Dalí lo dijo en su día: “Yo soy el surrealismo”, y razón no le faltaba. Tampoco les faltaba razón a los que le acusaban de megalómano –cosa que él mismo admitía–, ¿cómo se podría explicar si no el hecho de que creara una última gran obra para servir como su propia tumba? Porque eso es el teatro-museo Dalí de Figueres: la mayor obra del artista catalán, además de su lugar de descanso eterno, y parada imprescindible en cualquier ruta por Girona.
Famoso y admirado en su época, Dalí quiso compartir con el mundo su arte y, durante los últimos años de su vida, se consagró a la creación de la que sería su última gran obra: su museo. A diferencia de otros artistas surrealistas, daba importancia al dinero y a la venta de sus obras –lo que hizo que fuera criticado por sus colegas, Breton, creó para él el anagrama “Avida dollars”–. Así, a lo largo de su carrera, fue amasando una gran fortuna que le permitió invertir en el museo. Eso sí, en su testamento donó toda su obra al estado, incluido el museo que hoy en día es gestionado por la fundación privada Gala-Salvador Dalí.
Prepárate para un viaje al interior de la mente de un artista tan polifacético y complejo que nada será lo que parece. Un consejo: entra como un niño, dispuesto a ver el mundo por primera vez porque nunca antes habrás visto el mundo así.
El teatro-museo Dalí de Figueres: el tercer museo más visitado de España
Dalí quería convertir a su ciudad natal, Figueres, en una gran capital del arte a nivel mundial. ¿Cómo? Creando su obra de arte definitiva. Más que un museo: un teatro, una experiencia divertida, una performance, una declaración, una tumba… Sin duda lo consiguió, el teatro-museo Dalí es el tercer museo de arte más visitado de España sólo por detrás del Museo del Prado y del Museo Reina Sofía.
Dicho así parece frío, pero cuando llegas a la puerta un martes de octubre y te encuentras con una buena cantidad de gente haciendo cola para entrar, lo compruebas. También es cierto que nuestra guía nos dijo que, de vez en cuando, había picos inexplicables y que ese martes de octubre era uno de ellos.
¿Sabías que…?
Parece que el deseo de Dalí era ser enterrado junto con su amada Gala en el Castillo Gala – Dalí de Púbol. Allí se prepararon dos tumbas que, en teoría, se comunicaban por un hueco para que se pudieran dar la mano durante toda la eternidad… Parece, pero no está confirmado y, hoy, la pareja está separada.
Pero, como en el médico, si no tienes que hacer un poco de cola para entrar en un museo casi es un poco decepcionante, ¿no? Como si no mereciera la pena entrar si eres el único que lo hace… Así que, que unos minutos de pie no te quiten las ganas de disfrutar de la obra magna de Salvador Dalí.
Un museo que es una obra de arte en sí mismo: la mayor obra surrealista del mundo
Dalí quería que su museo fuera algo más que un museo. Quería una representación escenográfica de su obra y ¿qué mejor que un antiguo teatro para una representación? El antiguo teatro municipal de Figueres, destruido al final de la Guerra Civil y donde expuso por primera vez con 14 años, fue el lugar elegido.
No te será difícil localizarlo en Figueres. No sólo porque está en el centro, sino por su colorido y surrealista, como no podía ser de otra forma, exterior. La pared, pintada de rojo, decorada con enormes panes dorados y coronada por gigantescos huevos, llamará irremediablemente tu atención. Así como su torre circular que te hace pensar que estás ante un antiguo castillo… ¿un recuerdo del castillo Gala Dalí de Púbol? Así te da la bienvenida la obra surrealista más grande del mundo.
La platea, convertida en un jardín a cielo abierto. El escenario, cubierto por una cúpula geodésica de cristal con el aspecto de ojo de mosca –los insectos eran una de las constantes en su obra, y consideraba a la mosca como la más surrealista de las criaturas–. El “juego” comienza: el reflejo de la cúpula interior en la pared de cristal del jardín hace aparecer una segunda cúpula perfecta sobre éste.
Tómate tu tiempo para descubrir cada detalle, cada sensación, cada emoción… Dalí se encargó de que nada fuera al azar. Todo tiene un sentido, una inspiración, un propósito.
Pocas veces una visita guiada es más necesaria que en el teatro-museo Dalí. Cómo si no ibas a entender la relación entre la barca, el paraguas, el Cadillac, los mejillones y la moneda que hace que todo se ponga en marcha. O los lavabos-ángeles, los monstruos, las Oscars, las jardineras en forma de letra G… ¡y esto sólo en el jardín!
