Montilla es conocida por sus vinos, pero no sólo hay bodegas que visitar en la ciudad. Más allá del enoturismo, hay muchos rincones que descubrir. Nosotros recorrimos unos cuantos y encontramos un denominador común: la pasión de los montillanos por su tierra y por lo que hacen. Por eso, hoy te hablamos de turismo en Montilla de forma diferente: con nuestras palabras pero también con “palabras de montillanos”.
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No dejes pasar la ocasión de visitar la capital de la provincia en tu viaje a Montilla, echa un vistazo a nuestro artículo 14 lugares que ver en Córdoba ciudad: la capital de Al-Andalus.
Visitar bodegas en Montilla: cuando el turismo se casa con el vino
Montilla está intrínsecamente ligada a sus vinos. El territorio que la rodea es cuna de una de las grandes denominaciones de origen de España: la D.O. Montilla-Moriles. Joven, fino, oloroso, amontillado y Pedro Ximénez: éstas son las cinco clases de vino que aprenderás a reconocer en tu estancia, por corta que sea.
El clima, el suelo y la uva, la Pedro Ximénez, determinan el peculiar carácter de estos vinos. Un carácter que se sigue moldeando en sus bodegas, gracias al sistema de «soleras y criaderas» y «bajo velo de flor».
Visitar una bodega, o unas cuantas, es casi una obligación en Montilla. Para entender ese peculiar proceso de elaboración, descifrar su “jerga” y conocer su centenaria historia. El silencio, la luz tenue, el aroma, el tacto de la madera… todos tus sentidos se agudizarán hasta que sea el gusto, en la cata final, el que tome el protagonismo.
Las bodegas que puedes visitar en Montilla
Hay once bodegas y siete lagares –los cortijos andaluces del vino en la campiña– visitables. En la web oficial de turismo de Montilla encuentras los datos de todos ellos.
La más grande es Alvear, que ofrece visitas diarias. Fundada en 1729, es también la bodega más antigua de Andalucía y una de las más antiguas de toda España.
Bodegas Robles tiene otra peculiaridad: fue una de las primeras bodegas ecológicas de España y contribuyó al nacimiento de EcoRacimo, el Concurso Internacional de Vinos Ecológicos que se celebra en Montilla.
Palabra de montillana
“Hemos llevado el mimo a la viña”, Pilar Robles
Pilar Robles, tercera generación al mando de esta empresa familiar, ha aprendido de su familia a respetar el entorno natural. Mientras muchos productores de la D.O. centran su cuidado del vino en las bodegas, ellos destacan el cuidado de la viña y de la tierra. Cuidado que convierten casi en mimo.
El enoturismo más allá de las bodegas: visitar una tonelería
La ruta del vino Montilla-Moriles es la única de España en la que, además de visitar bodegas, se puede visitar una tonelería.
El arte de la tonelería tiene mucha tradición en Montilla y ahora está viviendo un nuevo auge. ¿Por qué? Pues porque algunos de los mejores güisquis –sí, da risa, pero por lo visto es así como la RAE dice que se debe escribir en español– del mundo se envejecen en sherry casks, o sea en barricas donde han envejecido anteriormente vinos olorosos de uva Pedro Ximénez.
Nosotros visitamos la Tonelería del Sur, que está construyendo un gran centro de recepción donde los turistas, tras visitar sus instalaciones y conocer el proceso de fabricación de los toneles, podrán probar güisquis envejecidos en sus toneles. Por ahora, hay un pequeño museo en la entrada y en las visitas guiadas puedes ver cómo trabajan los operarios.
Palabra de montillano
“Somos artesanos”, Rafa Cabello
Rafa tiene muy clara la diferencia de sus toneles frente a los de las grandes tonelerías industriales. No son sólo las mejores maderas de roble americano o su proceso de secado natural, es la “vocación artesana de los maestros toneleros”. El arte y la técnica de elaboración de los barriles y toneles de madera no es algo que le guste a todo el mundo, hay que tener pasión, y su padre parece habérsela transmitido a él con mucha fuerza.
