Malinas, Mechelen en flamenco, es una de las ciudades menos conocidas y al mismo tiempo más atractivas de Bélgica. Te hablamos de unas cuantas cosas que ver en Malinas en un día, el tiempo que pasamos nosotros en la ciudad la primera vez, pero también te damos alguna pista por si te quieres quedar más tiempo: verás que lo merece. Nosotros hemos tenido que volver.

Sus plazas, sus torres, sus puentes sobre el río Dyle, sus palacios y obras de artistas de la talla de Rubens en sus iglesias te convencerán. Y las visitas a museos o a una de las cervecerías más famosas de Bélgica hará que te quedes casi sin tiempo.
No mareamos más, aquí están nuestros lugares que ver en Mechelen en un día (y más), te los ponemos también en un mapa al final, que no se diga que no te lo ponemos fácil.
Saltaconmiconsejo
Antes de salir, echa un vistazo a nuestros consejos para viajar a Bélgica si quieres tener algo más de información práctica.
- La Grote Markt, lo primero que tienes que ver en Malinas
- La catedral de Malinas y la torre de San Rumoldo: ¡a subir 514 escalones!
- Brusselpoort: la puerta de Bruselas, acceso al corazón medieval de Mechelen
- Rincones con magia a orillas del río Dyle
- El Palacio de Margarita de Austria y el de Margarita de York
- El pequeño beaterio y el gran beaterio de Malinas
- La cervecería Het Hanker: visita imprescindible en Malinas aunque no te guste la cerveza
- Las iglesias de Malinas y sus tesoros… de Rubens
- Algo diferente que ver en Malinas: arte urbano
- Patatas fritas, queso y chocolate: otros imprescindibles de Bélgica
- El jardín de invierno: la maravilla art nouveau de Malinas
- Razones para quedarte más de un día en Malinas
- Mapa con todo lo que hay que ver en Malinas
- Cómo llegar a Malinas desde Bruselas
- Hoteles en Malinas: dónde dormir
La Grote Markt, lo primero que tienes que ver en Malinas
Como en toda ciudad flamenca que se respete, en Malinas hay una plaza grande del mercado, la Grote Markt. Y como toda plaza grande del mercado que se respete, aquí se encuentran la catedral, centro del poder religioso, y el ayuntamiento –stadhuis–, centro del poder administrativo de la ciudad. Además de muchos bares con terrazas donde tomarse, cómo no, una buena cerveza belga.

El edificio del ayuntamiento está formado por dos partes muy diferentes: el Palacio del Consejo Mayor –donde nunca se reunió el Consejo Mayor porque no se acabó hasta el siglo XX– y el Lakenhal, el antiguo mercado de paños, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nos sorprendió su campanario inacabado, la guía nos contó que se paró su construcción cuando el comercio de paños empezó a decaer en el siglo XIV. Su techo sigue siendo el provisional del siglo XVI. Provisional, pero, obviamente, bien hecho. Muy cerca de la plaza es donde comienzan los free tours por Malinas, reserva tu plaza aquí.
¿Sabías que…?
Frente al ayuntamiento hay una original estatua de bronce que representa a un hombre siendo manteado –al lado de la catedral hay otra estatua, más grande y amarilla, con el mismo protagonista–. Se trata del “Opsinjoorke”: el muñeco que, desde 1647, es llevado en procesión por las calles de la ciudad y lanzado al aire sobre una gran tela de lino. Representaba a los maridos borrachos que maltrataban a sus mujeres y que, de esta forma, se castigaban simbólicamente, en una época en la que la paridad de sexos brillaba por su ausencia.

La catedral de Malinas y la torre de San Rumoldo: ¡a subir 514 escalones!
Al otro lado de la plaza, encarándose al ayuntamiento y a su poder municipal, se encuentra la sede del poder religioso: la catedral de San Rumoldo –Sint-Romboutskathedraal–. Tendrás que entrar para alucinar con obras como el púlpito, el altar o el Cristo en la Cruz de Anton van Dyck.

