Hay sitios que consiguen sorprenderte y emocionarte como a un niño pequeño. La Casa Batlló en Barcelona es uno de ellos. Vale, es un cliché, pero es así. Recuerdo todavía la primera vez que la vi. No vivía en España y llegaba a Barcelona como una guiri más, sumándome a las hordas de turistas que invadían la Ciudad Condal. Había estudiado hacía no tanto el modernismo –sí, ¡hace muchos años!– y me había fascinado, así que tenía muchísimas ganas de ver con mis propios ojos la obra de Gaudí.

Aunque las expectativas eran altas, la Casa Batlló las cumplió con creces. De hecho, aunque ya “la conociera”, no dejó de hechizarme, y no ha dejado de hacerlo desde entonces. ¿Cuánta gente se habrá quedado embobada frente a ella? Y es que puede maravillar, desconcertar o hasta asustar pero no dejar indiferente. Ni una sola vez he ido a Barcelona y no me he acercado al Paseo de Gracia para echarle un vistacito más a su fachada. En tres ocasiones, además, he entrado –y eso que la entrada no es precisamente barata–. Porque no es solo una fachada bonita.
Te contamos todo sobre la visita a la Casa Batlló –cómo conseguir las entradas, precios, horarios, consejos, etc.– y añadimos, además, unas cuantas curiosidades ligadas al edificio y su construcción. Edificio que, por cierto, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a otras obras de Gaudí en Barcelona.
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Si tienes pensado visitar la Ciudad Condal, echa un vistazo a nuestra ruta de 3 días en Barcelona o, con más tiempo, a nuestras 60 cosas que hacer y que ver en Barcelona. Y, si te gusta el modernismo, descubre a los “acompañantes” de la Casa Batlló en nuestros 9 edificios modernistas de Barcelona que no puedes perderte o, si te escapas de la ciudad, a los 12 edificios modernistas de la provincia de Barcelona, y un jardín de regalo.
Entradas para la Casa Batlló en Barcelona: tipos, precios y horarios
Ya he dejado caer que no es barato entrar en la Casa Batlló y, por esto, es uno de los monumentos más rentables de la ciudad –una de las curiosidades que encontrarás más abajo–. Pero, qué le vamos a hacer, merece la pena.

Eso sí, cuatro cosas.
- Compra las entradas con antelación, sobre todo en temporada alta –se puede llenar–. Además, no solo no hay suplemento al comprar las entradas online sino que en taquilla el coste es superior.
- Hay diferentes tipos de entradas, así que tienes que escoger el que más te interese.
- No es necesario imprimir la entrada si la compras con antelación, con enseñarla en tu móvil es suficiente.
- No hay visitas guiadas en el interior, pero todas las entradas incluyen una “Smart Guide”, una audioguía en diferentes idiomas con una tablet y efectos de realidad aumentada.
Precios y tipos de entrada: Blue, Silver y Gold (sin colas)
Vamos a los precios y tipos de entradas de la Casa Batlló (para mayores de 7 años, hasta esa edad es gratis):
- Blue: entrada básica, recorrido estándar, 25 €;
- Silver: recorrido estándar más salón modernista –salón decorado con muebles de la época de la Casa Batlló–, 33 €;
- Gold: recorrido estándar más salón modernista, FastPass –entrada sin colas a la visita y a la tienda– y retrato de época, 35 €.

Los precios son de la compra online, aquí puedes consultarlos actualizados y reservar la entrada sin recargos. En taquilla hay un suplemento de 4 €.

Visitas especiales: Be The First, visitas teatralizadas y de noche
Hay también visitas especiales. La visita Be The First –39 €– es como la Blue pero te permite entrar a las 8:30h, media hora antes de la apertura oficial. Es la única forma de no encontrarte con mucha gente, porque siempre está llena. Los domingos también hay visitas teatralizadas –37 €–. Incluso, a veces, hay visitas nocturnas, en 2019 las hubo en Navidad.

¿Sabías que…?
En verano hay conciertos en la terraza de la Casa Batlló, son las llamadas “noches mágicas” que incluyen antes una visita a la casa.

