Un monasterio benedictino levantado en lo alto de una cima en un pequeño cabo que se adentra en el Mediterráneo. Esta es la carta de presentación del monasterio de Sant Pere de Rodes. Bueno, solo la de la localización, que los más de mil años de historia de una construcción a medio camino entre un templo y un castillo tampoco están nada mal.
Pero no te vayas a creer que todo es historia. El monasterio no se ha quedado anclado en el pasado. Cada verano, es el escenario de un festival: el festival de música de Sant Pere de Rodes. Y tampoco hay que perderse su restaurante con unas espectaculares vistas del Cap de Creus. Nosotros no nos perdimos ni la música ni la comida.
¿Todavía no estás convencido? Sigue leyendo, acabarás por querer visitar Sant Pere de Rodes.
Saltaconmiconsejo
No dejes de completar tu visita al monasterio con un recorrido por más lugares que visitar en el Cap de Creus y, si tienes tiempo, echa un vistazo a qué ver en la provincia de Girona.
Un poco de historia del monasterio de Sant Pere de Rodes de Girona
Lo decía antes, más de mil años de historia. En realidad se desconoce la fecha en que comenzó la vida monástica en Sant Pere de Rodes, pero se ha encontrado un documento del año 877 en el que se menciona el monasterio, como dependiente de Banyoles. En el año 944 se independizó y se convirtió en abadía, con abad propio. Las donaciones, de nobles y peregrinos, convirtieron a Sant Pere de Rodes en el monasterio más poderoso del condado de Empúries.
¿Sabías que…?
¿Por qué podía tener donaciones y peregrinos un monasterio en la Edad Media? Por las reliquias. En el monasterio de Sant Pere de Rodas tenían una “colección” de primer nivel: desde el cráneo y el brazo derecho de San Pedro –de ahí el nombre de Sant Pere– hasta un trozo de la Vera Cruz. En total, más de 150: dedos, muelas, piedras y hasta arena del Coliseo de Roma.
El monasterio llegó a dominar dos tercios del Cap de Creus, tanto el territorio como las personas que lo habitaban. Las donaciones se completaban con los impuestos en especies de entre el 6% y 25% de la producción, de cultivos y de pesca. Tal era su poder, que el Papa de Roma les otorgó el favor de que su abad dependiera directamente de él. Solo tenían que rendir cuentas al Santo Padre, no había autoridad por encima de su abad más que el propio Papa.
¿Sabías que…?
Ya sabes el porqué del “Sant Pere” en el nombre del monasterio, pero ¿y el Rodes? Es el nombre de la sierra en que se encuentra el edificio: la serra de Rodes.
El vino en Sant Pere de Rodes
La caída del condado de Empúries frente al de Barcelona llevó la pobreza al monasterio que quedó menos protegido y llegó a sufrir los estragos de la peste. Fue el vino el que le dio un nuevo esplendor en el siglo XVII. El problema es que ese esplendor atrajo a piratas, bandoleros, ladrones… y tropas francesas.
Durante la visita nos contaron que el frondoso bosque que rodeaba al monasterio en la Edad Media fue talado en el siglo XVII para construir terrazas para vides. Sí, aquí también llegó la filoxera y hoy encontramos bosque bajo con alguna encina.
Debido a los ataques y a la dificultad para defenderse, los monjes abandonaron el monasterio en 1798, primero se trasladaron a Vilasacra y más tarde a Figueres. Hasta que, en 1835, se les expropia con la desamortización de Mendizábal.
Como curiosidad, hoy se siguen haciendo catas de vino en el monasterio, ¿será un guiño a ese pasado?
El monasterio sin monjes
Tras la desamortización, el monasterio de Sant Pere de Rodes fue comprado por los duques de Medinaceli, aunque no se esforzaron mucho en su defensa y cuidado. Tanto, que en 1930 volvió a ser expropiado por el Estado que lo cedió a la Generalitat. A finales del siglo XX, tras excavaciones arqueológicas y restauraciones, se abrió al público.
La visita: con qué te encontrarás
Evidentemente, toda la historia del monasterio de Sant Pere de Rodes la descubrimos durante nuestra visita guiada. La importancia del vino en la riqueza del monasterio la demuestra su bodega, la primera parada del recorrido, en la que no había toneles porque no se envejecía. El vino de Sant Pere solo se fermentaba y se enviaba por barco para ser destilado. Las tinas que todavía sobreviven en la bodega lo recuerdan.
