Góngora, cordobés de nacimiento, la definía como “flor de España”. Nosotros, que no hemos nacido en la ciudad andaluza, no llegamos a tanto… pero sí que nos parece una de las ciudades más bonitas del país. No en vano, la UNESCO le ha concedido a lo largo de los años nada más y nada menos que cuatro declaraciones de Patrimonio de la Humanidad: la Mezquita, el casco histórico –más una ampliación del primero que uno nuevo, pero…–, la fiesta de los patios y, el más reciente, Medina Azahara. Con estas premisas, está claro que hay motivos de sobra para viajar hasta allí y que son muchos los lugares que ver en Córdoba.
Sultana, gitana, mora, la de las mil maravillas… nos ponemos el pasodoble como banda sonora y nos vamos a recorrer Córdoba.
Lo primero que tienes que ver en Córdoba ciudad: la mezquita
Si fue el primer lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la ciudad, por algo será. La Mezquita-Catedral de Córdoba es, seguramente, el principal motivo de tu visita a la ciudad. Y, ya que estamos, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy… O, en este caso, no dejes para luego lo primero que querrás ver en Córdoba.
Como una joya guardada en una caja fuerte, así es la Mezquita-Catedral rodeada por sus altos muros en pleno centro de la ciudad. Desde los árboles y los regueros de agua de su gigantesco patio hasta la vista del complejo, y del centro de Córdoba, desde lo alto de su torre. Nos había conquistado y todavía no habíamos entrado en su parte más sagrada y famosa.
Un bosque de arcos califales decorados con franjas blancas y almagras –el rojo oscuro– en una sucesión infinita que te hace perder la perspectiva… y el aliento. Da igual cuantas fotos hayas visto, estar en su interior es inolvidable y, como nos pasó a nosotros, querrás repetir al día siguiente. Tan infinita es la sucesión, que la mezquita de Córdoba era la segunda más grande del mundo en el siglo X, solo por detrás de La Meca.
Visitamos la Mezquita-Catedral de Córdoba en tres ocasiones en tres días consecutivos –y hemos escrito un artículo dedicado a ella por entero: La visita a la mezquita-catedral de Córdoba, milagro de dos religiones–. ¿Por qué? Porque es una maravilla y porque es más fácil y económico –el patio de la Mezquita es gratuito y, a primera hora de la mañana, hay una hora gratis para entrar al edificio– de lo que crees. Eso sí, no dejes de visitarla también con un guía que te cuente alguno de sus secretos, contrata tu visita guiada a la Mezquita de Córdoba –el tour incluye la entrada sin colas–.
Alrededores de la mezquita: de la Calleja de las Flores al hospital de San Sebastián
Tendrás que elegir bien tus horarios para recorrer los lugares que ver en Córdoba. La Calleja de las Flores puede que sea la calle más abarrotada por la que hayas intentado pasar… o una estrecha y preciosa callejuela completamente vacía. ¿Cómo? El truco de siempre: madrugar. A las ocho de la mañana no hay palos selfies, grupos de turistas, despedidas de soltera/o… la calle y sus flores serán tuyas.
No dejes de acercarte al antiguo hospital de San Sebastián, justo frente a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Al igual que con la calleja de las flores, si quieres ver la fachada del hospital –de estilo plateresco y mediados del siglo XVI– con calma, tendrás que madrugar. Los alrededores del primer Patrimonio de la Humanidad de Córdoba, lo que se convirtió después en el segundo, se llenan pronto de turistas.
De cualquier manera, más allá de los dos puntos marcados que tienes que visitar en Córdoba alrededor de la Mezquita-Catedral, la sugerencia es pasear por las callejuelas. En cada rincón encontramos una pequeña joya: un patio, un balcón, un cartel… Déjate llevar, al fin y al cabo, vas a necesitar tiempo para recuperarte de la visita a la Mezquita-Catedral.
Otro clásico que tienes que visitar en Córdoba: el puente romano
Aunque los arcos califales de la Mezquita-Catedral sean la imagen más reconocible de la ciudad, la del puente romano sobre el río Guadalquivir es otra de las imprescindibles.
Dos joyas delimitan el puente de los antepasados de Sara: la puerta del puente –en la orilla en la que se encuentra el centro histórico, y la mayor parte de la ciudad– y la torre de Calahorra –en la orilla opuesta–. El conjunto formado por los tres fue declarado Bien de Interés Cultural… en ¡1931!
La puerta del puente, de mediados del siglo XVI, se encuentra en el mismo sitio en que se alzaban, primero, la puerta romana y, después, la musulmana. La torre de Calahorra se remonta “sólo” a la época califal.
