Habíamos aterrizado y despegado muchas veces desde el aeropuerto de El Prat en Barcelona y, cuando nos dijeron que allí abajo había una reserva natural, no podíamos creerlo. ¿Una reserva natural al lado de uno de los aeropuertos con más tráfico de Europa? Pensamos, ilusos de nosotros, que sería una reserva en la que disfrutar casi únicamente de la flora porque los animales se habrían vuelto locos con un avión pasando cada cinco minutos sobre sus cabezas. Pero la sorpresa llegó al visitar los espais naturals del delta del Llobregat –que así se llaman– y descubrir humedales, estanques, pinares, juncales, carrizales y playas habitados por muchísimos tipos de aves y también peces, reptiles y mamíferos.
No dejes pasar la ocasión de asomarte a la ventanilla del avión en tu próximo viaje a Barcelona y, cuando estés en tierra, acércate a esta maravilla casi desconocida: la naturaleza entre un aeropuerto y un puerto, que se abre camino y consigue resistir gracias a la lucha y al cuidado de algunos que la defienden con uñas y dientes.
Con uno de esos defensores, Néstor, recorrimos parte de los espais naturals del delta del Llobregat. Él se encargó de poner el punto de cordura en una visita “loca”. Un paseo por una naturaleza exuberante sobre la que, cada cinco minutos, pasaba un avión a una altura tan baja que casi se podía saber el color de los ojos del piloto. ¿Cómo era posible esa mezcla tan extraña?
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La evolución del delta del Llobregat
El delta del Llobregat ocupa casi 98 kilómetros cuadrados y es “relativamente” joven: apareció cuando la zona formaba parte del Imperio Romano. Durante siglos, los sedimentos del río Llobregat fueron dándole forma. El hombre no se atrevió a “domesticarlo” hasta el siglo XV. Fue entonces cuando las marismas se empezaron a utilizar como campos de cultivo de arroz, como en la Albufera valenciana.
Con el siglo XX, llegaron la industria, la construcción del puerto de El Prat y del aeropuerto… y las obras de modificación del curso del río. Una gran superficie de marismas fue destruida. De hecho, la construcción de la tercera pista del aeropuerto se llevó por delante parte de un pinar.
Los espacios visitables del delta del Llobregat
“El delta del Llobregat se extiende por una llanura entre el macizo del Garraf y Montjuïc, y el congosto de Sant Andreu de la Barca al norte”. Así lo dicen los folletos, pero en esa zona están también el aeropuerto y parte del casco urbano de El Prat de Llobregat. Tanto es así, que la reserva natural está fragmentada en varias partes: la Ricarda, la pineda de Can Camins, el Remolar – Filipines, la pineda de cal Francès, la playa de Viladecans, la Murtra, la pineda de la Maiola, els Regerons, basses de Can Dimoni y los espais naturals del riu –la zona que visitamos nosotros–. Algunas están aisladas mientras que es posible moverse de unas o otras sin salir de la zona de reserva.
Rutas a pie y en bici en los espais naturals del riu
Los espais naturals del riu son un pequeño delta en miniatura a la izquierda de la desembocadura del río Llobregat con los principales paisajes: juncales, prados húmedos, pinares, carrizales, playas y estanques litorales, como el de Cal Tet y el de Ca l’Arana. Nos hicimos una idea, nada más entrar, desde la torre mirador del delta.
En el interior de la zona protegida hay señalizadas dos rutas que se pueden recorrer a pie. Una corta, de 3 km, desde el punto de información hasta el mirador de Sabogal en el lago Cal Tet, una especie de hide desde el que ver las aves sin molestarlas. Y una más larga, de 5,2 km, que también llega al mirador de Sabogal pero primero recorre la ribera izquierda del río Llobregat hasta la torre mirador de la playa de Ca l’Arana. En el punto de información podrás recoger un folleto con un mapa, aunque están bien indicadas.
