Otra vez llega la Navidad y, como todos los años (Navidad o Año Nuevo) nos vamos a Italia.
Por si os sirve de consuelo no todo será tan divertido. Sabemos que engordaremos, no puede uno comer sin freno y esperar no traer sobrepeso. Confío en que los de Ryanair no nos pesen a la ida y calculen la diferencia a la vuelta, que se queden en el peso de las mochilas que será menos. Más confianza aún… en no encontrar una bufera en Bologna…
Vamos como los Reyes de Oriente, pero en sentido contrario, somos los reyes de Occidente y la maleta va llena de regalos que nos dejarán espacio a la vuelta para delicatessens del país: quesos, pasta, piadine, speck, mortadela… Cielos, acabo de desayunar y ya tengo hambre otra vez.
Volvemos a tiempo de sufrir las inocentadas de rigor, aunque de refilón. Cuatro viajes en un año han agotado los días de vacaciones y hay que volver el martes.
Que Papá Noel (si es de vuestro agrado) os traiga muchos regalos. Los clásicos esperaremos a los Reyes Magos de toda la vida.
¡FELIZ NAVIDAD!