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Moulin Rouge, el cancán más famoso del mundo está en París

Un molino rojo se ilumina cada noche en el parisino barrio de Pigale. Una imagen buscada por millones de turistas cada año en su visita a la Ciudad de la Luz. El Moulin Rouge –literalmente molino rojo– es el cabaret más famoso de París, tal vez de todo el mundo. Desde las imágenes de los carteles creados por Toulouse-Lautrec hasta el mundialmente conocido cancán –el French Cancan–, el embrujo del Moulin Rouge consigue que todo el mundo tenga ganas de ver lo que hay tras esas puertas. Estaba entre nuestros lugares que visitar en París en 3 días –obviamente, también en nuestra lista de 60 cosas que hacer y que ver en París –y no íbamos a dejar pasar la ocasión.

francia paris mouling rouge fachada noche

Plumas, lentejuelas, bailes, seducción… una sinfonía de brillo y glamour, de danza y erotismo, de espectáculo y arte que sorprendió a los parisinos a finales del siglo XIX y que tardó poco en hacer lo mismo con el resto del mundo. Reyes, jefes de estado, actores, cantantes… antes o después, todos sucumbieron –y siguen sucumbiendo– a la llamada del Moulin Rouge. ¿Quién no ha tarareado alguna vez la música del cancán al tiempo que levanta una pierna? Nosotros sí, aunque nuestra pierna se queda mucho más abajo.

Más de 125 años de historia

El 6 de octubre de 1889 abría sus puertas en París el Moulin Rouge. En plena Exposición Universal, ésa para la que se construyó la torre Eiffel. El objetivo de sus fundadores, Charles Zidler y Joseph Oller, era que se convirtiera en el “el palacio del baile y de la mujer”. Más de cien años después no sabemos si lo ha logrado, pero lo que nadie le puede discutir es que el Moulin Rouge –con su característico molino rojo– es famoso en todo el mundo.

Aquella primera noche ya se bailó el cancán y, desde entonces, no ha dejado de aparecer en cada función. Pero no todo es cancán: durante los más de 125 años de historia del cabaret han sido varios los espectáculos que han sido representados. La curiosidad es que, desde 1963, todos comienzan por la letra F. Tras el éxito de Frou Frou, Jackie Clérico, manager del Moulin Rouge y claramente supersticioso, decidió que la letra F sería su fetiche. Nueve espectáculos cuyos nombres comenzaron por F han sido representados desde entonces, nosotros asistimos a Féerie.

Qué encontrarás en el Moulin Rouge

Se abren las puertas y las sonrisas nos reciben. Todo el mundo nos sonríe en el Moulin Rouge. No sólo sobre el escenario: desde quien recoge nuestros abrigos hasta quien nos acompaña a nuestra mesa y nos pregunta si queremos champagne. ¿Sabías que el Moulin Rouge es el primer consumidor de champagne del mundo? Más de 240.000 botellas al año.

francia paris mouling rouge interior

El rojo nos rodea, no es sólo el color del molino o del neón de la fachada. Las paredes del salón estilo Belle Epoque, los asientos, el suelo, los manteles… todo es de color rojo. Un rojo burdeos que, elegante, nos recuerda que el molino tiene un punto de sexualidad, de morbo, que te atrapa antes incluso de que se levante el telón, rojo, por supuesto.

60 bailarinas, las Doris Girls, y 20 bailarines, los Doris Dancers, por Miss Doris, la maestra de ballet del molino desde 1957, esperaban a que la sala se llenara –más de 600.000 visitantes al año–, bajaran las luces y comenzará a sonar la música. Féerie era el espectáculo que nos mantuvo enganchados durante más de dos horas. Cuatro actos entre los que se intercalan actuaciones de varietés.

Nuestra primera sorpresa –sí, debíamos ser los únicos que no lo sabíamos– fue la escasez de ropa de las bailarinas, y eso que hay más de mil trajes y 23 personas encargadas de ayudar a los bailarines a cambiarse en el backstage. En el momento en que comenzaron los bailes, las coreografías se convierten en la principal atracción y hacen que “olvides” esa escasez de ropa. Los números de baile van sucediéndose: ritmos pegadizos, movimientos sincronizados, sentidos abrumados… Hay momentos en los que parece imposible que haya tantos bailarines sobre el escenario moviéndose de una forma tan organizada que todos tengan su espacio. De hecho, en un momento del espectáculo, incluso hay bailarines sobre las cabezas del público

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Foto: Moulin Rouge

El cancán del Moulin Rouge

El baile por excelencia de la noche francesa es el cancán o el can-can. Aquella primera función de 1889 suponía la posibilidad de ver la ropa interior de unas bailarinas que levantaban las piernas hasta más allá de lo que parecía posible. Hoy en día, es el momento en que las Doris Girls van más vestidas, pero la magia sigue siendo la misma. Es el culmen de la noche, el baile más esperado, la música más tarareada y más acompañada por palmas. El motivo por el que el Moulin Rouge comenzó a adquirir su fama y su seña de identidad.