Nosotros recorrimos la segunda, un paseo en el que llegamos a olvidar dónde estábamos, junto a lo más “civilizado”: un puerto de mercancías y un aeropuerto. Además de las rutas, también se pueden hacer visitas guiadas junto a personal de la reserva. Es necesario reservarlas con tiempo y tienen coste, encuentras información en la web.
Las bicicletas no pueden pasar a la zona protegida, tampoco se pueden hacer picnics, ni jugar al fútbol, al frisbee ni a cualquier otra cosa: recuerda que no es un parque urbano, a pesar de estar al lado de un aeropuerto es una zona protegida. Sí que es posible recorrer los caminos aledaños en bicicleta y hay zonas habilitadas como parque urbano. Néstor nos comentó que los fines de semana se llenan de gente haciendo lo que llaman “la ruta del colesterol”: paseos cortos a pie y en bicicleta.
Caminando fuera de la zona protegida del delta del Llobregat
Fue por una de esas pistas, fuera de la reserva, por la que llegamos al antiguo cuartel de carabineros que controlaba el contrabando entre Francia y España en el siglo pasado. Es la ruta 3: Bunyola – Carrabiners – Semàfor, abierta de 9.00 a 17.00 en invierno y hasta las 20.00 en verano.
Hoy en día la zona está “domesticada”, pero en los años en que los guardias vivían en esos barracones los mosquitos y sus enfermedades debieron hacerles la vida imposible. Tanto que, después de la guerra civil, se plantaron y consiguieron que sus viviendas se trasladaran a El Prat, yendo hasta el edificio del semáforo sólo para hacer las guardias.
Cuando llegamos hasta el edificio del semáforo, no pudimos dejar de pensar en películas de terror, ésas en las que las antiguas casonas en ruinas cobijan de fantasmas a monstruos… y eso que eran las 12 de la mañana y el sol brillaba con fuerza.
Según nos acercamos, comprobamos cómo ahí no había ninguna criatura terrorífica y cómo el sendero entraba en la casa y subía por una rampa exterior hasta la planta de arriba que sigue siendo mirador –hoy de la playa sin contrabandistas y de la zona de la Ricarda–. Una obra original por la que parecía que nos pudiéramos deslizar como si fuera un tobogán.
A pesar de estar fuera de la zona protegida, la playa sobre la que se encuentra el mirador sí que lo está. De hecho, está prohibido acceder a ella a bañarse, tumbarse o pasear. Néstor nos comentó que casi cada día acaban teniendo que llamar la atención a más de uno que se salta las señales de prohibido. Si buscas una playa en la que bañarte tienes que ir más al sur, al otro lado del aeropuerto.
La fauna: de caballos a aves bajo los aviones de El Prat
Caballos de la Camargue –el parque natural de humedales en la provenza francesa– acostumbrados a tener sus patas a remojo en el agua salada, ibis, garzas reales, cormoranes, flamencos, culebras, tortugas galápagos leprosas… ¿quién podía esperar encontrar todo eso? Cuando Néstor nos lo contaba frente al mapa de las zonas protegidas del delta del Llobregat, nos parecía que nos tomaba el pelo, que sería imposible. Pero vimos a unos cuantos de estos animales en un paseo de poco más de dos horas. ¡Era verdad entonces!
30 especies de mamíferos, 13 de reptiles, 4 de anfibios y 17 de peces… sin contar los insectos. Casi como un pequeño Amazonas en plena provincia de Barcelona. Sobre todo es el paraíso de las aves, más de 350 especies: el delta es un punto estratégico en la ruta migratoria del Mediterráneo Occidental que une Europa y África y hasta aquí llegan birdwatchers de todo el mundo a observarlas.
No pudimos evitar preguntar cómo llevaban las aves el ruido de los aviones. Cientos de preguntas nos surgían. ¿Cantan más fuerte para hacerse oír por encima de los motores? ¿Han dejado de cantar? ¿Están sordas? ¿Es peligroso para ellos y para los aviones?
