Estamos seguros de que has visto tantas veces la imagen de la escultura de la loba amamantando a los niños Rómulo y Remo que sabes que si te hablamos de ella tenemos que estar hablando de Roma. La Loba Capitolina, símbolo de la fundación de Roma, se encuentra, como no podía ser de otra forma, dentro de los Museos Capitolinos. Puede que no entrara en tus planes visitar un museo de Roma más, pero, tal vez, deberías leer lo que te vamos a contar antes de cerrarte en banda.
Sabemos que es complicado encontrar un hueco para la visita a los Museos Capitolinos en un viaje a la capital italiana. De hecho, nosotros decimos no incluirlo entre nuestros lugares que visitar en Roma en tres días –menos aún entre los que ver en Roma en dos días–. Las maravillas que atesora serían la justificación para viajara a cualquier ciudad del mundo… pero es que la competencia en la Ciudad Eterna es muy grande.
Un último apunte antes de lanzarnos, los Museos Capitolinos son, además de museo, un auténtico sitio arqueológico en el que descubrir in situ la antigua Roma.
Saltaconmiconsejo
Que no te asuste el tamaño de los Museos Capitolinos, piensa en que las joyas que hay dentro de sus paredes le hacen merecedor de estar en nuestro listado de museos imprescindibles de Roma y son solo tres.
Los Museos Capitolinos de Roma: entradas, precios, horarios…
Comenzamos por la información práctica, ya habrá tiempo más abajo para mostrarte parte de lo que hay dentro de uno de los museos más importantes de Roma.
Dónde están los Musei Capitolini en Roma y cómo llegar
Los Musei Capitolini están en uno de los lugares más famosos de Roma –vas a pasar por su puerta casi con total seguridad–, en la Piazza del Campidoglio, una de las plazas de Roma más bonitas. Sí, la famosa plaza diseñada por Miguel Ángel con la estatua ecuestre de Marco Aurelio. Un spoiler: la original, del siglo I, es otra de las piezas del museo.
Para llegar vas a tener que subir la Cordonata Capitolina, la escalera que parte de la via del Teatro di Marcello. Puedes usar uno de los muchos autobuses que paran en la propia calle o en la cercana Piazza d’Aracoeli para llegar al principio de la subida.
Horarios y precios de los Musei Capitolini
Los Museos Capitolinos abren todos los días del año excepto el 1 de mayo y el 25 de diciembre. El horario es de 9:30 a 19:30, excepto el 24 y el 31 de diciembre que cierran a las 14:00 y el 1 de enero que abren a las 14:00. Ten en cuenta que la taquilla cierra una hora antes que las salas del museo –y una hora en los Musei Capitolini no es nada–.
El precio completo de la entrada es de 11,50 €.
Entrada gratuita, descuentos, Roma Pass y OMNIA Card + Roma Pass
Como casi todos los museos de Roma, los Museos Capitolinos tienen un día de entrada gratuita al mes. En este caso, el primer domingo.
Si no puedes visitarlos ese día, tenemos malas noticias. No hay descuentos más que para residentes y ni la Roma Pass ni la OMNIA Card + Roma Pass –la tarjeta para acceder a museos de Roma y del Vaticano y a transporte público en la ciudad, aquí puedes ver más– incluyen la entrada.
Dónde comprar las entradas y página web oficial
Puedes comprar las entradas directamente en la taquilla. Pero, aunque es difícil hacerle un hueco a la visita como decíamos antes, con los millones de turistas que viajan a Roma al año, puede que encuentres cola. La otra opción es comprarla online desde la página web oficial, tiene un recargo de un euro. Nunca entenderemos por qué hay que pagar un recargo al comprar las entradas por Internet.
Tiempo de visita: ¿cuántas horas pasar en el museo?
Como decíamos antes, una hora en el museo –la taquilla cierra una hora antes que las salas– nos parece muy poco. Nosotros, que somos de visitar museos rápidos –lee si no nuestra visita exprés al Museo Británico–, estuvimos dos horas dentro. Tranquilo, no te vas a aburrir, la cantidad de salas, de arquitectura, de espacios distintos te va a mantener entretenido. Y las maravillas que alberga más que interesado.
Salas y mapa del museo
Si te decimos que son menos de 50 salas, puede que te parezca más pequeño de lo que en realidad es. En altura, hablamos de cinco plantas –con la planta de exposiciones temporales–.
No hay audioguía en el museo, pero sí una app de móvil con toda la información, otra herramienta online para aprovechar tu visita. Tienes la información también en la página oficial, junto con el precio. No, no es gratis, pero tampoco lo son audioguías y hay que dejarlas en el museo al acabar.
