Perú es un pozo sin fondo de maravillas. Un país imposible de acabar en un viaje, nosotros hemos estado dos veces y todavía nos falta mucho por ver. La historia que guardan sus yacimientos arqueológicos, la cultura que atesoran sus museos, los sabores que descubre su gastronomía –el estómago siempre es un buen motor para viajar–… Nos ha costado mucho seleccionar nuestros 19 lugares que ver en Perú. Como siempre, es una opinión personal, completamente subjetiva y basada en lo que nosotros hemos visto en persona. Sin basarnos en lo que hemos visto, por razones obvias, aunque sí en nuestros gustos, también incluimos 4 lugares que visitar en Perú que todavía no conocemos.
El que avisa no es traidor y, antes de que te lances a leer y mirar las fotografías, ten en cuenta que engancha. Cuando acabes, querrás comprar un billete para ir a verlo todo en persona. Eso sí, antes de comprar nada, echa un vistazo a nuestros consejos para viajar a Perú.
Machu Picchu: el lugar que todo el mundo tiene que ver en Perú
Perú no sería lo mismo sin Machu Picchu. Un pedazo de historia, un imán para turistas… un icono para el país. Tanto, que fue el motivo de nuestro primer viaje. Ver aparecer Huayna Picchu entre las nubes de primera hora de la mañana, pasear entre los edificios de arquitectura imperial, asomarse a las terrazas escalonadas sobre el río Vilcanota… Una experiencia inolvidable. Para nosotros, al menos, lo fue y, aunque vimos muchos otros lugares en aquel primer viaje, Machu Picchu habría bastado como motivo para viajar a Perú.
Te contamos cómo fue nuestra visita y cómo será la tuya –han cambiado la regulación, el número de visitantes permitidos, los horarios…– en un artículo específico: Consejos para viajar a Machu Picchu. Ahí encontrarás también las opciones para llegar al santuario histórico de Machu Picchu, con el Camino Inca incluido.
Cuzco: la capital del Imperio Inca, el Tahuantisuyo
La ciudad de Cuzco tiene tanta historia como nombres. Qosqo en quechua, después Cuzco en español y, actualmente, Cusco. La capital del Imperio Inca se transformó en una preciosa ciudad colonial y, ahora, es la mezcla perfecta. Sabemos que vas a tener que pasar por ella, es la puerta de entrada a Machu Picchu, pero no dudes de que tendrás que quedarte un tiempo para disfrutarla. El ombligo del mundo es uno de los imprescindibles que ver en Perú.
Tanto nos gustó a nosotros, que también le hemos dedicado un artículo: Cuzco, del Imperio Inca a la ciudad colonial.
El Valle Sagrado: más allá de Machu Picchu
Seguimos sin descubrir nada a nadie: estamos todavía hablando de los lugares más conocidos de Perú. Entre Machu Picchu y Cuzco no hay sólo un viaje en autobús, en tren o caminando. Hay un Valle Sagrado. Antiguas ciudades incas, paisajes de vértigo, folklore… Nombres como Písac, Sacsayhuamán, Qenko, Maras, Moray u Ollantaytambo que, tal vez, de entrada no te digan nada, pero que acabarás por adorar.
Puedes hacerte con el boleto turístico que incluye la entrada a muchos de ellos y moverte en autobús. Otra opción –aunque también tendrás que comprar tú el boleto turístico igualmente– es contratar un tour que te lleve a visitar varios de estos lugares en un día –aquí puedes ver precios y características–.
Nosotros usamos esta segunda opción y, después de visitar Machu Picchu, volvimos a Cuzco por nuestra cuenta pasando por las salinas de Maras y por Moray. Para eso cerramos el precio con un taxi en Ollantaytambo.
El lago Titicaca y sus islas, incluidas las islas flotantes de los Uros
¿Quién no querría visitar el lago navegable más alto del mundo? Nada menos que 3.812 msnm. Pero, el lago Titicaca no es sólo alto, también es como una cápsula del tiempo. En algunas de sus islas sentirás casi como si el tiempo no hubiera pasado desde hace siglos.
Tenemos que decir que la visita a las islas flotantes de los Uros nos dejó con una sensación un tanto extraña. Casi como si hubiéramos asistido a una función de teatro en la que todo estaba preparado para que el turista viviera la experiencia “auténtica” que estaba buscando. Puede que fuera cosa nuestra, pero tanta “autenticidad” nos parecía que daba la vuelta…
En cualquier caso, el paso por las islas de Amantaní y Taquile nos encantó. En la isla no hay hoteles y duermes en casas de la gente del pueblo. Ahí sí que nos pareció encontrar la “autenticidad”. Aunque la altura afectó un poco a Sara y la noche fue toledana.
