Es posible que nunca hubieras oído hablar de Bérgamo, ni supieras que estaba en Italia, antes de que Ryanair tratara de convencerte de que su aeropuerto –Orio al Serio– era el de Milán. Si ése ha sido tu caso, todavía estás a tiempo de corregir ese error, porque volar al aeropuerto de Bérgamo para hacer turismo en Milán es una opción… pero sólo después de haber visitado los lugares de interés de Bérgamo que son muchos y no tienen nada que envidiar a los de la capital lombarda.
Nosotros sí que sabíamos dónde estaba Bérgamo y que era una de esas ciudades con encanto poco conocidas fuera de sus fronteras, pero de las más bonitas del norte de Italia. Así que, aprovechando esas ofertas de Ryanair, decidimos pasar un día en Bérgamo y disfrutar de su tranquilidad.
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Qué ver en las “ciudades” de Bérgamo, Italia
Lo primero que hay que saber cuando se habla de Bérgamo es que se trata de dos ciudades en una: la ciudad baja –la città bassa– y la ciudad alta –la città alta– con su casco histórico rodeado por una muralla al más puro estilo medieval. Si pensabas que visitar Bérgamo iba a ser cómodo, estabas equivocado: los lugares turísticos bergamascos están en la ciudad alta. Pero tampoco te asustes, entre ambas ciudades hay un servicio de funicular que las une sin que tengas que hacer el menor esfuerzo… aunque la ciudad alta tenga unas cuantas cuestas y torres a las que subir.
Cómo llegar desde el aeropuerto de Bérgamo a la ciudad y a Milán
Desde Orio al Serio, el aeropuerto de Bérgamo, parten autobuses tanto hacia Milán –es lo que tiene que sea el aeropuerto de Milán para Ryanair– como para la propia ciudad de Bérgamo. Llegan a la ciudad baja, el antiguo borghi, así que es habitual empezar la visita por allí.
Qué ver en Bérgamo: la ciudad baja
Si, como es el caso, la visita a Bérgamo es de un día, puede que la città bassa la veas sólo de paso camino del funicular. Tengo que reconocer que nosotros lo hicimos así porque entrar a la Pinacoteca Accademia Carrara se nos iba de tiempo. Pero si puedes dedicarle una o dos horas al museo, porque tengas tiempo o porque te interese el arte que se exhibe en sus paredes, no pierdas la ocasión de hacerlo, si tienes más días podrías pasarte horas y horas ahí entre cuadros de Rafael, Botticelli o Canaletto..
El resto de la ciudad baja no tiene mucho interés respecto a la ciudad alta, más si tu visita de un día: una ciudad actual con sus calles, sus casas, sus coches y su diseño, que seguimos estando en Italia.
Qué ver en Bérgamo: la ciudad alta
Es en la ciudad alta donde la idea de viajar a Bérgamo cobra sentido: una ciudad medieval –con una zona amurallada– llena de palacios, plazas e iglesias que hacen que uno olvide que ha llegado con un funicular y que, un poco más abajo, hay coches, semáforos y contaminación, como si hubieras montado en una máquina del tiempo “vertical”.
La piazza Vecchia, la plaza Vieja de Bérgamo
El primero de los lugares que atrapa de Bérgamo es la plaza Vieja, la piazza Vecchia. Allí, alrededor de la fuente Contarini, se encuentran el palazzo della Ragione –palacio de la razón debido a que se usó como tribunal bajo el poder veneciano–, el palazzo Nuovo, la torre Civica y otros edificios con tanta historia como puedas imaginar.
Nosotros volamos a Bérgamo a primera hora de un sábado y, para cuando llegamos a la piazza Vecchia, todavía no había despertado del todo la ciudad. Pudimos disfrutar de ella casi en soledad, acompañados sólo por un par de bergamascos que, en bicicleta, la atravesaron camino de… ¿quién puede saber a dónde va un habitante de la città alta en bicicleta a las ocho de la mañana de un sábado que no está en su cama durmiendo?
En un día –asumiendo que volverás a tu casa a dormir– no podrás escuchar al reloj de la torre cívica, con la campana más grande de Lombardía, que todavía hoy hace sonar sus campanas a las diez de la noche recordando los días en que las puertas de la muralla se cerraban a esa hora.
Por supuesto que podrás entrar en el palazzo della Ragione, subir a la torre cívica y dar unas cuantas vueltas a la plaza y a la fuente. Llegas con energía y tienes todo el día por delante…
La basílica de Santa María la Mayor de Bérgamo
Un callejón por detrás del palazzo della Ragione lleva hasta la basílica de Santa María la Mayor, la basilica di Santa Maria Maggiore, una visita ineludible en Bérgamo. Como sucede en Pisa, aquí el baptisterio está en un edificio independiente, aunque mucho más pequeño.
No busques una puerta en la fachada porque no la hay. Los cuatro accesos se encuentran en los laterales de la basílica y dos de ellos están protegidos por leones: la puerta de los leones rojos –leoni rossi– y la de los leones blancos –leoni bianchi–. Y sí, si el ábside te recuerda a las iglesias de la Vall de Boí es porque son del mismo estilo: románico lombardo, quién sabe si los maestros que construyeron ésta no construirían también aquellas.
Al atravesar cualquiera de las puertas te darás cuenta de que ahí acaban todas las semejanzas con la Vall de Boí. El interior de la basílica de Santa María la Mayor de Bérgamo es barroco y el mármol y los frescos son los pilares de su decoración. Desde el suelo ajedrezado hasta las cúpulas pintadas.
