El tour en helicóptero por Londres: olvídate del dron y vuela

Ya hemos dicho en más de una ocasión que nos encantan las vistas desde arriba. Paisajes ya sean urbanos, con sus edificios y calles, o naturales que se abren ante nuestros ojos en toda su inmensidad. Los miradores son un clásico en nuestros viajes y la capital inglesa no iba a ser la excepción. Las vistas desde arriba de los rascacielos de la City, el Támesis o la catedral de San Pablo no podían faltar entre nuestras cosas que ver en Londres. Sí, subimos bastantes escaleras y disfrutamos de unos cuantos miradores de Londres. Pero nos faltaba un “escalón” más. Uno que nos hiciera despegar los pies del suelo, que nos llevara más alto, que nos diera una perspectiva casi cenital… Olvídate del dron –en las ciudades no se pueden volar, además de que no tenemos–, hablamos de algo mucho mejor: un tour en helicóptero por Londres.

Nunca habíamos sobrevolado una ciudad en helicóptero –a decir verdad, solo habíamos montado en uno camino de la isla de Mykines en Islas Feroe–. Podíamos comparar con los miradores de Florencia, los de París, los de Madrid o los de Barcelona, pero sabíamos que iba a ser muy distinto. ¿Un asiento de primera fila en lo alto de Londres que se va moviendo buscando el mejor ángulo? Teníamos que probarlo. Ponte el cinturón, ¡despegamos!

La experiencia del tour en helicóptero por Londres

Recorrimos Londres a ras de suelo –y por debajo con el metro– durante un día y medio antes de despegar. Sabíamos que era enorme, pero es caminando cuando te das cuenta de las distancias. Unas distancias que, desde el helicóptero, parecían milimétricas. Esa fue una de las “sorpresas” –muy entre comillas porque evidentemente volar es mucho más rápido–. Cada instante el panorama por las muchas ventanillas del aparato cambiaba y nos mostraba un edificio que sabíamos cómo de lejos estaba del anterior porque lo habíamos andado antes.

Desde el punto de despegue –The London Helicopter–, el Támesis se convirtió en nuestra carretera camino de la City. El London Eye quedaba como un pequeño juguete infantil desde esa altura. Más maqueta parecía incluso el Big Ben –que en ese momento comenzaba a ser cubierto por andamios–. El rascacielos The Shard, el más alto de la ciudad, se estiraba hacia nosotros pero seguía estando mucho más abajo. Eso sí, la inmensidad de la catedral de San Pablo, una mole en mitad de la ciudad, se mostraba hasta más imponente desde lo alto…

No hubo un instante en que no quisiéramos tener más ojos para poder mirar por todas las ventanas y a todos lados. La orilla norte, la sur, el Walkie Talkie, la Torre de Londres, los puentes, el palacio de Buckingham –evidentemente no se sobrevuela–, los parques… Sabemos que nuestro piloto nos iba hablando por los cascos indicándonos los edificios, pero nuestra atención estaba centrada en la vista. ¡Perdón, señor piloto!

Al principio pensábamos que diez minutos iban a sabernos a poco. Cuando volvimos al helipuerto estábamos exhaustos… aunque con ganas de más.

¿Cómo son los helicópteros?

Los helicópteros son relativamente pequeños: seis asientos, de los cuáles uno es el del piloto. Nosotros conseguimos sentarnos en los delanteros y, además de la ventana frontal –¿se llamará parabrisas también en un helicóptero?– y las laterales, tuvimos la ocasión de mirar por las inferiores. Sí, en los laterales hay ventanas en el suelo por las que disfrutar de una perspectiva casi vertical.

Precios: ¿es muy caro el paseo en helicóptero por Londres?

No vamos a engañar a nadie. El paseo en helicóptero por Londres es caro. Muy caro. Hablamos de £ 200 –algo más de 234 €– por una vuelta de diez minutos. ¿Cuántas cosas puedes hacer en la ciudad por ese precio? ¡Muchísimas! Pero ninguna implica disfrutar de unas vistas tan espectaculares. Además de que volar en helicóptero ya es, en sí mismo, una experiencia alucinante.

¿Cómo se reserva? ¿De dónde sale? ¿Qué recorrido hace? ¿Y si hace malo?

Reservar un tour en helicóptero por Londres no te obliga ni a saber inglés, aunque el piloto habla en inglés –sí, eso que decía a lo que no hicimos mucho caso–. Se puede hacer directamente por internet en español desde aquí.

Un par de detalles: el peso máximo es de 110 kg y el mínimo de 15 kg –no se permite volar a niños menores de 4 años–. Te preguntarán por tu peso antes del vuelo y volverán a pesarte antes del despegue. ¡No mientas! Y los menores de 16 años tienen que volar acompañados de un adulto.

Los helicópteros despegan desde The London Heliport, en The POD Building, Bridges Ct Rd, Battersea. Se puede llegar con el South Western Railway hasta Clapham Junction o con el autobús 170 que pasa muy cerca de la estación de metro Victoria. En cualquier caso, Google Maps sabe cómo llegar desde donde estés.

Es allí donde se encuentra la sala de espera, desde donde puedes ver aterrizar y despegar el helicóptero. Y, te hemos avisado, te volverán a pesar. Antes de despegar tú, te mostrarán el vídeo de seguridad –nos dieron un chaleco salvavidas por si el helicóptero ameriza en el Támesis–. A la vuelta, podrás quedarte un rato sentado en sus sillones recordando la experiencia.

Como decía antes, el Támesis se convierte en tu carretera para sobrevolar Londres. El recorrido va desde el punto de despegue hasta llegar a The Shard, donde da la vuelta. Diez intensos minutos.

¿Y si el tiempo se estropea? No vamos a decir que Londres tenga el mejor clima del mundo, pero hay que tener en cuenta que también están acostumbrados a ello. Si no es una gran tormenta, el helicóptero despega –nosotros volvimos al helipuerto con lluvia–. Nadie puede garantizar un bonito cielo azul sobre la City… ni a ras de tierra. Si la tormenta es lo bastante grande, te ofrecen otro vuelo o la devolución del dinero.

¿Merece la pena el tour en helicóptero en Londres por su precio?

¿Merece la pena ese dineral por 10 minutos de vuelo? No te podemos responder a esa pregunta, cada persona es un mundo con sus sueños y su dinero.

A nosotros la experiencia nos gustó mucho. Es cierto que el cielo estaba nublado y que acabó chispeando al final. Pero las vistas fueron increíbles. También es cierto que, aunque he dicho que acabamos exhaustos, diez minutos es poco tiempo. Cuando te quieres dar cuenta, en el momento en que te relajas, ya estás volviendo a la base.

Una ocasión especial, un regalo para recordar, un momento de celebración… o, si te lo puede permitir, un capricho porque sí, porque hoy es hoy y porque Londres desde el cielo es todavía más bonita.