El Puente de Carlos es una de las imágenes más reconocibles de Praga. Seguro que, como nosotros, lo has visto en algún anuncio. Aunque, también como nosotros, seguro que no recuerdas ninguna de las marcas. El Puente de Carlos de Praga se lleva todo el protagonismo… y no es para menos. ¿Un puente o un museo de escultura al aire libre? Con tantas leyendas que parece que no puede ser real. Pero lo es y te aseguramos que se puede andar por él.
Prepárate para pasar un buen rato en esos poco más de quinientos metros. No dejarás de hacer fotos a cada detalle de sus estatuas, al castillo en lo alto de la colina, a las torres que lo protegen y hasta a los adoquines que lo cubren. Es más, tampoco deberías perder la oportunidad de verlo al amanecer, al atardecer o a cualquier hora, porque es de los lugares que más cambian con la luz y según el momento del día que hemos visitado.
Eso sí, antes de pasear por el Puente de Carlos de Praga, tienes que llevar los deberes hechos. Saber algo de su historia, bastante de sus estatuas y cuantas más curiosidades y leyendas mejor, así podrás presumir delante de tus acompañantes.
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Como decíamos, el Puente de Carlos es uno de los puntos más famosos de la capital checa, pero no el único. Echa un vistazo a nuestro itinerario con qué ver en Praga en 3 días y, si el tiempo no es problema, a nuestro listado de 60 cosas que hacer y que ver en Praga.
El Puente de Carlos de Praga: un poco de historia
Hemos dicho que el Puente de Carlos de Praga es un icono de la ciudad, pero es algo más: es el puente más antiguo de la capital. Se comenzó a construir en 1357 y se terminó cuarenta y cinco años después, en 1402. Las obras de este tamaño llevaban su tiempo en la Edad Media. En estilo gótico con 16 arcos, 516 metros de longitud y casi 10 de ancho y protegido por tres torres en sus extremos.
La otra pregunta evidente: ¿por qué de Carlos? Pues por un Carlos. Y no uno cualquiera, atención a la lista de títulos: rey de los germanos, rey de Bohemia, conde de Luxemburgo y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, además de contar con dos santos entre sus antepasados. Es más conocido por el título de más alto rango: Carlos IV del Sacro Imperio Romano Germánico –aunque también era Carlos I de Bohemia–.
¿Sabías que…?
Nacido en Praga con el nombre de Wenceslao, por Wenceslao I –San Wenceslao, patrón de Chequia–, tomó el nombre de Carlos en su coronación, por Carlomagno.
No creas que Carlos IV era tan egocéntrico como para mandar levantar un puente con su propio nombre. En su origen se llamó Puente de Piedra –obvio, ¿no?– o Puente de Praga –porque era el único de la ciudad sobre el río y lo fue durante siglos–. Su nombre actual, Puente de Carlos, lo recibió en 1870, casi 500 años después de la muerte del emperador. Muerte que se produjo en 1378, cuando todavía faltaban unas décadas para que el puente estuviera acabado.
Desde principios del siglo XV, el Puente de Carlos ha sido escenario de batallas, ha sufrido los estragos de cinco grandes inundaciones y ha visto pasar carruajes, tranvías y hasta autobuses. Restaurado y reparado en muchas ocasiones, hoy es exclusivamente peatonal.
Las estatuas del Puente de Carlos
Las estatuas del Puente de Carlos no estaban ahí desde el primer día. Son barrocas y aparecieron en algún momento a finales del siglo XVII –desde 1683 según el mapa turístico de Praga–. Y, obviamente, tampoco llegaron las 30 de una vez.
Con todo lo que hemos dicho que ha vivido el puente, parece evidente que sus estatuas también habrán sufrido lo suyo. Tanto, que una docena de ellas son réplicas del siglo XX. Las batallas, las inundaciones, la intemperie y, lamentablemente, los turistas, que no hacen más que tocarlas y hasta incluso subirse –tú no seas así–, son los culpables de su erosión. Algunas de las originales están expuestas en las casamatas de Vyšehrad y en el Lapidárium en Holešovice.
Tienes que verlas todas, así que te recomendamos que cruces dos veces el puente mirando las estatuas de un lado cada vez para no complicarte la vida. También te sugerimos que vayas a primera hora para encontrarte con un Puente de Carlos casi vacío –nosotros solo vimos a unos cuantos corredores–.
Busca el grupo de San Juan de Mata y Félix de Valois y el beato Iván de Ferdinand Brokoff –autor también de las estatuas de San Francisco de Borja y San Francisco Javier– y asómate a la pequeña celda que tiene debajo. Es el segundo por la derecha desde la orilla del castillo.
Santos y santas relacionados con Chequia, además de San Juan Nepomuceno, tampoco faltan. Ahí están San Wenceslao, el primero a la derecha siempre desde el castillo; San Vito –el de la catedral, también mandada construir por Carlos IV–, el segundo a la izquierda, o Santa Ludmila –la abuela de San Wenceslao–, octava por la derecha. Fíjate en esta última, tiene una especie de pañuelo al cuello en recuerdo del velo con el que fue martirizada: ahogada con él.
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Si es tu primera visita a la capital checa, puede ser buena idea contratar un tour de Praga al completo, para recorrer el Puente de Carlos y todos los puntos imprescindibles de la ciudad sin tener que seguir el mapa y mientras te cuentan su historia.
