Sábado, 27/08/2011 (2)
Turismo en el Púlpito, Stavanger
El panorama que se disfruta desde la puerta de entrada del Mountain Lodge de Preikestolhytta es de cuento. Lo que todo el mundo espera cuando habla de fiordos: tranquilidad, relajación, casas con el techo a dos aguas… y, al no ser invierno, sin el complemento de la nieve. Desde allí es sencillo llegar hasta la roca que era nuestro objetivo.
Después de dejar a Okihita junto con el resto de mochilas comenzaba nuestro ascenso. Según el cartel, desde aquí, Preikestolhytta, la subida a Preikestolen, el Púlpito, son dos horas de ida y otras dos de vuelta, un recorrido de algo menos de cuatro kilómetros y un desnivel de unos trescientos y pico metros. Está claro que no será un paseo por el parque, pero no parece que sea muy duro.
En el cartel dan consejos para la excursión: llevar calzado adecuado, ropa cálida, comida y algo que beber… pero te desean un feliz paseo.
La subida al Preikestolen comienza fuerte
Los primeros 500 metros dejan claro que sí va a ser duro. La rampa del comienzo es bastante fuerte y sin descanso. Pasados esos 500 metros hay un llano, que sirve de aperitivo para el infierno en la tierra. El camino está lleno de rocas grandes como cubos por las que hay que ir trepando. Zonas por las que hasta una cabra tendría dificultades para elegir dónde poner las patas siguiendo las flechas rojas, a veces flechas a veces letras T. Nos cruzamos con gente que bajaba y nos adelantaron muchos que subían. No teníamos prisa y tampoco se trataba de agotarse, sino de llegar. Dormiríamos allí esa noche y con que hubiera luz para bajar por estos andurriales era suficiente.
Al principio pensábamos que sería menos que la subida a Huayna Picchu, aquí ni te piden que te apuntes en una lista para saber quién baja, pero después de una hora nos damos cuenta de que es igual o incluso más peligrosa. Hacia el final del camino hay cortados que caen por lo menos 500 metros hasta el Lysefjord y no hay ni un cartel que avise del peligro.
Es en este momento cuando te empiezas a preguntar si a los noruegos les importa algo que la gente se mate subiendo por aquí.
Aparece el fiordo Lysefjord
En unas dos horas comienza a aparecer el Lysefjord a lo lejos. El móvil nos dijo que habíamos subido una pendiente de más de 350 metros en los poco menos de cuatro kilómetros y medio de «paseo». Eso sí, el paisaje que vemos ante nosotros hace que se nos olvide la paliza que nos hemos pegado y que pensemos que ha merecido la pena.
La demostración de que los noruegos están hechos de otra pasta es que nos cruzamos con varios que subían y bajaban corriendo, como el que sale a hacer footing por el parque del barrio.
No dejes de caminar con nosotros por el borde del Preikestolen.