Las posibilidades son múltiples, desde la visita a la isla de los Uros con vuelta, hasta pasar un par de días por el lago y acabar en Bolivia. Aquí puedes ver las distintas opciones con sus características y sus precios.
Puno y los Reinos Aimara
Por si no lo sabías, hubo mucha vida antes de los incas en Perú. De hecho, Perú es una de las cunas de la civilización del mundo.
¿Sabías que…?
Los arqueólogos y los historiadores reconocen seis zonas en las que la civilización se desarrolló de manera independiente: las cunas de la civilización. Además de Perú, hablan de Mesopotamia, Egipto, el Valle del Indo, China y México.
Alrededor del año 1200 surgieron en la zona de Puno los Reinos Aimara. Hoy en día todavía es posible admirar sus huellas en los alrededores. Empezamos a salir de “caminos trillados” y visitamos Cutimbo y Sillustani –aquí puedes ver precios de una excursión a Sillustani, llegar por tu cuenta no es sencillo–. Encontrarás las chullpas, las torres funerarias de sus nobles. Siempre hay algo más en Perú: Cuzco no es sólo la entrada a Machu Picchu y Puno es algo más que un puerto en el lago Titicaca.
El cañón del Colca: el reino del cóndor
En toda la zona andina, el cóndor es un animal mitológico. Nada menos que el mensajero de los dioses, la comunicación con el mundo de arriba –la serpiente es el animal del inframundo y el puma el de “nuestro nivel”–. Está muy bien ver representaciones de esta impresionante ave en todos los yacimientos arqueológicos, pero ¿qué hay de verla volando?
Pues también se puede, aunque tendrás que darte un madrugón importante. En el cañón del Colca –uno de los más profundos del mundo, con sus más de cuatro mil metros de profundidad– es posible disfrutar de la elegancia de este animal surcando los cielos. Cuando los ves en el aire, desde el mirador de la Cruz del Cóndor, es difícil recordar que miden más de tres metros de punta a punta –sólo los albatros llegan a ser más grandes–.
Puedes alquilar un coche para llegar –la mejor hora para verlos en vuelo es al amanecer– o contratar un tour desde Arequipa. Nosotros contratamos uno de dos días que, además, incluía la población de Chivay. Puedes echar un vistazo a los precios aquí –ten en cuenta que no incluyen el alojamiento que se reserva aparte–.
Las enigmáticas líneas de Nazca desde una avioneta
¿Quién dibujó las líneas de Nazca? ¿Cuándo se crearon? ¿Cómo pudieron diseñar las formas que sólo se pueden ver desde el aire en una época en que no había ni drones, ni helicópteros, ni aviones, ni globos…? La cantidad de preguntas que surgen de un sobrevuelo en avioneta es enorme. Tantas dudas nos surgieron que escribimos Las preguntas y respuestas de las líneas de Nazca.
El cementerio de Chauchilla, para los no impresionables
Las características climatológicas que han permitido llegar a nuestros días a las líneas de Nazca también han afectado a los cuerpos de los difuntos de la zona. En el cementerio de Chauchilla, utilizado entre el siglo II y el IX, las momias –más bien esqueletos vestidos– están a la vista. Una visita no apta para aprensivos, pero que, de nuevo, nos muestra que hubo vida antes de los incas en Perú.
Las Islas Ballestas y sus leones marinos
Pocas oportunidades de ver pingüinos tan al norte –por mucho que estés en el Hemisferio Sur– vas a tener. Así que, una de las cosas que puedes, y deberías, aprovechar para ver en Perú son esas simpáticas y torpes aves. En las Islas Ballestas, además de los pingüinos de Humboldt, podrás ver leones marinos y miles de aves guaneras.
¿Sabías que…?
El guano, el excremento de murciélagos, aves marinas y focas, es un excelente fertilizante por su contenido en nitrógeno, fósforo y potasio. El de las Islas Ballestas es, obviamente, de aves marinas y, durante parte del siglo XIX, fue el principal motor de la economía peruana.
Se llega a las islas en lancha rápida desde la bahía de Paracas –puedes ver aquí los precios y características del tour–. Durante la navegación también se observa el Candelabro, un geoglifo que, sin poder evitarlo, nos llevó a pensar en las líneas de Nazca.
Además de la fauna de las islas, no deberías dejar pasar la ocasión de visitar la cercana Reserva nacional de Paracas. Alucinarás con sus paisajes y sus playas.
Arequipa: la ciudad colonial que tendrías que visitar en Perú si sólo pudieras ver una
Si Cusco pasó de ser la capital del Imperio Inca a convertirse en una ciudad colonial, Arequipa se fundó directamente por los conquistadores. La conocida como la ciudad blanca –por el color de la piedra de muchos de sus edificios– es, para nosotros, la ciudad colonial por excelencia que hay que ver en Perú.