San Juan Nepomuceno
La estatua de San Juan Nepomuceno es una de las más famosas del Puente de Carlos por dos motivos. El primero es que es uno de los patronos del país y es muy venerado. El segundo es que su cuerpo fue arrojado al río Moldava, después de ser martirizado, desde el propio Puente de Carlos –el detalle de que el puente no se acabó hasta nueve años después de la muerte del santo queda en el aire–. La historia de por qué Wenceslao IV, el hijo de Carlos IV, mandó arrojar su cuerpo al río también está llena de leyenda.
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El sitio “exacto” –siempre teniendo en cuenta todo lo exacto que puede ser después de más de 600 años– desde donde fue lanzado al río el cuerpo del santo está marcado por una placa de bronce entre las estatuas de San Juan Bautista y el grupo con los Santos Norberto, Wenceslao y Segismundo.
Por si fuera poco, es la estatua más antigua del puente: erigida por los jesuitas en 1683.
Si te estás preguntando “¿qué estatua es San Juan Nepomuceno?”, la respuesta es sencilla. Lo reconocerás por las cinco estrellas en su corona –es el único santo, varón, con ellas– y el crucifijo en sus manos.
La Crucifixión
Decíamos que, según el mapa turístico, las estatuas llegaron al Puente de Carlos a partir de 1683 con la de San Juan Nepomuceno, pero hay una anterior. La Crucifixión es de 1629 y se colocó en el puente en 1657. Algunos lo consideran monumento y no estatua, así todos contentos.
La columna de Bruncvík
No está propiamente en el puente, sino en el agua del Moldava. Hablamos de la estatua del Caballero Bruncvík –entre la quinta y la sexta estatua a la derecha desde la orilla del castillo–. Aparece con un escudo en una mano y una espada en la otra, con un león a sus pies. El león de la estatua hace referencia a una leyenda checa. Se cuenta que Bruncvík rescató a un león de un dragón, y el león lo acompañó en sus viajes –como el lobo a San Francisco de Asís–. Este es, según la tradición, el motivo por el que el emblema de los reyes checos tiene un león. Pero no es la única leyenda de Bruncvík y el puente…
Curiosidades y leyendas
Con tantos siglos de antigüedad, la historia del Puente de Carlos se mezcla con un buen número de leyendas. Cuánto hay de cierto y cuánto es solo para “fabricar” curiosidades del Puente de Carlos no somos quién para decirlo. Lo que hacemos es contarte algunas…
- Se dice que los astrólogos de Carlos IV decidieron que el puente debía ser fundado –colocar la primera piedra– en un momento concreto: las 5:31 del 9 de julio de 1357. ¿Por qué? Porque sigue una secuencia ascendente y descendente de números impares: 1357-9-7-5-31.
- También se dice que la argamasa de piedra con la que se construyó contaba con huevos, vino y leche entre sus “ingredientes” para hacerla más duradera en el tiempo.
- Google celebró el 660º aniversario del Puente de Carlos con un doodle, visible solo en Chequia, el 9 de julio de 2017.
- ¿Recuerdas a Bruncvík? Pues una leyenda cuenta que su espada está incrustada en uno de los pilares del puente y que aparecerá de nuevo cuando el país viva sus peores momentos. Algo así como Excálibur. Aunque, después de saber por todo lo que han pasado los checos, parece que no está muy por la labor de aparecer para ayudar.
- Confesamos que no encontramos a Bradáč, el Barbudo, pero se supone que está en el parapeto río abajo, en el extremo más próximo a la Ciudad Vieja, en el muro de contención. Es una cara medieval que marca el nivel en el que la crecida del Moldava tenía que ser tenida en cuenta y Praga prepararse para una inundación y sus ciudadanos refugiarse en las colinas. Suponemos que, desde el río, será más fácil localizarlo. Si te animas, puedes contratar un crucero por el Moldava con guía.
- ¿Estaban aislados la ciudad vieja y el castillo antes de levantarse el Puente de Carlos de Praga? No, estaban unidos por el Puente de Judith de estilo románico. Este puente fue destruido por una inundación en 1342, solo se salvó la torre que lo protegía en el lado del castillo.
Las torres del puente
Como decíamos, el Puente de Carlos está protegido por tres torres a sus lados. En realidad, solo dos son del puente –hay una del puente anterior– y son más o menos gemelas. La primera fue la de la Ciudad Vieja y, unas décadas después, se levantó la otra a su imagen.
Además de pasar un buen rato admirando la decoración en piedra de la Torre del Puente de la Ciudad Vieja, tienes que entrar. En nuestra opinión, desde ella, se tiene la mejor vista del Puente de Carlos –es uno de nuestros miradores de Praga imprescindibles–. En su interior, también hay una exposición sobre la construcción del propio puente y objetos encontrados en el río.
Cómo pedir tu deseo en el Puente de Carlos
El Puente de Carlos es una parada ineludible en tu viaje a Praga y también trae suerte. Bueno, siempre según una leyenda, que no queremos reclamaciones si tu deseo no se cumple o si no te toca la lotería. ¿Cómo conseguir tu deseo? Pues tocando el relieve de bronce a los pies de la estatua de San Juan Nepomuceno –hay dos relieves, los dos con marcas de ser muy tocados… imaginamos que vale cualquiera–. Creas o no en estas cosas, tampoco te va a suponer mucho esfuerzo, más allá de esperar la cola, porque a ver la estatua vas a ir seguro.
Ya lo sabes todo para recorrer el puente más famoso de Praga y de toda Chequia. El museo al aire libre con más de seis siglos de historia que es el Puente de Carlos.
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