¿Las entradas gratis existen? ¿La Casa Batlló a 1 euro?
No, la Casa Batlló no es gratis el domingo y no hay ningún día de puertas abiertas. Es verdad que, a veces, lanzan promociones especiales, dirigidas exclusivamente a residentes en Cataluña. Han llegado a cobrar solo un euro e incluso a dar acceso gratuito.
¿Sabías que…?
Tampoco es gratuita con ninguna tarjeta. No está incluida en la Barcelona Pass Modernista y con la Barcelona Card y la Barcelona Pass solo hay un descuento de 3€.
Horarios
La Casa Batlló abre todos los días de 9 a 20, con última entrada a las 19. Considera un mínimo de una hora para la visita. La Smart Guide tiene aproximadamente 45 minutos de contenidos.

¿Cómo es el interior de la Casa Batlló? ¿Merece la pena entrar?
Con estos precios, ¿la visita a la Casa Batlló por dentro merece la pena? En nuestra opinión, sí. Nos parece caro, para qué negarlo –la entrada más barata es un 66% más cara que la del Prado, por poner un ejemplo–. Pero, aunque solo pararse a admirar la fachada parezca suficiente –al fin y al cabo, era la tarjeta de visita de la familia Batlló–, entrar es toda una experiencia.

Cada esquina es una sorpresa. Los miles de elementos arquitectónicos y decorativos con formas insólitas, junto a los efectos producidos por la luz del sol, maravillan y divierten al mismo tiempo. De las chimeneas a los techos pasando por la cabina del ascensor, las barandillas, los miradores, las rejas, los pasamanos, las jardineras, las puertas… Todo se convierte en un espectáculo. Y todos los trabajos artesanos –la forja, la carpintería, la cerámica, el vidrio, etc.– se elevan al nivel de Bellas Artes con Gaudí. Nada es fruto del azar, todo está por algún motivo, sea técnico, económico –Gaudí es conocido por ser maestro del reciclaje– o estético.

Algunos también se preguntarán… ¿Es mejor entrar aquí o en la Pedrera? Esto es más difícil de responder. Nosotros creemos que merece la pena entrar, por lo menos una vez en la vida, en ambas. En mi opinión, si de verdad hubiera que escoger una, me costaría mucho, pero probablemente escogería la Casa Batlló, junto con la Sagrada Familia es mi monumento modernista favorito. Eso sí, en la Casa Milá hay más habitaciones decoradas y las chimeneas de la terraza son una maravilla. ¡Qué complicado elegir!
Dirección y cómo llegar: metro, autobús y tren
Llegar a la Casa Batlló es muy fácil, está en el Eixample, en pleno centro de Barcelona. La dirección: Paseo de Gracia, 43. Tiene parada de metro justo enfrente, Passeig de Gràcia –L2, L3 y L4–. En tren también está al lado la estación de Renfe Passeig de Gràcia y hay unas cuantas líneas de autobuses que paran enfrente, incluso las líneas de autobuses turísticos. Con Google Maps puedes saber cómo llegar fácilmente desde cualquier lado.

15 curiosidades sobre la Casa Batlló de Gaudí y su historia
Un edificio tan peculiar y original como la Casa Batlló debería contar con unas cuantas curiosidades y, efectivamente, así es. Aquí hemos recopilado algunas de las que más nos han llamado la atención.
Cuando el alumno supera (y se superpone) al maestro
El edificio original de la que hoy se conoce como Casa Batlló fue proyectado por uno de los profesores de Gaudí, Emili Sala i Cortés, en 1877. A principios del siglo XX, la propiedad pasó a manos del adinerado empresario textil Josep Batlló –a quien, por cierto, le costó en su momento 510.000 pesetas–. Su idea era derribarlo y levantar un edificio nuevo. Pero Gaudí prefirió reformarlo. ¿Sería por respeto a su maestro? ¿Y qué pensaría él? Desde luego, el actual es totalmente distinto al sobrio y clásico original. Nueva fachada, nuevo remate curvilíneo en su cima, patio ampliado, dos plantas más… Vamos, que queda muy poco de la obra del “maestro”.

¿Qué tal alquilar un piso en la casa más famosa de Gaudí?
La Casa Batlló era la residencia familiar. Pero, a partir de 1911, cuando Josep Batlló obtuvo el permiso del ayuntamiento, los pisos superiores se alquilaron. Hasta ese año, solo estaban ocupados el piso principal y el primero. ¿Qué te parecería vivir en la Casa Batlló? Ahora no es posible, aunque sí hay quien vive en La Pedrera, como la escritora Ana Viladomiu.
La tercera en discordia… de la manzana de la discordia
Seguro que has escuchado hablar de la “manzana de la discordia”, la famosa manzana del barcelonés Passeig de Gràcia entre el carrer del Consell de Cent y el carrer d’Aragó. Ahí conviven “en discordia” tres edificios de los que probablemente sean los tres mayores arquitectos del modernismo catalán: Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner y el mismo Gaudí. Tres arquitectos que, por cierto, se llevaban bien entre ellos, a pesar de la rivalidad profesional, según nos contaron en la misma Casa Batlló.

