Comer estando de viaje, más si viajas en un plan económico –el mochilero de toda la vida– se puede convertir en algo complicado. No sólo por el hecho de que tratas de aprovechar todo el tiempo, llegando a la mayor cantidad de sitios que visitar, sino también porque el presupuesto suele estar ajustado y los precios de los restaurantes muchas veces se pueden comparar con una noche en un albergue. Y, puestos a elegir, dormir es más importante ¿no?
Supermercados en Noruega, comida barata
En países como Noruega, la cosa se complica más. No es sólo que algunos restaurantes sean más caros que una cama en una habitación de albergue, es que las propias camas ya son caras –llegamos a pagar 31 € por una cama en un dormitorio mixto de 20 camas en Ålesund–. La solución, como en el resto del mundo, está en los supermercados. Los viajeros pueden seguir el ejemplo de los noruegos y acercarse a algún COOP, Rema 1000 o SPAR –en sus múltiples variedades: super, hiper, city…– o en los más económicos KIWI o ICA.
A lo largo de nuestra aventura noruega descubrimos que en casi todas las grandes superficies tenían una zona de comida preparada que mantenían caliente, como en los buffets de los hoteles, y que tenía un precio aceptable para los estándares del país: patatas cocidas con salsa de queso gratinada, bacalao con tomate, salmón ahumado… Sin olvidar el carro de ensaladas: arroz, pasta, lechuga, maíz, atún, pollo… Postres, batidos, zumos y botellas de agua son también aliados perfectos para esos viajes de horas en autobús en los que entre sueño y sueño apetece tomar algo fresco –la temperatura de finales de agosto da para que se conserven “frescos”– y líquido.
Las panaderías de los supermercados cuentan con infinidad de tipos de hogazas de pan. Sí, el pan en Noruega se vende en grandes hogazas junto a las que siempre encontrarás una máquina para convertirla en rebanadas. El “problema” es la decisión: todos los nombres de los panes están, obviamente, en noruego –parece que estás en un IKEA de panes– y, suponemos, que indicarán de qué están hechos… En nuestro caso la decisión se tomaba en función del precio de la hogaza y de cómo de crujientes eran.
Cocinar en Noruega: cabañas, bungalows, albergues…
El otro punto a favor es que todas las cabañas, bungalows, cuentan con una pequeña cocina muy bien equipada –al menos las que conocimos nosotros– en las que, en caso de que no decidirse por un plato preparado, cocinar algo para salir del paso con facilidad.
Gastronomía local
Eso no quita que haya que probar la gastronomía local, y no sólo en los desayunos incluidos –quién iba a esperar que hubiera salmón ahumado en el desayuno de algún albergue–. Viajar es una experiencia de cinco sentidos y el gusto también viene con nosotros: restaurantes en Ålesund y Oslo, o cafeterías en Trondheim y, el mismo, Oslo pueden dar buena cuenta de nuestro paso.
Nunca hay que dejar de acercarse a los supermercados.