Merece la pena visitar la iglesia con calma, aunque muchos no lleguen a hacerlo por parar antes en la entrada de su torre: la torre de San Rumoldo –Sint Romboutstoren–, el gran icono de la ciudad.

No, no hay ascensor. Y sí, son más de 500 escalones hasta la cima de la torre –514 para ser exactos–. Pero te garantizamos que el esfuerzo se verá recompensado. No solo por el paisaje que se admira desde arriba –toda Malinas y hasta el Atomium de Bruselas o Amberes–, sino por lo interesante que es cada una de las paradas, más allá de que sean excusas para descansar. Se van conociendo curiosidades sobre cómo se construyó la torre y sobre la historia de Malinas y visitando rincones muy interesantes como la sala del carillón con… ¡49 campanas!

¿Recordarás todos sus nombres? Seguro que uno sí: Salvator. La mayor, fundida en 1498, de 8.800 kg y 2,32 m de diámetro. En realidad, la torre de San Rumoldo tiene dos salas de campanas, cada una con su carillón. Uno de ellos, de la escuela de carillones de Malinas.

¿Sabías que…?
Tan importante era el carillón en la ciudad que la palabra rusa para carillón es malinvji zvon, que literalmente significa “sonidos malinenses”.
Brusselpoort: la puerta de Bruselas, acceso al corazón medieval de Mechelen
La puerta de Bruselas –Brusselpoort–, del siglo XIII, era la más alta de las doce puertas que daban acceso a la ciudad amurallada de Malinas. Hoy la muralla y el resto de puertas han desaparecido, pero esta sigue intacta. Si, como nosotros, llegas andando desde la estación, te dará la bienvenida al centro histórico: lo primero que verás en Malinas.

Rincones con magia a orillas del río Dyle
Al cruzar la Brusselpoort, el camino para llegar al centro es sencillo: solo hay que seguir la Hoogstraat, que luego se transforma en Korenmarkt, y cruzar el río Dyle. Pero, antes de continuar hacia la Grote Markt, hay que parar un momento.
Primero en el mismo puente, el Grootbrug, del siglo XIII –el puente de piedra más antiguo de Flandes–, para admirar las vistas. Y luego, justo después de cruzarlo, hay que girar hacia el Vismarkt, antiguo lugar del mercado del pescado donde todavía hay pescaderías –¡con mejillones, por supuesto!–. También hay muchos cafés, como el De Gouden Vis, y restaurantes, como el De Cirque donde cenamos nosotros.

Junto al Vismarkt está el puente contemporáneo Van Beethoven. Al otro lado del río se ve la antigua cervecería Lamot que se utilizó hasta los ‘80 y que ahora es un centro comercial y de negocios con una nueva ala acristalada –y otro restaurante muy bueno, el Lam’eau–. Desde allí puedes admirar con perspectiva el primer puente, el Grootbrug.

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Tras cruzar el segundo puente, siguiendo la Haverwerf, justo antes de llegar al Kraanbrug, hay tres casitas del siglo XVII: una roja, una de madera y una verde. La roja es la casa de San José –Burgerhuis Sint-Jozef–, por un relieve que hay del santo con el niño Jesús; la de madera es la casa de los diablillos –De Duiveltjes–, por los diablos que hay en las columnas, y la verde es “El pequeño paraíso” –Het Paradijske–, por sus relieves con escenas del paraíso.

El Palacio de Margarita de Austria y el de Margarita de York
Malinas es la ciudad de las dos Margaritas: Margarita de York y Margarita de Austria –bajo el reinado de esta última, a principios del siglo XVI, la ciudad se convirtió en capital de los Países Bajos de entonces, te contamos más en nuestro artículo sobre la Malinas borgoñona–.