Al primero se debe la construcción de la Casa Amatller en 1898 y al segundo la de la Casa Lleó Morera entre 1902 y 1905. Finalmente llegó Gaudí con su Casa Batlló, entre 1904 y 1906. La tercera en discordia, ganando la competición por la construcción más espectacular, en nuestra opinión. En la manzana hay otros dos edificios de sendos arquitectos modernistas, aunque más sobrios: la Casa Mulleras de Enric Sagnier y la Casa Bonet de Marceliano Coquillat.
Del genio del modernismo al genio de los caramelos con palo
Los Batlló fueron propietarios de la casa hasta la década de los 50 del siglo XX. Desde entonces, pasó por las manos de diferentes empresas y particulares hasta que, en los años ‘90, fue comprada por Enric Bernat. ¿Te suena este nombre? Puede que no, pero seguro que sí te suena su gran invento: los caramelos con palo, ¡los Chupa Chups! En 2006 los herederos de Enric Bernat vendieron la marca Chupa Chups al grupo italiano Perfetti van Melle, pero la familia sigue siendo la propietaria de la Casa Batlló.
¿Calaveras, bostezos o tortugas?
Que Gaudí se inspirara en la naturaleza para sus obras es bien sabido. En la Casa Batlló hay muchos ejemplos, sobre todo del mundo marino: la barandilla de madera del vestíbulo recuerda al espinazo de una ballena –así como los arcos catenarios del desván–, el techo del salón en la planta noble a un remolino de agua, la cerámica del techo a las escamas de un pez…

Pero uno de los elementos más llamativos y que más interpretaciones provoca son los balcones de la fachada. Esas barandillas onduladas de hierro fundido sobre una base de piedra con forma de concha, ¿serían calaveras, bocas abiertas bostezando, máscaras venecianas, tortugas…? O, tal vez, las marcas de piedras lanzadas sobre la superficie de un estanque de nenúfares como los de Monet, un estanque que sería toda la fachada. Quién sabe. Gaudí lo dejó a nuestra interpretación. Eso sí, la Casa Batlló ha ganado unos cuantos sobrenombres por estos balcones: “casa de los huesos”, “casa de las calaveras” y “casa de los bostezos”.

Cuando las rosas cubren las calaveras: la Casa Batlló en Sant Jordi
Esos mismos balcones de inspiración desconocida se recubren de rosas rojas una vez al año. Es el día de Sant Jordi, el 23 de abril, para celebrar el patrón de Cataluña. Las rosas rojas son uno de los símbolos de esta fiesta. Según la leyenda, de la sangre del dragón matado por Sant Jordi para salvar a la princesa nació un rosal de rosas rojas.
Dragones por doquier
Si la leyenda de Sant Jordi estaba tan presente en el imaginario catalán ya en la época del modernismo, tenía que “aparecer” el dragón en la Casa Batlló, ¿no? Pues sí, efectivamente, habemus draconem, de hecho otro sobrenombre más del edificio es “casa del dragón”. La asociación más conocida es la del remate del techo que, por su forma, recordaría al lomo de un dragón –en ese caso, las tejas de cerámica no serían escamas de un pez, sino las del dragón–. La sala de arcos catenarios sería entonces la caja torácica del dragón. La forma puntiaguda en el vestíbulo de entrada, su cola. Y luego estarían los restos de sus víctimas: las calaveras de los balcones y los huesos de las columnas de la tribuna. Incluso habría un balcón de la princesa, en forma de flor –el pequeñito central en la última planta– y la espada con la que Sant Jordi mató al dragón: la cruz de cuatro brazos del tejado.

Un árbol de Navidad “neomodernista” o un dragón “vivo”
No solo las rosas en el día de Sant Jordi. La Casa Batlló en Navidad también se llena de color. En 2019, en el patio interior, se creó un árbol de Navidad inspirado en los vidrios de la planta noble y realizado con nada menos que ¡1.852 piezas de cristal de diferentes colores! 1.852, como el año de nacimiento de Gaudí. En esas fechas todos los años hay también “nieve” cayendo por el patio de luces. En las fiestas de la Mercè de 2019 se proyectó un vídeo mapping donde aparecía, cómo no, el dragón. La Casa Batlló sigue sorprendiendo con novedades más de un siglo después.