¿Sabías que…?
El puente romano de Córdoba fue elegido por los localizadores de exteriores de Juego de Tronos para “dar vida” al Puente Largo de la ciudad libre de Volantis. Eso sí, más allá de los pilares y los arcos que se elevan sobre el Guadalquivir –el Rhoyne en la serie–, todo es digital.
Cruzamos el puente a última hora para disfrutar de los colores del atardecer “calentando” los edificios del centro histórico de Córdoba. Tú no deberías dejar de hacerlo tampoco. Gira a la derecha cuando pases la torre de Calahorra y busca el ángulo que más te guste mientras baja el Sol. Si quieres aprovechar más la noche cordobesa, siempre puedes hacer un tour nocturno por Córdoba o uno de misterios y leyendas –aquí puedes ver los detalles–.
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Los islotes, los afloramientos y las zonas inundables que tendrás delante forman el monumento natural Sotos de la Albolafia, un espacio natural protegido en que se pueden observar más de 110 especies de aves y nutrias. Eso sí, nosotros fuimos en una época de calor y no se dejaron ver apenas entre la vegetación.
Además de fauna, también hay varios molinos. El más famoso, y reconocible por su rueda, es el de Albolafia.
El Alcázar de los Reyes Cristianos y los jardines con más encanto de Córdoba capital
Cuando Fernando III El Santo conquistó Córdoba, el Palacio Califal estaba totalmente destruido. En el solar, Alfonso XI decidió levantar un alcázar para demostrar el poder cristiano en la antigua ciudad califal, el Alcázar de los Reyes Cristianos. Como sucede con la Mezquita-Catedral, los muros de entrada rodean unos jardines exuberantes, que se llevarán la mayor parte del tiempo de tu visita porque el edificio en sí es relativamente pequeño.
Pequeño, pero lleno de historia: fue, entre otras cosas, sede del Santo Oficio en Córdoba y cárcel, ya en el siglo XIX. No olvides subir: la vista de los jardines desde la planta de arriba del alcázar es una maravilla. Lo más “curioso” es que el poder cristiano tiene una arquitectura con patios y baños –los baños de Doña Leonor, amante del rey Alfonso XI– de inspiración árabe.
¿Sabías que…?
Los Reyes Católicos se reunieron con Cristobal Colón en el Alcázar de los Reyes Cristianos, una estatua en el patio recuerda el momento.
La judería: el barrio que tienes que ver en Córdoba sí o sí
En el centro de la judería de Córdoba nos encontramos con la estatua de uno de sus hijos más ilustres: Maimónides, médico, rabino y teólogo cordobés del siglo XII. Ahí comienza la historia, pero no es el único punto por el que merece la pena adentrarse en las callejuelas del barrio. El patio del zoco municipal de artesanía o la sinagoga –que estaba en obras cuando visitamos la ciudad– son sólo dos ejemplos más.
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Una de las callejuelas de la judería de Córdoba muestra, con orgullo, la receta del plato cordobés más popular: el salmorejo. De hecho, es la calleja del salmorejo cordobés, no queda ninguna duda.
Si no quieres perderte por el laberinto de calles –ojo, que tampoco es que vayas a necesitar una brújula y un kit de supervivencia– puedes reservar un tour por la judería que, además, incluye la visita guiada a la Mezquita-Catedral, sin colas. O, dada la proximidad del Alcázar de los Reyes Cristianos, elegir un tour por la judería y el alcázar.
Se puede salir de la judería atravesando la muralla por la puerta de Almodóvar –una de las tres únicas que se conservan hoy en día– para encontrarse con otro ilustre cordobés. En este caso, musulmán: Averroes. De la misma época que Maimónides y también médico, además de maestro de filosofía, derecho, matemáticas, astronomía y medicina… porque lo del “hombre del Renacimiento” no era un invento nuevo.
Los baños del alcázar califal: los baños árabes mejor conservados de Córdoba
Córdoba era la ciudad con más baños árabes de todo el califato. Se estima que el millón de habitantes de la antigua capital de Al-Andalus disfrutaba de unos 300 baños en el siglo X. Para principios del siglo XI, la cifra se duplica hasta los 600 baños árabes.
La fortuna hizo que los del Palacio Califal no se destruyeran junto con el propio alcázar al que pertenecían y que fueran descubiertos a mediados del siglo XX. En realidad, se descubrieron a principios, 1903, pero se volvieron a enterrar. Hoy son los mejor conservados de la ciudad y han sido abiertos como museo en 2006.
¿Sabías que…?
