Kilmainham Gaol, la cárcel más famosa de Dublín

Todo el mundo habla maravillas de los mercados y recomienda hacerles un hueco en cualquier viaje. Eso sí, probablemente nunca te hayan dicho lo mismo de una cárcel, ni te hayas planteado visitar una… Nosotros sí, pero también somos de los que nos acercamos a los cementerios. ¿Somos raros? Un poco, para qué negarlo. Pero ten por seguro que Kilmainham Gaol no puede quedar fuera del listado de cosas que ver en Dublín.

Más allá de la arquitectura de su ala victoriana –la primera cárcel “moderna” y luminosa del Imperio Británico, todavía lo era en ese momento–, lo que pasó entre sus muros y dentro de sus celdas la convierte en uno de los lugares más importantes en la historia de Irlanda. Al menos, en la creación del propio país.

Prepárate para descubrir un poco de esa historia y las condiciones en que vivían los presos en el siglo XIX. Las cosas, por fortuna, han cambiado mucho.

La historia de la cárcel de Kilmainham, la cárcel nueva de Dublín

La cárcel de Kilmainham, Kilmainham Gaol, se construyó en 1796 para sustituir la vieja prisión que estaba a pocos metros. De hecho, se la conocía, al principio, como “la cárcel nueva”.

Paseando por el ala más antigua del edificio uno se siente incómodo. No ayuda que el guía te explique que, en aquellos días, hombres, mujeres y niños vivían juntos y cada uno se tenía que buscar su seguridad. Tampoco ayuda que cuente –aunque se ve y se siente– que no había cristales en las ventanas y que el viento aullaba en invierno por los pasillos. Menos aún que la iluminación era a base de velas, lo que la hacía tenebrosa y peligrosa por los posibles incendios.

El dato de que las condenas a muerte eran habituales –hasta 1865 fueron ahorcados unos 130 hombres– no hace que la imagen de la cárcel mejore. Paredes gruesas, pasillos oscuros, puertas macizas… casi como las mazmorras de un castillo medieval un poco actualizadas.

La gran hambruna irlandesa en Kilmainham Gaol

La idea inicial era que sólo hubiera un preso por celda, pero eso pronto se “olvidó”. Parte de culpa la tuvo la gran hambruna irlandesa a mediados del siglo XIX. Una plaga arrasó los cultivos de patata de toda Europa. En Irlanda, donde un tercio de la población dependía de ese tubérculo, las consecuencias fueron desastrosas. Más de un millón de personas murieron en el país y un millón y medio más abandonaron los campos con la esperanza de una vida mejor en las ciudades.

Evidentemente, las ciudades no eran la tierra prometida y muchos acabaron mendigando en las calles. A causa de ese aumento, la mendicidad fue declarada ilegal y la cárcel se saturó. Eso sí, durante ese periodo de hambruna, en el interior de Kilmainham Gaol sólo murieron 63 presos. Parece que la vida aquí era mejor que en las calles…

Modernizando la cárcel en la época victoriana

En 1860, plena época victoriana, se construye una nueva ala, el ala este. Todo cambia: de la oscuridad y los pasillos laberínticos a la luz y la visión de 360 grados. Desde el centro del pabellón –donde se encontraban los guardias– se podían ver todas las celdas de un vistazo. Se buscaba el arrepentimiento y la reforma de los presos a través del poder de la luz. Los presos ya estaban separados: las mujeres y los niños estaban en la parte de abajo.

Ésta es la imagen más conocida de la cárcel y, seguramente, te recuerde a alguna que has visto en el cine –probablemente ella misma– o en documentales –sirvió de ejemplo para otras–.

Una demostración más de la eficiencia victoriana es que, gracias a un sistema de montacargas y poleas, la comida llegaba caliente desde las cocinas –en el sótano– a todas las celdas de la nueva ala.

El final de la cárcel y el nacimiento del museo

El último preso de Kilmainham Gaol fue Éamon de Valera –el que fuera después presidente de Irlanda– que salió de la cárcel el 16 de julio de 1924. Fueron casi 130 años de actividad durante los que cientos de presos pasaron por sus celdas.

Después de ese momento, quedó abandonada y, aunque se propuso varias veces convertirla en museo, también se valoró su completa demolición –no se llevó a cabo por el coste que suponían las obras–. A partir de los años 50 del siglo XX, la Kilmainham Gaol Restoration Society se encargó de su rehabilitación y su transformación en museo –no lo hemos incluido entre nuestros museos de Dublín imprescindibles, porque el lugar ya es imprescindible con o sin museo–.

Kilmainham Gaol, el lugar más importante de la historia de Irlanda

Decir que un lugar específico es el más importante de la historia de un país es bastante arriesgado. De hecho, nosotros lo escribimos tal y como nos lo contaron durante la visita guiada. Eso sí, cuando nos lo explicaron, no dejamos de estar de acuerdo.

Aunque la idea de independencia de Londres no era nueva, el levantamiento de Pascua de 1916 marcó un antes y un después. Y no fue porque toda la población siguiera a los sublevados –que no lo hicieron porque casi todos tenían familiares combatiendo con el ejército británico en la Primera Guerra Mundial y temían las represalias–, sino por lo que sucedió después con los líderes del alzamiento.

Fue justamente eso lo que disparó el sentimiento independentista. Los propios irlandeses consideran que esos hechos, acontecidos en la cárcel de Kilmainham, fueron el germen del nacimiento de la República de Irlanda.

La prisión del levantamiento de Pascua

¿Qué fue lo que sucedió? Seguramente ya te habrás hecho una idea… Las represiones británicas fueron durísimas y la cárcel de Kilmainham se convirtió en la prisión de los cabecillas de la rebelión. De hecho, gran parte de la fama de la cárcel se debe a ellos, a pesar de que sólo un 10% de sus presos tuvieron un carácter “político” –entre comillas porque el alzamiento político acabó en revueltas y muertes–.