12 obras que no puedes perderte en el teatro-museo Dalí
El teatro-museo Dalí no sigue un orden cronológico, ni artístico, ni de ningún tipo más allá que el que Dalí quiso para hacer “caer” al visitante en su mundo surrealista. Tampoco busques paneles informativos que expliquen las obras: Dalí quería un lugar en el que sentir, en el que vivir. Ya he dicho que no buscaba crear un museo sino una experiencia.
A pesar de que el teatro-museo tiene un tamaño relativamente pequeño y de que se puede visitar por completo deteniéndose en todo lo que llame tu atención, nuestra guía nos fue indicando las obras más emblemáticas –al tiempo que nos las explicaba–. Si, como nosotros, tu tiempo es limitado, te las recomendamos a ti también, ¡aquí las tienes!
El carro naval. Cadillac lluvioso
Echa una moneda y verás como el surrealismo cobra forma en el jardín. El paraguas que se encuentra sobre la barca elevada se abre al tiempo que comienza a llover… ¡dentro del Cadillac!
Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln
El nombre lo dice todo. Pero en una época en que los píxeles todavía no estaban en los móviles ni en boca de todo el mundo, Dalí los usó para jugar con la mente del espectador. Una de las primeras pinturas que se ven en el museo, en el escenario del teatro.
El torero alucinógeno
Todavía en el escenario, El torero alucinógeno es la demostración del método “paranoico crítico” –como él mismo lo definía– de pintura de Dalí. Surrealismo puro. A partir de la imagen de la Venus de Milo que aparecía en una caja de pinceles que compró en Nueva York, Dalí creó el retrato de torero en un coso que es el ojo del espectador el que se encarga de completar. Una pista: el verde de la segunda Venus es la corbata del torero. Ahora no podrás dejar de ver el retrato y te costará ver las estatuas: doble imagen. Se trata de una copia, hecha por él mismo, de un cuadro que vendió.
Por cierto, a pesar de lo que pudiera parecer, Dalí no usaba drogas, de hecho ni bebía alcohol. Decía que su mente ya era compleja y tenía miedo de perder el control. No nos cabe la menor duda de que era compleja viendo algunas de sus obras… Pero también de que no perdió nunca el control: él mismo era su obra más representativa y lo demostraba con cada aparición pública.
La cesta de pan
Dentro del joyero –la sala forrada de terciopelo rojo– se exponen algunas de las obras favoritas del pintor. En el centro, La cesta de pan. Realismo puro, casi fotográfico, pero que en sus propias palabras: “es la [obra] que más ha satisfecho mi imaginación”. Sí, el pan era uno de sus temas fetiches… no hay más que ver la fachada del edificio.
Como curiosidad, el cuadro se usó como propaganda del plan Marshall en toda Europa: un simple trozo de pan es un tesoro en los malos momentos.
Leda atómica
El comienzo de las pruebas nucleares en Estados Unidos junto a un repunte católico hacen que Dalí se declare místico nuclear. Leda es, obviamente, Gala y la atomicidad se basa en que todo está flotando y nada está en contacto con otro elemento del cuadro.
Galarina
Inspirada en la Fornarina de Rafael y en la que el propio Dalí explica la presencia del pan en el pecho de Gala y de la cesta en sus brazos.
El espectro del sex appeal
El niño vestido de marinero de la esquina inferior izquierda es el mismo Dalí que contempla un monstruo que representa la sexualidad, a la que temía, en el Cabo de Creus.
Retrato de Pablo Picasso en el siglo XXI
A pesar de la admiración que sentía por Picasso, lo coloca en el siglo XXI, no dejaba de haber cierta rivalidad, tanta que le pinta cuernos…
Autorretrato blando con bacon frito
El bacon homenajea al trozo de piel colgante con el que Miguel Ángel se autorrepresentó en la capilla Sixtina en el Vaticano. Las hormigas están situadas en los sitios con los que Dalí no se sentía cómodo, como nos explicó la guía cuando le preguntamos al ver que los insectos aparecían en otras obras.
Rostro de Mae West utilizado como apartamento
A partir del retrato de Mae West, crea una habitación entera: los labios son el sofá, la nariz una chimenea, los ojos son dos cuadros… Tendrás que subir la escalera para verlo en toda su dimensión.