Las aves al parecer se han acostumbrado, aunque su comportamiento se sigue estudiando. Respecto a la peligrosidad para los aviones, Néstor nos explicó que incentivan los dormideros lejos del aeropuerto, para mantenerlas alejados, y que el aeropuerto cuenta con halcones que vigilan las pistas. Están entrenados para asustar a cualquier ave que se acerque, como en todos los aeropuertos. Así que, tranquilos, podéis seguir volando a El Prat sin problema –justo en el vuelo de vuelta desde allí nuestro piloto tuvo que esquivar a un par de cigüeñas al aproximarse a Barajas–.
El mirador de aviones del aeropuerto de El Prat
Después de un rato paseando por la reserva, nos fuimos acostumbrando a los aviones, pero no podíamos irnos sin acercarnos al mirador del aeropuerto –a pocos metros del aparcamiento–. Allí, para disfrute de los curiosos y de los aficionados a los aviones, hay unos cuantos asientos-tumbonas de cemento que dan el ángulo perfecto para ver a esas “aves de acero” en su toma de tierra.
Nunca habíamos visto aviones volando tan cerca. En plena maniobra de aproximación, ya con sus trenes de aterrizaje a la vista. Si la primera foto no sale bien no te preocupes, detrás llega otro avión, y otro, y otro… No sabemos cómo se han podido acostumbrar las aves del parque, para nosotros cada uno era un subidón de adrenalina.
Si eres más clásico en lo que a miradores se refiere, echa un vistazo a nuestros miradores de Barcelona favoritos.
Dónde está y cómo llegar al delta del Llobregat en coche desde Barcelona y horarios
La zona más preparada para recibir visitas y a la que se puede llegar más fácilmente es la de los espais naturals del riu. Para llegar hasta allí desde Barcelona hay que dirigirse al aeropuerto de El Prat y seguir las indicaciones que llevan a la playa –por supuesto hay playas en las que bañarse en El Prat–. Pasado el cementerio, hay que desviarse en la primera rotonda y seguir las indicaciones de «espais naturals del riu«. Se pasa junto al mirador del aeropuerto hasta el aparcamiento –coordenadas GPS: 41.308769, 2.111948–. Ahí se deja el coche y se camina hasta la entrada de la reserva donde está el centro de visitantes. En transporte público se puede llegar en el bus PR3 desde la estación de tren de El Prat de Llobregat. La parada del cementerio del Sur – Tanatorio queda a un kilómetro de la entrada.
Cada zona visitable tiene sus propios horarios. Las basses de Can Dimoni, la Murtra y la pineda de la Maiola están abiertos permanentemente. A la pineda de Can Camins sólo se puede acceder con visita guiada –fines de semana y festivos–. Mientras que los espais naturals del riu abren todos los días excepto el 1 y el 6 de enero, el 25 y el 26 de diciembre y todos los lunes no festivos desde las 9.00 a las 15.00, las 17.00 o las 19.00 según la época del año. Puedes ver los horarios en la página oficial.
El mirador de l’Illa
Muy cerca de la playa de El Prat –ésta sí de uso público y recreativo–, al otro lado de la zona de la Ricarda, subimos a otro mirador del delta del Llobregat: el mirador de l’Illa. Una torre de captación de agua de la desalinizadora del Baix Llobregat a la que se puede acceder desde la oficina de turismo de 10.00 a 13.00.
Un lugar privilegiado en el que disfrutar de las vistas de las playas de El Prat, del pinar de la zona de la Ricarda –con la casa Gomis, accesible en visita guiada–, del delta, del puerto de El Prat y de la ciudad de Barcelona al norte por la costa, y del aeropuerto justo al interior.
Mapa del delta del Llobregat
Para ayudarte en el acceso al delta del Llobregat aquí tienes un mapa con la localización del aparcamiento, la entrada y algunos puntos destacados de los espais naturals del riu. Si quieres visitar otras zonas, lo mejor es echarle un vistazo al mapa oficial que puedes descargar en pdf desde aquí. Y encontrar más información en la web de Barcelona es mucho más.
Ahora que sabes lo que hay bajo tu avión cuando llegas a Barcelona, ¿vas a dejar de ir a comprobar con tus propios ojos si es verdad todo lo que te hemos contado del delta del Llobregat?
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