No hay viaje a la capital de Portugal que se precie que no incluya una visita al barrio de Belém. La máxima expresión de la época de los descubrimientos –que no solo descubrieron las expediciones españolas– y de la arquitectura de estilo manuelino y el lugar donde se encuentra el monumento más visitado de Portugal: el monasterio de los Jerónimos de Lisboa. Por no mencionar otro de sus mayores atractivos, sobre todo para golosos, los pastéis de Belém. Y, sí, vale, también hay unos cuantos museos muy interesantes –aunque los pastéis de nata también se merecerían un museo–.
Antes de que la Corona española comenzara a recibir los tesoros traídos de las Indias Orientales, la portuguesa ganaba con el comercio de especias de las Indias “de toda la vida”. Ese dinero sirvió para que los mejores artesanos se reunieran aquí para construir la joya soñada por el rey don Manuel. Más de cinco siglos después, el monasterio de los Jerónimos de Lisboa te espera en Belém. Te espera a ti, porque la UNESCO ya pasó en 1983 para incluirlo en su lista de Patrimonio de la Humanidad.
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No puedes dejar de visitar el monasterio de los Jerónimos pero, para aprovechar al máximo, echa un vistazo a nuestro artículo Qué ver en Lisboa en 3 días y 60 cosas que hacer y que ver en Lisboa y, ya que estás en el barrio: Qué ver en Belem. Por último, aunque los pastéis de Belém se llevan la fama, en Dónde comer en Lisboa te contamos dónde encontrar los mejores pastéis de nata en la ciudad.
La visita al monasterio de los Jerónimos de Lisboa: información práctica
Ya hemos dicho que estamos en el barrio de Belém y, dado el tamaño de la edificación, tampoco tiene pérdida. Pero, por si le quieres preguntar a Google Maps, está en la Praça do Império, 1400. La mejor forma de llegar al monasterio de los Jerónimos es con el autobús 728 o con el tranvía 15E, los dos desde la Praça do Comércio.
Dónde comprar las entradas (online y en taquilla) y colas
Siendo la atracción turística más visitada de Portugal –en dura pugna con el Palacio da Pena de Sintra–, es evidente que la mejor opción es llegar con las entradas reservadas. Te puedes hacer con ellas en la página oficial.
También puedes comprarlas directamente en la taquilla, pero ten en cuenta que tendrás que hacer dos colas: la de la taquilla y, una vez que las hayas comprado, la de la entrada.
Precios y horarios
El monasterio de los Jerónimos abre todos los días del año excepto los lunes, el 1 de enero, el domingo de Pascua, el 1 de mayo, el 13 de junio y el 24 y 25 de diciembre. De 10 a 18 de mayo a septiembre y hasta las 17 el resto del año. La taquilla cierra un cuarto de hora antes… pero ya te decimos que no te merece la pena pagar la entrada para estar solo 15 minutos en el interior.
El precio de la entrada es de 10 euros. La entrada es gratuita con la Lisboa Card –echa un vistazo a lo que incluye y al precio aquí, puede que te merezca la pena hacerte con una y ahorrar en entradas y en transporte público (metro, autobús y tranvías) además de elevadores–.
Tours por Belém y el monasterio de los Jerónimos
Si lo que quieres es visitar el monasterio de los Jerónimos con guía y además conocer el resto del barrio –con la torre de Belém, construida para proteger el monasterio– y disfrutar de los pasteles, puedes reservar un tour por Belém –aquí puedes ver precios y características–. Si tienes poco tiempo para recorrer la ciudad, echa un vistazo aquí a un tour completo por Lisboa y Belém con el monasterio de los Jerónimos.
También puedes recorrer el barrio después de visitar el monasterio por tu cuenta con un free tour, resérvalo aquí.
Un poco de historia y curiosidades del monasterio de los Jerónimos
El barrio de Restelo –el nombre antes de cambiar a Belém– se convirtió en uno de los más importantes de Lisboa en la época de las expediciones marítimas. Aquí se encontraba el puerto del mismo nombre del que partían los barcos a todo el mundo. Por este motivo se levantó la capilla de Santa Maria de Belém a mediados del siglo XV. A finales de ese siglo ya existía la idea de construir un monasterio. Fue entonces cuando el rey don Manuel lanzó la petición a la Santa Sede, petición que tardó años en ser aceptada.
Esos retrasos iniciales dieron paso a una obra faraónica que se prolongó durante nada más y nada menos que ¡cien años! ¿Cómo no iba a estar entre nuestros edificios religiosos favoritos?
La misma expedición cuya vuelta vio el rey don Manuel desde el lugar en el que se alza ahora el Palacio da Pena de Sintra fue la “culpable” del despliegue de riquezas del que hoy disfrutamos en el monasterio de los Jerónimos de Belém. Vasco da Gama volvía triunfante con una nueva ruta a las Indias.
¿Sabías que…?
El 5% de los ingresos del comercio con África y Oriente llegaban a la corona portuguesa en forma de impuestos. Era lo que se llamaba Ventena da pimenta –Veintena de la Pimienta– y suponían unos 70 kg de oro al año. Gran parte de esa suma se utilizó para sufragar las obras del monasterio de los Jerónimos.