La leyenda cuenta que, al descubrir esta joya, el rey Fernando III mandó soterrarla y construir sobre ella. No quería que la belleza de lo que tenía frente a él recordara el arte musulmán, pero tampoco se veía con ánimo de destruirla.
Los patios de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad
Visitar Córdoba implica, necesariamente, recorrer sus patios. Si la UNESCO ha declarado la fiesta de los patios Patrimonio de la Humanidad, ¿cómo no darse una vuelta por ellos? Los más famosos se encuentran en el barrio de San Basilio –el barrio del Alcázar de los Reyes Cristianos–. Pero no son los únicos, en los barrios de Santa Marina y San Lorenzo también los encontrarás. Y se pueden visitar casi todo el año, no sólo durante la fiesta de los patios cuando, además, están abarrotados.
Te contamos todo sobre los patios cordobeses en nuestro artículo Visitar los patios de Córdoba: en la fiesta y todo el año. Si visitas la ciudad en mayo, además de los patios, no te pierdas las cruces de mayo en Córdoba.
La Plaza del Potro y la posada del Potro, ahora Centro Flamenco Fosforito
Siendo sinceros, visitar un centro flamenco no nos parecía lo más interesante que hacer en Córdoba. Evidentemente, no somos grandes conocedores del flamenco ni de su historia, pero nos llevamos una sorpresa de lo más agradable.
Llegamos a la Plaza del Potro por su belleza, y porque estaba muy cerca de nuestro hotel. Entramos en la posada del Potro por su historia –no hay que perderse la exposición de maquetas que cuenta la evolución del edificio y de sus ocupantes–. Y acabamos en el Centro Flamenco Fosforito por casualidad. Eso sí, la interactividad del museo –desde dar palmas hasta tocar el cajón flamenco o incluso zapatear– y la información presentada de forma tan atractiva, nos cautivaron. No dejes de darte una vuelta… además es gratis.
El museo Julio Romero de Torres: el museo que tendrías que ver en Córdoba si sólo tuvieras tiempo para uno
Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena… No me pude quitar la canción de la cabeza desde que salimos del hotel camino del museo Julio Romero de Torres. La piconera –una de las obras más famosas del pintor–, Poema de Córdoba, Retablo de la muerte de Santa Inés… son algunos de los cuadros que se exponen en el museo. Pero, lo más interesante, es la relación del artista con el cante y cómo fue capaz de plasmar el sentimiento y el duende en sus obras. Cante jondo, Nuestra señora de Andalucía, Mira qué bonita era… con esos nombres sólo les falta dar palmas y taconear.
Toda una sorpresa, un museo pequeño y fácil de recorrer que nos conquistó.
Plaza de la Corredera: otra de las plazas más bonitas de la ciudad
Por un momento nos transportamos a una plaza castellana, casi como si de la Plaza Mayor de Madrid o de la de Salamanca se tratara. La Plaza de la Corredera, diseñada por un salmantino, Antonio Ramos Valdés, es la única de forma cuadrangular de toda Andalucía. Es una “anomalía” con sus pórticos, sus arcadas –los accesos a la plaza se hacen a través del Arco Alto y el Arco Bajo–, la decoración de los edificios que la conforman, los bares y restaurantes de sus bajos, las terrazas…
La cuesta del Bailío, la plaza de los capuchinos y el Cristo de los faroles
Tras visitar la judería, San Basilio, los alrededores de la Mezquita-Catedral y la zona de la Plaza del Potro hay que subir hacia la parte norte del centro histórico de Córdoba. Hay dos ventajas: cada paso que te alejes de la mezquita es un turista menos con el que te cruzarás en el camino y, además, hay rincones igual de preciosos que en el resto del casco histórico.
Uno de ellos es la cuesta del Bailío, uno de los rincones con más encanto de la ciudad, sobre todo en primavera, cuando la buganvilla rosada decora sus paredes. No dejes de subir sus escalones y llegar hasta la Plaza de Capuchinos, donde te encontrarás con el Cristo de los Faroles, una de las imágenes a la que los cordobeses son más devotos.
El palacio de Viana: lujo y patios cordobeses
El palacio de Viana puede que sea de los edificios cristianos más antiguos de la ciudad. La primera mención aparece en un documento de 1490. Hoy en día, en manos de la Fundación Caja Sur, el palacio de Viana recuerda el lujo y el poder de sus propietarios. Mosaicos –uno romano trasladado desde otra finca–, frescos, mobiliario de época, tapices flamencos y diseñados por Goya, alfombras mudéjares, lámparas de la Real Fábrica de la Granja, cuadros de Sorolla o de Zurbarán, azulejos… y, por supuesto, artesanía en cuero.