Más allá de pasear por sus calles y plazas, no hay que perderse la visita al Convento de Santa Calina. Una ciudad dentro de la ciudad, con sus casas, sus calles, incluso su cementerio. Es posible también visitarlo de noche, iluminado con la misma luz con la que lo estaba en su época: lumbres, candiles y fuego de cocina. Te contamos más visitas imprescindibles de la ciudad en 5 cosas que hacer en Arequipa.
Lima: la ciudad colonial, los museos, el parapente y… ¡la cocina!
La capital de Perú también tiene su zona colonial con su Plaza de Armas, su catedral, las casonas en las calles del centro… y una parte moderna que se asoma al mar –allí vivimos nuestro segundo vuelo en parapente–. Museos imprescindibles, como el museo Larco, o catacumbas decoradas con huesos humanos, las de la iglesia de San Francisco, son más motivos para parar en Lima.
Pero, más allá de lo que ver en Lima, está lo que hay que comer en Lima. La gastronomía peruana es una de las más prestigiosas a nivel internacional en los últimos años y la capital es un auténtico muestrario. Variedad, calidad y, sobre todo, precios económicos. Nada menos que dos restaurantes limeños –Central y Maido– se encuentran entre los diez mejores restaurantes del mundo según The World’s 50 Best Restaurants, cosa de la que no se puede jactar ninguna otra ciudad del planeta. Pruébalo todo, pero no dejes de comer un buen ceviche.
Kuelap: el otro Machu Picchu
Dejamos de lado el Perú más turístico y nos lanzamos a descubrir antiguas civilizaciones que han quedado relegadas durante siglos.
Aunque pueda parecer una “herejía”, a nosotros Kuelap no sólo nos pareció a la altura de Machu Picchu, sino que casi nos gustó más. Puede que la poca cantidad de turistas que encontramos en su momento influyera. La construcción de un teleférico que lleva hasta lo alto en 20 minutos en lugar del recorrido por pista de tierra bacheada que sufrieron nuestras espaldas, ha hecho que el número de turistas haya aumentado… Pero el hecho de pasear por el interior de una ciudad amurallada que vivió su máximo esplendor entre los siglos XI y XVI –pero con restos de edificios del siglo I– nos atrapó. ¿Quiénes fueron los que la construyeron? Los Chachapoyas, una cultura que llegó a luchar al lado de los conquistadores contra los incas, que los habían masacrado antes.
El “problema” de Kuelap es que no la descubrió una expedición del National Geographic. Fue un juez de la zona, cuando trataba de poner paz en una disputa de límite territorial entre dos agricultores, quien descubrió la fortaleza en 1843. Para saber más detalles del lugar y de su visita, lee nuestro artículo La impresionante fortaleza de Kuelap, la capital Chachapoyas. Si quieres disfrutar de la experiencia con un guía que te lo explique, puedes contratar un tour a Kuelap desde Chachapoyas –aquí puedes ver los precios y características–.
Los sarcófagos de Karajía: las tumbas que trepan por las laderas
Sin salir de Chachapoyas, otro de los lugares que visitar en Perú –y que confirman aquello de que hubo vida antes de los incas–: los sarcófagos de Karajía. Están colocados en salientes de laderas totalmente inaccesibles y, como los egipcios, tienen una apariencia “humana”. Por cierto, sí, lo que tienen sobre la “cabeza” alguno de los sarcófagos es una calavera real: la del enemigo más importante vencido en vida.
¿Sabías que…?
El nombre del lugar, Karajía, se debe al ruido que hacían los cóndores –ya extinguidos en la montaña– al llamar a sus crías.
Es posible visitar los sarcófagos de Karajía, junto con las cuevas de Quiocta, en un tour desde Chachapoyas, puedes ver aquí las características.
El museo tumbas reales de Sipán: uno de los más increíbles que puedes visitar en Perú
El descubrimiento de la tumba del señor de Sipán en 1987 sacó a la luz una maravilla que se comparó con la del faraón Tutankamón en Egipto. En Perú también actuaban los saqueadores –conocidos como huaqueros–, así que, encontrar una intacta, la primera hasta ese momento, fue un acontecimiento en todo el país.
Si tienes oportunidad, visitar la Huaca Rajada, el yacimiento arqueológico donde se encontró, también merece mucho la pena. Además de una recreación de la tumba, también visitarás un museo con objetos recuperados en los enterramientos que se han seguido descubriendo desde entonces. Aquí puedes ver los precios de un tour que incluye las dos visitas.
En cualquier caso –puedas ir el yacimiento o no–, el museo tumbas reales de Sipán es uno de los imprescindible que tienes que visitar en Perú. Las joyas, la historia, los objetos… hablamos de la cultura Mochica, que se desarrolló en el país entre el siglo II y el IX. Te contamos todos los detalles de la visita en nuestro artículo La ruta moche en Chiclayo: el señor de Sipán. También puedes contratar un tour sólo al museo tumbas reales de Sipán, puedes ver aquí las características.