¿Por qué son “museos” en plural?
Llega la pregunta del millón que llevarás un rato haciéndote: ¿por qué “museos” y no “museo”? Pues la respuesta es evidente, porque son varios museos bajo una misma marca. Íbamos a poner bajo un mismo techo, pero tampoco: son dos edificios, el Palazzo dei Conservatori y el Palazzo Nuovo, uno a cada lado de la plaza. El edificio que cierra el tercer lado de la Piazza del Campidoglio es del ayuntamiento, el Palazzo Senatorio. En realidad, hay partes de un tercer edificio, el Palazzo Clementino-Caffarelli y un túnel que une los dos edificios de la plaza por debajo de la estatua de Marco Aurelio.
¿Sabías que…?
Fue en 1471 cuando el Papa Sixto IV donó las primeras piezas del museo al pueblo de Roma. Sí, hace más de 500 años. Todavía no se había descubierto América. Desde entonces, diversos Papas y cardenales fueron ampliando su catálogo hasta que, a mediados del siglo XVIII, comenzó a albergar las piezas arqueológicas que salían a la luz en las diversas obras municipales.
Las obras de arte más importantes de los Museos Capitolinos que tienes que ver sí o sí
Prepárate para ir de una sala a otra de los Museos Capitolinos asombrándote con cada una de las piezas que vayas descubriendo. Todavía nos preguntamos cómo fue posible. Cómo no llegamos a un punto en que la belleza y la historia nos anestesiaran de tal manera que todo nos pareciera ya igual. No sucedió.
Mencionamos las piezas en el orden en que se encuentran al hacer la visita. La entrada al museo se hace por el Appartamento dei Conservatori, en el edificio a la derecha de la plaza según llegas, el Palazzo del Conservatori.
¿Sabías que…?
A pesar de que en la página oficial de los Museos Capitolinos traducen el nombre del edificio como palacio de los conservadores, lo cierto es que los conservatores, en latín, eran en realidad magistrados que regían la vida pública de la ciudad.
Appartamento dei Conservatori
En esta primera planta del museo, además de en las piezas de la colección, tendrás que fijarte en las paredes de las salas: los ciclos de frescos que las decoran son una auténtica maravilla.
Comenzamos con dos estatuas papales, concretamente la de Urbano VIII y la de Inocencio X. La primera, en mármol, es obra de Bernini, mientras que la segunda, en bronce, está firmada por Alessandro Algardi. Las dos de la primera mitad del siglo XVII.
¿Sabías que…?
La sala de los Horacios y Curiacios, donde se encuentran las estatuas papales, fue el escenario de uno de los acontecimientos que han marcado la historia contemporánea de Europa y del mundo. El 25 de marzo de 1957, representantes de Italia, Francia, Alemania Occidental, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo firmaron aquí el Tratado de Roma y crearon la Comunidad Económica Europea.
Otra estatua requiere que te tomes un momento para observarla: el Spinario, el niño de la espina. Un pequeño –73 cm– bronce del siglo I a.C. que formó parte de la primera colección del museo, la del Papa Sixto IV en 1471.
Llegamos al símbolo de Roma por excelencia: la Loba Capitolina. Si te parece que la loba y los gemelos son un poco diferentes –más allá de la desproporción en tamaño–, es porque la estatua original era solo de la loba. Rómulo y Remo se añadieron después de entrar a formar parte de la primera colección del museo.
En la penúltima sala del apartamento de los magistrados, la sala de los gansos, nos encontramos con la otra obra de Bernini del museo: la cabeza de Medusa.
Museo del Palazzo dei Conservatori
Echa un vistazo a los fragmentos de la estatua colosal de Constantino en el patio. Medía nada menos que 12 metros en su momento.
Una de las piezas más antiguas del museo es la vasija con la ceguera de Polifemo y batalla naval, del siglo VII a.C., que encontrarás en las salas Castellani.
Seguro que has oído hablar del emperador Commodo, Cómodo en español. No fue de los más famosos, pero su aparición estelar en Gladiator le hizo un hueco en la cultura popular. En el Museo del Palazzo dei Conservatori te encontrarás con un busto suyo del siglo II en el que se le representa como Hércules. Junto a él está la estatua de la Venus Esquilina.
Otra de las piezas más famosas de los Museos Capitolinos, la estatua ecuestre de Marco Aurelio, tiene su propio espacio: una gran sala circular con luz natural del arquitecto Carlo Aymonimo. El bronce del siglo II está situado en el centro, como si de una plaza se tratara.