De las bodegas a la mesa: vino Montilla-Moriles y tapas
Además de en las bodegas, es posible disfrutar de los vinos locales en muchas tabernas de la ciudad. Aunque hay alguna más especializada que otra. La Taberna Bolero, que además tiene su propia bodega –antiguamente se encontraba en el mismo local de la taberna–, es una gran opción. Todavía salivamos al pensar en la tapa de alcachofa rellena de rabo de toro con crema de queso de Zuhero que probamos con el fino de la casa de cuatro años.
Palabra de montillano
“No hacemos maridaje: hacemos que pruebes buenos vinos con buena comida”, Carlos García
El negocio de Carlos García, la Taberna Bolero, también se ha transmitido de generación en generación –aunque fuera de suegro a yerno–, la suya es la cuarta. A pesar de ser un gran conocedor de los vinos de Montilla-Moriles, a Carlos no le gustan las palabras grandilocuentes. No le gusta hablar de maridajes, ni de los olores y sabores tan rebuscados que encuentran los sumilleres en los vinos: según él, el mejor vino es el que te gusta y te sienta bien.
No sólo vino y bodegas, también aceite y almazaras: oleoturismo en Montilla
Montilla es tierra de vino pero, en realidad, al llegar a la ciudad y moverte por sus alrededores, te encontrarás con muchos más olivos que vides. Los primeros han ido sustituyendo a las segundas al ser el negocio del aceite, a menudo, más rentable que el del vino en Montilla.
El caso es que hay muchos productores y a nosotros nos encantan los buenos aceites de oliva virgen extra. Así que, tras visitar bodegas, llegaba el momento de las almazaras.
Visitamos la de Juan Colín, una marca de aceites virgen extra con muchos premios internacionales. Tras pasar por el “jardín de la vida”, un pequeño jardín de olivos centenarios con frases de personajes ilustres sobre los olivos y la cultura del aceite, se pasea por los terrenos de producción, para acabar en el molino actual y el pequeño museo.
Palabra de montillano
“La aceituna es un fruto y así hay que tratarlo para conseguir un zumo exquisito”, Gonzalo Bellido
Francisco es consciente de que hay que cuidar la tierra y los olivos con un mimo extremo, aunque haya que perder algo de producción.
Turismo en Montilla del “de toda la vida”: ¿qué hay que ver en Montilla?
No sólo hay vino y aceite en Montilla. Si éstos son la excusa para llegar, hay muchos más motivos para quedarse.
El castillo-alhorí de Montilla y el Gran Capitán
En lo alto de Montilla, el castillo-alhorí es testigo de siglos de historia y de eventos como el nacimiento de Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán por su excelencia en la guerra. Fernando el Católico, como castigo a la conducta rebelde de los Fernández de Córdoba, mandó derribar sus torres en 1508. Aún así, todavía queda algún vestigio de su esplendor. Además, las vistas desde aquí son increíbles. El recinto del castillo hoy alberga la oficina de turismo de Montilla donde se recogen las audioguías gratuitas para visitarlo. Aquí puedes consultar sus horarios y los de los otros monumentos de la ciudad.
La Casa museo del Inca Garcilaso de la Vega
De personaje ilustre a personaje ilustre. Del Gran Capitán al Inca Garcilaso de la Vega. El famoso escritor de ascendencia hispano-incaica estuvo viviendo en Montilla durante 30 años y en la que fue su casa se ha creado un museo. En él se repasan su vida y obras y, además, se han recreado ambientes propios de las casas señoriales del siglo XVI. En la bodega, ubicada en las antiguas caballerizas, hay barriles firmados por personajes conocidos, incluidos los reyes eméritos.