Trece de los líderes del levantamiento fueron encarcelados en Kilmainham Gaol y posteriormente ejecutados en el Stonebreakers’ Yard, el patio de la cárcel. Una cruz marca el lugar. Un líder más, James Connolly, también fue ejecutado en el patio, aunque no estaba encarcelado allí. Su estado de salud –estaba ingresado en el hospital del castillo de Dublín– obligó a que lo trasladaran en ambulancia y a que fuera ejecutado sentado. No podía mantenerse en pie, de hecho, lo ataron a la silla para que no se cayera. Otra cruz, frente a la anterior, recuerda el lugar de su ejecución.

Durante la visita, el guía va desgranando más historias relacionadas con el alzamiento y explica las relaciones entre muchos de los presos de una forma muy personal. Un recuerdo más, los nombres de algunos de ellos están escritos sobre las celdas en las que cumplieron su condena.

Estas ejecuciones encendieron los ánimos de los irlandeses que cambiaron su recelo inicial por un decidido apoyo a la independencia, de ahí la importancia de la Kilmainham Gaol en la historia de la Irlanda moderna.

Durante la visita nos explicaron que los ejecutados no fueron los únicos presos “políticos” de la cárcel de Kilmainham. La primera mujer elegida para ser diputada en la Cámara de los Comunes, Constance Markievicz, también cumplió condena en la cárcel. Su condición de mujer fue el motivo para que su pena de muerte fuera conmutada a cadena perpetua. Condena que terminó con la amnistía general de 1917.

De igual forma, la primera alcaldesa de Dublín, Kathleen Clarke –esposa y hermana de líderes del alzamiento que fueron ejecutados en la cárcel– también pasó por sus celdas.

Curiosidades de Kilmainham Gaol

Con casi 130 años de historia son muchos los datos relativos a la cárcel que pueden considerarse “curiosos”. Eso sí, unas curiosidades con poca gracia o ironía…

A lo largo de los años, 572 niños fueron encarcelados en Kilmainham Gaol. El más pequeño de ellos tenía tan sólo cinco años de edad.

Durante la primera mitad del siglo XIX, la cárcel sirvió como lugar de espera para los presos antes de ser trasladados a Australia. Nada menos que 4.000 convictos de Kilmainham hicieron ese viaje.

No sólo presos comunes y líderes del levantamiento de Pascua pasaron por sus muros. Charles Stewart Parnell, conocido como “el rey de Irlanda sin corona” –uncrowned King of Ireland– también fue un “inquilino” de Kilmainham. Su fortuna, una de las más grandes de la isla esmeralda, le valió disfrutar de una celda más amplia y con ventanas y hasta se le permitía pedir comida a los restaurantes de la ciudad en lugar de la de la prisión.

La cárcel de Kilmainham, una cárcel de película

Kilmainham Gaol es una de las cárceles vacías más grandes de Europa y eso la convierte en un plató de cine de primer nivel. El dinero necesario para el mantenimiento es mucho y el rodaje de películas es una fuente de ingresos extra. Ya decía que era posible que la nueva ala victoriana te resultara conocida…

Las películas más famosas que han sido rodadas en la cárcel de Kilmainham son The Italian Job –la original de 1969 con Michael Cain–; En el nombre del padre –la de 1993 con Daniel Day-Lewis– y Michael Collins –de 1996 con Liam Neeson–, a pesar de que Michael Collins nunca estuvo encarcelado en ella. El hombre de Mackintosh –el film de John Huston de 1973 con Paul Newman– o Paddington 2 –sí, la del osito de peluche– son otras películas rodadas en Kilmainham Gaol. Y, una rareza: el videoclip de la canción A Celebration de U2 también se rodó aquí.

La visita a Kilmainham Gaol: entradas, tour guiado, horarios…

La cárcel de Kilmainham se encuentra a unos tres kilómetros y medio al oeste del centro de Dublín. Concretamente en Inchicore Rd, Kilmainham. Es posible llegar hasta allí en autobús –desde el centro las rutas 13 y 40, puedes confirmarlo en la página web de los autobuses de Dublín– o en tranvía –la línea roja hasta Suir Road, puedes confirmarlo en la página web de Luas, el tranvía–.

Dada la importancia histórica de la cárcel y que sólo se puede visitar en tour guiado –máximo 35 personas–, es más que recomendable reservar con antelación. Además, si compras tu entrada desde su web, tienes un descuento de un euro: 8 € en lugar de los 9 € que cuesta en taquilla.

Kilmainham Gaol abre todos los días del año excepto el 24, 25 y 26 de diciembre. El horario varía a lo largo del año, de 9.00 a 18.00 –con última entrada a las 16.45– los meses de abril, mayo y septiembre. En junio, julio y agosto se cierra una hora más tarde, a las 19.00. De octubre a marzo se abre media hora después –9.30– y se cierra media hora antes –17.30–. En cualquier caso, te recomendamos que lo compruebes en su página oficial.

La visita, siempre guiada y en inglés, tiene una duración de unos 90 minutos: una hora guiada por el interior del edificio y una media hora en el museo donde hay exposiciones temporales, además de mucha información sobre el alzamiento de Pascua con manuscritos de los líderes como cartas y testamentos y objetos del día a día en la prisión.

La historia de Irlanda está inevitablemente unida a la de la cárcel de Kilmainham en Dublín. Recorrer por sus pasillos es descubrirla.

Muchas gracias a Tourism Ireland por su colaboración en este viaje. Como siempre, las opiniones son las nuestras.