Bolonia es la rossa, la dotta y la grassa, sí… pero también la turrita. Roja por los colores de sus edificios y tejados, docta por la Universidad, gorda por su gastronomía –ya deberías saberlo y estar hasta harto de leerlo si has visto nuestro artículo de Bologna en 3 días– y…. turrita por sus muchas torres. Sí, en italiano hay una palabra para esto, ¿qué te parece? Y es que si algo llama la atención en el casco histórico de Bologna, además de sus soportales –recuerda, la ciudad con el soportal más largo del mundo, otra pregunta de Trivial que puedes contestar si lees nuestros artículos sobre la capital emiliana–, son sus muchas torres medievales. Por supuesto, las dos torres de Bolonia, el gran icono de la ciudad: la torre degli Asinelli –la más alta– y la Garisenda –la más inclinada–. Pero hay unas cuantas más.
Te contamos todo sobre las torres de Bolonia: su historia, alguna curiosidad, la visita a “las dos torres” y dónde buscar las demás.
Una visita muy turrita… que no una turra –¡o eso esperamos!–
Saltaconmiconsejo
Tan icónicas son las dos torres de Bolonia, que están entre todos nuestros recorridos por la ciudad: Qué ver en Bolonia en 3 días, 2 días en Bolonia y hasta en la «express» un día en Bolonia. Y, por supuesto, en nuestras 60 cosas que ver y hacer en Bolonia.
Un poco de historia de las torres de Bolonia
Vamos a situarnos: estamos en la Baja Edad Media, siglos XI, XII y XIII. La lucha entre las dos grandes potencias que se disputan el control del mundo conocido, la Iglesia y el Sacro Imperio Romano Germánico, se convierte en la península itálica en una lucha entre facciones políticas: los güelfos, en apoyo al Papa, y los gibelinos, en apoyo al emperador.
Centrémonos en Bolonia: las familias nobles, tanto las güelfas como las gibelinas, empiezan a levantar sus torres. Construcciones militares que permiten su defensa y ataque, por un lado, y que demuestran su poder ante la facción contraria y ante sus “jefes” para ganarse su favor, por el otro. Ya se sabe: más alta la torre, más poder…
¿Sabías que…?
En Bolonia, como en toda Italia, es muy fácil distinguir las torres güelfas de las gibelinas por sus almenas. Las almenas güelfas, o papales, tienen la parte superior plana, mientras que las almenas gibelinas, o imperiales, tienen la parte superior en forma de cola de golondrina. En Bolonia, ciudad fiel al Papa, hay más torres güelfas que gibelinas. Eso sí, en algún sitio, como en el Palazzo Re Enzo en la piazza Maggiore, se añadieron almenas gibelinas postizas por razones puramente estéticas a principios del siglo XX. Debían de parecer más medievales para el gusto de entonces…
¿Cuántas torres había en la Edad Media en Bolonia y cuántas han quedado?
Además de las construcciones defensivas/militares, estaban las casas-torre –habitadas, más bajas, con más ventanas y con muros menos gruesos– y las puertas-torre –torresotti en italiano– que se abrían en la muralla. En total, había más de cien torres en Bolonia en la Edad Media. ¡Esta sí que era la Manhattan medieval y no San Gimignano!
A partir del siglo XIII-XIV, con la lucha entre güelfos y gibelinos acabada, las torres perdieron su razón de ser. Muchas fueron cortadas o derribadas, otras se derrumbaron por sí solas, algunas se englobaron en otros edificios o se convirtieron en cárceles, tiendas, casas o pasaron a manos de la Iglesia o de administraciones públicas. Las últimas demoliciones tuvieron lugar a principios del siglo XX junto con la de la muralla medieval que había resistido casi intacta hasta entonces… ¡maldita modernización!
Hoy en día quedan veintisiete de esas torres originales en Bolonia. Cuatro de los dieciocho torresotti de la muralla, algunas casas-torre y unas cuantas torres defensivas, que reconocerás por ser las más altas. Entre ellas están las dos más famosas: las dos torres de Bolonia, la torre degli Asinelli y la Garisenda.
¿Sabías que…?
Hasta 1919, las torres de la plaza Ravegnana eran cinco. Estaban también las torres Artenisi, Guidozagni y Riccadonna. En ese año estas tres fueron derribadas, a pesar de las protestas ciudadanas. Si les hubieran escuchado, hoy el icono de Bolonia serían sus cinco torres.
Las dos torre de Bolonia: la torre Garisenda y la torre degli Asinelli
Llegamos al gran icono de Bolonia, esas dos torres que se levantan en la plaza Ravegnana, entre “compañeros” en forma de edificios medievales y “extraños del futuro” en forma de coches, motos, bicicletas y turistas y estudiantes del siglo XXI.
La “bajita” –tiene 47 metros de altura– es la torre della Garisenda, o simplemente torre Garisenda, mandada construir en 1109 por la familia Garisendi, una potente familia gibelina. Es conocida por su inclinación muy pronunciada, debida a sus cimientos y al terreno, que provocó que se recortara en el siglo XIV, por miedo a que se derrumbara. En su origen, medía unos 60 metros.
¿Sabías que…?
La torre Garisenda fue citada dos veces por Dante. Una en la Divina Comedia, más específicamente en el XXXI canto del Infierno, donde la compara con el gigante Anteo. Una placa en la torre recuerda esos versos de Dante.
