5% de descuento en tu seguro IATI por ser lector de SaltaConmigo.com

De Røros a Trondheim

Sábado, 03/09/2011 (y 2)

En el momento en que nos cansamos de mojarnos paseando entre las casas de los mineros en Røros, volvimos a la zona de la estación, al centro comercial. Ya sabíamos que no podríamos hacer la visita a la mina con los horarios y la falta de accesos que tenía, así que decidimos hacer una parada de avituallamiento.

La cantidad de supermercados que hay en todas las ciudades de Noruega hace que sea fácil –y un poco más económico de lo que parece– comer. En todos ellos –Rema 1000, COOP y Kiwi– hay una sección de platos preparados que te pueden sacar de más de un apuro.

En Røros tenían una especie de pizza, un pan con queso y tomate por encima, que le gustó a Sara; patatas cocidas con queso gratinado, que me gustaron a mí; y bacalao con patatas que nos gustó a los dos. Otra de las cosas buenas es que lo calientan y lo ponen en unas bolsas con papel de aluminio por dentro para mantener el calor. Sara también se había preparado una ensalada en un carrito donde había: maíz, jamón, pollo, queso… Y, para acabar, también cogimos unos plátanos.

Roros-ComidaPizzaRoros-ComidaPatatas
Roros-ComidaBacalaoRoros-ComidaEnsalada

El pan en Noruega se vende en grandes hogazas. Hay muchas variedades, pero para nosotros sólo se diferenciaban en el precio. Seguro que el nombre es explicativo, pero es noruego. Junto con el pan está la máquina para hacer rebanadas.

YouTube video

La vuelta a Trondheim, en el tren de las 16.30 como estaba prevista, fue mucho más rápida. El hecho de que nos durmieramos en cuanto el revisor controló nuestro billete pudo tener algo que ver. Estamos casi seguros de que el revisor fue el mismo que en el viaje de ida, el que nos tuvo que decir que volviéramos a montar en el tren que todavía no habíamos llegado a Røros.

Como en toda ciudad noruega que se precie, excepto Ålesund por el incendio, en Trondheim también hay una zona de casas de madera colocadas en la orilla del río. Se trata de la calle Kjøpmannsgate que baja paralela a éste. Cada casa está pintada de un color y casi todas han sido transformadas en restaurantes. Siguiendo los consejos de la guía, y el sentido común –¿qué mejor manera de ver unas casas que dan a un río que desde un puente?– cruzamos el Gamle Brybo. La palabra gamle ya la conocíamos, viejo.

Trondheim-CasasMaderaPuente

Paseando por Bakklandet, la calle al otro lado del puente, llegamos a un café que le llamó la atención a Sara. En Røros se quedó con las ganas de entrar en uno que se anunciaba como el sitio con la mejor tarta de manzana del mundo. Estaba cerrado y se quedó con las ganas, que recuerda en cuanto ve este café en el que también tienen.

Trondheim-CasasMadera

Entramos en el Baklandet Skydsstations, así se llama el café, y nos pedimos unos postres. Sara la tarta de manzana y yo otra de crema con helado de chocolate y nueces. Muy buenas las dos, aunque a Sara le sigue pareciendo mejor la tarta de manzana de Amsterdam, en Winkel.

Trondheim-BaklandetSkydsstationCafe

YouTube video

Nos hemos alejado del centro. A pesar de que cuando llegamos ayer por la noche estaba muy animado, con mucha gente en los bares –dentro y en las terrazas– a esa hora estaba casi vacío. Trondheim es una ciudad universitaria y un importante centro de peregrinación –aquí acaba el Camino de Nidaros– y es evidente que los jóvenes salen más tarde de fiesta, mientras que a media tarde salen de cafés y restaurantes. Es, sin lugar a dudas, la ciudad más animada en la que hemos estado durante este viaje. Seguramente Bergen también sea muy animada, pero llegamos demasiado de noche y en domingo.

Según el horario de autobuses, el 63, hoy también tiene una frecuencia de 50 minutos, así que más vale que consigamos llegar a la parada en el momento adecuado. Las distancias en la ciudad no son muy grandes, pero sí las cuestas. Tanto, que hay un elevador de bicicletas y todo, aunque parado por orden policial al resultar peligroso –o algo así entendimos del cartel–.

Ya sólo nos quedaba una ciudad más que visitar. Al día siguiente volaríamos a Oslo, después de visitar la catedral, y todavía no habíamos buscado dónde dormir…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comentarios

  • 17 septiembre, 2012 a las 19:15

    El video del pan no tiene precio.

    Responder
    • 19 septiembre, 2012 a las 20:46

      Mister Bean es más hábil con estas máquinas que yo! jajajaja

      Responder