Con ganas de más… así me quedé en nuestra tercera cita. Sí, Praga, por fin he entendido que hay que disfrutar de ti con calma y que no hay que mirarte sólo a través del visor de una cámara, corriendo detrás de un guía que te mete prisa porque “no hay tiempo y los demás te están esperando”. No eres una fast city… o sí lo eres para muchos, pero yo prefiero tu versión slow.
Nuestra primera cita fue también mi último viaje en familia. Acababa el instituto y recorrí República Checa, Eslovaquia y Hungría en coche con mis padres. Apunté todo lo que había que ver pero contigo tampoco pasamos mucho tiempo y hacía un frío terrible, ¡en verano! Tengo buenos recuerdos pero borrosos. Como con una de esas personas atractivas de la que no recuerdas el color de sus ojos…
En nuestra segunda cita sí te disfruté con calma, buscando los colores del otoño y tu lado más alternativo y actual, porque no sólo de historia centenaria vive una.
Esta última vez hemos tenido dos “speed datings” de menos de cuatro horas en total, cometiendo el error de querer ver todo “lo imprescindible” corriendo y sin disfrutar de nada.
Después de contarte mi vida, aquí va mi consejo: esto es todo lo más importante que hay que ver pero, si no tienes tiempo suficiente –por lo menos tres o cuatro días– ¡elige, insensato!
Mapa de Praga y sus principales lugares de interés para el turismo
Aquí está el menú donde elegir. En lugar de platos hay puntitos, los del mapa en el que he indicado todo lo imprescindible que ver en Praga.
Los lugares de interés turísticos más importantes se ubican en los seis barrios con más historia de la ciudad, que en su origen eran pueblos independientes… ¡vamos a pasear por ellos!
Staré Město: lugares de interés en la Ciudad Vieja de Praga
La Staré Město, la ciudad vieja de Praga, es probablemente uno de los sitios con más densidad de turistas por metro cuadrado de Europa. Aún así, seguro que le sigues encontrando su encanto. Unos consejos: callejea intentando no transitar sólo por las calles y plazas principales y pasea por ellas por la mañana pronto, antes de que salgan los demás turistas.
Staroměstské náměstí: la plaza de la ciudad vieja de Praga
La Staroměstské náměstí, la plaza de la ciudad vieja, es el corazón de Praga desde el siglo XII. Fue escenario de mercados, de fiestas, de torneos, de ejecuciones y de las coronaciones de los reyes bohemios. Hoy sigue manteniendo esa centralidad, aunque los caballeros y damas medievales se hayan sustituido por turistas de todo el mundo.
Aquí se encuentran la iglesia de Týn con sus dos torres visibles desde casi cualquier punto de la ciudad; el grandioso monumento a Jan Hus, un grupo escultórico de principios del siglo XX; y, como no, el ayuntamiento con su torre del reloj.
Sentarme un rato y observar su vida… me habría gustado hacerlo, “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El reloj astronómico de Praga
¿Estás en Praga a cualquier hora entre las 9 h y las 21 h? Pues tienes que ir, a cualquiera de las hora en punto, a ver el reloj astronómico de Praga en movimiento. Se podría pasar un día sólo fijándose en cada uno de sus detalles: desde las figuras animadas de los apóstoles o de las alegorías de muerte, vanidad, avaricia y lujuria hasta el anillo zodiacal pasando por el filósofo, el ángel, el astrónomo o el cronista del calendario.
Volver a sentarme a disfrutar de cada uno de sus pequeños detalles como en nuestra primera cita… me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El barrio judío de Praga, Josefov
Dentro de la ciudad vieja se encuentra Josefov, el barrio judío, la zona del antiguo gueto de Praga. La mayoría de sus edificios fueron demolidos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, sólo se conservaron el cementerio, seis sinagogas de diferentes periodos y estilos arquitectónicos y el antiguo ayuntamiento. Eso sí, ahora aquí está la calle de las tiendas de lujo: la Pařížská. Sí que ha cambiado en el tiempo…
Cinco de las seis sinagogas –Maisel, Pinkas, Klausen, Española y la Vieja-Nueva, la más antigua y la única que sigue en activo y no ha sido transformada en un museo– son visitables, mientras que la sinagoga alta está cerrada al público. También es posible visitar el ayuntamiento judío y la sala de ceremonias judía y todo con una entrada común del museo judío de Praga.