Panel central del techo del Palacio del Viento
En L’Empordà el viento no deja de correr y con este techo Dalí quería hacer un homenaje a la región basándose en el poema de Joan Maragall «L’Empordà» que hace alusión a la tramontana. Con todos los elementos característicos de su obra: elefantes con patas de insecto, relojes blandos y paisajes de la región. Si te fijas, podrás ver la silueta de los, en aquel entonces, príncipes Juan Carlos y Sofía.
En el centro, en el cielo, un retrato de Gala y de él mismo. ¿Retrato? Bueno, de sus pies que parecen pisar a los visitantes del museo y con cajones abiertos pintados en sus cuerpos. Es su subida al cielo, su capilla Sixtina. Impresiona, no se puede decir más: impresiona.
Galatea de las esferas
Otra muestra del período místico nuclear: la descomposición del rostro de Gala a nivel atómico. Por cierto, está expuesto en un caballete que perteneció a Meissonier, un pintor academicista del siglo XIX.
Más obras del teatro-museo Dalí
Desde una Venus de Milo con cajones que organiza el mundo interior, hasta el esqueleto de un gorila con una imagen de Santa Teresa dentro, pasando por una mandíbula de tiburón con flores… el teatro-museo Dalí no deja de sorprender en cada sala incluso con técnicas modernas como el holos.
Sin olvidar que, además de sus obras, también está su colección privada con cuadros de otros pintores de la talla de El Greco, Fortuny o Meissonier, y algunos vestidos de Gala en la última planta del museo. Es posible ver toda la colección en la página web oficial del museo.
Dalí-joyas
Además de pintor, ilustrador, decorador –los decorados de la película Recuerda de Alfred Hitchcock fueron obra suya–, escritor… Dalí también fue diseñador tanto de moda o perfumes, como de objetos comerciales y hasta de joyas. Un auténtico hombre del Renacimiento.
En el museo Dalí-joyas, junto al teatro-museo Dalí, se pueden ver 37 de esas joyas que pertenecieron a la familia Owen Cheatham y fueron compradas por la fundación Gala-Salvador Dalí en 1999.
Información práctica: horario y entradas del museo Dalí de Figueres
El teatro-museo Dalí de Figueres abre todos los días excepto el 1 de enero, el 25 de diciembre y los lunes –excepto los de Semana Santa y de los meses de junio, julio, agosto y septiembre que también abre–. Los horarios cambian casi cada mes por lo que recomendamos mirar la información en la página web oficial. Durante el mes de agosto el museo abre también por la noche de 22.00 a 01.00.
El precio de la entrada –que incluye la entrada Dalí joyas– es de 17 €, aunque hay precios reducidos. Puedes comprar tu entrada al Teatro-Museo Dali con antelación. También puedes contratar una visita guiada al museo Dalí con entrada incluida.
Visita al museo Dalí desde Barcelona o Girona
El museo se encuentra en la Plaza Gala-Salvador Dalí, 5 de Figueres. Para llegar hasta allí desde Barcelona se puede utilizar la línea de tren que une Barcelona con Figueres, así como la de autobús. En coche, el tiempo de viaje por la AP7 es de algo menos de dos horas. Otra opción es contratar directamente un tour que incluya el traslado y la visita guiada desde Barcelona, aquí puedes ver los precios.
Desde Girona se puede llegar también por la AP7 en poco más de cuarenta minutos, o con la misma línea de tren y autobús. También puedes contratar un tour con traslado y visita guiada desde Girona, aquí puedes ver los precios.
El triángulo daliniano
El teatro-museo Dalí de Figueres es sólo uno de los vértices del triángulo daliniano. Ya escribimos sobre él, convirtiéndolo en cuadrado, en el artículo tras los pasos de Dalí en la Costa Brava. Los otros dos vértices son la casa museo de Dalí en Portlligat y el castillo Gala – Dalí de Púbol, sin olvidar la ruta daliniana por el Cap de Creus.
Dalí no sería Dalí sin L’Empordà, pero tampoco L’Empordà –y toda la provincia de Girona– sería lo mismo sin el pintor.
¿Quieres visitar el teatro-museo Dalí de Figueres? Aquí puedes hacerlo:
- Busca tu vuelo más barato a Girona aquí.
- Escoge el hotel que más te guste al mejor precio en Figueres aquí.
- Alquila el coche en Girona al mejor precio aquí.
- La mejor guía de Cataluña aquí.
- Contrata tu tour guiado en Girona aquí.
- Contrata tu seguro de viaje con un 5% de descuento aquí.