El museo Garnelo
Una de las mayores sorpresas de nuestro viaje a Montilla la tuvimos al visitar el museo Garnelo, ubicado en la Casa de las aguas, un bonito edificio solariego del siglo XIX. Nunca habíamos escuchado hablar del pintor al que está dedicado, José Garnelo y Alda, pero eso no impidió que nos quedáramos atónitos frente a sus obras. Este profesor de la Academia Nacional de Bellas Artes –tuvo a alumnos ilustres como Pablo Picasso– que llegó a ser subdirector del Museo del Prado no es conocido por el gran público, pero tiene obras fascinantes. Por nombrar sólo dos: Tarde de toros, con los coloridos vestidos de las protagonistas y sus expresiones cautivadoras o el retrato de Dª Josefa Alda y Moliner, madre del pintor, vestida de luto, con ese drapeado de tantas tonalidades conseguido sólo con el negro.
Los murales de Montilla: el arte urbano y el vino
Somos unos amantes del arte urbano, tanto que siempre vamos en busca de él cuando viajamos a grandes urbes. Pero el arte urbano, como vimos en Moranchel, no es prerrogativa de las metrópolis y Montilla es una prueba más de ello. Entre 2016 y 2017 el artista montillano José Manuel Carrasco Segura y la artista argentina Gisel Rosso han embellecido siete grandes paredes de la ciudad con coloridos murales cuya temática, en más de una ocasión, es… ¡el mundo del vino! Sí, ¡no podía ser de otra forma!
Iglesias de Montilla
Hay muchas joyas religiosas “esparcidas” por Montilla, sólo hay que ir en su busca. La portada gótico-renacentista de la iglesia conventual de Santa Clara es probablemente la más importante. Pero también están la parroquia de Santiago, al lado del castillo, con sus cuadros de Garnelo y la talla mexicana del Cristo de Zacatecas de rasgos indianos realizada con fibras vegetales de caña de maíz. Por no mencionar la iglesia de San Agustín, con las preciosas tallas procesionales de la Semana Santa montillana, o la basílica pontificia de San Juan de Ávila, con su gran retablo mayor de madera.
Patios
Los patios no se abren sólo durante la fiesta de los patios de bodega de Montilla: los de la Casa del agua y de la Casa museo del Inca, por ejemplo, están siempre abiertos, al estar en museos. Pero hay otros que puedes descubrir por la ciudad…
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Si puedes asomarte a echarle un vistazo, el patio del colegio de la Asunción, antigua casa solariega del siglo XVII que perteneció al VII conde de la Cortina, DonFrancisco de Alvear y Gómez de la Cortina –sí, de la familia de los Alvear de los vinos–, merece mucho la pena…
El cerro de San Juan: mirador y rutas
La campiña que rodea Montilla, con sus plantaciones de olivos y vides, se puede apreciar desde el mismo centro, en lo alto del castillo, o alejándose un poco de él hasta el cerro de San Juan. Desde él sale una pequeña ruta que discurre por lo que queda del bosque Mediterráneo que dominaba esta zona antes de la llegada del hombre.
No sólo turismo: la “experiencia mística” de comer… una lengua
Vino, aceite, cultura, paisajes, iglesias… sí, pero mi momento “místico” en Montilla lo viví al morder una “lengua”. No, no estoy hablando de nada raro, no te preocupes. Es “simplemente” un dulce, aunque de simple no tiene nada. O, bueno, podría parecerlo: al fin y al cabo no es nada más que un hojaldre relleno de crema pastelera de vainilla y cubierto de azúcar. Eso sí, no había probado un hojaldre tan fino y crujiente en mi vida. ¡Qué delicia por favor! Sólo por saborearlo de nuevo, ya me entran ganas de volver a Montilla.
Manuel Aguilar, una de las mejores pastelerías de Andalucía
¿Que dónde se encuentra semejante portento azucarado? En la pastelería Manuel Aguilar, considerada de las mejores de Andalucía y antiguo proveedor de los reyes eméritos –la actual reina no parece muy de comer dulces–, entre otros personajes. De hecho, Manolete gastó todo el dinero de primera corrida pagada –precisamente en Montilla– en alfajores de este templo para golosos. Quedó para la historia en una entrevista del torero a José María Carretero, el periodista montillano más conocido por el seudónimo de «El Caballero Audaz».
