Que levante la mano a quien no le gusten los pueblos medievales. Nadie, ¿verdad? De hecho, aunque suene a tópico, ¿quién no ha soñado alguna vez con viajar en el tiempo y visitar la Edad Media? Un ratito sólo, ¿eh? Que el tópico se desmitifica pronto y ya no podemos vivir más de media hora sin mirar el móvil. Además de que, por muy bonita que la pinten en las series y películas, la Edad Media era sucia, insalubre, peligrosa…Eso fue lo que hicimos al visitar Besalú, Girona: un amago de viaje a la Edad Media, porque seguíamos cargados con móviles con conexión a internet y cámaras digitales, y acompañados de turistas de todo el mundo. ¿Un viaje descafeinado entonces? En absoluto. Cada calle y cada edificio de Besalú cuentan un poco de la historia, de la convivencia de culturas, del desarrollo del comercio… y de la dureza de las guerras que se vivieron aquí.
Aunque no hayas oído nombrar a Besalú –cosa que dudamos– seguro que reconoces su imagen más característica: la del puente sobre el río Fluvià. Hoy en día lo encontrarás tomado por turistas con palos selfies. Por sí sólo, ya hace que merezca la pena el viaje y, cuando te contemos el resto de cosas que ver en Besalú, no te quedará duda de que tienes que ir. Descubrirás uno de los pueblos más bonitos de Girona.
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Echa un vistazo a nuestras 12 cosas que ver en la provincia de Girona, Besalú es una parada imprescindible, pero no la única para completar tu itinerario.
Dónde está Besalú y cómo llegar desde Girona
¿Cuánto hay que viajar para llegar a la Edad Media desde Girona? Mucho menos de lo que pueda pensarse. Besalú está a unos 35 kilómetros de la capital de la provincia, en plena comarca de La Garrotxa. La forma más rápida de llegar hasta Besalú es en coche, por la carretera C-66, en algo menos de 40 minutos. También es posible llegar en transporte público: hay un par de líneas de autobús que unen Girona con Olot que hacen parada en Besalú –aquí puedes ver los horarios–. Si estás pensando en hacer una escapada a Besalú desde Barcelona, también puedes hacerlo en autobús –poco menos de dos horas– o en coche –una hora y media–.
La tercera opción es la de una excursión organizada de unas horas. Tantos turistas llegan de esta forma que hay habilitado un gran aparcamiento para autobuses junto a la oficina de turismo, antes de cruzar el puente. Lo sentimos, no serás el único que sentirá la historia paseando por Besalú. Aquí puedes ver precios y horarios de una excursión de medio día a Besalú y la ciudad de Girona, aquí de un día completo y aquí a un tour a la Garrotxa con Besalú. Si prefieres llegar por tu cuenta y que hacer una visita guiada, aquí puedes reservar tu free tour por Besalú.
Un poco de historia medieval de Besalú
En Besalú cristianos y judíos convivieron en paz durante siglos. La conquista musulmana en esta zona de la Península tuvo una duración de menos de un siglo –de 714 a 812– lleno de periodos de conquistas y reconquistas y no dejó apenas huellas. Además, la primera mención a Besalú es del siglo X un siglo después de la reconquista–, así que, no hubo convivencia de las tres culturas como en Toledo.
Hasta el año 1111, Besalú fue condado independiente. La muerte de su último conde sin descendencia supuso el paso del pueblo a los dominios del conde de Barcelona, su suegro.
Durante la Edad Media, un cuarto de su población era judía. Se dedicaban a trabajar el hierro y la madera, eran sastres o médicos y también prestaban dinero. Mientras los cristianos trabajaban la tierra. Idílico, ¿verdad? Lo fue hasta que la peste negra golpeó la región y los judíos tardaron más en enfermar –más higiene y cuidado con los alimentos–. Los cristianos empezaron a pensar que estaban siendo envenenados. Para rematar, llegó la bula papal de Benedicto XIII de 1415 que obligaba a los judíos a vivir en zonas separadas. La orden de expulsión de los judíos de los Reyes Católicos encontró a una Besalú sin judíos, ya se habían ido todos.
Qué ver en Besalú, Girona
Besalú se mantiene anclado en la Edad Media. Piensa que, en aquella época, vivían unas mil personas en el pueblo y hoy, siglos después, son sólo 2.500. Los edificios siguen manteniendo el aspecto de siempre. Aunque no es todo medieval, no hay ninguno más alto que desentone. Si consigues abstraerte de la gran cantidad de turistas que te acompañarán recorriendo sus calles, la experiencia será completa: el perfecto conjunto medieval formado por iglesias, monasterios, plazas… todo, después de atravesar el símbolo por excelencia de Besalú, su puente.
El puente fortificado de Besalú
Sabemos que has visto el puente de Besalú, es la postal clásica del pueblo. Tan clásica, que el puente ya se menciona en el siglo XI. ¿Tiene mil años entonces? No, lo sentimos. Si bien su aspecto es medieval, ha sido restaurado y reconstruido en varias ocasiones. La última en 1965 porque fue dinamitado durante la guerra civil.
La forma del puente, con un codo enmedio, se debe a que sus columnas se apoyan sobre rocas naturales en el cauce del río. Pero, como se suele decir, “no hay mal que por bien no venga” –por lo menos a algunos–: ese codo pronto se transformó en aduana donde cobrar un porcentaje de las mercancías que lo atravesaban, que no eran pocas.
La única mikvé medieval de la península y la judería de Besalú
Los siglos en que judíos y cristianos convivieron en Besalú dieron lugar a la creación de la judería, el Call, y a varias sinagogas. En la principal se construyó también una mikvé en el siglo XII. ¿Qué es una mikvé? Un espacio donde se realizan los baños de purificación prescritos por el judaísmo. Teniendo en cuenta que sólo hay cinco en uso en España, es probable que nunca hayas oído esta palabra –nosotros tenemos que decir que antes de visitar Besalú tampoco–.
