Sí, es el centro administrativo de los Países Bajos. Sí, es la sede del famoso tribunal internacional… Pero todo eso suena muy aburrido. Pues aburrirnos fue de las poquitas cosas que no hicimos en la ciudad. Te contamos todo lo que hay que ver en La Haya –Den Haag en holandés– y strong>las experiencias que más nos gustaron. Arte, paisajes, curiosidades, gastronomía… ¡qué buenos recuerdos!
Rendir homenaje a “La joven de la perla” y admirar más obras en el museo Maurithuis
Si eres fan de Vermeer, puede que vayas a La Haya sólo para presentarle tus respetos a La joven de la perla, uno de sus cuadros más célebres, tanto que se le ha dado el apodo de “Mona Lisa del norte” –¡qué manía con encontrarle parecidos italianos a ciudades, regiones y obras de arte!–. Nosotros no somos fans tan radicales del pintor barroco, pero los juegos de luz y la expresión de la chica nos atraparon un buen rato en el museo Maurithuis, junto a otras obras de la edad de oro holandesa como La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp de Rembrandt. El museo, además, es de los que nos gusta a nosotros: no muy grande y ambientado en un edificio histórico, un palacio del siglo XVII.
Éste es el primero de los museos que tendrás que visitar en La Haya. Te vamos a hablar de otros más abajo, pero te recomendamos que leas nuestro artículo Museos de La Haya, Holanda, y que no te pierdas ninguno.
Pasear por el corazón de La Haya (y de Holanda): el Binnenhof, el complejo del parlamento y el edificio gótico más grande de Europa
Al lado del Maurithuis hay una pequeña torre donde vive… ¡el primer ministro de los Países Bajos! Forma parte del Binnenhof –literalmente “corte interior”–, el complejo del Parlamento holandés y centro de la vida política del país desde hace siglos. Cuando atraviesas su umbral y entras en la corte, te encuentras con un edificio gótico, bueno no uno cualquiera sino el más grande de Europa. Creerás que es una iglesia, pero se trata del Ridderzaal, el salón de los caballeros, desde donde el rey, el tercer martes de septiembre, el Prinsjesdag, pronuncia el discurso del trono. ¿Te suena pomposo? Pues cuando sepas que su forma de desplazarse es en una carroza de caballos de oro…
Para entrar al Ridderzaal hay que ir con tour guiado de Prodemos, la «Casa para la Democracia yel Estado de Derecho», una especie de ONG en parte financiada por el Ministerio de Interior holandés.
¿Un lago natural en pleno centro de La Haya? ¡Bienvenido al Buitenhof!
Justo al lado del Binnenhof está la la plaza Buitenhof –literalmente «corte exterior»– con su lago natural, el Hofvijver, que se alimenta de las aguas de las dunas de la zona playera de Kijkduin. Sí, has escuchado bien: ¡un lago en pleno centro justo al lado del parlamento! Fuera de la muralla del Binnenhof vivían los que no formaban parte de la corte real. Así nació el Buitenhof, junto con la Binnenhof, en el siglo XIII y aquí había casas, establos y… ¡hasta un zoo! Afortunadamente ya no hay animales enjaulados.
En medio del lago hay una pequeña isla a la que no se puede acceder, el guía nos contó que ahí iban las mujeres para no ser molestadas durante las ejecuciones que tenían lugar cerca pero no hemos encontrado esta información en más sitios… ¿será así?
Fijarse en todos los edificios de la Plaats: la plaza que une tantos estilos arquitectónicos como hechos históricos
Al lado del Buitenhof hay otra plaza, sí, ¡plazas no faltan en la Haya! Se trata de la Plaats, una de las más pequeñas de la ciudad. Aquí se encontraba la antigua prisión, de ahí las ejecuciones de las que se alejarían las mujeres. Ahora parece un muestrario de estilos arquitectónicos: edificios tardomedievales, renacentistas, barrocos, modernistas, Art-Decó, contemporáneos… ¡Que no falte de ná!
Eso sí, todos en armonía y precedidos por las sillas de las terrazas de sus bares. A los hagacomitenses –sí, vaya gentilicio, ¿eh?– les gustan más las terrazas que a un tonto un lápiz.
Visitar la Grote Kerk, la iglesia mayor de La Haya, con sus vidrieras del siglo XVI
Tenía que haber también un edificio religioso entre las cosas que ver en La Haya, ¿no? Pues sí, pasando por otra de esas plazas coquetas que tiene la ciudad, la Groenmarkt, llegamos a ese edificio religioso: la Grote Kerk, iglesia mayor, o Sint-Jacobskerk, iglesia de Santiago. No fue difícil encontrarla: sólo había que dejarse guiar por su torre campanario de 93 m, una de las más altas del país.
Es una de las pocas iglesias de los Países Bajos con vidrieras originales de la primera mitad del siglo XVI. Eso sí, tras el gran incendio de 1539 sólo quedaron 2 de las 26 originales.
