Prepara tus piernas y tu asombro, vas a necesitar ambos para hacer turismo por Cordes-sur-Ciel. Y es que las casonas medievales del elegido como pueblo más bonito de Francia se asoman a unas callejuelas intrincadas a la par que empinadas. Sí, este pueblecito rodeado de murallas que abrazan una colina rocosa apenas ha cambiado desde su fundación en la Edad Media. Aunque también le metió mano, en el siglo XIX, Viollet-le-Duc –el de Carcasona y Notre Dame de París–. Prepara también tus dotes de negociante, porque Cordes-sur-Ciel no se fundó alrededor de un castillo, ni de una iglesia, ni de un lugar en el que se apareciera la Virgen. Cordes-sur-Ciel se creó en un cruce de caminos para hacer negocios. Bueno, en realidad, su origen es un poco anterior y tiene que ver con la cruzada cátara, pero…

Te contamos un poco más de ese origen y de todo lo que tienes que ver en Cordes-sur-Ciel. Además de cómo llegar al pueblo y a su famoso mirador. Sin olvidar el porqué de su nombre y unas cuantas curiosidades más.
Bienvenue a Cordes-sur-Ciel, el pueblo de Francia que flota sobre las nubes. Ese pueblo en el que, en palabras de Albert Camus, “todo es bello, incluso el pesar”.
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Además de Cordes-sur-Ciel, no te pierdas las otras etapas de nuestra ruta en coche por los alrededores de Toulouse, como Albi o Carcasona, ni los otros pueblos con encanto de Francia. Y, para preparar tu viaje, no olvides leer nuestros consejos para viajar a Francia.
El origen de Cordes: condes, cátaros, reinos y Papas
Antes de saber qué ver en Cordes-sur-Ciel, hay que saber por qué esas murallas y casonas medievales están ahí. Fue Raimundo VII, Conde de Tolosa, quien fundó Cordes –sí, Cordes, a secas– allá por 1222 como bastide. ¿Qué que es una bastide? Una villa amurallada construida para proteger a la población. ¿Proteger de qué? Una pista: estamos en la zona y en la época de la cruzada contra los cátaros. Cordes se fundó para dar un hogar a los que se habían quedado sin él por culpa de las guerras de religión. Y es que la cruzada papal contra la herejía cátara había arrasado muchos pueblos de esta zona de la actual Francia.

Cordes nació ya fortificada con dos líneas de murallas. Fue uno de los mayores baluartes albigenses hasta el final de la cruzada y, con los años, se construyeron hasta cuatro líneas defensivas a su alrededor. Eso sí, acabada la cruzada, en 1229, y tras pasar a formar parte de Francia, en 1370 –sin haber sido nunca conquistada–, hubo un largo periodo de paz que la llevó a su “boom económico”.

Los artesanos y mercaderes asentados en la nueva ciudad se convirtieron en burgueses y mostraron su riqueza y poder con la construcción de esas grandes casonas góticas que siguen casi intactas hoy en día.

¿Sabías que…?
El nombre original de Cordes es en realidad Còrdoa, en occitano antiguo –en occitano moderno es Còrdas d’Albigés–. Estaría inspirado en Córdoba y es que aquí también florecía el negocio de los curtidores. Parece que Raimundo VII quería construir la Córdoba francesa, tan rica y comerciante como su homónima de la Península Ibérica. Por cierto, no es el único pueblo de la zona que tiene nombre de una ciudad española: también están Pampelune, Valence o Cadix.
Un antiguo nudo comercial… ahora en medio de la nada
Desde el norte de Europa hasta la propia Córdoba, pasando por Venecia o Florencia: Cordes era un auténtico nudo de comunicaciones. Lo primero que preguntamos a nuestra guía cuando nos comentó que Cordes-sur-Ciel había sido creada para el comercio fue: ¿en mitad de la nada? Ingenuos nosotros.

Evidentemente, Cordes-sur-Ciel no ha cambiado de sitio –aunque tampoco sería el primer pueblo que se muda–, pero sí que ha cambiado lo que tenía alrededor. En los siglos XIII y XIV las vías que comunicaban toda Europa pasaban por los alrededores del promontorio en que se fundó la villa, con la intención de controlarlos y de ser un punto de intercambio. Hoy en día, las grandes carreteras pasan bastante lejos.

Qué ver en Cordes-sur-Ciel: uno de los pueblos más bonitos de Francia
La cadena de televisión francesa France 2 busca cada año el pueblo más bonito de Francia –al menos, el que más gusta a sus espectadores– en su programa Le village préfère des français. En su edición de 2014 fue Cordes-sur-Ciel el elegido. ¿No te parece bastante motivo para visitarlo sabiendo que los pueblos franceses parecen de cuento?

