Omán “alcanzó la fama turística” con su aparición en el listado de los mejores países que visitar en 2017 de Lonely Planet. No vayas a pensar que después de 2017 ya no hay nada que ver en Omán, de hecho en 2022 vuelve a aparecer en la lista. Al contrario, cada vez hay más cosas: las nuevas obras, las restauraciones y los lugares que se van abriendo al turismo. Todo ello, junto con los clásicos, hacen que el sultanato siga siendo un destino más que interesante. Nosotros, como siempre según nuestro criterio, te contamos cuáles son nuestros 15 lugares que ver en Omán.

Cuando estés convencido de que los próximos años son tan buen momento como cualquier otro para visitarlo, echa un vistazo a nuestros consejos para viajar a Omán y, con nuestro itinerario, empieza a organizar tus vacaciones.
Vaya por delante que los 15 lugares que ver en Omán se basan en los que vimos nosotros en nuestros nueve días de viaje por el país. Aunque hemos añadido uno que no visitamos. Uno que se convirtió en una espinita clavada que cada omaní con el que hablamos nos recordaba al preguntarnos cómo era posible que no fuéramos a… Ya diremos cuál es. Paciencia.
La mezquita del Sultán Qaboos: el exceso elegante
En las afueras de Mascate, la capital del país, se encuentra esta gigantesca y moderna mezquita. Su nombre, mezquita del Sultán Qaboos, hace referencia a que fue él, el Sultán Qaboos –actual sultán del país–, quien ordenó su construcción. Mármol de Carrara, aire acondicionado oculto en paredes y columnas, la alfombra más grande del mundo en una pieza –4.343 metros cuadrados–, lámparas de araña con engastes de oro –¿podrás mirarlas sin pensar en naves espaciales?–… Todo en ella es superlativo. Casi exagerado. Pero, al mismo tiempo, elegante.

Te contamos más de la mezquita y de la capital en el artículo qué ver en Muscat: la capital de Omán y sus sorpresas, uno de nuestros edificios religiosos favoritos.

El zoco de Mutrah: uno de los más antiguos del país
Visitar un país del Norte de África o de Oriente Próximo/Medio implica, necesariamente, pasear por sus zocos tradicionales. En Omán no iba a ser diferente y son varios los que recorrimos –puedes verlos todos en nuestro artículo sobre mercados y zocos de Omán–. El primero, y uno de los más antiguos, fue el de Mutrah, junto a la capital del país.

Nos metimos por sus callejuelas y callejones cubiertos en el peor momento: a la hora de la siesta. Ante nosotros, un lugar con aspecto abandonado en el que, como no podía ser de otra forma, acabamos perdidos. Un par de horas después, las tiendas se abrieron, las calles se llenaron de omaníes y el zoco volvió a la vida. Una vida que, como siempre, nos conquistó. Aunque tenemos que decir que es bastante turístico –todavía no llega al nivel de Marruecos o Egipto en el que los vendedores salen detrás de ti– y muchas de las cosas que venden no son artesanales ni, tan siquiera, omaníes sino chinas.

El fuerte de Bahla: la defensa del desierto y el primer castillo que tienes que ver en Omán
¿Qué puede haber más cinematográfico que una fortaleza en mitad de un oásis? Eso es, exactamente, el fuerte de Bahla. Pero no sólo de cine vive el hombre y menos aún la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El fuerte de Bahla –que está en esa lista– también es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de Omán. Su historia se remonta al ¡tercer milenio antes de Cristo!

Atento a los murciélagos que encontrarás en sus salas y un consejo: no dejes de preguntar por los genios que viven en la cercana población de Bahla. Por cierto, nosotros nos quedamos de piedra cuando nos dijeron que había más de 500 fortalezas, fuertes y castillos en el país. Si quieres saber más, puedes leer nuestro artículo Castillos y fuertes de Omán, la defensa del desierto.

El castillo de Jabreen: el gusto de los sultanes
¿La diferencia entre un castillo y un fuerte o fortaleza? Que en los castillos, antiguas residencias de los sultanes, brilla el lujo, mientras que en las fortalezas y fuertes, donde vivían sólo los soldados, el único objetivo era la defensa militar de puntos estratégicos. Después del lujo de la mezquita del Sultán Qaboos, no podíamos evitar preguntarnos cómo sería el castillo de un sultán y lo descubrimos en Jabreen.

