Citando a Romeo, “No hay mundo fuera de los muros de Verona, sino purgatorio, tormento, el mismo infierno”. Vale, los personajes shakespearianos eran un poco exageraditos, pero la belleza de Verona está fuera de discusión. El dramaturgo inglés seguramente no imaginó que, más de cuatro siglos después de escribir Romeo y Julieta, Verona seguiría siendo, gracias a él, la ciudad del amor por excelencia y una de las más queridas por los turistas que desean viajar a Italia.
Yo le tengo mucho cariño a esta ciudad del Véneto por una razón muy diferente: es la ciudad de una empresa en la que trabajé muchos años y por ello viajaba aquí a menudo, aunque tenía poco tiempo para disfrutar de ella. Te aseguro que Romeo y Julieta son sólo una excusa para visitarla, hay muchísimo más. Por ello, si puedes dedicarle un fin de semana, no te arrepentirás, pero para quien tenga menos tiempo, aquí está nuestra selección de 14 cosas que ver en Verona en un día, una de las que consideramos ciudades más bonitas de Italia.
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La Arena de Verona: lo primero que tienes que ver en Verona
La Arena de Verona es el gran icono de la ciudad y uno de los anfiteatros romanos más conocidos del mundo. Se levantó en el siglo I y se ha conservado tan bien que se sigue utilizando para la diversión de sus espectadores. Eso sí, los espectáculos han cambiado bastante: de los gladiadores romanos se ha pasado a cantantes. En julio y agosto se celebra aquí uno de los festivales de ópera más famosos de Italia. El resto del año, también se puede entrar para visitar su interior. Ah, y en Navidad verás un cometa salir de ella…
¿Sabías que…?
El anfiteatro de Verona es el cuarto anfiteatro romano más grande que ha sobrevivido tras el Coliseo de Roma, el menos conocido anfiteatro de Capua, en la región de Nápoles, y el de El Jem, en Túnez.
Si lo que quieres es visitar la Arena de Verona y que te cuenten su historia, aquí puedes contratar un tour guiado, además, te saltarás las colas para conseguir la entrada –eso sí, es en inglés–.
La Piazza Bra’: el centro más centro de Verona
La Piazza Bra’, la plaza a la que da uno de los lados de la Arena, es algo así como la plaza mayor de Verona: uno de los lugares de encuentro más comunes de los veroneses. Está particularmente animada en verano, antes y después de los espectáculos de ópera. Es también una muestra de la arquitectura italiana de diferentes épocas: además del anfiteatro romano hay edificios renacentistas, barrocos y neoclásicos.
¿Sabías que…?
Bra’ es una abreviación del italiano “braida”, un campo con prado. Esto era en la Edad Media, a pesar de aquí estuviera el anfiteatro romano.
De la piazza Bra salen los tours guiados por Verona. Una forma rápida de situarse en la ciudad –una hora y media sin entrar a ningún monumento– que puede servir de punto de partida para el resto de visitas, aquí puedes reservar tu plaza.
La Casa di Giulietta: la famosa casa de Julieta en Verona
Si la plaza Bra’ es el lugar de encuentro de los veroneses, la Casa de Julieta lo es de los turistas. Está claro que la ficticia casa de la coprotagonista de una de las tragedias más célebres de la historia tenía que tener “tirón”. En este edificio gótico, del siglo XIII, lo más famoso, por supuesto, es el balcón –reconstruido– desde donde se habría asomado Julieta.
Enamorados de todo el mundo dejan en el patio sus mensajes de amor, de forma a veces un poco asquerosa: ¿qué es eso de pegar los billetitos con chicle o declarar tu amor eterno sobre una compresa?
Tengo que admitir que nunca hemos entrado en la casa de Julieta, no sé si merecerá la pena…
¿Sabías que…?
La costumbre, que se dice que trae buena suerte, de tocarle el pecho derecho a Julieta hizo que la estatua –que es de los años ‘70 del siglo XX– se dañara bastante, llegando a tener un pequeño agujero. La que hay ahora en el patio de entrada es una copia, la original está en un patio interior.
