Martes, 30/08/2011 (1)
En Noruega no conocen el concepto de persiana. Eso hace que, en cuanto sale el Sol, la luz pase por las finas cortinas con facilidad, lo ilumine todo y, lo más grave, te despierte. Aprovechamos para reordenar las mochilas, es una tarea fácil porque, a pesar de ser 30 de agosto, llevamos toda la ropa de abrigo encima.
En ferry por el Sognefjord, el fiordo de Sogne
Como en casi todas partes, se puede pagar con tarjeta. Aunque ya cada vez nos sorprende menos, no hace falta ni presentar un documento, ni firmar, ni poner el PIN de la tarjeta. La cogen, la meten en la máquina para que lea el chip y a correr. Tenemos que hacernos con una tarjeta de crédito como sea. Este país es muy caro y nos lo puede financiar otro. Los Symbios se quedan en la entrada, hay una zona para que la gente deje sus equipajes, mejor porque ir moviéndose con ellos por aquí sería complicado haciendo fotos.
En la cubierta más alta ya quedan pocos sitios libres para colocar una silla, hay sillas de plástico apiladas para que la gente las coloque donde quiera. Lo más extraño es que no se puede uno sentar en proa, sólo en popa y en las bordas. Las bordas lo que tienen es que ves un lado del fiordo o ves el otro. Nos vamos hacia atrás para tener una panorámica completa y ya nos iremos moviendo como en el Flåmsbana ayer.
La primera parada es Aurland. El barco para y se sube gente. Por la megafonía, en muchos idiomas, nos dicen el nombre del pueblo y que es famoso por su iglesia de piedra. Desde el barco no se ve casi nada, pero si ellos dicen que hay una iglesia de piedra, la habrá. Como prácticamente todas las construcciones en esta zona son de madera, una de piedra llama la atención.
Sí se puede ir a la proa, pero abajo, por donde hemos entrado. En este barco también se levanta la proa para que la gente entre y salga, es más fácil atracar de frente. Aquí abajo nos quedamos. Sólo estamos nosotros y otra pareja de italianos. En el barco somos mayoría los italianos y los españoles, pero también hay gente de las repúblicas bálticas, rusos y japoneses.
Los paisajes son impresionantes. Cascadas de cientos de metros de altura. Cortadas de piedra cubiertas de vegetación de montañas de más de mil metros. Construcciones en sitios imposibles tanto en la orilla del fiordo como en mitad de la ladera. Una de las más espectaculares es la granja Stigen, en noruego significa “escalera”. Se llama así porque era necesaria una escalera de mano para llegar a ella.
Nærøyfjord
Hemos dejado el brazo del Aurlandsfjord para entrar en el Nærøyfjord camino de Gudvangen, todo en el Sognefjord. Entre los dos son poco más de 35 kilómetros, pero son 35 kilómetros impresionantes en los que no paramos de hacer fotos. Nos recuerdan un poco al Siq de Petra salvando las distancias. El punto más estrecho tiene 250 metros y las paredes verticales que lo cierran parecen querer caer sobre nosotros en algunos momentos.
Después de casi dos horas de paisajes increíbles llegamos a puerto. Ahora tenemos algo más de quince minutos para encontrar la parada del autobús a Sogndal, bueno, en la oficina de información turística nos dijeron ayer que había que hacer cuatro cambios desde Gudvangen hasta Ornes. Los tres últimos eran después de Sogndal. Un conductor de autobús nos dice que tenemos que andar unos cien metros hasta llegar a la E16.
Ver Sognefjord desde Flåm Gudvangen en un mapa más grande
De Gudvangen a Sogndal, pasando por Flåm
El viaje en autobús nos sorprende con un túnel nada más montar que acaba en Flåm en poco más de quince minutos frente a las dos horas de ferry. Por eso este barco en concreto era turístico casi un crucero, para moverse van por carretera. El camino sigue plagado de túneles –el último antes del cambio de ¡25 km!– y después el autobús se monta, con nosotros, en otro ferry. Entre unas cosas y otras llegamos a Sogndal dos horas después.