Nunca lo habíamos pensado como un destino gastronómico. Lo cierto es que poco sabíamos del país cuando decidimos ir a visitarlo y la comida típica de Bulgaria no entraba en la reducida lista de cosas que conocíamos. Gran error… o tremendo acierto, según se mire. En el mes que pasamos en Bulgaria disfrutamos de su gastronomía y acabamos enamorados de algunos de sus platos tradicionales. ¡Ay, esa banitsa!
Prepárate para platos contundentes, sabores auténticos y un gusto por las ensaladas que nos pareció exagerado… Sobre todo si fuera del restaurante está nevando, el suelo tiene una capa de hielo y el termómetro marca cinco grados bajo cero. Sí, incluso en pleno invierno las ensaladas siguen teniendo su hueco entre los platos típicos de Bulgaria.
Antes de nada, la selección de platos es completamente personal. Estuvimos un mes viajando por el país pero, obviamente, no probamos todos sus platos típicos. Así que seguro que hay muchas delicias que no están en el listado. Lo que te podemos asegurar es que todo lo que hay está delicioso. Y un plus: la comida en Bulgaria, como casi todo en el país, es muy barata.
Saltaconmiconsejo
Comer en Bulgaria casi puede ser motivo suficiente para viajar al país, pero… echa un vistazo a nuestras rutas por Bulgaria de 5, 7 y 10 días para que no sea todo comer. Y, antes de ponerte con la organización, date una vuelta por nuestros consejos para viajar a Bulgaria.
La comida típica de Bulgaria: nuestros platos favoritos
Los platos no están colocados en orden de preferencia porque nos resulta casi imposible hacer una clasificación entre ellos. Y, como decíamos antes, casi todos son bastante contundentes… de nuevo, es lo que tiene viajar en pleno invierno: el cuerpo pide calorías para compensar el frío exterior.
Banitsa
La de buenos momentos que nos dieron las banitsas mientras paseábamos por las calles de Sofía y de Plovdiv. Las encontramos en puestos callejeros, en panaderías y hasta en algunos supermercados con zona de platos preparados. Y, ¿qué es la banitsa? Un pastel de masa filo relleno de queso sirene –un queso típico de Bulgaria curado en salmuera parecido al feta– que se come caliente y que es una delicia. Tanto, que debería estar prohibido salir del país sin haberla probado.
Patatas fritas con queso, kartofi sŭs sirene
Muy simple, pero una vez que las pruebas no puedes dejar de pensar en cómo no se te había ocurrido juntar las patatas fritas con el queso rallado antes. El queso es el mismo que el de las banitsas y se nos hace la boca agua solo con recordarlo. Tengo que decir que para mí no fue una completa sorpresa: había probado esta combinación, que me había dejado ya loco entonces, en Rumanía. Si lo quieres probar en casa lo tienes fácil, solo tienes que encontrar queso sirene y un rallador.
Un plato extra de queso: queso empanado. Así, como suena. En Grecia tienen el feta al horno y el kefalotyri frito… en Bulgaria el sirene empanado.
Sach y kavarma
Del sach nos encantó el sabor y la presentación. Carne de cerdo y/o pollo con hortalizas –patata, cebolla, zanahoria, champiñones…– cocinada en una especie de plancha circular con asas que acaba en tu mesa sobre una madera. Se mantiene caliente, se sigue haciendo, no pierde sabor porque se cocina y se come en el mismo sitio: un acierto.
La única diferencia, al menos que nosotros apreciáramos, de la kavarma es el recipiente en que se cocina. La kavarma se prepara en una fuente de barro y lleva algo de caldo, pero, por lo demás, los mismos ingredientes. ¿Qué podía salir mal? Nada. Otro de nuestros platos favoritos de la cocina búlgara.
скара, la parrilla: kebápche, kyufté y shishche
El slogan “a la parrilla sabe mejor” lo llevan a fuego –nunca mejor dicho– en Bulgaria. Los platos preparados en parrilla –скара– son clásicos en cualquier menú del país. Los que más nos gustaron:
- kebápche, una especie de salchicha/kebab de carne picada;
- kyufté, unas albóndigas que se sirven aplastadas –como hamburguesas– de carne especiada;
- shishche, los clásicos pinchos morunos de carne con hortalizas –cebolla, pimiento, patata–.
Siempre los puedes acompañar de patatas fritas con queso y matas dos pájaros de un tiro.
Las sopas –супи–: un mundo para elegir
En invierno no apetecían las ensaladas, por mucho que sean la estrella de la gastronomía de Bulgaria. Lo que buscábamos con ansia cada vez que entrábamos en un restaurante eran las sopas, супи en búlgaro. Y no quedábamos defraudados. La variedad de sopas en el país es solo comparable a la de ensaladas.