Entrar en cada sitio y conocer algunas de las historias de los que poblaron este barrio cuando era el gueto judío de Praga y no había tiendas de Gucci y Prada o tiendas con imanes de judíos ortodoxos con su vestimenta… me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El antiguo cementerio judío de Praga, Starý židovský hřbitov
La visita más interesante de Josefov y puede que de Praga es la del antiguo cementerio judío, en el que hay más de 11.000 sepulturas. Por la falta de espacio, se han ido superponiendo hasta llegar a nada menos que doce capas de tumbas. Las lápidas de arenisca, piedra caliza y mármol parecen haber ido creciendo como plantas salvajes, llenando el terreno del cementerio e inclinándose una hacia la otra como para formar un bosque cerrado.
En las lápidas hay símbolos que indican la clase social, la profesión o el nombre de los difuntos y por todas partes se ven los trocitos de papel con mensajes de los praguenses para sus difuntos, cubiertos por pequeñas piedras. Esto es lo que nos contaron, porque sólo pudimos verlo desde fuera.
Acercarme y conocerlo más a fondo… me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El Clementinum
El Clementinum es uno de los conjuntos de edificios históricos más grandes de Europa, pasear en su patio y sentirse como un pitufo es todo uno. Echa un vistazo a la visita al Clementinum.
Entrar y descubrir su maravillosa librería barroca y su torre astronómica desde el interior me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El puente de Carlos, Karlův most
En realidad, el puente de Carlos, el más antiguo de Praga –se construyó entre los siglos XIV y XV–, une la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña, atravesando el río Moldava. Con sus 516 metros de largo y 10 anchos, 16 arcos, 30 estatuas, 3 torres, decenas de comerciantes vendiendo recuerdos y de músicos tocando melodías de todo tipos, y miles de turistas… es el gran clásico de cualquier visita a Praga. Es muy aconsejable visitarlo pronto por la mañana o tarde por la noche para intentar disfrutarlo (casi) en soledad y no morir aplastado por chinos, rusos, españoles, italianos y demás visitantes… Eso es lo que hice en nuestras segunda cita, ¡y me encantó! Te lo contamos todo, tras unas visitas más, en El Puente de Carlos de Praga: estatuas, leyendas, curiosidades…
Malá Strana: lugares de interés en la Ciudad Pequeña de Praga
Malá Strana, la Ciudad Pequeña, es otro de los barrios más antiguos de Praga, crecido en la ribera izquierda del Moldava alrededor del castillo a partir del siglo XIII y ocupado principalmente por palacios nobiliarios. Tras el incendio de 1541 fue reconstruido casi por completo con gran cantidad de palacios barrocos, tanto que ha tomado el apodo de “perla del barroco”. Uno de ellos es el enorme palacio Wallenstein.
La iglesia de San Nicolás de Praga
Pero la obra maestra del arte barroco de la Ciudad Pequeña, y de toda Praga, no es un palacio sino una iglesia: la de San Nicolás, que según nos comentaron parece un museo de arquitectura, esculturas y pintura barroca, con sus juegos de curvas, una superficie de frescos de 1.500 m2 y gran cantidad de estatuas. Podría ser el lugar “ideal” para sufrir el síndrome de Stendhal.
Entrar en la iglesia y asombrarme con estas maravillas… me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
Hradčany: lugares de interés en el barrio del castillo de Praga
La construcción del castillo marca el nacimiento de Praga: aquí es donde toma vida la ciudad en el siglo IX. A su alrededor nació, a partir del siglo XIV, Hradčany, el primer núcleo de la actual capital checa.
El castillo, la catedral de San Vito y el antiguo palacio real de Praga
El castillo de Praga, Pražský hrad, en la cima de una colina, domina la ciudad desde hace unos mil años. Durante 800 años fue sede de los reyes de Bohemia y ahora es propiedad de la presidencia de la república. Es una pequeña ciudad dentro de la ciudad, con sus cinco edificios de culto, sus palacios de gobierno y administrativos, sus museos, sus jardines, sus cafeterías y restaurantes y sus tiendas de souvenirs.
Sus atractivos más importantes son la pinacoteca del castillo –Obrazárna Pražského hradu–, el antiguo palacio real –Starý královský palác– y la catedral se San Vito –Katedrála sv. Víta–. Ah, y no puede faltar una visita al callejón de oro, con sus casitas de colores. En la página web del castillo de Praga, hay información sobre horarios y precios de los diferentes tipos de entradas.