Nosotros confirmamos enseguida que los franceses tienen buen gusto. Y es que, nada más atravesar la primera puerta que encontramos, camino de la oficina de turismo, nos enamoramos: no había coches, no había asfalto, no había cemento, no había prisa. ¿Cómo podría haber prisa en un pueblo que apenas ha cambiado nada en siete siglos?

Es difícil decir qué ver en Cordes-sur-Ciel porque hay que verlo todo. Casi cada uno de los adoquines de sus calles, de las piedras de sus edificios, de las puertas y ventanas de sus casas tienen una historia que contar. Pero vamos a intentar darte alguna pista.
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En verano, la oficina de turismo de Cordes-sur-Ciel organiza tours guiados de una hora a las 12 h y a las 17 h, también en español, por 4 euros. Tienes más información en su web oficial, aunque casi mejor que les escribas antes o, directamente, vayas a la oficina de turismo cuando llegues al pueblo. Nosotros hicimos la visita y nos pareció interesante.
Las puertas de la muralla
Lo primero que ver en Cordes-sur-Ciel está claro: sus murallas. Vamos, no hay escapatoria si quieres entrar en su casco histórico. Seguramente, entres por la Porte des Ormeaux, pero no es la única que queda. Te las indicamos todas en el mapa.

Las casonas góticas y sus esculturas
Los ricos comerciantes de Cordes-sur-Ciel eran “solo” eso: ricos. No había nobleza en sus apellidos, pero poco importaba en una ciudad comercial. Y, como ya comentamos, se empeñaron en demostrar esa riqueza –y que no eran menos que los nobles– con sus enormes casonas. La maison du Grand Fauconnier –actual Museo de Arte Moderno y Contemporáneo–, la maison du Grand Écuyer y la maison du Grand Veneur son las más bonitas de esas casonas de los siglos XIII y XIV. Toman el nombre de la rica decoración, con estatuas y relieves, de sus fachadas: la del “gran cetrero” tenía halcones, la del “gran escudero” tiene un caballo y la del “gran cazador” escenas de caza.

¿Sabías que…?
Como nos hizo notar la guía en nuestro tour por Cordes-sur-Ciel, las escenas de caza son un reflejo de ese deseo de los comerciantes de no ser menos que la nobleza. La caza era una actividad más propia de la aristocracia que de los mercaderes, por muy ricos que fueran. El dueño de la casa mostraba que podía cazar como un noble si quería… pero seguro que no habría desatendido sus negocios por salir a cobrarse una libre o un jabalí. Una cosa es querer ser noble y otra dejar de ser rico.

La plaza del mercado y su pozo
La razón de ser de Cordes-sur-Ciel era su plaza central, la plaza del mercado, como no podía ser de otra forma. Pero, a diferencia de la mayoría de plazas del mercado medievales –aunque en Francia hemos visto unas cuantas más así–, la de Cordes-sur-Ciel estaba cubierta. Protegida por un gran techo que se levantaba sobre enormes columnas de madera. Que se levantaba y que todavía hoy se levanta. Si las casas han resistido, ¿por qué tendría que sorprendernos que la estructura de la plaza del mercado también? Hoy en día se puede uno tomar un café bajo semejante protección.

Bajo ese techo se encuentra un un pozo de unos 113 metros de profundidad, nada menos. Está excavado en la roca y se solía usar también como “instrumento disuasorio”, o eso dice la tradición. A su lado, está la cruz que, en el siglo XIV, hizo levantar el Papa en memoria de los tres inquisidores tirados al pozo en 1234 por los cátaros.
¿Sabías que…?
Según la leyenda, Cordes se construyó sobre el lomo de un dragón dormido. Esos 113 metros del pozo serían la marca de la lanza de San Miguel golpeando a la bestia legendaria en el corazón.
Otros lugares que visitar en Cordes-sur-Ciel
Las tres casonas que hemos mencionado arriba no son las únicas del pueblo que merecen una parada. En el mapa que tienes abajo te indicamos otras. Una de ellas, la maison Gaugiran, es hoy la oficina de turismo de Cordes-sur-Ciel. Otras son talleres o tiendas de artistas y artesanos y también hay las que se han convertido en museos.

En sus fachadas verás la evolución del gótico a lo largo de los años: ventanales, decoración, forma, altura… un verdadero paseo por un museo de la arquitectura de la Edad Media. Todo entre calles laberínticas, adoquinadas y ¡empinadas! Ya dije que tenías que preparar tus piernas: desde el punto más bajo al más alto del pueblo hay un desnivel de 160 metros. Como prueba, la escalera del Pater Noster, con sus cincuenta y dos escalones –el número de palabras del padrenuestro– que los peregrinos subían de rodillas.

