¿En qué piensas si te digo “Lisboa”? Seguro que el monasterio de los Jerónimos, la torre de Belém y los pastéis de Belém son de las primeras cosas que te vienen a la cabeza –ninguna se nos escapa en nuestro Qué ver en Lisboa en 3 días–. ¿Y qué tienen todas en común? Sí, lo has adivinado, que se encuentran en uno de los barrios más célebres de Lisboa: Belém. ¿Por qué se viene aquí? Por su historia y por sus monumentos –los pasteles se podrían incluir en esta categoría–, que se salvaron milagrosamente del gran terremoto de Lisboa de 1755. Y por otros más actuales, que no solo de historia vive el barrio… Te hablamos de todos los lugares que tienes que ver en Belém para que te hagas a la idea de pasar un buen rato aquí.
No solo de historia vive Belém, pero sí tendrías que saber algo de historia antes de llegar. Para ello, hay que viajar a sus orígenes, en el siglo XVI, la Era de los Descubrimientos. El Reino de Portugal, una de las grandes potencias del momento, financia la exploración de nuevas tierras y rutas hacia las Américas y Oriente. Al mando del país está Manuel I de Avis, El Afortunado. La capital de su reino necesita un nuevo puerto. Dicho y hecho: de esos nuevos muelles, al oeste de Lisboa, zarpan navegantes y exploradores de la talla de Vasco de Gama. Y a su alrededor nace un nuevo barrio: Belém.
Saltaconmiconsejo
El barrio de Belém sigue estando un poco alejado del centro de la ciudad –a unos 7 km de distancia–, pero está bien comunicado. ¿Cómo llegar a Belém desde el centro de Lisboa? Muy fácil, pregúntale a Google Maps, que siempre lo sabe todo. En menos de media hora autobuses como el 728 o tranvías como el 15E te llevarán desde la Plaza del Comercio, Praça do Comércio, por ejemplo. También puedes llegar en barco y hacer un tour guiado por el barrio.
Lo primero que ver en Belém (y casi en Portugal): el monasterio de los Jerónimos
Ya le hemos dedicado un artículo al monasterio de los Jerónimos, un imprescindible en el barrio de Belém y en toda Lisboa. No vamos a añadir mucho más, y es que, si este edificio, fundado en 1502 por el mismísimo Manuel I –sí, de ahí lo del estilo manuelino– ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por algo será…
¿Sabías que…?
Para ser exactos, el barrio de Belém de Lisboa ni es un barrio ni se llama Belém. Es una freguesía –algo así como un distrito– de uno de los cuatro barrios de Lisboa. Su nombre completo es Santa María de Belém, su patrona, que también le da nombre a la iglesia del monasterio. En el pasado incluso fue un municipio autónomo. Pero me voy a tomar la licencia de llamarlo barrio por comodidad, que me perdonen los lisboetas.
Puedes elegir tu razón favorita para acercarte al monasterio de los Jerónimos. La bienvenida que te dan las estatuas de sus portales, como la de Enrique el Navegante. La ligereza, la grandiosidad y las líneas esbeltas del gótico en su iglesia, Santa María de Belém. Las tumbas de príncipes, infantes, reyes o de dos de los portugueses más internacionales: Vasco da Gama y Camões. O el claustro que mezcla los estilos manuelino, plateresco y clasicista, en el que entretenerte buscando tu relieve o medallón favorito. ¿Eres más de motivos religiosos? ¿Buscas retratos de navegantes? ¿O prefieres los símbolos por excelencia del estilo manuelino? En este último caso, puedes buscar todas las letras m, las esferas armilares, las sogas…
También están los azulejos del refectorio, la “columna-palmera” de la sacristía, la tumba de Fernando Pessoa en la sala capitular… Te has hecho una idea, ¿no? Si te estás agobiando, puedes reservar un tour por Belém y el Monasterio de los Jerónimos, un todo en uno.
La torre de Belém: la otra visita imprescindible en el barrio
Solo hay que pasear quince minutos de nada para llegar desde el monasterio de los Jerónimos hasta otro de los lugares imprescindibles que visitar en Belém; otro monumento de la misma época –principios del siglo XVI– mandado construir también por Manuel I; otra obra maestra del manuelino –de hecho esta más “pura”, porque está construida desde cero, no sobre un edificio anterior–; otro bien declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y, además, uno de los símbolos de Lisboa. El 5×1 perfecto. Sí, lo has adivinado –tampoco era muy complicado–: hablamos de la torre de Belém.
