Si la luz de un pueblo enamoró a los pintores impresionistas que decidieron mudarse ahí o, al menos, visitarlo para inmortalizarlo, está claro que estás delante de uno de los lugares que tienes que ver en Normandía. Bueno, en este caso en Normandía porque allí es donde se encuentra el pequeño pueblo de Honfleur. Monet, Courbet o Boudin pasaron por allí y nosotros no íbamos a ser menos… aunque no lo pintásemos.
La fortuna ha conspirado para que, hoy en día, podamos seguir disfrutando de sus edificios como lo hicieron los impresionistas franceses a principios del siglo XX: con el trazado y muchas de las casas medievales casi intactas. Sí, el pueblo de Honfleur tuvo la suerte de no ser bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial –no todo está relacionado con el desembarco de Normandía en la región–. Aparca el coche fuera del centro histórico, ponte unas zapatillas cómodas y vente a pasear con nosotros.
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Todos los lugares que ver en Honfleur
Más allá de la luz, que damos fe de que es espectacular, hay mucho que ver en Honfleur: desde las calles medievales hasta una iglesia de madera del siglo XV pasando por un puerto interior y casas y casas de entramado de madera. Eso sí, no vas a ser el único que tenga la original idea de visitar esta joya de Normandía: más de tres millones de turistas visitan Honfleur al año –un pueblo con unos ocho mil habitantes–… Eso sí, a primera hora, antes de que lleguen los grupos, Honfleur será todo tuyo.
Paseando por el barrio de pescadores de Sainte-Catherine
Los barrios de pescadores tienen un algo especial: las pequeñas casas cerca del puerto, las estrechas callejuelas, un ambiente histórico –casi esperas que la mujer de un pescador de la Edad Media lance el agua de un cubo por la ventana en cualquier momento–… Es así en todo el mundo y, tal vez por eso, los que han sobrevivido se han transformado en barrios turísticos llenos de restaurantes, hoteles boutique o tiendas de recuerdos.
El barrio de Sainte-Catherine en Honfleur sigue la tónica universal y, sin duda, fue donde nos cruzamos con la mayor cantidad de turistas en nuestro paso por el pueblo normando. Pero, ¿quién va a dejar de pasear por callejuelas medievales en las que casi no entra la luz del sol? El arte que atrajo a los impresionistas hoy se muestra en galerías y tiendas de artesanía. No todo va a ser turismo.
Antes de que te agobies entre las callejuelas y recurras al GPS del móvil, no te preocupes por despistarte: el tamaño de Honfleur no da para muchos agobios. Sin que te des cuenta, volverás a ver el agua.
No te pierdas la plaza del mercado alrededor de la iglesia. Si tienes la suerte de visitar Honfleur en miércoles o sábado, te encontrarás con un mercado de productos orgánicos y uno tradicional, respectivamente.
La iglesia de Sainte-Catherine: la joya que tienes que ver en Honfleur
La iglesia de Sainte-Catherine, Santa Catalina, es una rareza. Después de la Guerra de los 100 años, Honfleur estaba casi destruido –que no fuera bombardeado después no significa que no sufriera en otras guerras–. El caso es que la iglesia también estaba en bastante mal estado. La piedra era un material caro y los pescadores no podían permitírselo… así que, en el siglo XV, levantaron la iglesia –directamente los propios pescadores, nada de maestros de obra– con madera.
¿Sabías que…?
La iglesia de Sainte-Catherine es la iglesia de madera con campanario separado más grande de Francia. No se fiaban mucho de su habilidad constructora y decidieron levantar el campanario separado de la iglesia por si colapsaba con la vibración de las campanas.
En el interior nos chocó encontrarnos con dos naves simétricas y con dos altares, uno al final de cada nave. Sí, se quedó pequeña. Se construyó con una única nave y, antes de acabar el siglo XV, 1496, empezaron a trabajar en su “gemela”. Una curiosidad, el suelo es el original.
No sabemos si los pintores entraron también a la iglesia, pero, como en el resto del pueblo, la luz que hay en su interior es especial: una atmósfera cálida y acogedora. Los colores, los olores, los sonidos… nada es como en una iglesia de piedra, ni como en otras iglesias de madera en las que hemos estado.
El muelle interior, Vieux Bassin, la postal de Honfleur
La imagen que teníamos en mente de Honfleur era la que aparece en todas sus postales: la de su muelle interior. Estrechos edificios de piedra casi en el mismo muelle y barcos de vela flotando perezosos en el agua bajo un cielo azul de nubes algodonosas… Vale, es la postal promocional y tenemos que decir que tuvimos que esperar para conseguirla. De hecho, gran parte de nuestra visita al pueblo estuvo acompañada por un cielo plomizo que amenazaba lluvia. Pero, finalmente, la imagen apareció y nos dejó con la boca aún más abierta de lo que nos habían dejado las fotos.
