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De Stavanger a Prekestolhytta

 

Sábado, 27/08/2011 (1)

Después de la ducha preparamos las cosas que nos llevaremos en Okihita a Preikestolen. No tenemos la conexión para confirmar si en el albergue habrá sábanas o nos tendremos que llevar nosotros las nuestras. Esto unido a que se nos pasa el tiempo nos lleva a bajar a desayunar a eso de las nueve con Sungin para ver si desde la zona de recepción hay más cobertura.

Efectivamente, hay más cobertura y comprobamos que las sábanas están incluidas en el precio de Preikestolyttha, no harán falta. El desayuno no está mal, pero sólo a base de fiambres, huevos pasados por agua y algo de fruta. No trabajan el aceite ni los dulces. En otra zona hay cereales, leche y un par de tipos de yogurt (fresa y vainilla).

Después de dar una vuelta y media, lo del huevo pasado por agua no me lo esperaba y casi se explota por toda la mesa al romper la cáscara. Tampoco sé si lo han preparado así a propósito o es que les ha quedado un poco «crudo».

Antes de subir a la habitación vamos a la recepción para pedirles que nos abran la puerta. Hemos salido los dos y no hay nadie dentro que nos abra, los Symbios todavía no saben abrir puertas. Llaman a las de la limpieza para que lo hagan y subimos. Las de la limpieza son todas orientales y cuando les pedimos que nos abran lo intentan con su tarjeta, que no les abre. Después pasan a la llave y tampoco son capaces. Nos dice que vayamos a recepción. ¿Otra vez? Menos mal que llega otra, también oriental, que debe ser a la que han llamado desde abajo y después de luchar un poco con la cerradura consigue abrirnos.

Además de las sábanas también vamos a dejar aquí las zapatillas del baño. En Preikestolhytta el baño es compartido, pero tampoco sabemos si nos ducharemos, y si lo hacemos confiamos en que esté lo bastante limpio como para ir descalzo. No cabe todo en Okihita. Cogemos el fuet y un paquete de crackers y una pastilla de chocolate, y llenamos la botella de agua. La del grifo es perfecta.

A las nueve salimos a por el autobús número cuatro. Hemos dejado los Symbios y mañana los recogeremos. La de recepción es muy cuadriculada, después de dejar las mochilas, justo antes de salir, nos hemos dado cuenta de que no le habíamos explicado que las recogeríamos al día siguiente. No se trata de dejarlas mientras visitamos la ciudad y recogerlas a última hora, nos vamos a dormir a otro sitio. En ese momento estaba haciendo el check-out a una pareja. Sara se ha acercado mientras los otros estaban firmando el recibo de la tarjeta para decírselo y la chica le ha pedido que espere su turno. ¿Ni una pregunta puedes responder mientras esperas que firmen? Son grandes, pero aparentemente muy limitados… al menos, muy cuadriculados.

En la parada del autobús vemos que tiene una parada en Fiskepiren, el muelle. Pero el conductor no parece estar muy convencido de eso. Al entrar le preguntamos y nos dice que no para allí. Bueno, pues parará cerca… A la pregunta de si va al centro responde que sí, así que compramos un par de billetes (26 NOK cada uno). Cuando tenemos los billetes en la mano, el conductor nos dice que no va Fiskepiren, pero que tiene una parada a 200 metros. Y ¿qué entiendes tú por ir a un sitio?

Llegamos al muelle, porque el autobús nos deja casi delante, poco después de las nueve y media, la hora a la que salía uno de los ferrys. En la oficina central leemos un cartel que explica que el billete a Tau se compra directamente en el barco y que salen del muelle 5, a diez pasos a la izquierda de la entrada del edificio. Contamos los diez pasos y son unos quince, eso sí, los noruegos tienen las piernas más largas.

Falta media hora para el siguiente, a las 10.15, tiempo más que suficiente para acercarse a la oficina de información turística que está aquí al lado, detrás de la catedral de Stavanger. En la oficina nos dan otros horarios, según ellos el próximo sale a las diez, y nos confirman que habrá un autobús esperándonos en Tau cojamos el que cojamos. La de la oficina, después de explicárnoslo todo en inglés se da cuenta de que hablamos español y continua en español, ella es sudamericana. La excursión a Kjerag es, como pensábamos, de un día completo y saliendo desde aquí. Sale un autobús a las 8.00 que te deja a una distancia de entre dos y tres horas andando hasta la roca. Dos o tres horas de vuelta y otra vez autobús. Tiempo completo de la visita unas nueve horas. Imposible, además de que nos parece que no merece la pena tanto tiempo.