Tomarse algo en la Grote Markt o en la Plein
Todavía faltan dos plazas más que no puedes perderte. Una es la Grote Markt, la ex plaza del mercado y ahora gran cafetería al aire libre, llena de terrazas en verano, ¡cuando pasamos por ahí estaba llenísima de gente! La otra es la Plein, al lado del Maurithuis, llena de bares y discotecas y uno de los focos de la vida nocturna de La Haya. Nosotros no somos muy de salir de noche así que es más bien lo que nos contaron…
Atravesar el Haagsche Passage, el centro comercial más antiguo de Holanda, del siglo XIX
Vale, el Haagsche Passage no es tan antiguo como las Galerías Reales de San Huberto, en Bruselas o la Galería de Víctor Manuel II en Milán, pero fue de las primeras galerías comerciales que se construyeron en Europa, y la más antigua de Holanda. Se construyó en 1885 y ahí sigue, casi un siglo y medio después, perfectamente conservada y con sus tiendas y cafés.
Saludar a la estatua ecuestre de Guillermo I y ver si el rey “ha ido a la oficina” en el Palacio Noordeinde
Entre las tiendas de diseño y galerías de arte del Hofkwartier, uno de los barrios más a la moda de la ciudad, no esperarías encontrarte un palacio real… ¡pero ahí está el Palacio Noordeinde! La fachada, no muy grande y escondida tras una reja, podría incluso llegar a pasar desapercibida si no fuera por la preciosa estatua ecuestre de Guillermo de Orange que la precede. Por cierto, como curiosidad, Guillermo de Orange mira hacia el palacio en lugar que hacia el exterior como suele pasar… parece que a la realeza no le gustaba ver el “real trasero” del caballo –otra información que nos dijo el guía y que no hemos podido averiguar–. Una curiosidad más: si la bandera está izada significa que el rey está en el palacio.
No se puede entrar en el palacio pero sí en el Paleistuin, el jardín real, al que se accede desde la Prinsessewal o desde una pequeña entrada en la Molenstraat. Eso sí, ahí hay que tocar un timbre… ¡pero sí, alguien te abre la puerta!
El bulevar Lange Voorhout y el museo dedicado a un genio: Escher in Het Paleis
El Lange Voorhout se puede considerar el primer bulevar de Europa, ya que nació en época medieval. Esta gran calle arbolada inspirará la construcción del Unter den Linden de Berlín. Aquí también hay tilos y nos contaron que en primavera se tiñe de morado gracias a las flores de azafrán.
Te encontrarás muchas embajadas –entre ellas la española– o el Hotel des Indes, el hotel de 5 estrellas con más solera de la ciudad, que en sus más de 130 años de historia ha hospedado a muchas celebridades, entre ellas Mata Hari o Josephine Baker –si te quieres dar el capricho, aquí puedes ver precios y disponibilidad–.
En el bulevar se encuentra también el antiguo palacio real donde incluso pasó una noche Napoleón. Aquí es donde, como ya contamos, nos esperaba una de las sorpresas de la Haya. El museo Escher in Het Paleis con las ilusiones ópticas y obras fantasmagóricas de Escher. ¡Nos encantan! Te contamos más del museo en nuestro artículo Museos de La Haya, Holanda.
Edificios contemporáneos: del Haagsche Bluf con sus fachadas “falso-antiguas” a un edificio con forma de corsé
No estamos en Rotterdam pero en La Haya también hay unos cuantos edificios contemporáneos, algunos de ellos bastante peculiares. En el Haagsche Bluf, una plaza-centro comercial con tiendas de ropa, el cristal se alterna con fachadas que parecen antiguas: son réplicas de edificios históricos de La Haya y Deft.
En la Groenmarkt la tienda Sting está en un edificio contemporáneo muy colorido inspirado en el estilo modernista. De los colores al blanco del “Iceberg”, el nuevo edificio del ayuntamiento y de la oficina de turismo, con el atrio más grande de Europa. O al amarillo de un edificio en forma de corsé, en la intersección de Achterom y Kettingstraat.
Y luego están las tres torres: la Hoftoren, que con sus 142 metros es el edificio más alto de la ciudad, la Zurichtoren, que acaba en una cúpula verde muy curiosa y el Castalia con sus torres mellizas inspiradas en la arquitectura tradicional holandesa.
Los canales de La Haya
Edificios contemporáneos como en Rotterdam y… ¡canales como en Amsterdam! No le falta nada a La Haya. En realidad, hay muy pocos canales. Los canales eran más útiles en las ciudades comerciales, mientras que en una ciudad administrativa como La Haya sólo servían como defensa y se fueron soterrando por sus malos olores. El rincón más característico que todavía pervive es el puente sobre el canal Smidswater.
