El Quindío, el departamento con capital en Armenia, fue nuestro punto de entrada al Eje Cafetero Colombiano, donde teníamos dos objetivos claros: visitar el Valle de Cocora y dormir en una hacienda cafetera. Fue nuestro primer acercamiento a una región que teníamos muchas ganas de visitar pero en la que no sabíamos exactamente qué nos esperaba. Y lo que nos esperaba eran unas experiencias únicas que se convertirían en unas de las mejores de nuestro viaje a Colombia. La primera la vivimos incluso antes de llegar. Saliendo de Bogotá, el último tramo de carretera, desde Ibagué hasta casi llegar a Calarcá, se transformó en un espectáculo y nuestros asientos del autobús eran el palco. Una carretera serpenteante entre los Andes con fuertísimas bajadas que lo parecían aún más por la conducción «deportiva» de nuestro «piloto» de buseta.
Al final de esta carretera nos esperaban la Hacienda Combia y, más adelante, Salento, con el cercano Valle de Cocora, ¿os venís con nosotros hasta allí?
La Hacienda Combia y la Experiencia Combia Inspiración
A pocos kilómetros del centro de Calarcá, cerca de Armenia, se encuentra la Hacienda Combia, una hacienda cafetera con más de 125 años de historia. Fundada en 1887 por un pionero de la colonización del Quindío, don Manuel Sabogal, sigue siendo una empresa cafetera familiar propiedad de sus descendientes. Hoy es posible dormir en este lugar lleno de historia y rodeado de cafetales. La arquitectura original de la Hacienda es fascinante pero probablemente sea el paisaje que la rodea lo que la hace única: cafetales hasta que se pierde la vista… Una muestra única del paisaje cultural cafetero, creado por la simbiosis entre la naturaleza y la mano del hombre: las montañas, los guaduales –bambúes–, los cafetales y los plátanos capturan los ojos mientras el canto de los pájaros captura los oídos. Y, por lo visto, desde la piscina infinita de la Hacienda se puede admirar una puesta de sol espectacular. Digo «por lo visto» porque nuestro autobús «panorámico» tardó mucho más de lo previsto en llegar a Calarcá y nos la perdimos.
Pero al día siguiente no nos perdimos la que probablemente sea la mejor experiencia relacionada con el mundo del café en el Eje Cafetero colombiano: la Vivencia Combia Inspiración. Creada en 2012, nos pareció un concepto muy innovador. No se trata sólo de un recorrido por los cafetales, explicación del proceso del café y cata. Sí que se recolectan las «cerezas», se despulpa el café, se ve como se seca y se cata, aprendiendo sobre el proceso de producción, pero hay muchísimo más. El objetivo es entender que hay detrás de una taza de café y como la naturaleza influye en el resultado final. Por ello se pasa por diferentes «estaciones»: la de suelo y origen –elemento tierra–, la de agua y vida –elemento agua–, la de flora y fauna y la de sol y sombra.
La primera nos pareció particularmente curiosa: se ha construido un pasillo que penetra en las profundidades del suelo de los cafetales para sentir lo que sienten las raíces del café (frío, humedad…) y entender su importancia. Es un suelo lleno de microorganismos y muy fértil, nutrido por las cenizas de antiguos volcanes extintos. En la estación de sol y sombra se entra en un enorme «nido» hecho con guadua para sentirse como las aves, que también tienen gran importancia en el paisaje cultural cafetero. La guadua era el material con el que antiguamente se fabricaban los canastos cafeteros, donde los recolectores recogían sus cerezas. Al principio del recorrido Jonh Fredi, un artesano cuya familia se dedica a la cestería desde hace generaciones, nos enseñó su arte. Y después Paola Andrea, que nos acompañó por el resto del recorrido, nos desafió a reconocer algunas de las 36 notas aromáticas que puede tener el café (nos tocaron caramelo, ahumado, chocolate amargo y avellana tostada) y nos enseñó como catarlo.
Una experiencia inolvidable que le recomendamos a todo el mundo. Ah, y para los amantes de la arquitectura y del diseño también es muy recomendable: la estación de Sabor a Café, con su bar a cielo abierto y sus sofás «apoyados» en los cafetales, son únicos y complementan el paisaje que ya de por sí es espectacular. Al fin y al cabo, Combia significa el punto más alto de una loma en idioma Quimbaya.
