Desde hace más de 2.000 años la península de Monte Boi –o Monte Real–, en la provincia de Pontevedra, Galicia, ha servido como refugio defensivo. Así que no es de extrañar que se rodeadara por una muralla de tres kilómetros cuyas almenas y torres se han transformado, hoy en día, en miradores. ¿Qué te parece darte un capricho durmiendo al abrigo de esa muralla? La visita a la fortaleza de Monterreal no estará completa sin quedarse en el parador de Baiona.
Tampoco podrás decir que has pasado por Baiona si no te das una vuelta por su casco histórico, su puerto y descubres un dato poco conocido… Te lo contamos más abajo, pero te damos una pista: ¡TIERRA A LA VISTA!
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Si estás pensando en visitar la zona de Baiona, no dejes de leer nuestras 20 cosas que ver y hacer en las Rías Baixas.
El castillo de Monterreal, una península amurallada
Celtas, fenicios, romanos, visigodos y musulmanes se asentaron en la península de Monte Boi aprovechando sus condiciones geográficas: fácil defensa y acceso al mar protegido. Sus 18 hectáreas de superficie se convirtieron en recinto amurallado a partir del siglo XI, aunque la apariencia actual del castillo data de una reconstrucción del siglo XVII obra de Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar –quédate con este nombre–.
¿Sabías que…?
Juan II de Castilla concedió a Baiona y a La Coruña el privilegio de ser los únicos puertos gallegos que podían comerciar con el extranjero, lo que trajo a la ciudad su mayor esplendor entre los siglos XV y XVI.
Los Reyes Católicos transformaron la fortaleza en villa otorgándole Carta puebla, para que doscientas familias vivieran en el interior de las murallas. Fue atacada por Fernando I de Portugal, por Francis Drake, por Pedro Álvarez de Sotomayor –Pedro Madruga–… Y en 1963 se transformó en Parador de Turismo con el nombre de “Conde de Gondomar”. Vale, son muchos siglos de historia condensados en pocas palabras…
La visita al castillo
Puedes completar la visita a la fortaleza de Monterreal en una hora y media siguiendo la ruta preparada por la oficina de turismo que puedes descargarte en su página oficial. A pesar de tratarse de un parador, el acceso al recorrido turístico está abierto al público.
Una vez superada la puerta principal, de Felipe IV, aparecen los hornabeques, los baluartes, las torres –del reloj, de la tenaza y del príncipe– y más puertas –del sol, real, de San Antón, del pozo–. Te encontrarás con troneras, almenas y baterías de cañones con vistas al puerto y a las playas que protegían por la parte exterior, se pueden ver incluso las Islas Cíes. Y, al interior, a zonas de denso bosque. Durante siglos, la fortaleza no ha hecho otra cosa que reforzarse y vaya que lo consiguió: los muros por los que caminas parecen inexpugnables.
También se puede rodear la fortaleza por un camino exterior a la muralla, es el paseo de Monte Boi de unos 2 km de longitud.
El parador de Baiona, de fortaleza a hotel
El hecho de que el parador Conde de Gondomar se encuentre en el interior de la fortaleza le da un toque histórico y una seguridad defensiva con siglos de historia. Eso sí, el edificio del parador es moderno. Se construyó después de que la fortaleza fuera comprada por el Ministerio de Información y Turismo para sustituir a la residencia veraniega del marqués del pazo de la Merced, que se alzaba sobre las ruinas de un antiguo convento franciscano.
Paredes de piedra, techos de madera, decoración sobria… casi parece que estamos en el auténtico castillo de Monterreal. Incluso hay una especie de claustro interior de inspiración claramente medieval. Aunque en la Edad Media habrían matado por los ventanales que permiten disfrutar de las vistas desde las zonas comunes y por la piscina –nosotros solo la vimos, porque en marzo no era el momento de usarla–.
Dormir protegido por una muralla
A pesar de lo que pueda parecer, dormir en el parador de Baiona es bastante económico. Nosotros lo hicimos por menos de 80 € la noche –aquí puedes ver los precios actuales–. Eso sí, el desayuno hace que la cuenta suba, en nuestro caso 15 € por persona. Pero tenemos que decir que es un desayuno digno de Felipe IV.
