Sin duda, la mina de sal de Wieliczka es una de las cosas que ver en Cracovia y alrededores. No deberías dejar pasar la oportunidad de visitar esta maravilla declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978. Desde inmensas salas excavadas en la sal hasta lagunas subterráneas, pasando por museos, un restaurante, capillas, salas multiusos… Pocas cosas no encontrarás en las profundidades de la tierra –en este caso de la sal–. De hecho, ¡hasta hay señal de wifi a 135 metros de profundidad!
Después de nuestras visitas a las minas de sal de Colombia, Nemocón y Zipaquirá, en los alrededores de Bogotá, no podíamos “saltarnos” una de las más famosas de Europa: la mina de sal de Wieliczka. Más aún, estando tan cerca de Cracovia.
Saltaconmiconsejo
Después de leer este artículo sabrás todo lo que necesitas para visitar la mina de sal de Wieliczka pero, y para Cracovia. Dicho y hecho, aquí tienes nuestros consejos para viajar a Cracovia. Y, como no podía ser de otra forma, la mina está entre nuestros 15 lugares que visitar en Polonia.
Cómo ir a la mina de sal de Wieliczka desde Cracovia
A poco más de 10 kilómetros del centro Cracovia, se puede llegar fácilmente a la mina de sal de Wieliczka en transporte público.
En tren, desde Kraków Główny, la estación central de Cracovia, hasta la estación de Wieliczka Rynek Kopalnia en unos 25 minutos. Hay un tren cada media hora, puedes ver los horarios en la página oficial de trenes de Polonia.
En autobús, el número 304 sale desde la estación central y la galería comercial Krakowska hasta Wieliczka Kosciól.
También hay minibuses privados en los alrededores de la estación que salen cuando se llenan y siempre queda la opción del taxi. Si prefieres ir conduciendo tú, aquí puedes ver los precios de alquiler de coches en Cracovia.
Excursiones y tours a la mina de sal de Wieliczka
En nuestro caso, llegamos a la mina de sal de Wieliczka con un tour organizado. La mina es uno de los grandes atractivos de Cracovia y no queríamos quedarnos sin poder visitarla. Además, es posible combinarla con una visita a Auschwitz en el mismo día. Aquí puedes ver los precios y los horarios disponibles y aquí la combinación con Auschwitz.
Precio, horarios, temperatura… información de la mina de sal de Wieliczka
La visita a la mina de sal de Wieliczka supone un paseo de unos tres kilómetros –más si se recorre también el museo de las salinas de Cracovia– y el acceso es a través de una larga escalera de bajada –360 peldaños– y hay unos 400 peldaños más a lo largo del recorrido, por lo que es recomendable llevar calzado cómodo. También hay que tener en cuenta que la temperatura ronda los 15 grados centígrados durante todo el año, tal vez quieras llevar una chaqueta.
Respecto a la entrada, hay varios tipos de recorridos. El más común es el turístico, el que hicimos nosotros y prácticamente todo el mundo, pero también hay uno minero que es más aventurero –casco, linterna y casi espeleología–. Nunca se hacen por libre, sino en grupos acompañados por un guía.
El precio de la entrada para el recorrido turístico es de 93 PLN –si quieres hacer el recorrido el polaco es de 66 PLN–. Es necesario pagar un suplemento para tomar fotografías. Sólo hay dos recorridos en español al día: a las 11:20 y a las 16:40, por lo que conviene reservar en caso de no ir con un tour organizado desde Cracovia como hicimos nosotros.
Puedes ver más información en la página oficial de la mina de sal de Wieliczka.
Fechas y datos curiosos de la mina de sal de Wieliczka
Durante casi siete siglos, desde la segunda mitad del siglo XIII hasta 1996, los mineros de Wieliczka han excavado en la sal hasta llegar a más de 300 km entre galerías, pozos, lagos y cámaras. En total hay más de 2.000 cámaras en nueve niveles. La profundidad máxima es de 327 metros, aunque durante el recorrido la profundidad máxima a la que se llega es de 135 metros. Sólo se visita un 1% de la superficie total de la mina.
Otro dato que nos sorprendió cuando lo comentó el guía es que la mina de sal de Wieliczka recibe un millón y medio de visitantes al año. En agosto de 2017 llegaron a ¡9.400 personas en un día!
El valor de la sal durante la Edad Media era tan alto que la sal extraída de las minas de Wieliczka y de la cercana de Bochnia suponían un tercio de la riqueza del país. Con un cilindro de sal –la forma en que se extraía para facilitar el transporte– se podía comprar una aldea entera.
El primer balneario subterráneo del mundo se inauguró en la mina de sal de Wieliczka en 1964. El profesor Mieczysław Skulimowski abrió el Hospital de Fisioterapia Kinga en el quinto nivel de la mina. Continúa abierto y es posible hasta pasar la noche ahí siguiendo alguno de sus tratamientos.
Las mujeres no podían trabajar en la mina. De hecho, no podían ni entrar en ella a no ser que fuera como turista invitada, porque se creía que traían mala suerte… Todo cambió en 1971, cuando comenzaron a trabajar como guías para los turistas extranjeros. Como anécdota, nosotros tuvimos un guía varón.
¿Sabías que…?
Nicolás Copérnico, uno de los polacos más famosos de la historia, fue uno de los primeros “turistas” de la mina de sal de Wieliczka. Visitó la mina cuando tenía 20 años. En 1974, celebrando el quinto centenario de su nacimiento, se erigió una estatua suya en la cámara que lleva su nombre.
Santa Kinga, la leyenda de la mina de sal de Wieliczka
A pesar de que dentro de la mina se muestra la reproducción de un poblado neolítico que ya hacía uso de la sal de la zona, se considera a la princesa húngara Kinga como descubridora de la mina.