El palacio de Margarita de Austria, el primer edificio renacentista de los Países Bajos, es ahora el Palacio de Justicia. Prácticamente enfrente de él, se encuentra el palacio de Margarita de York, el antiguo vestíbulo del palacio es hoy el teatro municipal.

Rincón SaltaConmigo
Al ser el Palacio de Justicia, no se puede entrar a visitar el palacio de Margarita de Austria. Pero, desde un acceso trasero o con las visitas guiadas de las que hablamos en el artículo sobre la Malinas borgoñona, se puede pasar al patio.

El pequeño beaterio y el gran beaterio de Malinas
Otro rincón que cualquier ciudad flamenca que se precie tiene es un beaterio –begijnhof–. Después de visitar Brujas, Gante y Lovaina, lo teníamos claro. Las beguinas, mujeres que no eran monjas pero vivían juntas en comunidades religiosas, legaron los espacios en los que habitaban, que siguen siendo remansos de paz. En Malinas hay dos: el pequeño beaterio –klein begijnhof– y el gran beaterio –groot begijnhof–, muy cerca el uno del otro. No tienen tanto encanto como en otras ciudades de Bélgica, pero están de camino hacia el siguiente lugar…

La cervecería Het Hanker: visita imprescindible en Malinas aunque no te guste la cerveza
En el siglo XV, las beguinas empezaron a producir cerveza para los pacientes de su hospital en el gran beaterio. Esa cervecería seguía funcionando cuando, en 1872, la familia Van Breedam la compró y la modernizó. Hoy, cinco generaciones después, está todavía en manos de la misma familia, con el nombre de Het Hanker. Es la única cervecería que queda en el centro de Malinas, de las más de 30 que había hace un siglo. Sus cervezas, en particular los diferentes tipos de Gouden Carolus, son de las mejores de Bélgica y se exportan a todo el mundo, pero sigue siendo una empresa familiar, de hecho Charles Leclef, el actual propietario, vive en una casa contigua a la fábrica.

La cervecería se puede visitar para aprender más sobre el proceso de fabricación, recorrer una fábrica con mucha historia y descubrir rincones preciosos –sobre todo para los amantes de la arquitectura industrial–. ¿La guinda? Una vista sobre Malinas desde lo alto de su edificio principal.

Por cierto, si quieres dormir al lado de la cervecería, tienen hasta un hotel: el Hotel Brouwerij Het Anker. Nosotros no nos quedamos ahí pero sí que comimos en su restaurante: comida tradicional flamenca –y platos preparados con cerveza, por supuesto– muy rica y a buenos precios. ¡Muy recomendable!

Las iglesias de Malinas y sus tesoros… de Rubens
En el casco histórico de Malinas hay ocho iglesias con historia. En la web oficial de turismo de Malinas hay detalles sobre todas ellas. Si tienes que elegir por falta de tiempo, además de la catedral, tienes que visitar la iglesia de San Juan –Sint-Janskerk– y la iglesia de Nuestra Señora al otro lado del Dijle –Onze-Lieve-Vrouw-over-de-Dijlekerk–, ambas con trípticos de Rubens.

Otra iglesia muy interesante es la Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk –Onze-Lieve-Vrouw-Van-Hanswijkbasiliek–. Fue una de las primeras iglesias con cúpula de Flandes y tampoco te deberías perder sus preciosos confesionarios barrocos.

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Hay que tener cuidado con los horarios de las iglesias: la mayoría de ellas –incluidas estas tres–, abren solo por la tarde y cierran pronto. Su horario es de 13 h a 17 h (y cierran los miércoles).
Algo diferente que ver en Malinas: arte urbano
Nosotros solo nos enteramos de ello en nuestra segunda visita a la ciudad, pero en Malinas hay muchos murales. El arte urbano está ganando cada vez más protagonismo en esta pequeña ciudad de Bélgica.

