Machu Picchu. Sólo con leerlo ya aparecen en tu cabeza imágenes de antiguas civilizaciones, paisajes sobrecogedores, e historias de misterio. Al fin y al cabo es el icono de Perú y uno de los lugares más conocidos de toda Sudamérica. ¿Quién no querría visitar una de las nuevas siete maravillas del mundo, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO? Nosotros queríamos y, en nuestro primer viaje a Perú, no perdimos ni un momento antes de hacerlo.
Queríamos empaparnos de todo aquello que, en aquel momento, nos era tan desconocido: todavía pensábamos que la civilización inca era milenaria o que Machu Picchu había sido construido hacía milenios más que siglos. Tanto es así que no nos conformamos con una visita rápida y vuelta a Cuzco. Debíamos aprovechar todo el día: llegamos antes de que abrieran las puertas y salimos para bajar con el último autobús.
Aquí tienes nuestra experiencia y algunos consejos para que disfrutes de tu visita a Machu Picchu tanto como nosotros. Las normas del gobierno peruano para la visita a Machu Picchu han cambiado en mayo de 2017, al final te explicamos en qué te afecta.
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No te quedes solo en Machu Picchu y amplía tu viaje, echa un vistazo a nuestra ruta de viaje por Perú de tres semanas o a nuestros lugares que ver en Perú. Y, antes de lanzarte, repasa nuestros consejos para viajar a Perú.
Un poco de historia: de la construcción inca al descubrimiento de Hiran Bingham
La historia del santuario histórico de Machu Picchu está llena de lagunas, de misterios y de leyendas. De entrada, la idea de que nadie supo nada de él desde que fue abandonado por los incas hasta que Hiran Bingham la descubrió es falsa. Machu Picchu no sólo se conocía, sino que sus tierras de cultivo seguían siendo utilizadas. Es más, Hiran Bingham encontró a dos familias de agricultores viviendo en la zona, aunque no en la ciudad propiamente dicha.
¿Llegaron los conquistadores a poner sus pies en Machu Picchu? Pues ésa es otra de las dudas que rodean a la ciudad. Siempre se ha dicho que no, que la ciudad fue abandonada antes y se cortaron los caminos inca que llevaban hasta ella. Pero hay escritos de conquistadores que describen una ciudad en las montañas con una disposición similar a Machu Picchu.
Lo cierto es que la zona fue utilizada para el cultivo desde el siglo VIII a.C. Más tarde fue ocupada por grupos que se enfrentaron a los primeros incas de Cuzco y, una vez que éstos fueron derrotados, por los propios incas que construyeron la ciudad en el siglo XV. Sí, ya lo hemos dicho en otras ocasiones hablando de los incas, pero lo repetimos: la civilización inca no es milenaria, ni muy antigua, el imperio apareció a mediados del siglo XV y terminó con la llegada de los conquistadores, menos de un siglo después.
Fue Pachacútec, primer inca del Tahuantinsuyo, quien mandó construirlo y fue durante los gobiernos de sus sucesores Túpac Yupanqui y Huayna Cápac cuando comenzó su declive. Cada gobernante inca construía su propia “ciudad sagrada”. Es por eso por lo que los conquistadores, si es que llegaron, encontraron una ciudad casi abandonada. Y, si no llegaron, no fue porque los incas les ocultaran su existencia.
Tras siglos de “abandono”, la llegada de Hiran Bingham hizo famosa a la ciudad con un reportaje en la revista National Geographic, que financiaba la expedición. Aunque se le considera poco menos que un héroe, no falta quien recuerda que, cual nuevo “conquistador”, se llevó gran cantidad de restos arqueológicos –entre ellos momias– para estudiarlos en la Universidad de Yale, restos que nunca han vuelto a Perú.
Machu Picchu no es una ciudad, es una montaña
Toda la vida oyendo hablar de Machu Picchu y pensando en las construcciones incas… ¡y estabas equivocado! La ciudad en sí, con sus construcciones, no tiene un nombre conocido. El hecho de que se abandonara y estuviera “perdida” durante casi cuatro siglos tiene mucho que ver: no había nadie que lo recordara, aunque se especula que pudiera ser Llaqtapata –llaqta era como se denominaban en quechua a los poblados andinos–.