Autorizado: Palacio de Viana. Fundación CajaSur
No sólo arte en las salas del palacio, nada menos que ¡12 patios cordobeses! en su interior. Pequeños, grandes, señoriales, de trabajo, ajardinados, decorados con flores… Un muestrario de patios que se van sucediendo uno tras otro sin solución de continuidad. Nuestra recomendación es visitar tanto el palacio como sus patios pero, si no tienes tiempo, no deberías perderte estos últimos. Te lo contamos todo en el artículo El Palacio de Viana, Córdoba: patios y aristocracia.
Autorizado: Palacio de Viana. Fundación CajaSur
Si quieres conocer más de la historia y de los patios del palacio de Viana puedes contratar una visita guiada a su interior.
Las iglesias fernandinas: símbolos del poder cristiano de Fernando III el Santo
La ciudad califal de Córdoba estaba dividida en dos grandes barrios que todavía son visibles: la Villa, al oeste –correspondiendo más o menos a la ciudad romana en los alrededores de la mezquita–, y la Axerquía, al este –rodeada más tarde por una muralla árabe–. Tras la conquista cristiana, en el siglo XIII, Fernando III el Santo dividió cada barrio en siete colaciones. En cada una las catorce colaciones construyó una iglesia: la parroquia que ejercía de centro religioso y administrativo de esa parte del territorio.
Algunas de esas iglesias fernandinas han desaparecido, pero la mayoría sigue en pie y todas ellas tienen características parecidas, con elementos románicos, góticos y mudéjares. A lo largo de los siglos, claro está, también se han ido modificando. Una de las más bonitas es la iglesia de Santa Marina, con su imponente estructura en el barrio al que da el nombre. Otra es la de San Pablo, con su artesonado mudéjar, cerca del ayuntamiento y del templo romano –muy reconstruido–. También pasamos por las de San Lorenzo o por la basílica menor del juramento de San Rafael, en el barrio de San Lorenzo. Si alguna de ellas se encuentra en tu camino, no dejes de entrar. En la página web oficial de turismo de Córdoba las encuentras todas y te las indicamos también en el mapa más abajo.
Medina Azahara: el esplendor califal
Acabamos con la última, por ahora, declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en Córdoba: Madinat al-Zahra, la “ciudad brillante” o “ciudad resplandeciente”. Una joya medieval que quedó congelada en el tiempo y que sigue dando que hablar: unos días después de nuestra visita se descubrieron los restos de un nuevo edificio.
Nos gustó tanto que le hemos dedicado un artículo sólo a ella Medina Azahara: el poder califal de Córdoba.
Mapa con todos los lugares que ver en Córdoba
Con todo lo que hemos dicho que hay que visitar en Córdoba, está claro que vas a necesitar un poco de organización para aprovechar bien el tiempo. Organización, y un mapa. Aquí lo tienes, con todos los lugares que visitar. Eso sí, los patios no están todos, tenemos otro mapa en el artículo sobre los patios de Córdoba.
También puedes quitarte el “trabajo” de organizar las visitas contratando un tour de Córdoba al completo con entradas; reservando un free tour por Córdoba o subiendo al autobús turístico.
Hoteles baratos y hostales donde dormir en Córdoba
Córdoba es una de las ciudades más turísticas de España, con lo que la oferta hotelera que vas a encontrar es muy variada. La competencia es grande, pero más aún la demanda. Nosotros elegimos la Hospedería Los Ángeles por dos motivos: la localización y el precio, uno de los hoteles más baratos que encontramos en Córdoba.
La localización, a tres minutos de la Plaza del Potro y diez de la Mezquita-Catedral, es perfecta. Te permite moverte con facilidad por la ciudad, pero también te da la tranquilidad de no estar rodeado de miles de turistas a todas horas. El precio nos desarmó: encontramos una oferta por 45 euros la noche la habitación doble. Por si fuera poco, el personal es de lo más amable y la habitación estaba muy bien, recién reformada. Aquí puedes ver los precios y la disponibilidad. Si lo tuyo es estar más cerca del centro, o más lejos, aquí puedes ver precios y disponibilidad de hoteles en Córdoba.
Comer en Córdoba: platos tradicionales y tabernas
No vas a parar de caminar por las calles de la ciudad y eso, además de cansar, también requiere energía. Si no te habías planteado el viaje a la capital de la antigua Al-Andalus como un viaje gastronómico todavía estás a tiempo de corregir ese error. Te contamos Qué comer y dónde comer en Córdoba.
Ahora el problema será levantarse de la mesa para seguir haciendo turismo.
Si no te había conquistado antes, Córdoba, sultana, gitana, mora, la de las mil maravillas… lo conseguirá tras tu visita.
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