¿Por qué aquí son de piedra los edificios, en una ciudad con tantas construcciones de madera? Porque es una de las partes más nuevas de Honfleur. A finales del siglo XVII, por orden de Colbert, se amplió el pequeño refugio para las barcas y se construyó el muelle. Fue necesario destruir la muralla que protegía al pueblo –los barrios de Santa Catalina y Saint Léonard estaban extramuros– y se construyeron las casas del Vieux Bassin.
¿Sabías que…?
Si, como a nosotros, te sorprende la altura de las casas que dan al Vieux Bassin, no tienes más que ir a buscar su entrada por detrás. Está varias plantas más arriba. Desde el “interior de la muralla”, en la rue du Dauphin y la rue des Logettes, no son tan altos.
El único vestigio que queda de esa antigua muralla es una de sus dos puertas –la otra se destruyó–, la puerta de Caen. Allí se encuentra la Lieutenance, la vivienda del antiguo teniente del rey.
Más lugares que visitar en Honfleur
Recorriendo las calles del pueblo nos fuimos encontrando con edificios históricos como los almacenes de sal –greniers à sel– en la rue de la Ville, hoy transformados en sala de exposiciones; la mansión de Roncheville –maison de Roncheville–, donde residía el gobernador de Honfleur; la antigua iglesia de Saint-Etienne, hoy museo de la marina; el museo de Eugène Boudin, un ilustre honfleurais –el día de nuestra visita el museo estaba cerrado–…
¿Sabías que…?
La piedra con la que se levantaron los dos almacenes de sal provenía, en su mayoría, de las murallas que rodeaban Honfleur. Colbert, además de ordenar la ampliación del muelle, también fue el promotor de los almacenes… así encontraba una utilidad a las piedras.
La capilla de Notre-Dame de Grâce, una salida del pueblo
Al oeste de Honfleur se alza la meseta de Grâze. Además de por la vista sobre el mar y el estuario del Sena, subimos para ver uno de los santuarios más antiguos de la zona: la capilla de Notre-Dame de Grâce, de principios del siglo XVII.
Honfleur desde lo alto, el mirador de Mont-Joli
Si lo que quieres es ver los tejados y el trazado medieval de Honfleur desde arriba, tu lugar –como el nuestro, que nos gustan las alturas más que a un tonto un lápiz– es el mirador de Mont-Joli. Seguirás viendo el estuario del Sena y el famoso, y gigantesco, puente de Normandía.
Eso sí, te avisamos de que es un poco complicado encontrar un punto en el que se abran los árboles y puedas echar un vistazo al pueblo.
Recorridos por Honfleur
Ya he dicho que es difícil perderse en Honfleur, pero eso no impide que la oficina de turismo haya desarrollado varios recorridos por sus callejuelas. Anímate a seguir los pasos de los pintores impresionistas –hay varios carteles con reproducciones de sus obras delante de los lugares que les sirvieron de modelos–.
Los otros tres recorridos se centran en la parte histórica de Honfleur, en los jardines y el paseo marítimo –recorriendo el estuario del Sena hasta el mar– y en los miradores que hemos comentado en la meseta de Grâce –tenemos que confesar que nosotros llegamos hasta allí en coche… íbamos con el tiempo un poco justo–.
Mapa con todos los lugares que ver en Honfleur
Como siempre, hemos preparado un mapa con todos los lugares que ver en Honfleur para que no te pierdas ninguno y te organices como te apetezca.
Hoteles donde dormir en Honfleur
No pudimos disfrutar del atardecer ni de la hora azul en Honfleur a pesar de dormir en el pueblo. ¿Por qué? Porque estuvimos en el hospital de Le Havre hasta muy tarde por culpa de una caída absurda –nota mental: contrata un seguro de viaje cuando vayas a Francia, la tarjeta sanitaria europea no es buena idea–.
En cualquier caso, acabamos durmiendo en el Hôtel La Maison Entre Terre et Mer, en pleno casco histórico de Honfleur. La intempestiva hora de nuestra llegada afectó, seguramente, al carácter de quien nos esperó… Pero no podemos decir nada más que piropos de la vista que teníamos desde la ventana de nuestra habitación: un auténtico lujo. Aquí puedes ver precios y disponibilidad y aquí de otros hoteles de Honfleur.
También íbamos a cenar en Honfleur, en Bar à Huîtres –de los mismos propietarios y donde desayunamos–, pero, esa caída maldita, nos obligó a acostarnos con hambre.
Una pequeña joya que nos demostró que el Sena es un río lleno de sorpresas más allá de París.
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2 Comentarios
Hola, he visitado varias veces Honfleur y me encanta, es un pueblo precioso, al igual que vuestro reportaje sobre el, me atraído bonitos recuerdos muchas gracias
Hola, Carlos. ¡Bienvenido al blog!
Muchas gracias por tu comentario, nos alegra mucho haberte traído buenos recuerdos de tus viajes a Honfleur, lo cierto es que es un pueblo precioso como dices. No nos extraña que tantos pintores lo inmortalizaran 🙂
¡Un saludo viajero!