¿Solución? Llamar a la ciudad con el nombre conocido más cercano, que no era otro que el de la montaña en la que se encuentra: Machu Picchu, pico viejo en quechua. Eso fue lo que hizo Hiran. De hecho, se ha extendido tanto su uso que ya está aceptado como su nombre “contemporáneo”, al no conocerse el original con seguridad.
Huayna Picchu: la nariz de la cara del inca
Seguro que más de una vez has oído hablar de la “cara del inca” de Machu Picchu. Otra cosa es que la veas… porque hace falta algo de imaginación e inclinar la cabeza. Si ya lo has conseguido, la nariz del inca es Huayna Picchu, pico joven en quechua. Aunque te parezca una locura y un camino imposible, se puede llegar hasta su cima, desde donde se tiene una vista del santuario histórico de Machu Picchu completamente distinta a la habitual.
En el museo Inca de Cuzco nos contaron que esa “cara” es un invento relativamente moderno. En la época de la construcción de la ciudad, la montaña estaba completamente cubierta de vegetación y no se apreciaba su forma. Fue, siempre según la guía, a causa de un incendio que arrasó Huayna Picchu cuando la forma salió a la luz… y el marketing hizo el resto.
¿Es fácil subir hasta allí? La respuesta sencilla es NO. El camino se adentra en zona casi selvática, con humedad y vegetación densa. Por si fuera poco, es estrecho y, en muchas ocasiones, se asoma al precipicio. Más aún, bastantes partes del sendero parece que no han tenido mucho mantenimiento desde la época inca, cuando se abrió. Visto así, ¿merece la pena? Sí, sin duda. También hay restos arqueológicos por la montaña y, como decía, la vista desde allí es algo inolvidable. Además, ten en cuenta que sólo 400 personas al día pueden hacerlo, en dos grupos de 200 –el primero entra de 7 a 8 y el segundo de 10 a 11–, con lo que pasarás del saturado santuario a la tranquilidad de la naturaleza en la montaña. Más abajo te cuento cómo reservar tu lugar para llegar arriba.
Recorriendo la ciudadela de Machu Picchu
Prepárate para disfrutar desde el primer minuto. Nada más atravesar la entrada, podrás poner un sello del santuario histórico de Machu Picchu en tu pasaporte, o en donde quieras. Como lo primero que querrás es disfrutar de la imagen clásica, tendrás que ir a la casa del guardián, el punto de control de acceso de los antiguos caminos incas. Es desde allí, bastante más arriba de la entrada actual, desde donde te encuentras cara a cara con una de las nuevas siete maravillas del mundo y siempre habrá una llama para que la foto sea más perfecta si cabe.
En nuestro caso, como queríamos una plaza para subir a Huayna Picchu, antes de buscar esa imagen atravesamos la ciudad a toda prisa descubriendo las construcciones de estilo imperial, las escaleras, las rampas, las plazas… Eran las 6.10 de la mañana –las puertas se abren a las 6.00– y había lugares en los que estábamos completamente solos mientras que en otros nos encontramos con dos o tres turistas más.
Machu Picchu tiene dos partes bien diferenciadas: la zona residencial, donde estaban los templos, los establos, las cocinas, las casas… y la zona agrícola, construida a base de terrazas escalonadas que, además de ganar espacio para cultivar, servían de soporte y cimientos a las construcciones residenciales.
El 80% de la zona residencial estaba construido con una técnica rústica de piedra con barro. Sólo el 20% de las construcciones eran religiosas –templos y residencias del inca–, construidas con la técnica imperial de piedra sobre piedra perfectamente encajada que habíamos descubierto en Cuzco.
Es alrededor de la plaza sagrada, una zona utilizada para la celebración de distintos rituales, donde se encuentran dos de las construcciones más impresionantes de estilo imperial: el templo principal y el de las tres ventanas.