Por supuesto, tampoco puede faltar la iglesia del pueblo. Que está dedicada, cómo no, a San Miguel.
Cómo llegar al mirador de Cordes-sur-Ciel y coordenadas GPS
A diferencia de lo que pasa con otros pueblos que añaden el “de mar” o “de munt” a su nombre para distinguir los que están en la costa de los que están en la montaña, el “sur-ciel” no marca la diferencia con otro Cordes. Es algo mucho más “comercial” –como no podía ser otra manera en una población construida para comprar y vender–. Puro marketing. Un reclamo turístico que hace referencia al hecho de que el pueblo se eleva por encima de la niebla que cubre el valle del Cérou en las mañanas de otoño. Fue a mediados del siglo XX cuando se le comenzó a “apellidar” así, Cordes sobre el cielo, y en 1993 se hizo oficial. Cordes-sur-Ciel nació a finales del siglo XX sobre un Cordes fundado setecientos años antes.

No fuimos en otoño, así que nos perdimos la imagen más conocida del pueblo surgiendo del mar de niebla, pero sí que nos acercamos al mirador para ver Cordes-sur-Ciel con perspectiva. Llegar hasta el mirador no es sencillo, no hay indicaciones ni carteles –o, por lo menos, no los había cuando fuimos nosotros–. Preguntamos a nuestra guía desde dónde podíamos ver una panorámica completa y nos dijo que siguiéramos su coche… Pero, una vez que sabes donde has ido, se lo puedes contar a otros. Saliendo del pueblo por la D7 dirección este hasta encontrar un camino de tierra a la izquierda a unos dos kilómetros del centro. Siguiendo ese camino de tierra, a poco menos de un kilómetro de distancia, aparece Cordes-sur-Ciel en todo su esplendor.
Te indicamos el punto al que se puede llegar en coche en el mapa de abajo, pero te adelantamos sus coordenadas para el GPS: 44°03’46.4″N 1°58’33.6″E.
Dónde dormir
Dada su cercanía a Albi, la capital del departamento del Tarn, lo más habitual es hacer una excursión a Cordes-sur-Ciel y regresar a la ciudad para dormir. Eso fue lo que hicimos nosotros: dormimos en Albi en el Hôtel Alchimy, muy recomendable. Pero, si la noche medieval te reclama o no quieres madrugar demasiado para ver aparecer el pueblo entre la niebla, puedes quedarte a dormir en Cordes-sur-Ciel. Echa un vistazo aquí a los precios y la disponibilidad de sus hoteles.
Mapa con los lugares que visitar en Cordes-sur-ciel
Ya te hemos dicho que tendrás que verlo casi todo. Pero, para que no te pierdas los imprescindibles, hemos preparado un mapa con todo lo que visitar en Cordes-sur-Ciel que ya hemos mencionado.
Cómo llegar desde Toulouse o desde Albi
La historia y la cercanía unen a Cordes-sur-Ciel –la dama de piedra– y a Albi –la dama de ladrillo–, la capital del departamento de Tarn. De forma que, lo más habitual, es visitarlos juntos, solo los separan 25 kilómetros.

Para llegar a Cordes-sur-Ciel desde Albi se toma la carretera D600 que lleva directa hasta el pueblo. También hay una línea de autobuses que une Albi con Cordes-sur-Ciel: la línea 707 de Tarn Bus. Tarda unos 45-50 minutos y puedes ver los horarios en su web oficial.
¿Cómo llegar a Cordes-sur-Ciel desde Toulouse? Pues, si tienes coche, fácil: pregúntale a Google Maps, son unos 80 km y algo más de una hora de recorrido. No hay transporte público, así que tendrías que cambiar en Albi.

Una recomendación: dado que está construido sobre una colina escarpada, lo mejor es dejar el coche lo más arriba posible. Eso sí, no vas a poder hacerlo gratis si quieres estar más de media hora: el aparcamiento se paga en toda la zona cercana a las murallas de Cordes-sur-Ciel, busca tu parquímetro más cercano.
Si quieres hacer una excursión a Albi y Cordes-sur-Ciel desde Toulouse, no tienes coche y solo tienes un día, lo mejor es contratar un tour guiado en español, puedes ver precios aquí.
No vas a necesitar armadura ni cota de malla, Cordes-sur-Ciel te espera en la Edad Media, pero en una de comerciantes y de negocios en la plaza del mercado.
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