Como una ola… pero sin fuerza desmedida (de hecho, bastante sutil)
Con todas las veces que había pasado delante de la Casa Batlló y, hasta que no me lo dijeron, no había caído. Su fachada no es recta: está ondulada. Las “olas” no son muy pronunciadas, son más bien como las de un mar en calma. Aún así, consiguen sugestivos juegos de luz cuando los rayos del sol se reflejan en la cerámica y en los cristales del trencadís –¡hay teselas de vidrio de hasta doce colores por metro cuadrado!–. Bueno, ¿un mar en calma o un mar agitado? Para Dalí, «Gaudí ha construido una casa según las formas del mar, “que representa” las olas en un día de tempestad. […] auténtica escultura de los reflejos de las nubes crepusculares en el agua».

Una boda sencilla e informal
Antes de abrir al público, la casa Batlló se reservaba para eventos desde 1995. Todavía hoy es posible. ¿Qué te parecería celebrar tu banquete de boda en la planta noble o en el desván de un edificio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO? Y sobre todo, ¿cuánto costará?
And the winner is… la Casa Batlló
La Casa Batlló está abierta al público desde 2002. En menos de dos décadas, se ha convertido en uno de los monumentos más populares de Barcelona –es la más visitada de las casas modernistas, “ganando” a la Pedrera– y también en uno de los más rentables. Eso sí, en su época no gustó tanto. En 1906 y 1907 se presentó al concurso anual de edificios artísticos del Ayuntamiento de Barcelona y perdió en ambas ocasiones. De hecho, en 1906 el edificio que ganó fue otro de la manzana de la discordia: la casa Lleó i Morera de Doménech i Montaner –el único de la manzana en recibir el galardón–.

Hasta los muebles los diseñó Gaudí
Como en todas sus creaciones, Gaudí diseñó hasta el mínimo detalle de la Casa Batlló. Desde los pasamanos redondeados de las escaleras hasta los tiradores anatómicos de las puertas –a partir de un molde en arcilla de su mano–, pasando por las mirillas o las letras de rasgos modernistas que indican las viviendas en cada planta.

El arquitecto tampoco se olvidó de los muebles. Entre ellos, el original confidente ergonómico conservado en el MNAC. Eso sí, parece que a Amàlia Godó, menos amante del modernismo que su marido Josep Batlló, no le convenció el mobiliario diseñado por el arquitecto. Las fotos de la época muestran que no se llegó a utilizar y se sustituyó por otro más bien tradicional. En la casa hay una exposición de muebles diseñados por Gaudí para este y otros edificios realizados tras su muerte por maestros artesanos.
Gaudí, rey de la eficiencia energética y de los efectos ópticos
Las obras de Gaudí no son solo impresionantes por su belleza, también son funcionales, casi precursoras del racionalismo, que llegaría treinta años después. Ejemplo de ello en la Casa Batlló es el original sistema de ventilación. Los patios centrales ayudan a regular la temperatura. También lo hacen las rejillas y aberturas adicionales en las ventanas que se accionaban manualmente y permitían regular el aire sin abrirlas del todo.

La difusión de la luz es otro logro. Gracias a la gran claraboya central y a los dos patios, hay luz natural en cada rincón de la casa. ¿Cómo repartir la luz de modo uniforme –o, al menos, conseguir que lo parezca– en todas las plantas? Gracias a la “cascada de luz” de los azulejos de los patios. Estos aumentan de tamaño –como las ventanas– y se hacen más claros –del cobalto al celeste– a medida que se baja, para producir una sensación de uniformidad.
¡La Casa Batlló le gusta hasta a los perros!
No sabemos cuántos monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO serán pet friendly, pero la Casa Batlló sí lo es. Puedes entrar con tu mascota. Eso sí, bajo supervisión del dueño, claro, y aprobación del personal.

Una casa con piel
En la última restauración, en 2019, se descubrió que la Casa Batlló “tiene piel”. Las paredes y techos interiores de la planta noble están revestidos con estucos de diferentes colores según la sala –en tonos dorados, terrosos, rosáceos o azulados–. Simulando el trencadís exterior, dibujan, en sus diferentes capas, algo parecido a unas escamas.

Ahora sí, el dragón, las calaveras o lo que tu imaginación quiera, te esperan en la Casa Batlló.
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