Pero la zona más sagrada de la ciudad era el Intihuatana. Si has oído hablar de la roca a la que se amarra el sol, es ésta: inti es sol en quechua y huatana significa donde se ata o amarra. Las esquinas de la roca están orientadas en los puntos cardinales, la sombra se alinea en ciertos momentos… se considera que era el observatorio astronómico inca, además de ser el lugar en el que “se ataba” el sol para que volviera a salir al día siguiente. El nombre de Intihuatana hace referencia a toda la construcción, no sólo a la piedra: una especie de gran pirámide escalonada a la izquierda de la plaza sagrada.
El templo del cóndor –hay que echarle bastante imaginación para verlo– era el lugar donde colocaban las momias de sus muertos. En la trilogía inca –más bien trilogía andina, ya existía antes de la aparición de los incas–, el cóndor era el enlace con el mundo de los espíritus. La serpiente con el inframundo y el puma con el mucho terrenal.
Antes de que preguntes si sentimos la energía que emana de la ciudad… no. No notamos nada especial más allá de que el paisaje y la idea de cómo serían las construcciones incas en su época de esplendor nos cortaran la respiración –los 2.400 m.s.n.m. también tienen algo que ver en los “problemas” para respirar–. Muchos hablan de que el material utilizado para su construcción, roca granítica, lo convierten en una fuente de energía: el granito está formado por cuarzo –seguro que has visto cristales de cuarzo en un montón de tiendas “energéticas”–. Pero, aún así, nada, debemos ser muy insensibles…
Cómo llegar a Machu Picchu: desde Cuzco, Ollantaytambo y Aguas Calientes
Llegar a Machu Picchu es casi tan fácil como llegar a Roma: todos los caminos en Perú conducen a la antigua ciudad inca. De hecho, eran ocho los caminos incas que llegaban hasta allí. ¿Quién dijo que estaba escondida, perdida o mal comunicada?
A la llaqta propiamente dicha se puede llegar sólo en autobús desde Aguas Calientes –por la carretera Hiran Bingham– o andando, bien desde Aguas Calientes o por uno de los caminos incas. Puede que nunca hayas oído mencionar Aguas Calientes, es una pequeña población que ha crecido gracias al turismo de Machu Picchu –tanto que también se conoce como “Machu Picchu pueblo”– y a sus aguas termales –por eso Aguas Calientes–.
Superado este punto, ¿cómo llegar a Aguas Calientes? Sólo se puede llegar en tren, no hay carretera. Es posible hacer el recorrido desde Ollantaytambo, la última población a la que se puede llegar por carretera, o, directamente, desde Cuzco. Echa un vistazo a los horarios y precios y reserva tus billetes de tren desde aquí.
Nosotros llegamos en autobús hasta Ollantaytambo –en un tour por el valle sagrado, aquí puedes ver precios–. Desde allí tren hasta Aguas Calientes y montamos en el primer autobús –5.30 am– para subir a Machu Picchu.
El camino del Inca y otras opciones para llegar andando
Si lo que buscas es un viaje a la época inca con todas sus consecuencias, siempre puedes llegar a Machu Picchu como llegaban ellos en los siglos XV y XVI: por el camino inca. Se trata de una ruta de varios días de duración que recorre otros yacimientos incaicos y supera montañas de más de 4.000 metros de altura. No se puede hacer por libre, es necesario contratar un tour que suele incluir guía, porteador, cocinero… El sendero está protegido y su acceso limitado por lo que es necesario reservar plaza con meses de antelación. Por cierto, en febrero cierra por labores de mantenimiento todos los años.
Dado que el camino del inca tiene esa limitación, han aparecido otros caminos alternativos –con distintas duraciones– que también llevan al santuario.
Por último, no son pocos los que llegan –o llegaban cuando fuimos nosotros– caminando por las vías del tren. ¿Ilegal? ¿Peligroso? ¿Locura? Lo primero, sí. Y lo segundo y lo tercero, desde nuestro punto de vista, sí y sí.