Abandonada y cubierta desde el siglo XV, la mikvé de Besalú volvió a la luz debido a unas obras en la fábrica de tinte que ocupaba el espacio de la antigua sinagoga en 1967. Fue entonces cuando apareció la única mikvé medieval que se conserva en la Península.
En un pequeño grupo, junto a una guía de la oficina de turismo –la única manera en que se puede visitar la mikvé–, descubrimos una cápsula del tiempo que se había mantenido oculta durante más de 500 años y que nos impresionó hasta hacernos guardar un respetuoso silencio. Miles de baños purificadores pasaron por nuestra imaginación mientras –lo siento, pragmático que es uno– no podía dejar de pensar en la temperatura de esas aguas en pleno invierno…
En los alrededores de la mikvé se encuentran los restos de la antigua judería de Besalú. Callejuelas estrechas y sinuosas, algunas sin salida, que se mantienen casi en sombra perenne por los edificios que las jalonan. Si te fijas con atención, puedes ver la mezuzà, donde se guardaban versículos de la Torá, en la jamba derecha de dos casas en la Plaça de la Llibertat, el lugar donde judíos y cristianos dirimían sus disputas.
El monasterio de Sant Pere
Sobrio, macizo, firme… pero de una delicadeza increíble. Así vimos el interior del monasterio de Sant Pere de Besalú del siglo XII, casi en soledad hasta que llegó la marabunta del trenecito. Al monasterio, bien de interés cultural desde 1931, sólo se puede acceder con visita guiada de la oficina de turismo, como a la mikvé, o con el billete del tren turístico.
La fachada del monasterio está decorada con dos leones que representan el poder y la protección de la iglesia frente al mal –saca el zoom de la cámara porque los detalles son muy curiosos–. En el interior se veneraban, desde el deambulatorio con ocho columnas, las reliquias de San Primo y San Feliciano, uno de los motivos por los que Besalú era lugar de peregrinación.
La iglesia de Sant Vicenç
La iglesia de Sant Vincenç era la parroquia original de Besalú. Aunque el edificio actual es de los siglos XII-XIII, la primera mención a la parroquia es del siglo X. El estilo románico del exterior del ábside nos recordó a las iglesias de la Vall de Boí.
Una capilla de la iglesia de Sant Vincenç es el lugar en el que se conserva la reliquia de la Vera Cruz, donde fue crucificado Jesús –el otro motivo que convirtió Besalú en meca de peregrinación–. La original, traída de Roma en el año 1017, desapareció en 1899 y fue sustituida por otra en 1923. ¿Te has preguntado alguna vez cómo de grande sería la Vera Cruz? Porque a base de piezas desperdigadas por el mundo tenía que tener decenas de metros de altura.
Más cosas que ver en Besalú: el hospital de Sant Julià, la casa Cornellà, las vistas…
Por si no había quedado claro que Besalú era lugar de peregrinación –las reliquias de San Primo y San Feliciano en el monasterio de Sant Pere y la Vera Cruz en la iglesia de Sant Vincenç–, el hospital de peregrinos de Sant Julià lo demuestra. Hoy da cobijo a un centro cultural.
Junto al monasterio de Sant Pere se encuentra la casa Cornellà: la arquitectura gótica civil por excelencia de Cataluña. Los establos y los cuartos de servicio en la planta baja, la planta noble donde vivía la familia y el granero en la planta superior, todo organizado alrededor de un patio.
Pero es difícil no dejarse llevar por las ganas de caminar, de descubrir un rincón nuevo, una piedra que nos cuente a nosotros, sólo a nosotros, su historia. Tal vez éste sea el mejor consejo: deja que las piedras te guíen. Eso hicimos nosotros y, subiendo por el carrer de Rocafort, nos encontramos con un mirador y una nueva postal del puente de Besalú.
Consejos para disfrutar de Besalú a pesar del turismo
Ya he dicho que no serás el único que haya pensado ir a Besalú, sea cual sea el día que hayas decidido ir. El turismo se ha convertido en una de las principales industrias del pueblo y los autobuses llegan cargados de turistas de todo el mundo deseosos de comprobar si todo eso que han visto en fotografías y leído en revistas, guías y blogs es verdad. Ninguno queda decepcionado, aunque seguro que más de uno estaría encantado de no tener que pedir permiso para hacer la foto de rigor en el puente.
Todo se puede arreglar: si madrugas y llegas antes que los tours o si decides hacer noche en Besalú –aquí puedes ver algunos hoteles–, encontrarás una calma que te recordará que son sólo 2.500 los habitantes, y ellos están acostumbrados y no se paran a hacer fotos a todo.
Mapa con todo lo que hay que ver en Besalú, Girona
Besalú es un pueblo pequeño, en el espacio que permiten los dos ríos, el Fluvià y el Capellades, que lo rodean. El nombre original, Bisuldunum, hace referencia a este hecho: fortaleza entre dos ríos. Pero, con tanto patrimonio, es mejor tener un mapa para no perderse nada. Dicho y hecho, aquí tienes el mapa con las cosas que ver en Besalú. Como tú también querrás sacar tu foto del puente, hemos marcado tres miradores para que puedas tener una foto un poco distinta a la clásica postal de Besalú.
Sin la suciedad, sin los malos olores, sin la insalubridad de la Edad Media, pero con su arquitectura y su historia, así es Besalú, uno de los mejores sucedáneos de viaje en el tiempo que puedes encontrar.
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