El monasterio recibió el nombre de la orden monástica a la que fue entregado, los Jerónimos, y estuvo en funcionamiento hasta la disolución de las órdenes religiosas en 1834. Desde entonces, y hasta 1940, se integró en la Real Casa Pia de Lisboa –una institución de ayuda a los desfavorecidos–.
¿Sabías que…?
El gran edificio que parece integrarse en el conjunto a la izquierda de la iglesia se construyó en el siglo XIX. Eso sí, con estilo neomanuelino. No está relacionado con el monasterio y acoge el Museo Nacional de Arqueología y parte del Museo de la Marina.
Qué te encontrarás en el monasterio
Antes de entrar, mientras esperas la cola –nuestro consejo es llegar incluso antes de que abran las puertas–, puedes admirar la fachada del edificio. Bueno, una fachada de más de 300 metros de largo, así que mejor te centras en los dos portales si no quieres perder tu sitio en la cola. Ojo, que no es que el monasterio sea así de grande, la mayoría de esa fachada corresponde, como decía antes, a la ampliación del siglo XIX.
El portal sur, el de la iglesia, es obra de Juan de Castillo con la Virgen de Belém en el centro. Eso sí, la virgen no está sola: el infante don Henrique y el arcángel Gabriel junto con un buen número de figuras la acompañan. No será por ahí por donde entres, pero lo tendrás a pocos metros a la derecha del lugar por el que accederás. El siguiente portal es el de acceso a la iglesia, de Nicolau Chanterenne, pero nuestro consejo es que aproveches cuando todavía hay poca gente para ir rápido al claustro… Ya volverás a la iglesia y tendrás que atravesar ese portal, es su entrada.
Estilo manuelino en estado puro: el claustro de los Jerónimos de Belém
Da igual cuántas fotos hayas visto del claustro del monasterio de los Jerónimos. Es más, incluso diría que da igual cuántas veces lo hayas visto en persona –nosotros, dos hasta la fecha–. Siempre te deja con la boca abierta. Abrumado por la cantidad de esculturas y de detalles en sus piedras de color miel. Como si tanta perfección –incluso el césped parece haber sido colocado cual implante capilar brizna a brizna– fuera imposible más allá de un decorado de cine. Con toda su perfección, solo fueron necesarios dos años para construirlo –de 1517 a 1519– a partir de un diseño de Diogo Boitaca posteriormente modificado por Juan de Castillo.
¿Sabías que…?
Las cuatro esquinas del claustro del monasterio de los Jerónimos no tienen columna. Puede que no te hayas dado cuenta, pero, a diferencia de la mayoría de los claustros, no hay un bloque que cierre la visión desde los ángulos de la planta. Esto se debe a la existencia de una segunda “fila” de arcadas que dejan libres las esquinas exteriores.
Tómate tu tiempo. Colócate en cada una de las cuatro esquinas, busca todas las esferas armilares –símbolo de Portugal–, las sogas de barcos y los medallones –marcas del estilo manuelino–, descubre las gárgolas… Y, cuando creas que ya lo has visto todo, sube a la segunda planta,
No te pierdas la sala capitular con la tumba de Fernando Pessoa, el refectorio decorado con azulejos y el coro alto de la iglesia, será la primera imagen que tengas de la otra parte del monumento.
La visita a la iglesia de Santa Maria de Belém
Vuelve sobre tus pasos hasta el portal de la iglesia y prepárate para entrar en el reino de la piedra y de la luz. Aquí también se lució Juan de Castillo. Eso sí, antes de atravesar el portal, disfruta de la obra de Nicolau Chanterenne. En él están representados arrodillados el rey don Manuel y su esposa.
¿Sabías que…?
La bóveda del crucero de la iglesia del monasterio de los Jerónimos no está sostenida por ninguna columna. ¿Encontraría una técnica para aligerar tanto la piedra como para que flotara Juan de Castillo?
En el interior de la iglesia están enterrados nada menos que cuatro reyes de Portugal –comenzando por don Manuel y siguiendo por don Juan II, don Sebastián y don Enrique– y los cónyuges e hijos de los dos primeros. Pero no es solo un panteón real, también están las tumbas de dos grandes figuras: el poeta Luís de Camões y el propio Vasco da Gama que tanto colaboró en su construcción.
La sacristía de la iglesia
Siguiendo con las curiosidades de las columnas, si en el crucero de la iglesia no había, en la sacristía hay una central que sirve de soporte a los nervios que sostienen la bóveda. Una auténtica palmera en mitad de un edificio del siglo XVI.
Más allá de esta maravilla del gótico tardío, en la sacristía encontramos un arcón y un armario, considerados de los mejores ejemplos del mobiliario portugués del siglo XVI, y catorce pinturas sobre tabla con episodios de la vida de san Jerónimo. La entrada a la sacristía tiene un coste extra de 1,50 € por persona.
Nosotros, además, tuvimos una sorpresa que nos dejó con la boca abierta. Después de cinco años, nos encontramos en la sacristía de la iglesia de Santa Maria de Belém con una pareja de italianos que habíamos conocido en el barco de nuestro viaje a la Antártida. ¡Quién nos iba a decir que hablaríamos del continente blanco en semejante lugar!
Cinco siglos después, podemos decir que el dinero del comercio con las Indias estuvo bien aprovechado en la construcción del monasterio de los Jerónimos de Lisboa.
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