Como no sabemos qué se podrá pagar con dinero y qué con tarjeta buscamos un cajero y encontramos uno enfrente del muelle. Esta vez sacamos mil coronas, el banco cobra un porcentaje (2%) con un mínimo de dos euros, así que cualquier cantidad por debajo de cien es perder dinero.

El barco llega puntual, en el cartel ponía que llegaba cinco minutos antes de salir y justo a las 10.10 atraca. Después de que salga la gente y una buena cantidad de coches, entramos.

La taquilla está cerrada, pero suponemos que en algún momento abrirá para comprar el billete y si no será gratis. Un ferry a todo lujo: asientos cómodos, mesas, un bar que se llena de noruegos en cuanto entran (se pasan el día comiendo, así están la mayoría de las noruegas… un pelín orondas) y hasta wifi gratis.

En cuanto el barco se pone en marcha salen dos de la taquilla que recorren la cubierta cobrando a la gente. Le preguntamos si se puede pagar con tarjeta y nos dice que sí, que tendremos que esperar a que abran la taquilla y allí podremos hacerlo. En cuanto acaban la ronda por la cubierta vuelven a la taquilla y la abren. Un buen montón de noruegos tampoco debe llevar dinero en efectivo porque la cola para pagar es casi como la del bar en un momento. Con lo poco que les gusta pagar con efectivo y lo fácil que se lo ponen para hacerlo con tarjeta no es raro que haya tan pocos cajeros por la calle.

Llegamos a Tau unos cuarenta minutos después y aquí lo que nos está esperando es la parada del autobús. Y en la parada un cartel con los horarios que nos dice que no hay ninguno hasta las ¡14.40! Pues estamos listos, la información del albergue era mala, pero que la de la oficina de información sea igual de mala nos parece lamentable. Tendremos que estar aquí tres horas esperando como si fuera el aeropuerto otra vez. Otros que han bajado con nosotros, un grupo, deciden coger un taxi entre todos. Otro que quedaba por aquí nos dice que un taxi son 450 NOK y que si queremos compartir. Queremos, pero esperamos ser más gente. En total estamos esperando siete. No sé si cabremos en ningún taxi. Se va hacia un edificio y le vemos hablar por teléfono.

Al poco tiempo llega un minibus de la misma compañía que el ferry y el autobús, que nos dice que caben ocho y que nos cobra 50 NOK a cada uno. El billete del autobús cuesta 75 por cabeza, así que perfecto. Lo mismo era a esto a lo que se referían los del albergue y de la oficina de información, siempre hay autobuses o minibuses para llevarte al principio del camino a Preikestolen. Ese principio del camino es donde está nuestro albergue, Preikestolhytta. A donde llegamos en poco más de veinte minutos.

Lo primero que vemos nada más llegar es un edificio de madera bastante futurista. Leímos que se había quemado el centro de interpretación pero nos da la impresión de que se han dado prisa en reconstruirlo. Nuestro albergue está en la orilla del lago. Un bonito edificio de madera con hierba en el techo. Cuando entramos nos encontramos con un cartel en recepción que dice que está cerrado y que para hacer el check-in hay que ir al Mountain Lodge. Ni idea de dónde está eso… Una que sale de otro de los edificios de al lado con una bolsa de basura me dice que es el edificio grande.

Lo que nosotros creíamos que era el centro de interpretación es, en realidad, un albergue de lujo con habitaciones dobles con baño y un restaurante. Nada más entrar vemos la recepción. Les cuesta un poco encontrar nuestra reserva pero una vez hechos los trámites (enseñando el carnet de alberguista) nos dice que hasta las tres no podemos entrar. Para dejar a Okihita nos señala una sala que hay casi enfrente de la recepción. Una sala sin puerta donde la gente deja sus mochilas sin más. Si ya dejamos a los Symbios en un albergue de Moscú en la sala común sin más protección, ¿no vamos a dejar en Noruega a Okihita rodeada de otras mochilas?

Visita al baño, esto no es como la India y sí que vamos más de una vez al día a orinar, y comienza el camino hasta Preikestolen.

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Comentarios

  • JAAC
    4 enero, 2012 a las 11:29

    Y eso que ya teníamos reservado el hostal en la orilla del lago… si encima hubiéramos tenido que buscar un sitio para dormir…

    Estar en el «primer mundo» no garantiza para nada que las cosas sean más fáciles 😮

    Responder
  • Purkinje
    3 enero, 2012 a las 10:24

    Jo, me he estresado con el post! jejeje. Ahora en serio, de nuevo un post muy util para un futuro viaje a Noruega.. mucha información! Gracias!!

    Responder