Sólo pudimos pasear por él durante una media hora y verlo desde fuera. Entrar a conocer cada uno de estos edificios llenos de historia me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El palacio Sternberg y la Galería Nacional
El barroco palacio Sternberg, Šternberský palác, acoge la Galería Nacional, con obras maestras checa y europeas de los siglos XV-XVIII. Hay pinturas de Durero, Tintoretto, Goya, El Greco, Rembrandt, Van Dyck o Rubens, entre otros.
De nuevo, sólo pudimos verlo desde fuera… pero en este caso no sé si habría entrado aunque hubiera tenido más tiempo, ¡voy a ser sincera! Que obras como éstas se pueden admirar en muchas ciudades del mundo.
El Loreto y el palacio Czernín
El Santuario barroco El Loreto, Loreta en checo, con su copia de la Santa Casa de Loreto, es otro de esos edificios que “hay que ver en Praga”, así que pasamos delante de él pero sin poder entrar. Enfrente al santuario se encuentra el majestuoso palacio Czernón, Cernínský palác, con sus 150 metros de fachada. Es del siglo XVII y hoy es sede del ministerio de Exteriores.
Entrar en el Loreta y ver la copia de algo que se encuentra a 50 km de mi pueblo en Italia… me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
El monasterio de Strahov
El monasterio de Strahov, Strahovský klášter, de la orden de los Mostenses, fue fundado en el siglo XII, aunque el complejo actual es barroco. Hay dos iglesias y, según nos comentaron, porque no hubo tiempo de entrar, una maravillosa biblioteca con su sala de filosofía. Desde el complejo del monasterio hay una preciosa vista sobre casi toda la ciudad de la que sí que pudimos disfrutar.
Conocer la biblioteca que aparecía en la película Amadeus me habría gustado “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
Nové Město: qué ver en la Ciudad Nueva de Praga
La Ciudad Nueva, Nové Město, de Praga, tiene muy poco de nuevo, puesto que se fundó en el siglo XIV. Eso sí, es el más nuevo de los barrios que actualmente forman el núcleo histórico de la ciudad.
La plaza de Wenceslao, Václavské námestí
La enorme plaza de Wenceslao –mide 750 por 60 metros–, con el monumento ecuestre al patrono de la ciudad, Wenceslao, y el museo nacional de Praga, Národní Mezeum, es el corazón de la Praga moderna. Ha sido el lugar de muchos sucesos históricos importantes del siglo XX, como la declaración de independencia de Checoslovaquia al Imperio austro-húngaro o el suicidio de Jan Palach, el estudiante que se prendió fuego como forma de protesta política a la opresión de la Unión Soviética, dando inicio a la “primavera de Praga”.
La verdad es que pasé por aquí en nuestra segunda cita pero me fui porque la encontré un poco agobiante, debo admitir que aquí no habría pasado más tiempo.
El Teatro Nacional
El Teatro Nacional, Národní divadlo, de Praga, es uno de los edificios que más destacan en la orilla del Moldava, con su decoración dorada. Se puede disfrutar de su fachada, junto con la de los otros edificios que dan al río, con un paseo en barco el Moldava.
Qué ver en Vyšehrad, Praga
Vyšehrad, con su castillo, es uno de los pueblos que dio origen a Praga y uno de los más antiguos.
El castillo de Vyšehrad
Desde la puerta de Tabor se entra en el complejo del castillo de Vyšehrad, ubicado en lo alto de una colina. El primer castillo se construyó aquí en el siglo X, aunque se reconstruyó en diferentes ocasiones. Entre otros edificios, acoge la rotonda de San Martín, del siglo XII, una de las iglesias románicas más antiguas de Praga.
Según la leyenda sería justamente en este castillo donde, en el siglo VIII, la princesa Libuše habría elegido como esposo al campesino Premyslide (nombre de la dinastía que reinó en Bohemia entre los siglos IX y el XIV) y, pronunciando la frase profética “Veo una gran ciudad cuya fama tocará las estrellas” habría ordenado a un carpintero construir un umbral (“prah”) en el que nacería la ciudad de Praga.
Yo lo vi desde abajo en busca de casas cubistas, pero me hubiera gustado entrar y escuchar esta leyenda contada por un praguense “si sólo hubiera tenido más tiempo”.
Y tú, ¿quieres conocer superficialmente todo lo que hay que ver en Praga o prefieres disfrutar con calma de lo que más te atraiga?
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