El punto turístico más famoso de la ciudad no podía quedarse fuera del free tour por Verona, una buena manera de tener una primera toma de contacto, aquí puedes reservarlo.
Piazza delle Erbe: la otra plaza que tienes que ver en Verona
La otra “gran” plaza de Verona, que rivaliza con la piazza Bra’ por ese puesto de “plaza mayor” a pesar de ser mucho más pequeña, es la Piazza delle Erbe. Ocupa el lugar del antiguo foro romano y, como su nombre indica, “plaza de las hierbas”, es la plaza del mercado de la ciudad. Todavía hay un mercado diario, aunque algunos puestos ahora vendan souvenirs made in China…
Aún así, para mí es el rincón más bonito de Verona. Siempre acudía aquí en mis viajes de trabajo aunque fuera durante pocos minutos. Las casas medievales, renacentistas y barrocas que la delimitan y los puestos de su mercado le dan un carácter único. En el centro de la plaza está la fontana di Madonna Verona –fuente de la Virgen Verona–: una fuente del siglo XIV con una estatua romana del siglo I que estaba en su origen en el foro. ¡Me encantan estas mezclas de estilos que hay en cada esquina de la ciudad!
¿Sabías que…?
Muchos de los gobernantes de Verona dejaron su “marca” aquí. En el capitello o tribuna, del siglo XIII, los “podestà” –los señores de la ciudad– juraban fidelidad a los estatutos y exhibían las cabezas cortadas de los delincuentes. En la colonna del mercato o colonna antica, de 1401, los vizcondes de Milán –entonces amos de estas tierras– ponían sus estandartes. Y la columna de San Marcos con su león alado, del siglo XVI, es un símbolo del poder de Venecia, en la época en la que Verona formaba parte de la Serenissima Repubblica di Venezia.
Piazza dei Signori: una plaza más que no te puedes perder
Desde la Piazza delle Erbe, pasando por debajo del arco della costa di balena, se llega a otra plaza encantadora. ¡Desde luego no faltan plazas bonitas en Verona! Se trata de la piazza dei Signori, con su estatua dedicada a Dante en el centro.
Esta plaza era el centro de las instituciones públicas de la ciudad en la Edad Media y en el Renacimiento: el tribunal y el concejo. Los edificios más interesantes de la plaza son la renacentista Loggia del Consiglio y la corte románica del Palazzo della Ragione o del Comune.
¿Sabías que…?
La costa di balena se llama así porque el hueso que cuelga de ella parece ser una costilla de ballena. Si entiendes italiano –y, si no, siempre estará Google Translate–, este artículo te dará información curiosa sobre ese hueso.
Las Arche Scaligere: unas tumbas monumentales muy peculiares
Desde la piazza dei Signori se pasa a otro rincón precioso: el piazzaletto delle Arche. Ahí se encuentra la iglesia románica de Santa Maria Antica, del siglo XII, y las Arche Scaligere, las tumbas monumentales “colgantes” de los señores de Verona del siglo XIV. La de Cangrande I, con su estatua ecuestre, es probablemente la más conocida.
La iglesia de Santa Anastasia y sus frescos
La iglesia gótica de Santa Anastasia es sin duda una de las más bonitas de Verona. La fachada está inacabada pero su portal del siglo XIV es una maravilla. El interior es realmente majestuoso y, como suele ser habitual, es un pequeño museo de obras de arte de diferentes épocas.
Lo más famoso es el fresco del siglo XIV “La famiglia Cavalli presentata da tre angeli alla Vergine” del pintor Altichiero. ¡Tenía un poster de este cuadro en el salón de mis padres y por fin lo he visto de verdad! Muy aconsejable escuchar las explicaciones de la audioguía.
