Tendrás que recuperar fuerzas mientras paseas visitando los lugares que ver en Córdoba que te sugerimos –que son unos cuantos–. Así que, para que no te quedes sin energías, aquí está la respuesta a la pregunta ¿dónde comer en Córdoba? Y, ya que estamos, también el qué comer: los platos tradicionales de la antigua capital de Al-Andalus.
Qué comer en Córdoba: gastronomía y platos típicos
Tal vez lo primero que te venga a la cabeza pensando en comer en Córdoba sea el salmorejo, el plato estrella, uno de los más conocidos en toda España y a nivel internacional. No en vano, incluso tiene su propia calleja en la judería. No puede ser más simple, pero no puede estar más rico. Tomate, pan, aceite de oliva, ajo y, al gusto, huevo cocido y jamón. Eso sí, tenemos que decir que en las tabernas cordobesas las raciones de salmorejo son muy generosas… nada de un poquito en un pequeño cuenco que se acaba al mojar un par de veces.
Otra de las señas de identidad de la gastronomía cordobesa es el flamenquín. No vamos a entrar en su similitud o diferencia con el San Jacobo o, incluso, con el cachopo. Así que, ya te haces una idea de los ingredientes… Eso sí, visualmente se reconocen porque éstos, los flamenquines, se fríen enrollados y se presentan en porciones en el plato.
Un clásico para vegetarianos y veganos de la cocina cordobesa son las berenjenas fritas con miel de caña –también está la versión sin miel–. La mayoría de las veces presentadas como palitos casi crujientes.
Éstos son algunos de los platos típicos de Córdoba que probamos nosotros y los más famosos: el pódium de la gastronomía cordobesa. A partir de ahí, las opciones en cada restaurante o taberna no paran de crecer con platos de toda Andalucía y sus variaciones.
Nosotros ya hemos dicho que no somos muy de beber, así que no acompañamos la comida con el vino típico de la zona: un Montilla-Moriles. Ni tomamos el postre con Pedro Ximenez. Aunque sí fuimos a visitar Montilla.
Dónde comer en Córdoba (centro) bien y barato: ¿restaurantes o tabernas?
Esa fue la primera duda que nos surgió a la hora de buscar lugares donde comer en Córdoba. Todas las recomendaciones que nos dieron –muchas gracias a la cordobesa de pro Claudia de Solo Ida– eran tabernas. ¿No había restaurantes en la ciudad? Por lo visto, un cordobés que se precie cuando sale a comer/cenar, va a una taberna. Los restaurantes son para turistas… O, por lo menos, eso nos dijeron en la Hospedería Los Ángeles, donde dormimos.
Donde fueres, haz lo que vieres. Y, además, como todas las recomendaciones eran de tabernas, pues fuimos a tabernas. Ojo, que no por ser tabernas son una ganga. Hay tabernas económicas y otras con precios relativamente altos. Que no te “engañe” tu prejuicio.
Taberna Salinas: una taberna típica cordobesa en pleno centro
Nuestro primer contacto con la comida cordobesa llegó en pleno centro de la ciudad. A dos pasos de la plaza de la Corredera está la Taberna Salinas –calle de Tundidores, 3–. Hablamos de una de las tabernas clásicas de la ciudad. Existe nada menos que desde 1879 –no nos preguntes por qué pone 1924 en la puerta, porque tampoco lo sabemos nosotros–. En el interior, la mesas con mantel de papel y las sillas de madera y mimbre, las fotos de rincones de la ciudad, los toneles… Podría parecer una “decoración para turistas”, pero no. Era así, es así y, esperamos, seguirá siendo así.
En ese primer contacto no podíamos dejar pasar la ocasión de probar los platos estrella de la ciudad: el salmorejo cordobés, las berenjenas fritas con miel de caña y el flamenquín. Un trío imprescindible. El salmorejo, para los que no somos cordobeses, puede llegar a llenar más de lo previsto, tenlo en cuenta. Como decía, se trata de una porción más que generosa y cucharada a cucharada, lo que pensabas que sería un entrante ligero acaba por hacerte ver que, tal vez, pediste demasiado al empezar. Las berenjenas, en esta ocasión en rodajas, también llegaron en gran cantidad, crujientes y muy ricas. El flamenquín, en una única pieza, acabó por demostrarnos que el trío era un trío ganador.
También probamos el ajoblanco con uvas pasas, en esta ocasión servido en una copa. La ración era pequeña, pero, para los no acostumbrados, también llenaba.
Precio: nosotros gastamos con los cuatro platos unos 27 € (sin vino).
Dirección: calle de Tundidores, 3.
Web
Taberna Rafalete: un buen sitio para comer barato
Nada menos que cinco “Rafaletes” hay en Córdoba. Nosotros, siguiendo el consejo de Claudia, nos acercamos a la taberna Rafalete Centro. A pesar de haber abierto sus puertas en 2011, la decoración es tradicional, con paneles de madera oscura en las paredes, suelo de gres y sillas de madera.
Cambiamos de menú y nos decantamos por unos pinchitos –una de las señas de identidad de la casa– y unas patatas pelotón –tampoco podríamos explicar con precisión la diferencia con los huevos rotos con jamón–. Lo que no faltó, de nuevo, fue un flamenquín. Los pinchitos jugosos y sabrosos, las patatas muy buenas y el flamenquín –también en una única pieza– muy correcto.
Nos habían avisado de que se llenaba… pero, entre semana –o, al menos, cuando fuimos nosotros–, no había casi nadie.
Precio: nosotros gastamos con los tres platos unos 20 € (sin vino).
Dirección: calle Diario de Córdoba, 5.
Web
Nuestro lugar favorito donde comer en Córdoba: Mesón Juan Peña
Dejamos para el final nuestro lugar favorito para comer en Córdoba, que no es ni taberna ni restaurante. Hablamos del Mesón Juan Peña. Más sobrio –de paredes blancas–, más pequeño, un poco más alejado, aunque a un paso de la muralla y de la judería. También tenemos que decir que es el más caro de los tres. Pero la comida nos encantó.
Volvimos a atacar al flamenquín y a las berenjenas –ojo, media ración siguiendo el consejo del camarero–. Y, siguiendo el consejo de Claudia, cogote de merluza con verduras, gambas y jamón. Una delicia. El mejor flamenquín de los tres –presentado en porciones–, las mejores berenjenas –en palitos– y una merluza que se deshacía en la boca.
Incluso tuvimos reencuentro. Después de 15 años, Sara volvió a encontrarse con un amigo cordobés que estaba allí comiendo con su familia. Está claro que es un lugar al que van los locales.
Precio: nosotros gastamos con los tres platos unos 50 € (sin vino).
Dirección: calle del Doctor Fleming, 1.
Web: no tiene.
Más tabernas recomendadas
No había tiempo para probar más, pero nos habían recomendado también la Taberna Góngora –calle del Conde de Torres Cabrera, 4– y Bodegas Campos –calle de Lineros, 32–. Como decimos, no podemos hablar de primer paladar, pero vistas las buenas recomendaciones que fueron las que sí probamos, estamos seguros de que merecerán la pena.
Córdoba nos demostró que es una apuesta segura: maravillas que descubrir y una comida deliciosa. ¿A qué esperas para visitar la antigua capital de Al-Andalus?
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