El precio de visitar Machu Picchu
Las cosas han cambiado mucho desde que fuimos nosotros a Machu Picchu, sobre todo en el tema de precios. Además de la “privatización” del tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes, el coste de la entrada a Machu Picchu se ha algo más que doblado. Otro dato a tener en cuenta es que, ahora, la subida a Huayna Picchu también se cobra –era gratis hace unos años–.
El resultado final es que de los 70 euros que pagamos nosotros por persona por la excursión por el Valle Sagrado, el tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes, dos noches en hotel económico en Aguas Calientes y tour en Machu Picchu… se ha pasado a que sólo la entrada a Machu Picchu y la subida a Huayna Picchu tenga un coste de 200 soles (unos 57 euros) por cabeza –precio de extranjero, los andinos pagan 112 soles–. El tren, convertido en tren de lujo, tiene un precio mínimo de 25 US$ por persona y trayecto entre Ollantaytambo y Aguas Calientes –los nacionales y residentes pueden acceder al tren local con un precio más económico–. Desde Cuzco hay una versión de lujo con un coste de más de 200 US$ por persona y trayecto.
Desde hace poco tiempo, también existe la posibilidad de entrar en Machu Picchu a partir de las 13.00 –la última entrada es a las 16.00– con un precio más económico: 100 soles (unos 28 euros) tanto para nacionales como para extranjeros. Obviamente no se puede subir a Huayna Picchu ni a Machu Picchu a esas horas, pero la diferencia de precio hace que pueda merecer la pena.
La visita a Machu Picchu hoy en día no baja de 150 euros por persona (entrando por la tarde, con los trenes más baratos y durmiendo en dormitorio)… es el precio de convertirse en una de las nuevas siete maravillas del mundo. Pero ¿quién no querría verlo?
Comprar tus entradas para Machu Picchu
Otro problema añadido a la subida del precio, es el aumento de la demanda: arriesgarse a comprar tu entrada para Machu Picchu en la puerta, o incluso en Cuzco, es eso, un riesgo. El cupo de visitantes de la ciudad está limitado a 2.500 al día y, aunque parece un número muy grande, no creas que es tanto. Otra cosa es el caso que hagan las autoridades y lo que controlen realmente el acceso… pero, ¿quién se la quiere jugar?
Con lo que no te la juegas, porque saldrás perdiendo seguro, es con la subida a Huayna Picchu. Sólo hay dos turnos de subida al día –de 7 a 8 y de 10 a 11– con un límite de 200 personas por turno. Las entradas están vendidas con meses de antelación…
Obviamente, siempre hay una solución: la compra por internet. Son muchas las páginas que venden entradas, con tour, con subida a Huayna Picchu –se elige incluso el turno– o con subida a Machu Picchu –también está limitado, 800 personas al día, y se cobra aparte–. Como nosotros lo hicimos todo directamente allí, no podemos aconsejar ninguna por encima de las demás… Es más, estamos convencidos de que, compres en la que compres, lo más seguro es que todos acaben con el mismo guía.
Si no quieres complicarte eligiendo agencia o no te interesa el tour, siempre puedes comprar tu entrada –también con subida a Huayna Picchu o a Machu Picchu– en la página oficial del gobierno peruano. Es, además, el único lugar en el que hemos visto que se pueda comprar la entrada de tarde.
Nuestros consejos
Siempre hay cosas que uno se pierde, que no sabía, que le cuentan luego… No es que nosotros lo sepamos todo de Machu Picchu, pero de algunas cosas nos dimos cuenta y otras nos contaron.
Sí que hay momentos en los que estar casi solo en Machu Picchu
En un lugar tan masificado como Machu Picchu es difícil encontrar un momento en que disfrutar de él con tranquilidad. Nosotros encontramos dos: a primera hora y a última. Los tours comienzan a las ocho de la mañana y el recinto abre a las seis. Durante esas dos horas tendrás muchas papeletas para estar casi solo.
Los tours tienen una duración de dos horas por lo que, a partir de la una, son muchos menos los turistas que encuentras. Ésa es la razón de la existencia de la entrada vespertina a Machu Picchu a partir de las 13.00 –sólo se puede comprar desde la página oficial–. La última entrada en el santuario es a las 16.00 y hay que salir antes de las 17.00.