Patios interiores: La Haya escondida
Como pasa en Lübeck, La Haya también está llena de callejones y patios interiores escondidos, hofjes en holandés, nacidos en muchas ocasiones para hospedar a los más pobres. Uno de ellos es el Rusthof, una especie de residencia dedicada a mujeres solas fundada por una mujer de la aristocracia local en la primera mitad del siglo XIX. Para entrar a formar parte de la comunidad, había dos requisitos: ser mayor de 55 años y ser protestante, reglas que siguen vigentes. Se entra por Parkstraat 41, junto a la Sint-Jacobuskerk, sólo tienes que empujar la puerta de entrada.
Hay más de un centenar de patios “escondidos” tras algunas de las puertas de La Haya. Lo difícil es encontrarlos. En el caso del Rusthof fue un chivatazo del guía, que abrió la que parecía una puerta cualquiera de un edificio y nos enseñó que ahí detrás no había una escalera… Muchos de ellos aparecen en esta lista de la Wikipedia, en holandés, eso sí.
El Tribunal internacional de La Haya: el edificio más famoso y más fotografiado de la ciudad
El edificio más fotografiado de La Haya es también el edificio que más famosa ha hecho la ciudad: el “Palacio de la Paz” –Vredespaleis en holandés– donde se encuentra el Tribunal Internacional de La Haya. Ya dijimos que este edificio neo-renacentista de principios del siglo XX no era como nos lo esperábamos…
Un par de curiosidades sobre el edificio. La primera, que ya comentamos, es que es el más fotografiado de La Haya. La segunda es que está lleno de regalos de diferentes países: floreros de Rusia, puertas de Bélgica, mármol de Italia, una fuente de Dinamarca, ventanas de Reino Unido, tapices de pared de Japón, el reloj de la torre del reloj de Suiza, alfombras persas de Irán, madera de Indonesia y Estados Unidos, ladrillos y el jardín de Países Bajos….
Sentirse transportado a La Haya de finales del siglo XIX admirando el cuadro más grande de Holanda: el Panorama Mesdag
Otra de las sorpresas que nos esperaban en La Haya de la que ya hablamos: el Panorama Mesdag, con sus 120 x 14 m, el cuadro más grande de los Países Bajos y uno de los más grandes del mundo. Asomarse a la terraza desde que se ve ese paisaje es asomarse al siglo XIX…
Volver al presente visitando el barrio costero de Scheveningen, con su famoso Pier y el lujo de la Kurhaus
Después de ver el barrio costero de Scheveningen en el siglo XIX toca verlo en carne y huesos, bueno, en metal y ladrillos. El antiguo pueblo pesquero nacido en el siglo XVII se transformó en el siglo XIX en un balneario de moda para la aristocracia de toda Europa. Alemanes y rusos llegaban aquí a ponerse morenos –bueno, ¡rojos!– y había que alojarlos en sitios adecuados a su estatus. La mayoría de esos hoteles de lujo se demolieron en los años ‘70 pero el más famoso, la Kurhaus, sigue en pie y se puede entrar a visitar su hall. Es uno de los símbolos de Scheveningen junto al Pier, con su recién construida noria panorámica que casi estrenamos… eso sí, ¡el tiempo no acompañó mucho!
Scheveningen, con sus lonjas de pescado fresco y sus chiringuitos, es uno de los barrios con más ambiente y más animados de la ciudad.
La playa y las dunas de Kijkduin y nuestra cabañita
Los 11 km de playas en la ciudad dan para mucho: desde el glamour de Scheveningen hasta las dunas de la playa más salvaje de Kijkduin. Aquí, encima de la arena y rodeada sólo por dunas, estaba nuestra cabañita, una de las Haagse Strandhuisjes, las “casitas de playa en La Haya” que se montan en verano.
Despertarse y acostarse escuchando sólo el sonido de las olas es posible.
Admirar Victory Boogie-Woogie, la última e inacabada obra de Mondrian en el Gemeentemuseum
Hay nada menos que cuarenta y cinco museos en La Haya así que es complicado escoger. Nosotros, además del Maurithuis, el Escher in het Paleis y el Panorama Masdag, visitamos también el Gemeentemuseum, conocido sobre todo por su colección de cuadros de Piet Mondrian. Aquí vimos, entre otros, el Victory Boogie-Woogie, la última e inacabada obra del pintor abstracto neerlandés.
Experiencias gastronómicas en todas las esquinas de la ciudad
El mercado más grande de Países Bajos, el restaurante más alto, la carnicería o la panadería “reales” –de los reyes, que “de verdad” son todas–, cervecerías con comida casera, puestos de arenques, cocina china en Chinatown o con el sabor de las “Indias Orientales Neerlandesas”, en particular indonesias… hay unas cuantas experiencias gastronómicas que vivir en La Haya y muchas de ellas no nos las perdimos. Te contamos más deltour gastronómico en ¿Cuántas de estas cosas no sabes de La Haya?.
Mapa con todas las principales cosas que ver en La Haya
Aquí está el mapa para no perderte ni una cosa de las que hay que ver en La Haya.
¡A por todas ellas! Esperamos haberte convencido…