El bosque de San Francisco en Asís

Asís, Assisi en italiano, es uno de los pueblos más famosos y conocidos de Italia. Uno de esos lugares que suena que hay que visitar… pero ¿cuántos podrían reconocer Asís en fotos o incluso colocarlo en un mapa? Puede que pienses que tú sí, en la Toscana ¡MEEEEC! Asís está en Umbría, ¿has oído alguna vez hablar de esta región? La fama se la lleva por san Francisco de Asís, así que, una iglesia tiene que haber –lo que no es mucho decir porque tanto en Italia como en España hay una iglesia en cada pueblo–, pero ésta no es una iglesia cualquiera, es la basílica de San Francisco, patrimonio de la humanidad desde el año 2000. Lo que tal vez no sepas es que, justo al lado de la basílica hay un bosque, el bosque de San Francisco, en el que también merece la pena perderse.

La ciudad de Asís

Calles estrechas rodeadas de pequeños y macizos edificios con paredes de piedra. Ésa podría ser la definición de casi cualquier pueblo de la Toscana y, aunque esté en Umbría, de Asís. El color oscuro de las paredes contrasta con las flores rojas que se asoman a casi todas las ventanas y balcones. Sí, parece de cuento, pero si has estado tendrás un montón de fotos y, si no, ve preparado con tarjetas de memoria porque todo te llamará la atención.

Asís, con su componente religiosa, es un gran reclamo para los turistas, pero no te asustes, sigue habiendo sitio en las calles, sigue siendo posible entrar a comer algo en sus restaurantes y hasta visitar la basílica.

La basílica de San Francisco de Asís

¿Sabías que san Francisco de Asís fue el “inventor” del belén tal y como lo conocemos? Fue el primero que pensó en colocar las figuras de la Virgen y san José a los lados de la cuna, con el buey y la mula detrás –que a punto estuvieron de desaparecer de la ecuación hace unos años con la publicación del libro “La infancia de Jesús” de Benedicto XVI–en la Nochebuena de 1223.

La situación de la basílica responde al deseo del propio san Francisco de Asís de ser enterrado en ese lugar –donde habitualmente se enterraban a los condenados por la justicia–. La fama que tenía ya en vida, hizo que llegaran donaciones de todo el mundo para su construcción. Dos años después de su muerte, justo tras su santificación, se colocó la primera piedra de la que sería la sede de la orden de los franciscanos. Se trata de dos basílicas en una: la inferior y la superior, la oscura y la luminosa.

El bosque de San Francisco

Puede que hayas visitado alguna vez la ciudad de Asís y que nunca hayas oído hablar del bosque de San Francisco, al que se accede por una puerta en el muro que queda a la derecha de la fachada de la basílica superior. Esto se debe a que durante años estuvo totalmente abandonado. Y ¿por qué lo descubrimos nosotros? Fácil, hay una fundación en Italia, el FAI: Fondo Ambiente Italiano, que se encarga de recuperar bienes culturales y ambientales que el estado no es capaz de mantener –tener un patrimonio tan grande como el de Italia tiene estas cosas– que, después de unos años de trabajo, abría al público ese paseo por el bosque. Vale, puede que te hayas quedado con la misma duda, ¿y cómo nos enteramos nosotros? Porque los padres de Sara son socios.

La relación de San Francisco con la Naturaleza es algo bien conocido, de hecho es el patrón de la ecología. Él amaba tanto a los animales como a las estrellas y astros celestiales, todos somos hermanos nacidos del mismo Dios. Y era en este bosque en el que paseaba amando la Naturaleza.

Siendo el bosque de san Francisco, es evidente que se le tenía que buscar algún significado relacionado con él –algo con la religión también, pero menos–. En este caso, el “sentido” del bosque es conocer la evolución de la relación entre el hombre y la Naturaleza. Si no eres religioso, místico, creyente, receptivo… lo que sea, también puedes disfrutar de un paseo por sus caminos. El recorrido por el bosco di San Francesco está dividido en tres tramos que van mostrando esa forma de relacionarse del hombre con la naturaleza.

La enseñanza de San Francisco

El primero de los tramos comienza en el patio de la basílica y llega hasta el Ponte dei Galli, del siglo XIV. Muestra la forma en que San Francisco entendía esa relación: el ser humano era parte integrante de la Naturaleza y no su dominador. Es un bosque contemplativo, sólo cultivado para el consumo propio de los monjes. Por este motivo este tramo está lleno de árboles monumentales y arbustos.

El enfoque benedictino

El segundo tramo, entre el Ponte dei Galli y los restos del monasterio benedictino de la santa Cruz, del siglo XIII y XIV, se aleja del sentido de san Francisco y el hombre comienza a dominar a la Naturaleza. Aparecen los olivos, los árboles frutales y los huertos que servían para convertir el monasterio en una ciudadela autónoma. Los benedictinos era de la opinión de que la Naturaleza debía ser adaptada al trabajo del hombre para satisfacer sus necesidades. Es en el antiguo edificio del monasterio de la Santa Cruz donde se encuentra hoy el centro de visitantes.

El nacimiento de un “nuevo mundo”

El tercer y último tramo va desde el monasterio de la santa Cruz, siguiendo el torrente Tescio, hasta el pie de la Rocca Maggiore y el monumento Terzo Paradiso de Michelangelo Pistoletto. Paseando entre los ciento veintiún olivos dispuestos alrededor de tres círculos que conforman este monumento, se busca que reflexionemos sobre el abuso de la Naturaleza por parte del hombre durante los dos últimos siglos.

Puedes encontrar un significado al bosque de San Francisco o simplemente puedes pasear por él –tampoco dice nadie que sólo se pueda hacer el camino de Santiago por motivos religiosos–, pero está claro que nuestra forma de actuar frente a la Naturaleza ha cambiado a lo largo de los siglos y que, como casi todo con lo que se relaciona el ser humano que ya estaba antes que él, ha sido para peor…

Más información en la página oficial del bosque de San Francisco.