La capilla Colleoni, con los frescos de Tiepolo
Junto a la basílica, aunque con una entrada independiente, está la capilla Colleoni. Si aquella no tenía una entrada imponente, ésta sí. La fachada, decorada con mármol negro y rojo sobre el mármol blanco que hace las veces de base, puede llevar a engaño, a pensar que es ésa la basílica. Se trata, en realidad, del mausoleo de Bartolomeo Colleoni y para su construcción se demolió la sacristía de la basílica. La búsqueda de gloria del mercenario, que luchó a las órdenes de la República Serenísima de Venecia, del reino de Milán, del reino de Nápoles… le llevó a pedir una estatua suya en la plaza de San Marcos de Venecia. Los venecianos se la concedieron, pero en otro plaza más pequeña, también de San Marcos.
En Bérgamo no tuvo problemas para cumplir su sueño y en el interior de la capilla, su estatua dorada y su sarcófago rivalizan con el altar y resto de elementos religiosos. Además del sarcófago de mármol y de la escultura de Colleoni a caballo, se encuentran los frescos de Tiepolo que representan episodios de la vida de San Juan Bautista, de San Marcos y de San Bartolomeo. Y tendrás que creerme porque no se pueden hacer fotos en el interior –nunca lo entenderemos, pero…–.
La piazza del Duomo, la plaza de la catedral de Bérgamo
El baptisterio y la basílica de Santa María la Mayor, la capilla Colleoni, la parte trasera del palazzo della Ragione… y la catedral forman la piazza del Duomo de Bérgamo, otra cita ineludible en cualquier visita a la ciudad alta.
El castillo amurallado de Bérgamo y el panorama desde San Virgilio
Si creías que subiendo unas cuantas cuestas por la ciudad alta ya habías hecho todo el ejercicio que correspondía para poder disfrutar de una buena comida típica de Italia sin remordimientos… llega el momento de poder pedir el postre. La ciudad alta se ve completa desde más arriba, desde la colina de San Virgilio. Queda subir hasta allí para disfrutar del panorama y para visitar el castillo amurallado –como siempre en la parte más alta de las ciudades–. ¿A qué ahora podrás pedir un tiramisú sin sentirte culpable?
Qué comer y dónde comer en Bérgamo: platos típicos y restaurantes
Sí, aunque sólo te quedes un día en la ciudad, no puedes dejar de disfrutar de su comida en un buen restaurante. Además, una pausa con tantas cuestas te vendrá bien. Como hemos dicho en varias ocasiones no hay una sola «comida típica de Italia», sino que hay un sinfín de especialidades típicas regionales. Así que, ¡no pidas pizza y carbonara! y echa un vistazo a los platos típicos del norte de Italia.
Entonces, ¿cuáles son los platos típicos de Bérgamo? Sin duda, no puedes dejar de probar los casoncelli alla bergamasca –el nombre en italiano, en bergamasco casonsèi dela bergamasca–, uno de los platos estrella de la comida local. Se trata de una especie de ravioli rellenos de carne condimentados con mantequilla fundida, salvia, queso Grana Padano o Parmigiano Reggiano y, a veces, ajo y panceta. El relleno, además de carne de ternera asada, lleva miga de pan, huevos, queso Grana Padano, salami, amaretti –galletas hechas con pasta de almendras–, pasas, peras y algunas especias. No, no es un plato light, ¡pero qué ricos están los casonsèi!
Otra gran especialidad local es la «polenta e osei«, originalmente polenta con «pájaros», un plato típico en el pasado y que ahora tiene su versión «dulce»: un postre que tiene un aspecto parecido pero no te preocupes, ¡no hay que matar a ningún pájarito! Un bizcocho con crema, chocolate y algo de licor, glaseado con azúcar amarillo para darle ese tono parecido a la polenta. Los pájaritos se han sustituido por trocitos de chocolate, mucho mejor, ¿no?
La polenta, la de verdad, es la reina de muchos platos de la zona, como no podía ser de otra forma. Y, aunque no sea originaria exactamente de Bérgamo sino de otra zona de la Lombardía, se come mucho la polenta taragna, hecha con trigo sarraceno.
Tampoco puedes dejar de probar los quesos locales –hay 9 DO en la zona– y, si quieres tomarte un helado, que sea de stracciatella –helado de nata con trocitos de chocolate–, ¡este sabor nació aquí!
Si te preguntas dónde comer en Bérgamo, nosotros comimos muy bien en el restaurante Da Mimmo que, como suele pasar cuando vamos a Italia, habíamos encontrado en la guía del Touring Club Italiano, ¡no suelen fallar! Sí, tienen también pizza, un poco raro, pero la cocina local está riquísima.
Alojamiento en Bérgamo, dónde dormir
Partiendo de que la nuestra fue una visita de un día, no necesitamos encontrar un hotel en Bérgamo para pasar la noche. Si tú quieres estar más tiempo, podrás dormir tanto en la ciudad alta como en la baja… aunque, puestos a dormir en Bérgamo, nosotros buscaríamos en la ciudad alta para poder oír el reloj de la torre cívica marcando la hora del cierre de la puerta y poder pasear por la ciudad amurallada de noche. Mira aquí precios y disponibilidades de hoteles en Bérgamo.
Ya puedes decir que saber dónde está Bérgamo y que merece la pena visitarlo.
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