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Hay un billete conjunto de 6 € que da acceso a las cuatro iglesias más interesantes de Verona: Santa Anastasia, San Zeno, la catedral y San Fermo. Si sólo entras a una, el precio es de 3 € y realmente merece la pena visitar las cuatro si tienes tiempo. En su página web oficial puedes consultar los horarios de visita de las iglesias. En la página oficial de turismo de Verona puedes consultar los horarios del resto de monumentos.
La iglesia de San Fermo Maggiore
La iglesia de San Fermo Maggiore es en realidad dos iglesias, una encima de la otra. La inferior es del siglo XI-XII y tiene frescos de esa época. La superior es gótica, de los siglo XIII y XIV. Una vez más, es como un pequeño museo y aquí su obra más conocida es la Anunciación de Pisanello, un fresco de principios del siglo XV.
Cerca de la iglesia de San Fermo Maggiore hay otros dos puntos de interés: el palacio Lavezola Pompei, del siglo XVI –es la sede del Museo de historia natural– y la romana porta dei Leoni, del siglo I.
El Duomo: la catedral de Verona
Viajar a una ciudad italiana sin visitar su catedral está considerado pecado… Bueno, no sé si es para tanto, pero las visitas a las catedrales suelen ser imprescindibles. Verona no es la excepción con su Duomo, Santa Maria Matricolare, y su mezcla de estilos: el pórtico y el ábside románico, el interior gótico, los añadidos renacentistas, etc.
Aquí la visita también incluye más de una iglesia. A través del claustro románico se accede a otros dos espacios, ambos del siglo XII: la iglesia de Santa Elena –románica con estructura paleocristiana– y el baptisterio de San Giovanni in Fonte –con su pila bautismal original del siglo XIII–.
Al otro lado del Adige: iglesias, vistas y teatro romano
SI tienes tiempo, puedes cruzar el río Adige por el Ponte di Pietra y visitar las iglesias de Santa Maria in Organo –con su precioso coro–, de San Giovanni in Valle –con el arca de los santos Simón y Judas, del siglo IV– o de San Giorgio in Braida –que estaba en restauración la última vez que fuimos–.
Puedes, además, ver los restos del Teatro Romano, aunque sea desde fuera. Más tarde subir hasta Castel San Pietro, con su mirador sobre Verona –este último me lo había recomendado un amigo veronés–. Los árboles no dejan ver todo lo que hubiéramos querido, eso sí…
Corso Cavour y la porta dei Bórsari
El Corso Cavour es una de las calles más bonitas de Verona y una de las arterias principales de su casco histórico. Se extiende desde la Porta dei Bórsari, el arco principal de entrada a la ciudad romana, hasta otro, el arco dei Gavi, los dos del siglo I.
Entre ambos, hay muchos palacios renacentistas, como el palazzo Canossa o el palazzo Bevilacqua, los dos del gran arquitecto veronés Sanmicheli.
¿Sabías que…?
A pesar de ser romana, la porta dei Bórsari tiene un nombre medieval: los “bursarii” eran los que recolectaban los impuestos del obispo.
Castelvecchio y el Ponte Scaligero: la Verona medieval
Castelvecchio, con sus torreones, sus almenas, su patio, su muralla… es el castillo medieval perfecto y otro de esos lugares que tienes que ver en Verona sí o sí, aunque sea por fuera. Tenemos que admitir que nosotros no hemos entrado nunca, por falta de tiempo. Acoge el Museo di Castelvecchio donde, entre muchas otras obras, puedes admirar la estatua ecuestre original de Cangrande I de las Arche Scaligere –la que hay en su lugar es una copia–.
Parte del complejo de la fortaleza es el Ponte Scaligero o Ponte di Castelvecchio, el más bonito de los puentes que cruza el río Adige en la ciudad. El original era medieval como la fortaleza, aunque fue reconstruido tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
San Zeno Maggiore: la iglesia que tendrías que ver en Verona si sólo pudieras ver una
Si mi plaza favorita de Verona es la piazza delle Erbe, mi edificio favorito es la iglesia de San Zeno Maggiore, una gran obra maestra del románico italiano.