La iglesia del monasterio
La cantidad de peregrinos que recibía el monasterio de Sant Pere de Rodes –se calcula que en su máximo esplendor llegaban ¡más de 1.000 al día!– se aprecia en el nártex: donde dormían. Lo que no se ha conservado, hay una copia, es la decoración de esculturas del maestro de Cabestany. La pobreza que provocó la filoxera obligó al monasterio a venderlas.
La iglesia sorprende por su altura. Ten en cuenta que se consagró en el año 1022 y, en esa época, pleno románico, los 16 metros de altura de la nave central no eran habituales. Bueno, a nosotros también nos sorprendió porque había un piano en el altar y estaban ensayando el concierto de esa noche… pero eso es otra historia.
¿Sabías que…?
Además del esfuerzo que debió suponer levantar el techo hasta los 16 metros, se rizó el rizo abriendo gran cantidad de ventanas por las que entraba la luz. Eso sí, no sirvió de mucho porque acabaron siendo tapiadas: el viento cargado de salitre del mar erosionaba la roca interior. Si te fijas, verás que no hay ventanas en el norte: la tramontana tiene la culpa.
Un dato a tener en cuenta, la misa de la iglesia era solo para los monjes. Los peregrinos entraban directamente a la cripta a venerar las reliquias –una rejilla en la zona del altar permite ver la cripta desde la iglesia–. Reliquias que ya no están, es más, fueron robadas cuando los monjes todavía vivían aquí.
Más espacios visitables
El claustro inferior –con pinturas murales– y el superior –reconstruido por la UNESCO–, la torre de las horas, la de defensa, el locutorio donde cobraban los impuestos… Tómate tu tiempo para recorrer todas las estancias y, cuando acabes, asómate al mirador con una de las mejores vistas del Cap de Creus.
No te pierdas tampoco el refectorio. En él, los monjes se daban buenos homenajes a pesar de la norma de su orden. Según nos contó la guía, en días de ayuno siete huevos en salsa o un cuarto queso o dos pescados, uno en salsa y uno con perejil. Mientras que la dieta normal consistía en media oca por persona o un conejo y una gallina. Nada mal, ¿no?
Horarios y precios de las entradas y de las visitas guiadas
El monasterio de Sant Pere de Rodes abre todos los días del año excepto los lunes no festivos, el 1 y 6 de enero y el 25 y 26 de diciembre. El horario es de 10:00 a 17:30 de octubre a mayo y hasta las 20:00 de junio a septiembre. La taquilla cierra media hora antes, pero ya te avisamos de que vas a necesitar más de media hora para verlo todo. El precio de la entrada es de 6 €.
Respecto a las visitas guiadas, puedes consultar la programación –no son fijas– en la web oficial del monasterio. En cualquier caso, puedes descargar el folleto de la visita para ir abriendo boca.
El festival de música de Sant Pere de Rodes
Nosotros tuvimos la fortuna de asistir al festival de música de Sant Pere de Rodes en 2018. Disfrutamos del concierto del flautista Claudi Arimany y del pianista Pedro José Rodríguez, que interpretaron piezas de Schumann, Beethoven y Schubert en el interior de la iglesia del monasterio.
La mezcla perfecta: las notas de la música clásica en un escenario lleno de historia, construido con una piedra que resonaba con mil años de antigüedad. A pesar de la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, también hubo conciertos el extraño verano de 2020. Tienes toda la información en la web oficial del festival de Sant Pere.
El restaurante del monasterio
El concierto acababa con una cena degustación en el restaurante del monasterio. La brisa del Mediterráneo, las últimas luces sobre la costa, el pequeño pueblo de El Port de la Selva iluminándose… Solo con esto ya queda claro que merece la pena, pero es que la comida está a la altura del lugar. Fue la guinda perfecta a la visita y al concierto.
Cómo llegar y rutas desde y hasta el monasterio
El monasterio de Sant Pere de Rodes está en la localidad de El Port de la Selva. Bueno, pertenece al pueblo, pero está en mitad de la sierra. Así que, para el “¿cómo llegar al monasterio de Sant Pere de Rodes?”, nada como preguntarle a Google Maps.
Si visitas el monasterio en los meses de julio o agosto, puedes acercarte también a la ermita de Santa Elena de Rodes, más arriba en la sierra. En esos meses está abierta de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:15, de martes a domingo. La entrada es gratuita.
Pero no es ese el único paseo que puedes dar en los alrededores del monasterio, aquí tienes un mapa con las rutas: además de la ermita, también están el castillo de Sant Salvador de Verdera, el poblado de Santa Creu de Rodes, el hospital de peregrinos…
Una vez más, los monasterios de Cataluña dejan claro el poder del clero en la zona durante cientos de años.