Ya era conocido, admirado y honrado por la comunidad judía mucho antes de que Steven Spielberg decidiera contar su historia en una película. Pero solo por la comunidad judía, así que, si no perteneces a ese grupo, lo más probable es que el nombre de Oskar Schindler y su famosa lista te suenen por la película. Era en Cracovia donde tenía su fábrica, donde trabajaban los judíos que consiguió salvar… y los que no, porque no para todos hubo final feliz. Hoy en día, la fábrica de Schindler se ha convertido en museo y, si quieres saber más de la historia que marcó a la ciudad y a toda Polonia, te lo recomendamos sin duda entre los lugares que ver en Cracovia.
Como en todas las ocasiones en que se visitan museos relacionados con la barbarie humana –el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau también en Cracovia o el Museo de los Crímenes Genocidas «Tuol Sleng» en el S-21 de Nom Pen– hay que ir preparado para lo que te vas a encontrar. En ninguno se ha necesitado buscar el lado más tenebroso o macabro de la historia, basta con contar el día a día de quien la sufrió. En el caso de la fábrica de Schindler, además de los hechos relacionados con la salvación de los trabajadores, también se explica cómo era la vida en el gueto de Cracovia… y ya te avisamos de que era terrible –el museo no está recomendado para menores de 14 años–.
Prepárate, nosotros nos llevamos unas cuantas sorpresas…
La fábrica de Oskar Schindler: un poco de historia
La primera “sorpresa” que nos llevamos fue descubrir que Oskar Schindler no era una hermanita de la caridad por definición. Es más, llegó a Cracovia con el gueto creado con la intención de aprovechar las fábricas abandonadas por los judíos. Sí, su acercamiento a la comunidad judía no estaba motivado más que por intereses económicos. De hecho, era simpatizante y había colaborado con los nazis antes de la guerra –había sido espía de la Abwehr, la contrainteligencia alemana, en Checoslovaquia–.
Tan poca simpatía tenía con los judíos que, inicialmente, tampoco les contrataba, salvo excepciones. Con el tiempo, decidió ampliar la plantilla de su fábrica de utensilios de cocina con mano de obra barata judía, casi esclava. Si sientes curiosidad sobre ese “lado oscuro”, puedes leer el libro Oskar Schindler: The Untold Account of His Life, Wartime Activities, and the True Story Behind the List de David M. Crow, o un resumen en este artículo de Forbes.
No se sabe por qué –o no se cuenta en el museo–, su actitud ante los judíos cambió durante la guerra y acabó contratando más empleados de los que necesitaba y protegiéndoles a base de sobornos a la policía nazi. Seguramente no hubo ninguna epifanía como se enseña en la película en la escena de la niña con el abrigo rojo, sino que fue algo gradual, al trabajar con sus empleados judíos a diario y enterarse de la brutalidad de las políticas nazis.
¿Sabías que…?
Oskar Schindler fue nombrado Justo entre las naciones por el gobierno israelí en 1963. Más de 24.000 personas han recibido este honor, entre ellas, el único residente no judío del gueto de Cracovia: Tadeusz Pankiewicz.
La lista “de Schindler”
La famosa lista hace referencia a 1.200 nombres de judíos que fueron trasladados –junto con la sede de la propia fábrica– a Brünnlitz en octubre de 1944. Schindler convenció a los mandos de que era importante tener mano de obra cualificada en la nueva ubicación y por eso, y con más sobornos, consiguió que se salvaran. En ese momento la guerra estaba decantándose por el bando aliado y los alemanes estaban trasladando a la mayoría de judíos a campos de exterminio.
Eso sí, la lista no la redactó Schindler, sino Mietek Pemper, secretario judío del comandante del campo de concentración de Płaszów, a partir de los nombres compilados por Marcel Goldberg, oficial de la policía del gueto judío.
La visita al museo de la fábrica de Schindler en Cracovia
En la fábrica-museo están el despacho de Oskar Schindler, un mapa original con los movimientos de los alemanes y rusos en Polonia, cacerolas originales producidas en la fábrica y muebles de la época.