Si solo estás un día en la ciudad, no tendrás tiempo para verlos todos –echa un vistazo a nuestro artículo La ruta de los murales de Malinas para saber dónde están–, pero la buena noticia es que muchos se encuentran cerca y en una posición muy céntrica. En la Langhestraat está nuestro favorito: el perro nadando del artista Smates. En la misma calle hay más, así como en la cercana Korenmarkt. Tienes más información sobre el proyecto Mechelen Muurt –muros de Malinas– en la web oficial de turismo de la ciudad.
Patatas fritas, queso y chocolate: otros imprescindibles de Bélgica
Además de la cerveza belga, también tendrás que probar otros productos típicos locales. Te aconsejamos tres sitios. El puesto de patatas fritas Frituur Korenmarkt, la quesería Kaashandel Schockaert y la pastelería y tienda de chocolates Vanderbeek. Tanto para picar como para llevarte unos recuerdos.

El jardín de invierno: la maravilla art nouveau de Malinas
Aunque solo estés un día en Malinas, no puedes dejar de visitar la que, probablemente, sea la sorpresa más grande que te espera en la ciudad : el jardín de invierno –Wintertuin– del colegio de las hermanas ursulinas de Onze-Lieve-Vrouw-Waver. Una maravilla art nouveau que nunca te esperarías en el colegio de un pequeño pueblo a las puertas de Malinas: ¡alucinarás con su bóveda acristalada!

Las hermanas ursulinas eran unas adelantadas a su tiempo y todo el enorme edificio –¡de 100.000 metros cuadrados!– está lleno de detalles. Una iglesia neogótica, estilos imperio y art decó en otras partes del edificio y una sala única: la galería de pianos de 1895. A los dos lados de la galería se abren unas pequeñas habitaciones, 35 en total, cada una con un piano. ¡Hay que verlo!

Te contamos más en nuestro artículo sobre el jardín de invierno de las ursulinas en Malinas.
Razones para quedarte más de un día en Malinas
En nuestro primer viaje a la ciudad, nos quedamos en Malinas solo un día y tuvimos que correr bastante. No pudimos hacer todo, pero salimos de ahí con la idea de que es un sitio que hay que disfrutar con calma. En nuestro segundo viaje lo hemos confirmado. Si tienes tiempo, aquí tienes alguna sugerencia más sobre cosas que hacer en Malinas.
La fábrica de tapices De Wit: tapices “reales” desde el siglo XIX
Si solo vas a pasar un día en Malinas, la visita a la fábrica de tapices De Wit seguramente quede fuera del programa. Eso fue lo que nos pasó a nosotros la primera vez, pero lo «corregimos» en nuestro segundo viaje. Hoy no se tejen tapices en De Wit. El coste de producción y la falta de pedidos han llevado a la fábrica a reconventirse en taller de conservación y limpieza. En cualquier caso, pudimos ver una demostración de trabajo artesanal con telar y grandes obras maestras en su museo. Hasta es posible comprar tapices si quieres. Te lo contamos todo en nuestro artículo La manufactura real De Wit: los tapices flamencos se conservan en Malinas.

¿Barco sí o barco no?
Como en la mayoría de ciudades flamencas, en Malinas también hay tours en barco por la ciudad, con salida al lado de la antigua cervecería Lamot. En un día, probablemente no tengas tiempo de montarte en el barco: hay mucho que ver paseando. Si estás más, es una buena opción, aunque no imprescindible. Hay unas pasarelas que recorren el río Dyle desde las que se tienen casi las mismas vistas. Ambas opciones son buenas.

El nuevo Museum Hof van Busleyden
Con un par de días en la ciudad, tendrás ocasión de conocer alguno de los museos de Malinas. En nuestro segundo viaje visitamos el nuevo Museum Hof van Busleyden. Allí conocimos más sobre la historia de la ciudad, y en particular de su etapa de mayor esplendor, la de los Borgoñones. Además de descubrir alguna de sus curiosas piezas. Te hablamos en detalle de ello en nuestro artículo sobre la Malinas borgoñona.