¿Su función? Simple: faro y torre defensiva para proteger el nuevo puerto de Lisboa. Un pequeño fortín, parte de la línea de defensa que recorría la costa portuguesa desde la desembocadura del Tajo, en Lisboa, hasta Cascais –y más al norte–. También se utilizó como prisión y como aduana con Felipe II. Para funciones tan prosaicas, ¡vaya decoración! Almenas, balcones, ventanas, logias… todo está lleno de elementos decorativos. Aquí también puedes pasar un buen rato buscando tu favorito, encontrarás desde los símbolos manuelinos más clásicos hasta escudos con la cruz de Cristo pasando por ¡un rinoceronte!
¿Sabías que…?
Algo que llama mucho la atención de la torre de Belém es su carácter exótico y oriental. Muchos detalles de su decoración tienen clara inspiración morisca. Su arquitecto, Francisco de Arruda, había trabajado en fortificaciones portuguesas en Marruecos. Seguramente, habría visitado Marrakech, y es que las cúpulas se parecen mucho a la del minarete de la Koutoubia.
¿Entrar o no entrar?
Si no hay mucha cola y no te importa subir su estrecha escalera de caracol, desde su terraza podrás disfrutar de un bonito panorama del Tajo, de los Jerónimos y del barrio de Restelo. También hay un pequeño museo con información sobre la historia de la torre y su entorno. Aviso: no es indispensable, si hay mucha cola te aconsejamos acercarte solo desde fuera. Un punto a su favor: la entrada está incluida en la Lisboa Card, que puedes reservar online.
Los pasteis de Belém: placer para los ojos y para el estómago
Vamos ahora al tercer vértice del triángulo mágico de lugares que visitar en Belém: la Antiga Confeitaria de Belém. En Belém nació otra obra de arte que debería ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: los pastéis de Belém. Esas tortitas de crema con masa de hojaldre y espolvoreadas con canela son una auténtica delicia. Qué digo delicia, vicio. Qué digo vicio, perdición.
Y tienen mucha historia: la receta, que todavía hoy en día se mantiene en secreto, fue creada en el monasterio de los Jerónimos. Cuando fue clausurado en 1834, los pasteles se pusieron a la venta en un cercano ingenio de caña de azúcar. En 1837 se abrieron otras instalaciones anexas que se transformaron en la pastelería que ha llegado hasta hoy y sigue siendo propiedad de los descendientes del primer empresario.
Eso sí, aunque solo hay unos pastéis de Belém, y tienen receta secreta, hay muchos pastéis de nata parecidos. De hecho, son los pasteles más típicos de Portugal. Y nosotros tenemos que admitir que, a pesar de la historia y de que nos encanten los de Belém, no son nuestros pastéis de nata favoritos. Si quieres saber cuáles son, te lo contamos en nuestro artículo sobre dónde comer en Lisboa.
- Antes de entrar en los monumentos, ¿qué tal conocer un poco más de la historia del barrio y de la herencia de los descubridores? Como primera toma de contacto, puedes hacer un free tour por el barrio de Belém recorriendo sus lugares más emblemáticos. El tour tiene un final dulce, la fábrica de los pastéis de Belém… ¡no decimos más!
El mapache de Bordalo II: arte urbano de primera hecho con… basura
No todo lo que tienes que ver en Belém tiene siglos de historia, también hay creaciones del siglo XXI que hacen que merezca la pena que te acerques a este barrio de Lisboa. ¿Qué tal encontrarte con un mapache –guaxinão en portugués– hecho de basura? Dicho así, puede no sonar muy atractivo pero, si te apasiona el arte urbano como a nosotros, te encantará la obra de Artur Bordalo. A lo mejor has escuchado hablar de él por su nombre artístico: Bordalo II –homenaje a su abuelo pintor Real Bordalo–. O a lo mejor su nombre no te suena de nada pero sí reconoces sus obras: animales de pequeño o gran tamaño creados a partir de basura. Que no todo el arte urbano son grafitis…
Este artista urbano lisboeta está muy concienciado con el medio ambiente y su obra quiere ser una denuncia a nuestra sociedad de consumo basada en una excesiva producción que está destruyendo el planeta. Mensaje aparte, ¡sus obras son una pasada! Desde que le conocimos, no pudimos dejar de buscar su obra por Lisboa y en otras ciudades como Oporto.
El mapache se encuentra en una pared del Centro Cultural de Belém, te indicamos su ubicación en el mapa de abajo.
