Sorprendernos. Puede que ésta sea la principal “capacidad” que la tecnología nos ha arrebatado en la sociedad de la información. Sabemos qué comen en Japón, cómo se visten los integrantes de las tribus masai, qué religiones profesan los brasileños, cómo son las auroras boreales en Noruega y las danzas maoríes en Nueva Zelanda o qué aspecto tienen los pingüinos emperador de la Antártida. Y todo ello sin movernos de casa. Por eso es tan importante viajar y “esforzarse” en tener los cinco sentidos siempre alerta. Yo, como ya conté anteriormente, lo tuve claro después de una charla de Javier Reverte a la que tuve la suerte de asistir. Según él, la respuesta a la pregunta “¿por qué viajamos?” es justamente ésa: viajamos para descubrir el mundo con los cinco sentidos. Porque la tecnología –todavía– no puede sustituir eso. No puede reproducir las sensaciones que te provoca el camino de Santiago, los aromas que hueles Sudamérica o los encuentros que tienes con personas muy especiales en La Palma. Sí, viajar todavía puede sorprendernos, aunque requiera más “esfuerzo” que en el pasado. Eso sí, para algunos esas sorpresas pueden ser todavía más intensas, por ejemplo… ¡para unos inuit en Canarias!
Estábamos justamente en Canarias, en La Palma, en plena “ola de frío” según ellos, pero en manga corta, cuando nos llegó la invitación al estreno del documental La sonrisa del Sol. Tenía que ser una señal…
El documental La sonrisa del Sol: de cómo unos inuit llegaron a Canarias
¿Qué sentirían unos inuit groenlandeses si se fueran de viaje a Canarias? De esto justamente iba el documental. De las sensaciones que provoca pasar de uno de los climas más inhóspitos al mejor clima del mundo. Del reino del hielo al reino del Sol. Con 3.500 km de distancia y 30ºC de diferencia –de los -5ºC de Groenlandia a los 25ºC de Canarias–… No nos lo podíamos perder.
Ver el documental, ya en Madrid, fue volver a descubrir y a hacer nuestra esa idea: la importancia de sentir los viajes y de ser capaces de sorprenderse con ellos. De sentir lo que siente un inuit que se baña en el mar, pisa la arena caliente o toca un árbol por primera vez. Sí, algo tan simple puede ser toda una experiencia.

Foto: La sonrisa del Sol
El experimento antropológico de La sonrisa del Sol
El documental La sonrisa del Sol, de una media hora de duración, se grabó con el objetivo de promocionar las islas Canarias –fue encargado por Promotur Turismo de Canarias, la entidad responsable de la promoción del destino– pero es al mismo tiempo un experimento antropológico al investigar cómo “el mejor clima del mundo” influye en el ánimo de los habitantes de una zona con un clima tan extremo como Groenlandia. De hecho los inuit estuvieron acompañados en todo momento por Francesc Bailón, el único antropólogo español especializado en esta cultura. Fue él quien eligió esta comunidad en particular: los Ammassalimmuit, los últimos inuit en tomar contacto con el hombre blanco en 1884 y cuyas costumbres casi no ha cambiado desde entonces –aunque, eso sí, tienen calefacción, televisión y… ¡facebook!–. Francesc les acompañó hasta Canarias desde Kulusuk, su población de apenas 300 habitantes, en la costa este de Groenlandia, conocida como “Tunu”, literalmente “lado opuesto”, porque es en la costa oeste donde se concentra la mayoría de los habitantes de la isla. Los eligió justamente por su condición de aislamiento, la mayor de todas las comunidades inuit que había conocido en diferentes países. De hecho, de las once personas que emprendieron este mágico viaje hasta Canarias, sólo dos habían salido de la isla alguna vez en su vida. Francesc nos contó que la “expedición” supuso un reto casi titánico, por miles de pequeños detalles. El primero: conseguir los pasaportes para once personas llegando hasta la comisaría a kilómetros de distancia en un trineo de perros y con una tormenta de nieve…
Las tres familias de inuit que llegaron a Canarias…
Las “elegidas” fueron tres familias de cazadores y pescadores inuit: las de Anda Kuitse, Justus y Mogu. En total 11 personas, con unos cuantos niños, el más pequeño de un año, y un abuelo: Anda Kuitse, de 64. Un abuelo, padres, madres y niños que, el pasado mayo, se fueron a Gran Canaria y luego de excursión a los rincones más emblemáticos de las otras seis islas del archipiélago, para vivir un sinfín de experiencias que nunca habrían imaginado tener. Desde jugar al golf hasta ir en kayak por diversión –para ellos es un medio de transporte que les permite cazar y pescar–, pasando por tocar y sentir el calor de la arena negra de Canarias y, por supuesto bañarse. Ver las caras de los niños, pequeños y mayores, cuando se bañan por primera vez no tiene precio. El mar, como nos explicó el antropólogo, para ellos representa un peligro y de repente se convertía en un medio de diversión…. “me sorprendió su capacidad de adaptación a un país con un clima totalmente opuesto”. Aunque tanto él como Guillermo Cascante, el director del documental, lo más bonito que se llevan de este proyecto, el mejor y más duro que han tenido, es la amistad con las familias. De hecho Guillermo nos contó que los tiene hasta en el Facebook –y le da a todo “me gusta” aunque no lo entienda– y que en enero le han invitado a volver.

Foto: La sonrisa del Sol
En el documental se conoce un poco del día a día de la vida de los inuit en Kulusuk: pescando en el hielo, cazando con sus trineos de perros, cantando canciones tradicionales que pasan de generación en generación o en la escuela con un mapamundi localizando las Canarias. Y luego… las playas sustituyen a los lagos de hielo, las motos de agua a los trineos, los palos de golf a los utensilios de caza y los bañadores y las chanclas –que tienen que comprar– a los forros polares y las botas.
El personaje más entrañable es probablemente Anda Kuitse, el abuelo que es cantante de música tradicional, que se sorprende cuando ve unos peces en una pecera y se emociona como un niño cuando le regalan una guitarra… pero no os desvelamos más detalles, aquí tenéis el trailer.
El mejor clima del mundo está en Canarias….
La idea del documental nació de los resultados de diferente estudios, según los cuales el clima de Canarias –una “eterna primavera” con días soleados, cielos azules y temperaturas estables sin grandes oscilaciones durante el año– es el mejor del mundo. ¿Los responsables? El anticiclón de las Azores, los vientos alisios, la corriente del Golfo, la morfología de las islas… y puede que el calor de los canarios, ¿no?
Puedes ver el documental completo en la web El mejor clima del mundo.