¿Qué hay más chino que unos fideos y unos osos panda gigantes? Pocas cosas… porque uno ve una pagoda y, aunque su origen sea chino, también piensa en Japón. De fideos no os vamos a hablar –la parte italiana de SaltaConmigo lo vetaría– pero sí de osos panda. Esos simpáticos –¿por qué siempre se dice que los osos son simpáticos cuando son unos depredadores violentísimos?– animales que, a diferencia de sus primos grizzlies o polares, se dedican pacíficamente a comer bambú.
Un oso panda gigante parece una broma de un diseñador. Como las cebras con sus rayas, los pandas son unos osos negros a los que han tirado unos puñados de harina por algunos sitios, o unos osos blancos que se han metido en una chimenea llena de hollín. Además, su aspecto bonachón –aunque ojo las garras– y la imagen típica del oso sentado comiendo bambú con tranquilidad los han convertido en el animalito abrazable por excelencia, son como un koala a lo grande. Por cierto, esa imagen es una de sus principales características: son los únicos osos capaces de comer sentados.
Osos pandas gigantes y su ¿evolución?
Si Darwing hubiera estudiado a los osos panda en lugar de ir a Galápagos, toda su teoría de la evolución habría caído por tierra. Los pandas son la demostración de que la falta de adaptación al medio no es siempre sinónimo de extinción. Los osos panda llevan unos ocho millones de años en el planeta y sólo comen un alimento: bambú. Pero no cualquier rama de bambú, sólo un tipo específico. Y, a pesar de esa especialización alimentaria, su sistema digestivo sólo asimila un 20% de todo lo que come… ¿Qué hacer ante eso? Pasarse 16 horas al día comiendo y las ocho restantes durmiendo.
En nuestra visita a China teníamos que disfrutar de estos animales así que, desde Pekín, cogimos un avión hasta Chengdú, donde históricamente han vivido los osos pandas y donde se creó un centro para su protección y estudio.
Centro de investigación y reproducción del oso panda de Chengdú
Con unos 1.000 – 1.500 osos panda gigantes en libertad –aunque la cifra depende mucho de las fuentes y de la fecha del dato–, la necesidad de proteger a este animal y de evitar su extinción se ha convertido en asunto de estado en China, país del que son originarios. Así que, más allá de los zoológicos, existe el centro de investigación y reproducción del oso panda en Chengdú desde 1987.
Por ley, todo oso panda gigante, incluyendo sus células reproductivas, es propiedad de China, así que, viva donde viva, un oso panda es ciudadano chino de pleno derecho. El país primero prohibió la exportación de estos animales y a finales del siglo XX dejó de regalarlos como gesto de buena voluntad a los zoológicos de países extranjeros. Los que se encuentran ahora fuera de sus fronteras lo hacen por acuerdos de préstamo.
El centro es un lugar en el que, además de disfrutar de una semi-libertad mayor que la de un zoo –no somos muy pro-zoos pero tenemos que decir que aquí hay sitio para cada animal y se les cuida con cariño pero sin convertirlos en mascotas–, se ayuda e investiga su reproducción. Durante 2013 fueron catorce las crías de panda que nacieron en este parque y no es nada fácil la reproducción en cautividad del animal… que se lo pregunten a los zoos de medio mundo que no lo consiguen.
Abraza a un oso panda
Además de disfrutar contemplándolos, es posible apadrinar a un oso panda. Y, por una “módica” cantidad de dinero que se destina, como todo el dinero recaudado, a la investigación, incluso puedes llegar a abrazarlo. Eso sí, como en el caso de los koalas hay que tener cuidado con que no se estrese y lo acabe pasando mal él y tú, ¿recordáis lo que dije antes de las garras?
Los primos pobres: el panda rojo
Mucho menos conocido y en el mismo peligro de extinción está el panda rojo. ¿Panda? Pues no está claro, porque su similitud con el panda es compartida por su parecido al mapache… Al final, como no se ponían de acuerdo han creado su propia familia para clasificarlo: Ailuridae.
De cualquier manera y como también son originarios de esta zona de China –además de Nepal, Bután o Birmania– también se encuentran en el centro de investigación junto con los osos pandas gigantes.
Visitar el centro de investigación de la reproducción del panda gigante de Chengdú
El centro se encuentra a unos 10 kilómetros del centro de Chengdú. Es bastante fácil llegar hasta él aunque lleva algo de tiempo. En autobús se llega en una hora aproximadamente –hay que tener en cuenta que Chengdú es una ciudad de 14 millones de habitantes y el tráfico tienen sus tiempos–. Si vuestra idea es llegar en taxi tampoco hay problema, pero recordad que hay que llevar el nombre del parque y del hotel escritos en chino, consejo válido para cualquier viaje a China.
Una vez dentro de parque existe un servicio de autobuses que lo recorren para acercarte a los distintos recintos en los que se encuentran los pandas según su edad o su sexo, porque los osos pandas son animales solitarios por naturaleza. La entrada cuesta unos ocho euros, mismo precio para chinos y extranjeros, y el centro abre todos los días de 7.30 a 18.00.
Si te han entrado ganas de ver a estos animalitos en persona, no dejes de leer nuestros consejos para viajar a China.
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