Parece ser que es uno de los negocios más antiguos de España. Antes se dedicaba a la venta de vino, membrillo y otros productos, pero desde 1886 se ha centrado en la pastelería. Además de los hojaldres, los productos más famosos aquí son los alfajores, las tejas con praliné de alfajor y el “pastelón”, una gran tarta hecha con hojaldre, rellena de cabello de ángel y recubierta de merengue.
El edificio en el que se encuentra, con los restos del primer convento de los jesuitas en la ciudad, y la decoración de la tienda de los años ‘30 tampoco tienen desprecio.
Palabra de montillano
“Dedico mi tiempo a equivocarme”, Rafael Aguilar
El actual propietario de la pastelería lo tiene claro, hay que seguir la tradición: “no hay otra, esto es así o se cierra”. Pero también hay que innovar, por eso él dedica su tiempo a buscar nuevas recetas y “equivocarse” en muchas ocasiones –y a acertar a lo grande en otras, añadimos nosotros–. Según nos comentó, sólo hay dos normas en la casa: cada generación tiene que mantener las recetas más tradicionales y tiene que inventar un nuevo producto que gane un premio a nivel internacional. Su hijo, que lleva ya unos años estudiando pastelería fuera –ahora está en León– seguro que lo consigue pronto.
Hoteles en Montilla: dónde dormir en el centro
Si hay una cosa que no abunda en Montilla son los hoteles. Nosotros encontramos una deliciosa –es hablar de dulces y ya no me sacas de ahí– alternativa: la Boutique House Lujo Pobre. Una casa con tres habitaciones de alquiler vacacional en pleno centro de Montilla. Nos encantó el concepto de “lujo pobre”: un pequeño lujo, un capricho, que puedes darte todos los días. Aquí puedes consultar precios y disponibilidad.
Además, May, la dueña, organiza catas-maridajes. Nosotros probamos un fino con un mini-flamenquín; un jóven con un salmorejo; un amontillado con una carrillada y, para acabar, un Pedro Ximénez con un arroz con leche. Todo exquisito y las explicaciones de la simpatiquísima May, que tiene grado superior de vitivinicultura, muy interesantes.
Palabra de montillanos
“No hay que obsesionarse con lo material y aprender a emocionarse con las pequeñas cosas”, May Ruz y Juan Rafael Portero
May Ruz y su marido, Juan Rafael Portero, además de ser amantes del vino –él es también el actual presidente de la cooperativa Aurora–, son amantes de los pequeños placeres que le dan sal a la vida. Eso le transmitieron a su hija María a la que se le ocurrió el concepto de “lujo pobre”.
Mapa con todos los lugares turísticos que ver en Montilla y demás visitas
Aquí tienes un mapa de Montilla para que no te pierdas ni un lugar de los que hemos mencionado cuando vayas a hacer turismo por la ciudad.
Dónde está Montilla y cómo llegar desde Córdoba (distancia y autobuses) y Málaga
Montilla está a unos 50 km, unos cuarenta minutos en coche, al sur de Córdoba. Lo mejor es llegar en avión a Málaga o en AVE a Córdoba –esto último hicimos nosotros– y ahí alquilar un coche. En ambos casos hay que coger la A-45 y luego seguir las indicaciones hasta Montilla, pero el Google Maps sabe mucho más que yo.
Desde Córdoba se puede llegar también en autobús con Autocares Carrera, en su página se pueden consultar los horarios. Por otro lado, Alsa hace el trayecto desde Málaga. Si no sales del centro de la ciudad para visitar lagares e ir al cerro de San Juan, puede ser la mejor opción.
Si los montillanos tienen tanta pasión por su tierra… ¡por algo será!
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