Cinco plantas y cincuenta y cinco salas dejaban claro que había una gran diferencia con las fortalezas. La joya de la corona –o del mussar, el gorro tradicional omaní– es la sala del sol y de la luna con sus catorce ventanas en dos niveles para mantener una temperatura constante día y noche.

Nizwa: la ciudad omaní completa
La ciudad de Nizwa agrupa todo lo que uno espera de Omán: llegas desde el desierto y, en su casco histórico, te encuentras con una fortaleza, de planta circular en este caso, y un zoco. En el zoco hay un edificio en donde venden artesanía y dátiles de todos los tipos, además de una zona de pescadería. También hay un importante mercado de ganado, que no llegamos a ver porque no coincidió con el día que visitamos Nizwa.

El paquete ya la convierte en visita obligada pero si, además, un simpático librero decide cerrar su librería frente a la fortaleza para llevarte hasta su mezquita –de la que es imán– y, al volver, te da una vuelta con el coche por el barrio nuevo y residencial mientras te habla de la vida en la ciudad… la experiencia no tiene precio.

Wahiba Sands: nuestro primer desierto de Omán
A diferencia de lo que nos pasó con los castillos, sabíamos que veríamos desiertos en Omán. ¿Cómo no íbamos a encontrarnos con la seña de identidad de la Península Arábiga? El primero que “salió a nuestro paso” fue el de Wahiba Sands. Como casi todos los topónimos del país, tiene muchas versiones diferentes. Desde el inglés Wahiba Sands hasta el árabe Ramlat al-Wahiba, pero parece que su nombre más habitual en los últimos años es desierto de Sharquiya.

Allí nos encontramos con los camellos de carreras, disfrutamos de nuestra primera puesta de sol desértica y admiramos el cielo omaní desde nuestro campamento.

Al Khaloof: el desierto de azúcar
¿En qué momento un desierto se convierte en playa? El de Al Khaloof llega hasta el mismo mar. Su arena fina y seca se acaba convirtiendo en el lugar en el que rompen las olas… ¿puede haber algo más mágico?

Sí. Dormir en una tienda de campaña separados del mar por una duna protectora –completamente solos, sin más personas a la vista–. Admirar un cielo nocturno como pocas veces puede uno ver –aunque tenemos que decir que los cielos de Omán son una maravilla en general–. Y despertarse para ver amanecer sobre el agua.

Si quieres saber más sobre los desiertos del país, puedes leer nuestro artículo desiertos de Omán: dulces, salados y húmedos.

Jebel Shams: las montañas de Omán
Lo admitimos, fuimos a Omán con los deberes casi sin hacer. Por eso, además de sorprendernos con las fortalezas, no pudimos dejar de asombrarnos con las montañas del país. Una cadena montañosa surcada de profundos valles que consigue que te preguntes en qué país y en qué zona del mundo estás.

Mientras el todo terreno no paraba de subir por caminos de grava, la temperatura bajaba y la vegetación aparecía. De nuevo, la civilización quedaba relegada, sobrepasada por la Naturaleza que, en Omán, es quien manda. Si desde el desierto habíamos disfrutado del cielo nocturno, desde la altura de las montañas el espectáculo nos mantuvo despiertos hasta bien entrada la madrugada.

Misfat al Abriyeen: el pueblo “perfecto” de Omán
En mitad de las montañas, a mil metros sobre el nivel del mar, está la aldea de Misfat al Abriyeen. Las casas centenarias levantadas en lo alto de las rocas con adobe fueron perfectamente diseñadas para mantener el calor en el exterior de día y en el interior de noche. Nosotros llegamos a media tarde y podemos asegurar que funcionan. Una población construida en niveles, en terrazas que ofrecen vistas increíbles de los alrededores.

Misfat al Abriyeen está rodeada por una plantación de palmeras datileras que se riegan mediante canales que llevan el agua hasta los campos. Estos canales, los aflajs, son típicos de Omán y han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Al Hamra: 400 años de historia
Muy cerca de la turística Misfat al Abriyeen, se encuentra la cuatro veces centenaria Al Hamra. Aquí, en las montañas de Hajar, se alzan algunas de las casas más antiguas de Omán con sus vigas de madera de palmera y adobe en las paredes.