Las probamos de todos los gustos: de judías blancas –bob chorba–, de pollo –pileshka supa–, de ternera –teleshka supa–, con carne picada –supa topcheta–… Incluso probamos una de salchicha –el nombre estaba en cirílico– que también estaba deliciosa. Sin duda un acierto a la hora de comer en Bulgaria.
Los dulces: baklava y mekitsi
Casi cinco siglos de dominación otomana dejaron su huella en Bulgaria –bueno, en su gastronomía, porque los edificios fueron casi todos destruidos tras la liberación–. Hablamos de uno de los dulces típicos por excelencia, la baklava. Masa filo rellena de una pasta de pistachos o nueces y cubierta de almíbar o miel. Nos enamoró en Estambul, nos apasionó en Jordania y mantuvimos el romance en Bulgaria.
¿Quién iba a esperar encontrar un dulce típico de Bulgaria en el desayuno de un monasterio? Nosotros, desde luego, no lo teníamos previsto cuando nos quedamos a dormir en el monasterio de Bachkovo. Pero allí estaban a la mañana siguiente, un par de mekitsi, una especie de buñuelo cubierto de azúcar glas.
Los platos que no probamos y los que no nos gustaron
Está claro que solo con la lista de platos típicos búlgaros deliciosos ya podrías comer perfectamente, pero ¿y si quieres innovar? Te proponemos más comida típica del país que no probamos –porque no pasamos por la zona, porque no la encontramos, porque no nos gustan los ingredientes o porque no apetecía con ese frío–.
Empezamos con los platos que se quedaron en el tintero por la ensalada tradicional –shopska–. Los tomates, pepinos, pimientos, cebollas, perejil y queso eran muy poco apetecibles a temperaturas bajo cero. La misma razón vale para el yogur salado y el pepino del tarator. Habrá que volver en verano, bueno, en mi caso ni en verano.
La lutenitza se quedó fuera porque, para dos personas a las que no les gustan los pimientos, una salsa de tomate y pimiento no era opción. Eso sí, es de lo más tradicional y, si te gustan, deberías untar una rebanada de pan con ella y comer pimientos rellenos –palneni chushki–.
Tampoco probamos el patatnik –una especie de pastel de patata y queso– porque no pasamos por los montes Ródope, al sur de Bulgaria, de donde es tradicional.
Además, para que no te equivoques, también te hablamos de una cosa que no nos gustó y que, según hemos leído, es casi imposible que le guste a un extranjero… tú verás si quieres romper la estadística. Es el, o la, boza, una bebida a base de trigo fermentado. Que el color, parecido al chocolate, y la cantidad de gente que verás bebiéndola no te engañe: no es chocolate. Y, siguiendo con la bebida, tampoco le dimos a la rakia, un aguardiente de fruta fermentada.
Dónde comer en Bulgaria: restaurantes típicos con menú del día y puestos callejeros
Y, ahora, ¿dónde comer estos platos? La comida búlgara se disfruta en los restaurantes y en los puestos callejeros. Tenemos que decir que, en diciembre, el número de puestos callejeros es más reducido. Encontramos algunos en los alrededores de las estaciones de tren y de autobús y te aseguramos que las banitsas y kebápche son el tentempié perfecto mientras esperas.
Eso sí, no todo vale. Si buscas platos tradicionales búlgaros, tendrás que buscar restaurantes tradicionales: las tabernas –tаверна– y las mejana –mехана–. Que no te asuste el aspecto de sitio para guiris por la decoración excesiva o la ropa de los camareros. Restaurante tradicional en Bulgaria equivale a decoración y vestuario igual de tradicionales. Lo notarás también en la cantidad de locales que hay dentro. ¡Lánzate! Lo mismo hasta te encuentras con una fiesta –como nos pasó el Bansko– o con un baile típico entre camareros –lo vivimos en Ruse–.
Otra cosa que descubrimos con alegría es que casi todos los restaurantes tienen menú del día. Eso sí, muchos de ellos solo lo tienen escrito en cirílico y lo ofrecen a los locales. No te cortes y pregunta si tienen. Los precios de la comida en Bulgaria en general son muy económicos, pero el menú del día es un auténtico regalo y suele ser bastante contundente.
Una última sugerencia: muchos supermercados tienen zonas de platos preparados donde hacerte con las patatas con queso –en ocasiones incluyen bacon o salchichas–, queso empanado, banitsa… La ventaja es que lo tienen todo el día, mientras está abierto el súper, claro, y puedes llevártelo a la casa o comerlo por la calle.
Buen provecho o… приятен апетит!
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