El Monumento a los Descubrimientos: homenaje a Enrique el Navegante
Volvamos a los símbolos de Belém –el mapache de Bordalo II no creemos que haya llegado a esa categoría todavía–. Hay otro muy llamativo –con ¡52 metros! de altura es complicado pasar inadvertido– y relativamente reciente: ¿qué son seis decenas de años frente a cinco siglos? Hablamos del Monumento a los Descubrimientos, Monumento aos Descobrimentos, aunque popularmente se le conozca como Padrão dos Descobrimentos.
¿Sabías que…?
En este caso el término portugués padrão se traduciría al español como “padrón”, en la acepción de “columna con una lápida o inscripción que recuerda un suceso”. En la Era de los Descubrimientos, los padrones, rematados por una cruz que llevaba grabadas las armas de la corona lusa, se colocaban en los lugares descubiertos como símbolo de la soberanía portuguesa.
Se levantó frente al Tajo en 1960, quinto centenario de la muerte de Enrique el Navegante. El valor artístico no es el de los otros monumentos, es de la época de la dictadura portuguesa. Pero, sin duda, curioso es con su forma de barco y su exaltación de los protagonistas –reyes y navegantes– de la era de los Descubrimientos. En la proa está, cómo no, Enrique el Navegante, y, tras él, Vasco da Gama, Fernando de Magallanes y otros treinta personajes ilustres de la época.
Se puede subir al mirador en ascensor –o a pie si no te importan los 267 escalones–, pero no lo hemos hecho nunca, así que no podemos hablarte de las vistas, lo sentimos, pero que no se diga que no hemos subido a otros miradores de Lisboa. Cerca del monumento, fíjate en el suelo: hay un mosaico con un mapa que ilustra los viajes y dominios portugueses en el mundo en diferentes épocas históricas.
Museos de Belém para todos los gustos
Belém es también uno de los barrios de Lisboa con mayor densidad de museos. Los hay para todos los gustos, aquí tienes un aperitivo para que decidas tú dónde picar…
- Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología –MAAT–. El “último llegado” a Belém, abierto en 2016. Está ubicado en un edificio a la orilla del Tajo, que simula una gran ola, recubierto de ¡15.000! azulejos blancos. Hay exposiciones dedicadas al arte y la arquitectura contemporánea y a nuevas tendencias en tecnología. Incluido en la Lisboa Card.
- Museo Nacional de Arqueología. De lo más nuevo a lo más antiguo, en el enorme edificio neomanuelino del siglo XIX prolongación del monasterio de los Jerónimos se exhibe una colección de restos arqueológicos en la que encontrarás desde piezas de sílex del mesolítico o joyas de la Edad del Bronce hasta una gran colección de estatuas de dioses romanos. Incluido en la Lisboa Card.
- Museo de la Marina. En el mismo edificio del Museo Nacional de Arqueología se expone una de las mayores colecciones de miniaturas y embarcaciones históricas del mundo, y en particular de la época de los Descubrimientos, además de otras curiosidades. ¿Qué te parece ver el altar portátil de Vasco da Gama?
- Museo Nacional de Carruajes –coches en portugués–. El descubrimiento de nuestro último viaje a Lisboa y una de las mejores colecciones del mundo de su género. La presentación está genial, no te encontrarás con casi nadie y verás auténticas joyas que en su día transportaron a reyes, embajadores o Papas, como el fastuosísimo Carruaje de los Océanos de Clemente XI. Incluido en la Lisboa Card.
- Museo Colección Berardo. La galería de arte moderno del mayor coleccionista privado portugués con obras de Picasso, Warhol, Pollock, Miró y Lichtenstein entre otros.
- Museo de Arte Popular. Una gran colección del folklore y la artesanía de las diferentes regiones de Portugal, con trajes, muebles, cerámica, etc.
¿Cuántos de estos museos tendrías que ver en Belém? Te aconsejamos que no te pases y dejes alguno para el siguiente viaje, cada uno se merece que le dediques un buen rato…
Mapa con todo lo que tienes que visitar en Belém, Lisboa
Aquí tienes un mapa con todos los monumentos que tienes que ver en Belém de los que te hemos hablado. Así, podrás orientarte mejor, aunque está todo bastante cerca: no hay pérdida.
Historia en los monumentos, en las colecciones de sus museos y hasta en los pasteles, ¡no puedes perderte el barrio de Belém en Lisboa!
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