo tuyo es dormir en el mismo centro tienes más hoteles en Lisboa.
Cómo llegar del aeropuerto al centro
No hay nada más sencillo que llegar del aeropuerto al centro de Lisboa. Nada menos que cuatro opciones para que elijas la que más te guste.
El grupo escultórico del Arco de la Rua Augusta
La primera, el metro. Puedes hacerte con la Lisboa Card y el trayecto desde el aeropuerto está incluido. Si no tienes la tarjeta, el precio es de 1,50 € –el de un billete normal, sin suplemento–. La segunda opción es el aerobus, también incluido en la Lisboa Card, que justamente entra en Lisboa por la Praça Marqués de Pombal. Cuenta con dos líneas, el billete cuesta 3 € y pasa cada 20 minutos.
La tercera es un transporte privado a tu hotel en coche de gama alta. Salir de la zona de llegadas del aeropuerto y encontrar a un conductor con un cartel con tu nombre es un subidón, ¡a nosotros nos recogió un Tesla! –aquí puedes ver los precios–. Y, por último, siempre puedes salir y montar en el primer taxi libre que encuentres.
El centro neurálgico de Lisboa
Lisboa, ¿por qué te quiero tanto?
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