No por mucho madrugar amanece más temprano, pero tendrás las mejores vistas
Lo de madrugar no es sólo para encontrar menos gente, también es para encontrar las mejores vistas. Con el amanecer la niebla que cubre Huayna Picchu va abriéndose. Disfrutar del momento en que el santuario histórico de Machu Picchu va apareciendo entre la niebla no tiene precio… para todo lo demás, un madrugón.
Altura de Machu Picchu: condición física
Lo decía antes, Machu Picchu se encuentra a una altura de unos 2.400 metros sobre el nivel del mar y la cima de Huayna Picchu a 2.700. Los esfuerzos se sienten más, el cansancio llega antes y más fuerte y hay momentos en que puede parecer que no llega suficiente aire a nuestros pulmones. Tómate tu tiempo, estás en una de las nuevas maravillas del mundo y no hay que correr, hay que disfrutar.
Nuestra experiencia con los tours y los guías
Dada la masificación, y que casi todas las entradas que se venden incluyen el tour, nuestro consejo es no fiarse demasiado de lo que dicen los guías. Encontrar suficientes guías oficiales y con el conocimiento para llevar a 2.500 personas al día no debe ser fácil… así que muchos cuentan más lo que los turistas quieren oír que los hechos. ¿Se puede hacer algo para ir con un buen guía? Lo dudamos. Nuestra guía llegó tarde y, mientras esperábamos, fueron otros tres los que nos dijeron que hiciéramos el tour con ellos y su grupo, que no había problema. Es casi como la cola de la frutería: los grupos se van llenando conforme se compran las entradas y no hay posibilidad de elegir guía.
Tal vez haya agencias que cuenten con sus propios guías y que vendan las entradas al santuario histórico de Machu Picchu… pero éste es otro de los problemas de convertirse en maravilla de la humanidad: demasiada demanda y bajada de la calidad.
Eso sí, la ventaja de los tours es que incluyen todo: el tren desde Cuzco, el autobús desde Aguas Calientes, la visita guiada y la vuelta. No es el que hicimos, pero aquí puedes ver los precios de un tour de un día desde Cuzco, con visita guiada de 2,5 horas en la ciudadela.
Todo cambia, cada vez son más los turistas que quieren visitar el santuario histórico de Machu Picchu y tanto las compañías privadas –el tren Hiran Bingham– como el propio gobierno peruano aprovechan para conseguir la mayor cantidad de dinero posible… Cada año que lo retrases tendrás que pagar más y ¿quién no quieres visitarlo?
Nuevas normas para la visita a Machu Picchu desde 2017
La afluencia de visitantes ha llevado al gobierno peruano a restringir el acceso y la cantidad de tiempo que éstos pueden estar en Machu Picchu, así como otras limitaciones. Te contamos las más importantes:
- Se establecen dos turnos para el acceso a Machu Picchu: de 6.00 a 12.00 y de 12.00 a 17.30 con un periodo de permanencia en el santuario máximo de 4 horas desde la entrada. Si se compra también la subida a Huayna Picchu, el tiempo permitido es de 6 horas; si se sube a Machu Picchu, el tiempo máximo es de 7 horas.
- El número máximo de turistas en el turno de mañana (de 6.00 a 12.00) varía entre 2.673 y 3.267; en el turno de tarde (de 12.00 a 17.30), el máximo es de 2.673. Comprar la entrada con antelación ya no es sólo un consejo… es casi obligado.
- Los turistas deben estar acompañados por guías oficiales en todo momento. Sólo en el caso de entrada de dos días, los turistas pueden entrar sin guía el segundo día, registrando el nombre de su guía del día anterior en la entrada.
- Está prohibido el acceso con trípodes, palos selfies o cualquier otro soporte para cámara y móvil. Tampoco se puede acceder, ni sobrevolar, con drones. Las mochilas de gran tamaño deben dejarse en la consigna.
Después de visitar Machu Picchu tendrás que viajar más al pasado recorriendo el norte de Perú.
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