Después de ver a las bailarinas, jamás volverás a levantar una pierna mientras canturreas: sería una falta de respeto a esa obra maestra de sincronización, flexibilidad y fuerza. Nosotros habríamos sido felices viendo un cancán ininterrumpido durante dos horas… pero no hay cuerpo humano que soporte eso. En cualquier caso, se nos hizo un poco corto el momento.

francia paris moulin rouge cancan sandie bertrand

Foto: Moulin Rouge

¿Sabías que para hacer un vestido de cancán hacen falta…

  • 200 metros de volantes para las enaguas
  • 32 metros de volantes para las bragas
  • 5.000 euros

… y que pesan cinco kilos?

Lo que más nos gustó

Lo que más nos gustó, sin duda, fueron los números artísticos entre los actos. La maestría de las dos parejas con sus equilibrios, su fuerza, su habilidad con los patines, sus movimientos… dignos del circo del sol o de cualquier vídeo de YouTube en los que se muestren cosas que parece imposibles que se pueden llegar a hacer sin romperse la crisma.

Obviamente, el cancán también nos encantó. Era nuestro motivo para ir al Moulin Rouge y tenemos que decir que no nos defraudó aunque, como decía antes, nos habría gustado que el número fuera un poco más largo.

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Foto: Moulin Rouge

Lo que menos nos gustó

Lo que menos nos gustó fue el uso de animales durante el espectáculo. Una pitón aparece en el acto “The Pirates” y unos caballos enanos aparecen en el acto “The Circus”.

La pitón nada tranquilamente en un gigantesco acuario a la que una de las bailarinas es lanzada como sacrificio. Evidentemente, la pitón se aleja de la chica pero, para simular su ataque, la bailarina la agarra, tira de ella y se la coloca alrededor del cuerpo como si estuviera siendo atacada.

Los pequeños caballos acompañan a las bailarinas por el escenario, teniendo que seguir su ritmo y siendo “convencidos” a base de tirones de sus bridas.

Espectáculos, entradas y funciones del Moulin Rouge

El Moulin Rouge, como cabaret que es, sólo tiene funciones nocturnas: dos diarias, a las 21.00 y a las 23.00. El extra, menos conocido, es que también es un restaurante que ofrece cenas antes del primero de los espectáculos, todos los días a las 19.00 –cuenta con varios menús, también vegetariano y vegano–. No podemos dar muchos detalles de la comida, porque no la probamos… aunque, te podemos dar sugerencias si buscas dónde comer en París.

Las entradas se pueden comprar en la taquilla del teatro o por internetaquí puedes ver los precios– y es necesario presentarse media hora del comienzo del espectáculo. Una vez comenzado no es posible acceder a la sala.

francia paris moulin rouge feerie masques pirate sandie bertrand

Foto: Moulin Rouge

La magia del Moulin Rouge sigue tan viva como en 1889. ¡Larga vida al cabaret más famoso de París!

No está permitido hacer fotografías durante la representación, todas las fotografías de los bailes de este artículo son propiedad de Moulin Rouge.

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Comentarios

  • 9 enero, 2017 a las 11:32

    Totalmente de acuerdo con vosotros en todo, tanto en lo bueno como en lo malo. Para gente a la que le guste el espectáculo, la danza y tal, es un show a ver una vez en la vida. Y también me sorprendió mucho lo ligeras que van de ropa, la verdad!

    Deberían modernizarse y dejar de utilizar animales ya! 🙂

    Un abrazote!

    Responder
    • 17 enero, 2017 a las 09:40

      Hola Carla,
      No se puede decir que el espectáculo no merezca la pena (aunque, como en nuestro caso, no bebamos el champagne :-p). Nos alegra pensar que no éramos los únicos que no sabían que el vestuario era tan reducido!! jajaja nos sentimos un poco Paco Martínez Soria :-p
      Lo de los animales sí que deberían superarlo… no «aportan» nada a los números y no hay necesidad de estresarlos.
      ¡Un abrazo!

      Responder