La leyenda cuenta que la princesa iba a contraer matrimonio con el príncipe de Cracovia. Como la sal era escasa en Polonia en ese tiempo –siglo XIII–, la princesa pidió a su padre, el rey Bela IV de Hungría, sal como dote para la boda. El rey le concedió la petición y ella lanzó su anillo al interior de una mina de sal húngara antes de abandonar el país. A su llegada al reino de su prometido, pidió excavar un hoyo profundo y se encontró la mina de sal de Wieliczka. Para acabar con la historia, en la primera carga de sal extraída de la nueva mina se encontró el anillo de la princesa.
La leyenda es tan popular en Polonia que hasta está representada con varias estatuas de sal en el interior de la mina.
La capilla Santa Kinga, la joya de la corona
La veneración a Santa Kinga en Polonia –fue canonizada por el papa Juan Pablo II– la hizo merecedora de la cámara más impresionante de toda la mina: la capilla de Santa Kinga, a 101 metros de profundidad. Si has visto alguna vez una imagen de la mina, seguramente sea de esta capilla. Aquí todo está hecho en sal, lámparas incluidas, menos lo que se construyó en madera –poca cosa en cualquier caso–.
El sentimiento religioso en Polonia ha sido y es tan fuerte que en el interior de la mina de sal hay unas cuarenta capillas, pero ninguna puede rivalizar con la de Santa Kinga. Las obras de 1896 son las que le dieron su aspecto actual. Tres mineros, los hermanos Markowski y Antoni Wyrodek, sin estudios de escultura o bellas artes, fueron los que crearon toda la decoración: desde el altar hasta los relieves laterales. Fíjate en la posición de las patas del burro del relieve a la derecha del altar: se nota la falta de conocimientos, puesto que el burro habría caído por tener levantadas las dos patas del mismo lado.
La canonización de Santa Kinga por parte del papa Juan Pablo II también le llevó a él mismo a la capilla con una enorme estatua y una reliquia en forma de gotas de sangre. A lo largo de su vida, Karol Wojtyła visitó la mina de sal de Wieliczka tres veces: dos como estudiante y una como cardenal. Se esperaba una visita suya como Papa –de hecho se preparó un acceso a la capilla de Santa Kinga desde el ascensor, lo que hace que sea accesible para sillas de ruedas–, pero no hubo ocasión.
Por cierto, en la capilla de Santa Kinga se celebra misa todos los domingos del año a las 7:30 y, sólo en esa ocasión, la entrada es gratuita. También se celebran bodas y conciertos en su interior.
La visita a la mina de sal
Durante el siglo XVIII –cuando la zona formaba parte del imperio Austro-Húngaro–, las visitas, siempre de grandes personajes, iban acompañadas de orquestas y se lanzaban fuegos artificiales dentro de la mina. Lo sentimos, pero hoy ya no es así… si bien es cierto que puedes coincidir con un concierto de música clásica, lo de los fuegos artificiales lo puedes ir olvidando.
¿Sabías que…?
La gran mayoría de las galerías y algunas salas por las que pasamos estaban reforzadas con vigas de madera pintadas de blanco. Los derrumbes eran una de las tres causas principales de muerte en la mina, un 10% de sus trabajadores perecía. El color no se eligió al azar, sino por dos motivos. El primero era dar mayor claridad en las profundidades en un momento en que la iluminación se conseguía a base de lámparas de llama. El segundo, porque esta pintura hacía que, en caso de incendio, la madera prendiera con más dificultad.
En el año 1644 se declaró un incendio dentro de la mina de sal de Wieliczka que se mantuvo activo durante ¡ocho meses! El fuego –la combinación de paja, gas metano y lámparas de llama no parecía la mejor idea– y las inundaciones eran las otras dos causas de muerte.
Durante nuestra visita, además de disfrutar de las formaciones naturales de la sal, las “coliflores” y las estalactitas, y de aprender las técnicas que se utilizaban desde la Edad Media, también tuvimos ocasión de admirar gran cantidad de estatuas de sal que explican curiosidades de la mina. Como las de los penitentes mineros que portaban antorchas con las que iban quemando los pequeños depósitos de metano antes de que explotaran. Las de los duendes que recuerdan las antiguas historias mineras… y a los siete enanitos, ¡Ai Ho! O la estatua de sal de Casimiro III, que creó el estatuto de minas en 1368 –es la imagen del billete de 50 zloty–. Sin olvidar la de Copérnico o la de Goethe.
Tres salas más que no hay que perderse:
- la cámara Michałowice, con kilómetros de vigas de madera que se pierden en la altura recordándonos a las minas Moria de El señor de los anillos;
- el lago Weimar, en el que disfrutamos de un espectáculo de luz con la música de Chopin;
- la sala del ascensor panorámico, de 36 metros de altura, en la que, según nos contó el guía, se hace bungee jumping –la subida en el ascensor tiene coste extra, 5 PLN–.
Después de comer algo en el restaurante, nunca habíamos comido a 135 metros de profundidad, hicimos una rápida visita al museo de las salinas de Cracovia y una capilla mucho más moderna. La mina sigue creciendo en el siglo XXI.
Volvimos a la superficie, unas tres horas más tarde y tras visitar tres niveles, en un ascensor minero. Tan minero y tan auténtico que lo compartimos con una cuadrilla de mineros de los que siguen trabajando en la mina. ¿Mineros trabajando? Sí, porque aunque ya no hay extracción de sal, el mantenimiento de la mina requiere de personal experto.
¿Serás capaz de evitar la tentación de chupar las paredes para comprobar que toda esa maravilla está excavada en sal? La mina de sal de Wieliczka te espera.
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