Su portal y su puerta esculpida en bronce, del siglo XII, son una delicia para los ojos. El interior, en dos niveles, simple pero majestuoso, es sobrecogedor. El tríptico de Andrea Mantegna en el altar mayor, la Virgen y los santos, es una joya renacentista.
En la plaza San Zeno está la que en más de una ocasión me han recomendado como la mejor heladería de Verona: Zeno Gelato e Cioccolato, ¡pero la encontramos cerrada!
De San Bernardino a la Porta del Palio
Si todavía tienes un poco de tiempo y no estás cansado de iglesias –que, aunque sean preciosas, pueden llegar a saturar un poco–, cerca de San Zeno hay otra más: San Bernardino, una iglesia gótico-renacentista con preciosos frescos.
No muy lejos está la Porta del Palio, una puerta monumental renacentista del arquitecto Sanmicheli. Por aquí entraba siempre en coche cuando venía por trabajo, mi bienvenida a la ciudad.
Mapa con todo lo que hay que ver en Verona en un día
Aquí tienes un mapa con todos los lugares que visitar en Verona en un día que te hemos aconsejado, para no perderte ni uno.
Comer en Verona: restaurantes y gastronomía típica veronesa
La cocina típica veronesa es riquísima y contundente, como suele pasar con toda la comida del norte de Italia.
Los bigoli, un formato de pasta típico de esta zona, se comen con muchas salsas. Los más conocidos son los bigoli con le sarde, con sardinas. La pasta e fagioli, un clásico de la cocina del Véneto, también es muy popular aquí. Se comen muchos risotti –uno de los mejores arroces para risotto es el vialone nano, de esta zona–, como el risotto all’amarone, con vino, o el riso al tastasal, con carne picada.
Uno de los segundos más tradicionales es el lesso con la pearà, el cocido veronés. También hay muchos platos a base de carne de caballo, como la pastissada de caval. Los segundos van siempre acompañados de polenta –lo único que no nos gusta de la cocina véneta y, en general, de la comida del norte de Italia–.
La última vez que fuimos a Verona cenamos en el restaurante Il Ciottolo y comimos unos sfilacci di cavallo, unos bigoli con pastissada de caval, unas pappardelle all’anatra y un lesso con la pearà, todo riquísimo.
Si visitas la ciudad en Navidad, tienes que probar un pandoro. Es el dulce típico navideño de Verona tan famoso, en Italia, como el panettone milanés. Debes hacerlo en una de sus panaderías artesanales como Flego o Perbellini.
Hoteles en Verona: dónde dormir
Cuando visitaba Verona por trabajo siempre dormía fuera del centro histórico, cerca de la fábrica. En otras ocasiones, hemos visitado la ciudad en un día sin dormir ahí. Pero la última vez teníamos ganas de quedarnos de noche para disfrutar de su atmósfera nocturna. Dormimos en el Hotel Scalzi Verona porque había una oferta de Booking, aquí puedes consultar precios actualizados y disponibilidad. La verdad es que el hotel es un poco viejo, pero está muy bien de posición, nos dieron una habitación muy grande, el desayuno fue más que correcto y el personal era muy simpático.
Cómo llegar a Verona desde España: vuelos
En Verona hay aeropuerto, pero desde Madrid –desde donde salimos nosotros–, sólo llegan un par de vuelos por semana. Una muy buena opción es volar a Bolonia y, desde ahí, llegar en tren –aquí puedes ver los horarios y hasta comprar tus billetes, y no dejes de echar un vistazo a nuestros consejos para viajar en tren por Italia–. A nosotros nos encanta volar a Bolonia –volamos mucho a nuestra ciudad favorita de Italia– con Air Nostrum. Tienen dos vuelos al día, aviones pequeños muy cómodos, con mucho espacio para las piernas y un gran servicio al no ser low cost. Además, comprando con tiempo, los precios están muy bien.
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Verona es mucho más que la ciudad de Romeo y Julieta, ¿no?
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