Ubicación y como llegar: la Hacienda Combia se encuentra en el kilómetro 4 vía al Valle Vereda la Bella, muy cerca de Calarcá y a unos 10 km de Armenia. Desde Calarcá se puede llegar en autobús o, más cómodamente, en taxi por unos 8.000$ (3€/4,25US$)
Salento: el punto de entrada y donde dormir en el Valle del Cocora
El pueblo de Salento nos sorprendió. Fuimos hasta allí sólo como base para visitar el cercano Valle de Cocora, pero el pueblo en sí nos encantó. Se le conoce como el «padre del Quindío» por ser el municipio más antiguo del departamento, y los coloridos balcones, ventanas y portales dan un atractivo a sus calles. Además, es muy tranquilo y caminar de noche por él es muy relajante. Nos encantó la atmósfera que se respiraba por sus calles.
En Salento nos gustó todo, y el hotel que escogimos, el Hotel Salento Real, no fue para menos. Ubicación perfecta en el centro histórico, habitaciones muy cómodas, un desayuno riquísimo y un personal encantador, ¿qué más pedir? Como curiosidad, a la entrada os darán la bienvenida unas ballenas. No os asustéis, son unas esculturas de madera. Nos suscitó tanta curiosidad que le preguntamos a la dueña el porqué de una ballena en el Eje Cafetero y nos explicó que su familia era de la costa y la escultura era de un artista de su pueblo natal.
Casas de colores, palmas de ceras y hasta una ballena, ¡bienvenidos a Salento!
El Valle de Cocora
A pocos kilómetros de Salento se encuentra una de las mayores atracciones del Eje Cafetero: el Valle de Cocora. Unos paisajes de cuento: colinas verdes y palmeras, las famosas palmas de cera –árbol nacional de Colombia– que parecen haber caído del cielo… lo último que te esperarías en un entorno tan verde es encontrarte unas palmeras pero, ¡ahí están! Un paisaje único que parece traído directamente de Suiza, incluso con vacas, si no fuera por las palmas, claro.
Se pueden alquilar unos caballos –por unos 20.000$ (7,70€/10,50US$)–, pero se puede recorrer andando. Con calma, se tardan unas cuatro o cinco horas en recorrer el circuito entero . Lo mejor es subir antes hasta el mirador de La Montaña (no entrar por el camino principal sino subir más arriba y empezar detrás del restaurante), así el resto del camino, pasando por selva y cruzando el río por pequeños puentes, será de bajada.
El Valle de Cocora: descripción, ubicación y cómo llegar
Cerca del Quindío: el norte del Valle del Cauca y el Bosque de Samán
Muy cerca del límite territorial del Quindío, pero en el norte del departamento del Valle del Cauca, se encuentra otro del sitios por los que pasamos en nuestro viaje por el Eje Cafetero colombiano: El Bosque del Samán. Si lo que quieres –a parte de descansar en un entorno de tranquilidad único y dormir entre cafetales, en una muestra perfecta del paisaje cultural cafetero– es disfrutar de una cantidad abrumadora de actividades, El Bosque del Samán es lo tuyo. Lo primero que hacen al recibirte es darte el horario de todas las actividades que puedes disfrutar, para que no pierdas ni una. Puedes desde descansar en la piscina, el jacuzzi, la sauna o el baño turco, hasta deslizarte por una tirolina –ahí la llaman canopy– encima de los cafetales, pasando por dar un paseo por el sendero ecológico entre las plantaciones de la finca o aprender en el proceso interactivo y artesanal del café. ¡Aburrirse es imposible: Incluso puedes ordeñar las vacas!
La verdad que es curioso como a la gente de ciudad nos hacen gracia cosas como ordeñar una vaca, y puede parecer demasiado turístico, pero lo cierto es que fue divertido, ¡y no es tan fácil como parece! Las tirolinas fueron muy divertidas y deslizarse encima de los cafetales fue curioso, y nos recordó nuestra experiencia de Itacaré, aunque allí lo que teníamos debajo era el mar.
El proceso interactivo y artesanal del café fue muy interesante, aprendimos cosas diferentes respecto a las que habíamos aprendido en La Hacienda El Roble, en Santander, y en la Hacienda Combia con su experiencia Combia Inspiración. Vimos como se trabajaba el café de la forma tradicional, usando sólo pequeñas máquinas manuales para las diferentes fases de elaboración del mismo. Y, vale, fue un poco más folklórico y… ¡hasta nos vestimos de recolectores! Bueno, como se vestían ellos tradicionalmente…
Ubicación y como llegar: El Bosque del Samán se encuentra en las inmediaciones de Alcalá, en el departamento del Valle del Cauca. Alcalá se encuentra a mitad de camino entre Pereira y Armenia y es muy fácil llegar en autobús desde cualquiera de las dos ciudades (4.100$/1,6€/2,2US$ a Pereira directo y 4.300$/1,7€/2,3US$ a Armenia, cambiando en Quimbaya). Desde la terminal de Alcalá, hay Willys –los 4×4 típicos del eje cafetero– que dejan justo enfrente del hotel (2.300$/0,9€/1,2US$).
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