Viajar responde, por lo general, a un deseo de descubrir cosas nuevas, vivir nuevas experiencias y, sobre todo, salir de la rutina. En ocasiones nos dejamos llevar por este deseo y llegamos a hacer cosas que, en perspectiva, nos sorprende incluso haber llegado a pensar y más aún haber llevado a cabo. Son esos momentos los que se recuerdan con más intensidad, con más emoción y con más cariño a la vuelta. Los que más veces se cuentan y los que, al final, hacen que el viaje mereciera la pena.
Ningún viajero te contará cómo se le aceleró el corazón cruzando una avenida en Zurich o llegando por la noche a Oslo. Pero la cosa cambia si la calle, mucho más estrecha que una avenida, está en El Cairo o en Delhi, y la ciudad a la que se llega de noche es Moscú o Nápoles, se convierten en experiencias excitantes e inolvidables.
No hace falta buscar el más difícil todavía, ni ponerse en peligro. Las cosas más normales en una parte del mundo son odiseas en otro. Sacar dinero en un cajero en España puede llevar un poco más de tiempo si el cajero más cercano está averiado, pero encontrar un cajero que acepte tu tarjeta y que te dé dólares en Uzbekistán puede no ser tan sencillo. Cosas mucho menos avanzadas que usar una tarjeta de crédito, como echar gasolina, pueden obligarte a hacer más de cien kilómetros en sentido contrario al que quieres porque no hay más gasolineras que vendan gasolina sin plomo en los próximos 500.
Comprar billetes de tren, localizar una dirección, coger un autobús entre dos ciudades, encontrar un hotel donde dormir, cruzar una frontera… pueden provocar un ataque de nervios en el momento y un ataque de risa a los diez minutos. Por suerte para los viajeros, son los ataques de risa lo que queda y lo que nos lleva a buscar una nueva experiencia que nos vuelva a ofrecer esa sensación.
Viajando hay malos momentos, pero el recuerdo los hace especiales.
Sirva esta entrada como introducción a una serie sobre malos/buenos momentos vividos viajando que espero os diviertan tanto como a nosotros su recuerdo:
- Comprar un billete de tren en Moscú
- Buscar un albergue en Tokio
- Pasar diez horas en autobús entre Monte Abu y Udaipur en India
- Coger un taxi en El Cairo y que el taxista no te entienda
- Ser rodeados por prostitutas y sus chulos en un bar en Târgoviste, Rumanía
- Buscar una pensión por la noche en Tasként, Uzbekistán
- Cruzar la frontera jordano-israelí
- Ver una película de Bollywood en Jaipur
- Viajar en un taxi compartido sin entender nada entre Jordania y Siria
- Sobrevivir a una noche en el desierto a 20 grados bajo cero, Karakalpakistán, Uzbekistán
- Quedarte sin pasaporte en una estación de autobuses, Siria
- Cruzar un puerto de montaña en plena tormenta sin entender al conductor, Uzbekistán
y seguro que irán saliendo muchas más.
¿Qué experiencias viajeras has vivido tú? ¿Compartimos alguna?