Las lluvias torrenciales hacen estragos y algunas de las paredes muestran signos claros de deterioro. De hecho, nuestro guía nos indicó que había calles por las que era mejor no pasar por el peligro de derrumbamientos. Con todo y con eso, y usando un clásico, pasear por las calles de Al Hamra es viajar en el tiempo.
Wadi Bani Khalid: el oásis soñado
De niño siempre había pensando en los oásis como un lago junto a una palmera en mitad del desierto. Pero, además de esos de desierto, están los oásis de montaña –como los que vi en Túnez–. Surgientes de agua que forman valles y erosionan las rocas. Así es Wadi Bani Khalid, de hecho, wadi significa literalmente valle en árabe –como Wadi Rum o Wadi Mujib en Jordania–.

Agua cristalina, zonas de baño –siempre siguiendo las costumbres locales como indican varios carteles que recuerdan que Omán sigue siendo un país musulmán–, chiringuitos… y relajantes paseos. ¿Quién iba a esperar esta maravilla?
Wadi Shab: un trekking por un oásis
Más oásis de esos con altas paredes y sin arena. Al sur de Mascate, la capital de Omán, se encuentra el Wadi Shab, el valle del Shab. Prácticamente en su desembocadura se monta en una pequeña barca motora que lo cruza desde el aparcamiento. Al otro lado comienza el paseo, sin coches, sin ruidos, sin prisas…

Estábamos cansados después de haber pasado la noche en la playa –una playa en la que unos omaníes habían decidido celebrar el año nuevo de la Hégira y no nos habían dejado apenas dormir– y, de entrada, el paisaje no prometía mucho. ¡Error! Según nos adentrábamos en el valle, cambió nuestra opinión a la vista del río de color turquesa cercado por enormes paredes de piedra ocre con las últimas nubes en lo alto. Tómate tu tiempo, camina con calma y disfruta del agua –los pequeños peces se acercan a comer la piel muerta y la sensación es increíble–.

Bait al-Afreet: el “cenote” omaní
Después de las aguas turquesas de los oásis y de los desiertos que acababan en el mar, podríamos decir que estábamos curados de las sorpresas “acuáticas” de Omán. Pues no. Todavía nos quedaba una más que nos dejó con la boca abierta: ¿un cenote en la Península Arábiga? Eso, más o menos, es lo que es Bait al-Afreet –también conocido como Bimah Sinkhole–: un agujero en la piedra caliza que deja al descubierto una pequeña laguna de agua cristalina.

¿Serás lo bastante atrevido como para saltar desde el borde? Son unos 20 metros de caída hasta el agua esmeralda del fondo…
Masira: la isla que es un pequeño Omán
Ya lo contamos en el artículo que dedicamos en exclusiva a la isla de Masira. Todo Omán está allí: desde los desiertos a las playas, pasando por las montañas y los camellos. Puede que el segundo lugar del que más orgullosos se sienten los omaníes.

Si tienes, como nosotros, la oportunidad y la suerte de ver las pequeñas tortugas recién nacidas dando sus primeros pasos hacia el mar, te reconciliarás con el mundo.

Salalah: el orgullo de Omán
Si decía que es posible que Masira sea el segundo lugar del que más orgullosos se sienten los omaníes, el primero es, sin duda, Salalah. No hubo conversación en la que no nos preguntaran si íbamos a pasar por allí. Algo que podríamos considerar casi un castigo. ¿Por qué? Porque no, no íbamos a pasar por Salalah.
Visitamos Omán a finales de septiembre. En teoría, en esas fechas la belleza de Salalah, casi una selva verde, ha dejado paso a una zona seca… Los cambios de clima según la temporada en el sur de Omán tienen esas cosas.
Tampoco pudimos visitar el mayor desierto de la Península Arábiga, Rub al-Jali, en ese caso porque el calor era demasiado alto para aventurarse en él.

Está claro que hay mucho que ver en Omán y que habrá que volver para seguir descubriendo las maravillas del sultanato.
Por cierto, si sientes curiosidad por saber cuáles fueron, además de Omán, los mejores países para viajar en 2017 según Lonely Planet, aquí los puedes ver. Y los de 2022 aquí.
¿Te quieres de ir de viaje a Omán? Aquí puedes hacerlo:
- Busca tu vuelo más barato a Omán aquí.
- Escoge el hotel que más te guste al mejor precio en Mascate y alrededores, en Masira o en Nizwa.
- Alquila el coche en Omán al mejor precio aquí.
- Las mejores guías de Omán aquí
- Contrata tu tour guiado en Omán aquí.
- Contrata tu seguro de viaje con un 5% de descuento aquí.