La “delgadita”, por otra parte, es la torre degli Asinelli. También está inclinada: para ser exactos, tiene una inclinación de 1,3º respecto a su eje vertical, lo que supone una desviación de 2,23 metros de su cima. Está claro que el terreno no era de los mejores para levantar torres aquí… Con sus 97,20 metros, tiene unos cuantos récords: es la torre más alta de Bolonia, la torre original medieval más alta de Italia y la torre inclinada medieval más alta del mundo –¡toma, torre de Pisa!–. Seguro que si le seguimos añadiendo adjetivos, tendrá unos cuantos récords más… Se levantó por orden imperial por la familia Asinelli –antes gibelina, luego güelfa– en los mismos años de la Garisenda: de 1109 y 1119.
La subida a la torre degli Asinelli: entrada, horarios y precios
Si no te importa subir sus 498 escalones de madera, puedes llegar hasta lo alto de la torre degli Asinelli. La vista de 360º desde aquí es la mejor de Bolonia: de los tejados rojos del casco histórico al santuario de San Luca. No podía faltar en nuestro listado de 60 cosas que hacer y que ver en Bolonia.
El precio de la entrada completa es 5 € y el de la reducida –para menores de 12 años, mayores de 65 y estudiantes universitarios– 3 €. Hay que reservar hora con antelación. Puedes hacerlo en la oficina de turismo de la Piazza Maggiore.
Curiosidades de la torre degli Asinelli
Los casi mil años de historia de la torre degli Asinelli dan para muchas curiosidades. Aquí tienes algunas.
- Todos los estudiantes de la Universidad de Bolonia lo tienen claro: no pueden subir a la torre degli Asinelli antes de graduarse. Según la tradición, si lo hacen no se licenciarán nunca.
- En la cima de la torre habría un vaso roto –nosotros no lo vimos–. Se supone que simboliza la capacidad de solucionar los conflictos de la ciudad.
- Asinelli significa “burritos” en italiano. La torre toma el nombre de la familia que la mandó levantar. Pero, según una leyenda, tendría que ver con los dos burritos que ayudaron a descubrir un tesoro a su dueño, un campesino. El tesoro le permitió levantar la torre y, así, impresionar a sus futuros consuegros, de familia noble, que aceptaron la boda de sus hijos cuyo amor parecía imposible por la diferencia de estatus. Aquí tienes la leyenda entera en italiano –Google Translate te ayudará a entenderla–.
- La torre fue patíbulo de los eclesiásticos condenados a muerte. Desde el siglo XV, se encerraban en una jaula de hierro que se colgaba de la torre y se dejaba a la intemperie hasta la muerte de los condenados.
- También fue cárcel: en la base que rodea la torre, construida en 1488, había una celda en la que se encerraba a los culpables de exceso de ruido nocturno –la Universidad está cerca, así que habría unos cuantos estudiantes…–.
- En 1513, para celebrar la elección del Papa León X, se disparó una bala de cañón. Con tan mala suerte que golpeó la torre degli Asinelli.
- En 1790 el científico Giovanni Battista Guglielmini, gracias a un experimento realizado en la torre lanzando desde su cima unas esferas de plomo y midiendo su desviación, demostró, 61 años antes que Foucault, la rotación terrestre.
- Ha sido golpeada numerosas veces por rayos: solo tiene pararrayos desde 1824. Hasta entonces, ni la jaula de madera de 1706 ni el San Miguel Arcángel de 1724 habían conseguido parar los rayos como se esperaba.
- Iba a tener ascensor… bueno, hubo tres proyectos que nunca se llevaron a cabo. La actual escalera de madera es de 1684.
- Durante la Segunda Guerra Mundial, Bolonia fue bombardeada en diferentes ocasiones. Por lo visto, había apuestas entre los aviadores sobre quién derribaría la torre. Afortunadamente, no ganó nadie.
Más torres medievales de Bolonia
Como decíamos al principio, además de la torre degli Asinelli y de la Garisenda, quedan en pie otras veinticinco torres en Bolonia. Las dos más altas, tras la de los Asinelli, son la torre Azzoguidi, de 61 metros – la única perfectamente vertical–, y la torre Prendiparte o Coronata, de 60 metros –que, por cierto, también es un Bed & Breakfast–. Ambas, además, parece que fueron más altas en su origen. Te ponemos aquí un mapa con todas las torres de Bolonia que han sobrevivido desde la Edad Media, por si quieres ver alguna más. Entre ellas, puede que te llame la atención un nombre: la torre Catalani. No, esta casa-torre no tiene nada que ver con Cataluña: la construyó en el siglo XIII la familia Malavolti, que luego pasó a llamarse Catalani por uno de sus miembros más eminente, un tal Catalano.
Por cierto, dos de las torres supervivientes están en la piazza Maggiore, la plaza principal de Bolonia. Son la torre dell’Arengo, parte del Palazzo del Podestà –donde está la oficina de turismo, frente a la Basílica de San Petronio–, y la torre Accursi, del Palazzo d’Accursio, el ayuntamiento. A esta última, también llamada torre del reloj, también se puede subir. Tiene “solo” 48 metros, así que las vistas no son como las de la torre degli Asinelli, pero tampoco está mal. Se puede reservar en la oficina de turismo y el precio es de 8 euros –5 euros el reducido–.
Hoy una ardilla no podría ir de lado a lado de Bolonia saltando entre sus torres pero en la Edad Media seguramente sí…
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