Recuerda que el edificio es moderno y que, aunque las paredes sean de piedra, el suelo es de madera, hay enchufes por todas partes, ventanales, conexión WiFi…
Comer en el restaurante del parador de Baiona
No dejamos pasar la ocasión de probar el restaurante del parador de Baiona y no podemos estar más contentos de haberlo hecho. En la carta hay varios platos –entrantes, primeros y postres– con los que conformar un menú por 35 €, en nuestro caso de invierno, sin bebidas. Nuestra elección fue: brandada de bacalao y souffle de quesos gallegos de entrante; merluza de pincho a la gallega y cochinillo asado de plato principal, y, de postre, un surtido típico gallego –con cañita, tarta de almendra, pastel de castaña y helado– y coulant de tarta de almendra con helado de castañas. Delicioso, no hay más que añadir. Solo por la cena ya habría merecido la pena ir hasta el parador.
No es el único lugar en el que comer en el parador, también está el Enxebre A Pinta. Abre todos los días en verano y, el resto del año, solo los fines de semana… tendremos que volver.
Qué ver en Baiona (Pontevedra) más allá del castillo
¿Crees que ya has visto todo en Baiona después de visitar el castillo? Estás muy equivocado, la historia de la ciudad corre paralela a la de la fortaleza…
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La réplica de la Pinta
La noticia del descubrimiento de una ruta hacia las Indias –tardarían años en darse cuenta de que habían descubierto un nuevo continente– llegó a Europa por el puerto de Baiona. En él atracó la Pinta de Martín Alonso Pinzón días antes de que Colón arribara a Lisboa. Sí, los bayoneses fueron los primeros en saber que la aventura de Colón había tenido éxito. Este hecho histórico se celebra cada año con la Festa da arribada, cuyo día grande es el 1 de marzo, el día en que arrió la Pinta al puerto de Baiona en 1493.
¿Sabías que…?
La ciudad de Baiona está hermanada con Palos de la Frontera, el puerto del que partieron las naves de Colón en busca de la nueva ruta de las Indias.
Por eso, desde la muralla de la fortaleza habrás visto un antiguo barco en el puerto de la ciudad. Se trata de una réplica de la carabela de Martín Alonso Pinzón, la Pinta. Y se puede subir a bordo y hacerse una idea de cómo fue esa travesía por el Atlántico. También hay un pequeño museo en el que se muestran los descubrimientos de aquella primera expedición.
Más allá de la réplica, en Baiona hay otros elementos que recuerdan el paso de la carabela en la llamada ruta Pinzoniana: el monolito de la arribada, el monumento Encuentro entre dos mundos –al pie de la muralla–, la estatua de Pinzón…
El casco histórico de Baiona
Al mismo tiempo que se desarrollaba la fortaleza, la ciudad de Baiona fue creciendo. Como decía antes, durante los siglos XV y XVI, el puerto de Baiona era, junto con el de La Coruña, el único que podía comerciar con el extranjero de toda Galicia. Las casonas, los conventos, los hospitales, las capillas de esos siglos son buena muestra del poder que alcanzó. Echa un vistazo a la ruta casco histórico de la oficina de turismo.
La ex-colegiata de Santa María, la capilla de Santa Liberata, el hospital Sancti Spiritus, la casa de los Ceta, del deán Mendoza o de Lorenzo Correa… no pueden faltar en tu paseo, además de las propias calles empedradas del casco histórico.
Rincón Salta Conmigo
A un kilómetro de distancia del centro de Baiona se encuentra la Virgen de la Roca. Una gigantesca estatua mariana de 15 metros de altura del arquitecto Antonio Palacios –el de Mondaríz y el metro de Madrid–. Es posible subir por su interior hasta la barca-mirador que sostiene en su mano derecha.
Si lo que buscas son playas… también Baiona
Alrededor de la península de Monte Boi se abren cuatro playas. En sentido contrario a las agujas del reloj y comenzando por la más cercana al casco histórico de Baiona: playa Ribeira, playa Barbeira, playa os Frades y playa Concheira. Y esto es todo lo que te podemos decir de las playas por dos motivos: no somos muy de playas y visitamos la ciudad en marzo.
Relacionado con el agua, cerca de la Virgen de la Roca nos encontramos con un grupo de percebeiros luchando contras las olas sobre las rocas.
La fortaleza, el parador, las vistas, la comida, la historia… Baiona está esperando que le hagas una visita.
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