Un año y una semana de viaje por Sudamérica y la Antártida, nuestro #LatTrip. Cuando nos invitaron a contarlo en 5 minutos en el último Travel Blogger Meeting en Gijón pensábamos que iba a ser imposible. ¿Cómo íbamos a resumir en tan poco tiempo todo lo que vivimos, que saboreamos, con que nos asombramos, que nos asustó o que nos maravilló durante nada menos que 372 días? No podíamos hablar de toda la gente maravillosa con la que nos cruzamos, de todos los paisajes, más o menos conocidos, que nos dejaron sin aliento, de las metrópolis, con su vida, su caos y sus peligros, de todos los saltos de JAAC… Así que decidimos simplemente nombrar algunas de las experiencias del viaje que no nos esperábamos vivir y que nos marcaron tiñendo de azul, amarillo, rojo o negro nuestro viaje. Hemos pensado en dejarlas también por escrito por aquí, con algún detalle más, tanto que ocupan dos artículos… ¿Os las contamos?
Buscar autostop y acabar entrevistados en la radio
Estábamos en Tacuarembó, Uruguay, y queríamos ir hacia Salto para pasar a Concordia, en Argentina. El problema: ese día no había autobús. Hicimos autostop desde nuestro hotel al centro y los señores del coche nos dijeron que fuéramos a la radio a pedir que alguien nos llevara… y acabamos entrevistados en directo. Lo contamos como una de las diez experiencias que más nos marcaron en Uruguay… aunque no conseguimos que nos llevara nadie.
Ir a escuchar samba en el “barrio chungo” de Río y ser transportado a otro mundo
Hacer couchsurfing es una manera única de vivir un país y de llegar sólo donde los locales pueden. Así, cuando Edson nos dijo que nos llevaría a escuchar samba en la calle no nos lo pensamos ni un momento y allá que fuimos. Fue uno de los mejores momentos de nuestro viaje. Escuchar a centenares de personas cantando al unísono esos estupendos ritmos y con el entusiasmo que sólo los cariocas saben poner nos puso la piel de gallina. Estábamos en el barrio de Gambóa, en el Largo João da Bahiana (Pedra do Sal). Lo que no sabíamos era que ese barrio es bastante peligroso, sobre todo de noche, por eso no hay turistas. Pero llegando en coche hasta la puerta con nuestro anfitrión ni nos dimos cuenta. Lo contamos como una de las visitas imprescindibles de Rio de Janeiro.
Descubrir el lejano oeste de Brasil
Otra vez gracias a nuestro host de couchsurfing, en este caso de Brasilia, descubrimos un lado totalmente desconocido de Brasil para nosotros. Las cavalhadas de Pirenopolis, con su batalla entre moros y cristianos, los extraños “mascarados” y sobre todo el público, con botas de punta y sombreros de cowboy. Aquí no se escucha samba, es la sertaneja que manda. Tenemos una entrada completamente dedicada a esta sorprendente fiesta. Gracias a Weuds por descubrírnosla.
Dormir en una casa cuartel con una pareja de amables militares
Nuestras experiencias de couchsurfing en Brasil fueron de lo más variopinto. Desde azoteas de edificios de lujo hasta favelas, pasando por una cabaña en la selva. Pero una de las mejores fue la que tuvimos con Lucas, teniente del ejercito de tierra y su mujer Fernanada, sargento del ejército del aire en São Luís. Dormimos en su casa en el cuartel, “es como una urbanización normal pero el portero lleva rifle”, nos dijo Lucas. La pareja es genial, son amabilísimos y fueron unos anfitriones estupendos, además ¡Fernanda cocina de lujo!
Ser intimidados por el rugido de un caimán
Nuestro días de travesía en barco por el Amazonas brasileño y luego los días que pasamos durmiendo en un lodge en la selva son inolvidables, aquí recolectamos cantidad de estupendos recuerdos. Uno de los más extraños y aterradores, sin duda, fue escuchar el rugido de un caimán en nuestro pequeño bote… ¡No teníamos ni idea de que los caimanes rugieran!
Que se te infecte una muela en un trekking de seis días y te vuelvas adicta al ibuprofeno
El ascenso al Roraima, en Venezuela, fue una de las experiencias más enriquecedoras y, al mismo tiempo, más duras de nuestro viaje. No por nada escribí un artículo sobre ello titulado: Ascenso al Roraima, ¿sí o no? A lo dura que fue la subida se sumó una infección de una muela. Mis compañeros nunca se olvidarán de mi cara hinchada como un globo. Por supuesto, los antibióticos se habían quedado abajo así que… ¡a tomar ibuprofeno y convertirme en la House del grupo!
Parar todos los mototaxi del pueblo y negociar con los mafiosillos locales
Antes de nada, tenemos que decir que Colombia, a pesar de no haber limpiado todavía su imagen de cara a los turistas por hechos del pasado, nos pareció un país muy seguro para viajar, en su gran mayoría. Y más Mompós, un bonito y aislado pueblo colonial. Pero estas cosas pueden pasar en cualquier sitio… El día había empezado mal, con un dolor al pecho de JAAC que nos llevó al hospital. En el mototaxi —parecido a un tuc-tuc indio— “perdimos” el móvil. ¿Qué hacer entonces? Nos paramos en la calle principal del pueblo parando todos los mototaxis y diciendo que ofrecíamos recompensa. Y al final “encontramos” el móvil y pagamos la recompensa.
Dormir bajo un volcán y creer que han sonado las alarmas de evacuación
En Baños saben que es una evacuación. El pueblo, que se encuentra literalmente debajo del volcán Tungurahua, fue evacuado por casi dos meses en el 1999. Y hay señales de vías de evacuación por doquier. Cuando estuvimos nosotros el Tungurahua estaba muy “juguetón” y llenó el pueblo de unos cuatro-cinco centímetros de ceniza. Los temblores hicieron sonar las alarmas de los coches y yo creí que eran las de evacuación… Eso sí, ¡JAAC ni se despertó!
Y todavía nos quedaban muchas más experiencias de viaje…