Más museos que visitar en Malinas
Otro museo, que no hemos podido visitar en ninguno de nuestros viajes a Malinas por sus horarios muy limitados –solo abre los viernes y sábados de 13:30 h a 17 h–, es el Het Zotte Kunstkabinet –literalmente “El loco gabinete artístico”–. Tiene una una colección de pinturas de grandes maestros flamencos, entre otros de El Bosco o Bruegel. Pero no se trata de cuadros al uso: en la mayoría los protagonistas son criaturas monstruosas o fantasiosas y hay escenas grotescas y llenas de sátira. Una pena perdérnoslo y una prueba más de que un día en Malinas no es suficiente.

En nuestro segundo viaje a Malinas nos enteramos de la existencia de otro museo que tampoco hemos tenido tiempo de visitar: el Kazerne Dossin, cuartel Dossin. Se trata de un memorial, museo y centro de documentación sobre el Holocausto y los derechos humanos. Está ubicado en un cuartel militar del siglo XVIII que, durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis utilizaron como Sammellager, centro de detención y concentración de judíos y gitanos. De aquí salieron casi 26.000 deportados en dirección a Auschwitz-Birkenau.
Mapa con todo lo que hay que ver en Malinas
Aquí tienes un mapa con todo lo que te hemos contado que hay que ver en Mechelen en un día y el resto de visitas por si tienes más tiempo.
Cómo llegar a Malinas desde Bruselas
La manera más sencilla de llegar a Malinas desde Bruselas es en tren. Se tarda menos de media hora, puedes consultar los horarios en aquí y leer nuestros consejos para viajar a Bélgica si quieres saber más sobre viajar en tren por el país. Es posible, incluso, llegar a Malinas desde el aeropuerto de Bruselas Zaventem sin cambiar de tren. De hecho, es más rápido llegar desde el aeropuerto al centro de Malinas que al centro de Bruselas. Desde el aeropuerto solo se tardan 12 minutos.

Excursión a Malinas desde Bruselas
Siempre tienes la opción de contratar un tour. También se llega en tren y se visitan los lugares más emblemáticos del centro histórico: desde la Grote Markt al palacio de Margarita de Austria pasando por la cervecería Het Hanker. Todo con guía en español. Aquí puedes consultar precios y disponibilidad del tour de Bruselas a Malinas de un día.
Hoteles en Malinas: dónde dormir
Si te hemos convencido para quedarte más de un día en la ciudad, tendrás que buscar un sitio para dormir. Nosotros hemos dormido en Malinas dos veces.
El Hotel NH Mechelen
En nuestro primer viaje nos quedamos en el hotel NH Mechelen, en la parte sur del centro histórico. Una buena opción por su ubicación: bastante cerca de la Grote Markt y no muy lejos de la estación. También tenían muy buen desayuno y habitaciones cómodas. Aquí puedes consultar precios y disponibilidad.

El Hotel Elisabeth
En el segundo viaje nos quedamos en el Hotel Elisabeth. Un hotel con mucha personalidad y aún más cerca de la Grote Markt. A 20 minutos andando de la estación central, pero más cerca de la otra estación, Mechelen-Nekkerspoel, desde donde nos fuimos hacia Amberes.

Nos encantaron los simpáticos mensajes del hotel. Como el del horario del desayuno, en el que te tranquilizaban diciéndote que no te preocuparas si tu cara se despertaba después que tú porque habían sobrevivido a Pesadilla en Elm Street. El de fuera del ascensor, que te aconsejaba que te tomaras tu tiempo como lo hacía él. O el de dentro del mismo en el que se disculpaban por la velocidad prometiendo que la siguiente vez cogerían la versión deportiva. El diseño de las habitaciones y las vistas a la torre de San Rumoldo acaban de convencer. Aquí puedes consultar precios y disponibilidad.

Ya sabemos que un día en Malinas no es suficiente, ¡pero mejor un aperitivo que no comer! Y luego… siempre puedes volver, como hemos hecho nosotros.
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