Más allá del famoso dueño, la visita al museo de la fábrica de Schindler es un repaso a la historia de Cracovia desde el periodo de entreguerras hasta la llegada de los soviéticos. Se nos puso la piel de gallina leyendo cómo se iba deteriorando la situación en la ciudad, con la creación del gueto, con las medidas represivas a sus habitantes, con la liquidación en 1943…
Prepara tu estómago para la maldad, el sinsentido y el odio más irracional. El sentimiento de impotencia se nos fue agarrando al pecho haciendo que cada vez camináramos más lentamente. Como si el peso emocional agotara nuestros músculos y eso que nosotros no somos muy sensibles –incluso en Auschwitz nos pareció que no sentimos lo que debíamos–. La escenografía, la musealización y la propia historia nos llevaron al estado emocional que no consiguió el campo de concentración.
Las fotos de las vacaciones de los polacos junto con las de la recaudación para el ejército entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial dejan claro que, a pesar de la felicidad por volver a ser un país independiente, Polonia no las tenía todas consigo. Y tenían razón, pero no llegaron a tener un buen ejército…
La maqueta de un tanque alemán, a tamaño real, nos llevó a la invasión. Los audios de polacos que no saben responder a órdenes en alemán nos hizo sentir la angustia. La explicación de las humillaciones y vejaciones nos trajo esa impotencia que nos acompañó el resto de la visita. Recreaciones de una calle del mercado negro y de celdas de prisioneros. La historia de los 183 profesores universitarios, todos los de la ciudad, arrestados y llevados a Sachsenhausen. Las fotos de propaganda nazi. Y el gueto, con un ambiente oscuro, sucio y triste… a la que está dedicada una sección del museo.
El gueto de Cracovia
En marzo de 1941, la autoridad alemana decretó que los habitantes judíos de Cracovia debían reunirse todos en un mismo barrio para “limpiar” la ciudad. Lo cierto es que, para ese entonces, ya solo quedaban unos 15.000 de los más de 68.000 judíos que vivían en ella antes de la invasión. Se decidió que el gueto de Cracovia se establecería en el distrito de Podgórze. No fue en el barrio judío de Cracovia, en Kazimierz.
El barrio no daba para alojar a esa cantidad de gente y las condiciones eran pésimas. Cada apartamento alojaba, de media, a cuatro familias. Además, mezclaban a la población: en un mismo apartamento vivían judíos ortodoxos con otros asimilados que no hablaban ni el mismo idioma. Hasta en eso había un plan: si no podían comunicarse no podían organizarse.
¿Sabías que…?
Roman Polanski sobrevivió al gueto de Cracovia, junto con su prima Roma Ligock.
Igual que hubo no judíos que ayudaron, como Schindler o el farmacéutico Tadeusz Pankiewicz, también hubo judíos que colaboraron con los nazis. ¿Quién puede asegurar que no habría hecho lo mismo por una mejora en la vida de su familia? Eso sí, los nazis no se caracterizaban por la lealtad a los colaboracionistas y todos acabaron muertos antes o después. Es el caso de Symche Spira, el jefe de la policía judía del gueto de Cracovia.
En marzo de 1943, dos años después de su creación, los nazis lanzaron la liquidación final del gueto de Cracovia: 8.000 judíos fueron trasladados al campo de concentración de Cracovia-Płaszów, 2.000 fueron asesinados en sus calles y el resto enviado a Auschwitz. La recreación de muebles, maletas y juguetes apilados en las calles recuerdan ese momento.
Información práctica: entradas, precios, horarios…
El museo de la fábrica de Schindler está en el número 4 de la calle Lipowa y forma parte de los Museos de la ciudad de Cracovia.
Desde 2018, la entrada a la fábrica de Schindler viene con hora. Es decir, al comprar tu billete se te asigna –o puedes elegirlo tú– el horario en el que podrás acceder. Nuestra recomendación, sin duda, es que te hagas con la entrada con antelación –puedes comprarla online desde su página oficial–. La entrada es válida durante los siete días siguientes a la compra, no se puede comprar para después. El precio es de 40 PLN, unos 9 €.
Abre todos los días excepto el domingo de Pascua, el 3 de mayo, Corpus Christi, el 15 de agosto, el 1 y el 11 de noviembre y el 25 de diciembre. Los horarios varían entre verano e invierno –de abril a octubre y de noviembre a marzo, respectivamente–. Echa un vistazo a su página oficial para asegurarte.
La visita guiada a la fábrica de Schindler en español
Si quieres recorrer los pasillos del museo al tiempo que te explican la historia de Cracovia y su gueto como hicimos nosotros, puedes reservar una visita guiada en la fábrica de Schindler en español desde aquí, será una hora y media de lo más intensa.
Tu recorrido por la historia de Cracovia no está completa sin una visita a la fábrica de Schindler.
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