Trujillo: otra de las ciudades coloniales más bonitas de Perú y sus huacas
La ciudad de Trujillo es otra de las ciudades coloniales más bonitas de Sudamérica y, por extensión, de Perú. Las casas de colores de su Plaza de Armas, la arquitectura de sus casonas señoriales, las iglesias… Toda la ciudad parece congelada en el tiempo.
Pero, como siempre, ha habido algo antes: en la zona de Trujillo se encontraba la capital Mochica–. Así que también hay varios yacimientos arqueológicos en los alrededores. Las huacas del Sol y de la Luna de la cultura Mochica. Y la huaca arco iris, o del dragón, y la huaca esmeralda de la cultura Chimú.
La huaca del brujo y la Señora de Cao
Siguiendo con la cultura Moche o Mochica y con sus enterramientos, no podemos dejar de recomendar la visita a la huaca del brujo, también en los alrededores de Trujillo. Allí, en 2005, se descubrió el enterramiento de otro gobernante. Lo que ya de por sí habría sido un hito histórico fue todavía más significativo porque se trataba de una mujer. Los Moche tuvieron una gobernante, la que se ha llamado “señora de Cao”, a mediados del siglo VII.
Chan Chan: la enorme ciudad de barro capital de los Chimú
Más culturas preincaicas, es la guerra. Ya hemos mencionado a los Chimú en los alrededores de Trujillo con las huacas del arco iris y esmeralda, pero es en Chan Chan donde uno se da cuenta de su magnitud. Hablamos de la segunda ciudad de barro más grande del mundo –la primera, Bam, está en Irán–. El lugar que asombró tanto a los incas que, cuando llegaron allí, se llevaron a los mejores orfebres, arquitectos y artistas de la cultura chimú a Cuzco para construir su capital. Si quieres saber más de esta cultura, echa un vistazo a nuestro artículo La segunda ciudad de barro más grande del mundo, Chan Chan y los Chimú.
Puedes contratar un excursión “Chimú” que, además de visitar Chan Chan, pase también por la huaca dragón, para acabar en la playa de Huanchaco. Aquí puedes ver los precios y características.
Otras maravillas del norte de Perú
Hemos decidido parar aquí. Pero el norte de Perú, mucho menos conocido y turístico que el sur, está lleno de lugares que merecen una visita. Las momias de Leymebamba, las pirámides de Túcume, el museo nacional Sicán o el arqueológico nacional Brüning, los caballitos de totora en la playa de Huanchaco… Sólo para esa zona del país tenemos un artículo: De turismo por el norte de Perú, un pequeño gran resumen.
Más sitios que ver en Perú que se nos han quedado en el tintero
Dos visitas al país, más de un mes y medio pasado en él y todavía nos quedan unas cuantas cosas por ver. En cada viaje descubrimos algo que no podíamos visitar, por tiempo, por distancia o por lo que fuera, pero que se iba incorporando a la lista. Además, al ser cuna de civilizaciones, siguen apareciendo nuevos yacimientos arqueológicos y se siguen creando nuevos museos. ¿Cuántas veces hay que viajar a Perú? ¿Infinitas?
Chavín de Huántar
Todavía nos quedan culturas por conocer en Perú. Una de ellas es la Chavín, desarrollada entre el año 1200 y 250 a.C. Chavín de Huántar fue su centro administrativo. Hablamos de 14 ha inscritas en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1985. Pasajes, cámaras subterráneas, corredores… un laberinto con miles de años de antigüedad.
La cordillera Blanca
Más allá de los volcanes que rodean Arequipa, las montañas de Perú son cosa seria. En los alrededores de Huaraz se encuentra la cordillera Blanca, la más alta después del Himalaya con 16 cimas que alcanzan los 6.000 metros de altura. Algún día haremos un trekking por allí descubriendo sus paisajes de lagos y glaciares.
El Amazonas peruano
Lo hemos dicho en otras ocasiones: en nuestro viaje por Sudamérica el Amazonas lo acapararon Brasil y Venezuela. Después de esos dos países, no volvimos a internarnos en la selva. Poco podemos decir entonces del Parque Nacional del Manu, de Iquitos o de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria más que, como con la cordillera Blanca, algún día volveremos.
La montaña de los siete colores
En el norte de Argentina descubrimos un “cerro de los siete colores” y nos encantó. En aquel momento ya habíamos pasado por Perú sin saber que allí también había algo parecido. Tanto, que tiene el mismo número de colores: es la montaña de los siete colores. No da como motivo para cruzar el Atlántico, pero entra en la lista de cosas que ver en Perú que tenemos pendientes… algún día, una vez más.
Ya se sabe, no hay dos sin tres… pero, en el caso de Perú, no hay visita sin vuelta. Perú engancha.
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