¿Sabías que…?
Pocas estatuas de bronce de la época romana han llegado hasta nuestros días. La de Marco Aurelio lo hizo porque, erróneamente, se consideró que era del emperador Constantino y la Iglesia la protegió por ser el emperador que adoptó el cristianismo como religión del Estado.
Junto a la nueva intervención arquitectónica de la exedra de Marco Aurelio, se han descubierto y preparado para su exposición los cimientos del gran templo de Júpiter, Juno y Minerva –siglo VI a.C.–, que se hallaba en lo alto de la colina Capitolina. A pesar de haber servido como cantera durante siglos, todavía hoy sorprende por su magnificencia. Forma parte del recorrido del museo desde el año 2000.
Pinacoteca Capitolina
La Pinacoteca Capitolina fue creada a mediados del siglo XVIII –entre 1748 y 1750– y es la colección pública más antigua de pinturas. Elegir entre las grandes obras de pintores como Tiziano, Caravaggio, Tintoretto o Rubens, las piezas de cerámica o los tapices es prácticamente imposible… Pero, si tienes prisa, aquí te indicamos cuatro imprescindibles.
¿Sabías que…?
Varias de las obras de la pinacoteca cuentan con una reproducción en tres dimensiones para las personas con discapacidad visual.
Una sala entera está dedicada a la obra de Guercino Seppellimento e gloria di Santa Petronilla. Un óleo de principios del siglo XVII pintado inicialmente para la Basílica de San Pedro.
Para que no tengas que buscar mucho –la Pinacoteca Capitolina guarda obras desde la Edad Media hasta el siglo XVIII–, en la misma sala se encuentran otras dos joyas imprescindibles en la visita al museo: La Buona Ventura y San Giovanni Battista, ambas de Caravaggio.
En la siguiente sala, la sala Pietro da Cortona, está la cuarta de las obras que te recomendamos: Ratto delle Sabine, el rapto de las sabinas.
Rincón Salta Conmigo
En la sala de los Horacios y Curiacios, al principio de la visita, también habrás visto la escena del rapto de las sabinas en un fresco en la pared.
Tabularium
Más allá de las lápidas funerarias que se exponen en el túnel que une los dos edificios de los Museos Capitolinos, tienes que asomarte a la terraza sobre el Foro Imperial. Desde allí disfrutarás de una vista privilegiada de la Antigua Roma, uno de nuestros miradores de Roma favoritos, aunque sin entrar en el museo también puedes disfrutar de la vista desde el Belvedere di Via Monte Tarpeo.
Museo Nuevo
Tras atravesar el túnel, ya estamos en el edificio del otro lado de la plaza, el Palazzo Nuovo. Será imposible que no veas la gigantesca fuente, del siglo I o II, dedicada al dios fluvial Marforio en el patio.
En la primera planta –recuerda que vamos con prisa– llegamos al gabinete de Venus, donde está expuesta la escultura en mármol de Venus Capitolina, descubierta a mediados del siglo XVII.
En el gran salón central está la obra Amazzone ferita, amazona herida. En la sala del fauno, el Fauno en mármol rojo antiguo, del siglo II. Y en la sala de los gladiadores, el Galata Capitolino. Tendrás que ir muy concienciado si no quieres despistarte con todas las maravillas que irán apareciendo a tu paso en las distintas salas.
Consejos para la visita y… ¿merece la pena respecto a otros museos?
Solo te podemos dar un consejo a la hora de visitar los Museos Capitolinos: tómate tu tiempo y descansa de vez en cuando en alguno de los bancos que encontrarás a lo largo del recorrido. Como decíamos, la cantidad de obras maestras es tal que no podrás dejar de mirar a todas partes. Además de las piezas también están los frescos y la propia arquitectura de los palacios. Eso sí, como tampoco se trata de pasar un día entero en el museo, en realidad habría que estar más de uno para poder verlo todo con calma, céntrate en las piezas más famosas y en las que te llamen más la atención según paseas por las salas.
Respecto a si merece la pena la visita: los Capitolinos son los Museos con mayúsculas de Roma. Solo por detrás –y las clasificaciones son odiosas– de los Museos Vaticanos, que, si nos ponemos quisquillosos, están en otro país. Aún así, si no vas a estar muchos días en Roma, no quieres gastar mucho tiempo en un museo y prefieres recorrer la ciudad… no te lo recomendamos. Sería una pena pasar corriendo junto a tanta maravilla.
Tú decides, pero te podemos asegurar de que no te vas a arrepentir de entrar en los Museos Capitolinos.
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